Categorías
Lluvia de besos

Capítulo 5

Log in or Register to save this content for later.

Ha pasado una semana desde que empecé a trabajar y ya conozco a todos en la oficina. Tania y yo nos hemos vuelto muy unidas teniendo en cuenta que pasamos la mayor parte del día juntas, no nos queda de otra que llevar la fiesta en paz y tampoco es que me caiga mal, parece ser una chica muy tierna, aunque no le gusta hablar mucho sobre su vida, cosa que entiendo porque soy igual, lo mejor de todo es que en términos de trabajo se desenvuelve de maravilla en este mundo de la publicidad.
El día de hoy la prensa sensacionalista es decir la prensa amarilla, solo habla del mismo tema, relacionado con nuestra revista, somos el tema del momento y para nuestra desgracia no por buenos motivos, al parecer el personal de publicidad que fue despedido por hacer mal su trabajo se fue con chismes y calumnias a algún periodista que volvió la noticia titular en los principales periódicos del país, por lo que Tania y yo tuvimos que redactar un comunicado para aclarar todo a la prensa y así evitar que se creen nuevos rumores, no podíamos permanecer en silencio y tuvimos que de manera elegante dar la cara. Todo esto ha provocado que el día haya sido ajetreado y no hemos tenido ni un minuto libre.
Son las dos de la tarde y aún no hemos tenido tiempo de almorzar, es por ello que decidimos que era momento de detenernos y tomar un descanso para que la sinfonía musical de nuestros estómagos se tomara un descanso porque de no hacerlo sin duda termino desmayada.
Ambas nos dirigimos al segundo piso del edificio donde hay una cafetería donde almuerza la mayoría del personal del edificio.
El lugar es muy acogedor y moderno a esta hora no suele haber muchas personas en comparación con las mañanas y el verdadero horario de almuerzo. Nos sentamos en una pequeña mesa y un mesero nos atiende enseguida para tomar nuestro pedido. Tania pidió una ensalada César y un jugo de naranja, yo ordené una hamburguesa con papas y un juego, una de mis comidas favoritas.
Hablamos de cosas de poca importancia y de cómo disfrutamos el fin semana. El mío no tuvo nada de especial excepto que al final he decidido que voy a comprar un auto, ya va siendo hora de tomar cambios grandes en mi vida, no estoy dispuesta a pagar un taxi todos los días y odio el transporte público, ayer estuve mirando algunos carros en internet y muchos entran en mi presupuesto. Clark todos los días no puede traerme y tampoco puedo derrochar el dinero, pero quiero al menos algo bonito y que sobre todo que tenga calidad para que no se rompa constantemente.
Al poco rato nos traen la comida y se hace un silencio nada incómodo en la mesa, ambas estamos muy concentradas en llenar nuestros estómagos. El teléfono de Tania suena y me hace saber que tiene que responder, se levanta y se aleja para contestar, yo continúo comiendo lo que queda de mi hamburguesa con papas, es un alivio sentir que finalmente algo cae en mi estómago hambriento.
—Hasta que al fin coincidimos, pensé que habías renunciado para huir de mí —dice una voz que no reconozco, por lo que levanto mi mirada confundida y sin darme cuenta está pasando otra vez, tengo esa mirada, que tanto odio, que me hace perderme en esos ojos verdes. Me galleteo mentalmente y consigo salir de mi ilusión, tomo mi servilleta y la paso sobre mis labios no quiero verme como una devoradora desesperada de comida.
—¿Por qué huiría yo de ti? No, mejor explícame ¿Por qué renunciaría por ti? —Contesto y admito estoy sorprendida por las palabras que salen de mi boca y la seguridad con que las digo.
Él me mira de manera divertida, disfruta acorralarme, de alguna forma siempre consigue ponerme nerviosa. Creí que no sería posible pero hoy está más guapo que las dos veces que lo he visto, lleva un traje que estoy segura que es hecho a la medida totalmente negro excepto por su camisa blanca y una corbata con un estampado de ambos colores ese es el accesorio que más resalta y a él le luce espectacular.
—Hola Abigail, que gusto verte y que no escapes, respondiendo a tu pregunta—Se queda un momento pensativo —No es mi intención que renuncies, por favor no lo hagas, eso no nos beneficia en nada, pero la última vez me sorprendió ver como corría al baño para no tener que cruzar palabras conmigo.
Este hombre me está volviendo loca, estoy atónita ante su descaro, quisiera saber qué es lo que pasa por su cabeza, me habla con tanta seguridad, y eso provoca que poco a poco una ola de calor se apodere de mí, pero no estoy dispuesta a demostrar ninguna sensación de las que me produce con sus palabras, sin embargo por dentro estoy alucinado sigo sin entender que es lo que hace para que me sienta así cada vez que nos vemos, me resulta raro y de alguna forma no me reconozco.
—Hola Kenneth—digo tratando de salir de mi estupefacto.
—Oh recuerdas mi nombre —dice interrumpiéndome y muestra una pequeña sonrisa de victoria.
—¿Por qué no lo recordaría? Tú también recuerdas el mío —Aclaro —Te aclaro que el otro día no huí de ti, solo tuve una emergencia, cosas de mujeres —Uso la típica excusa que la vida nos dio para usar en nuestra defensa de ser necesario.
Nos quedamos en silencio sin apartar la vista del otro, me mantengo firme en mi planteamiento no hay ni un atisbo de duda en mi rostro, por un momento pienso que no me cree, pero finalmente asiente hasta que nos interrumpen.
—Abi debemos regresar a la oficina —Lo último lo dice casi en susurro, por la sorpresa de ver a Kenneth en nuestra mesa, él la saluda con una sonrisa y mi amiga se vuelve un poco torpe que no sabe qué hacer.
—Vamos —le digo mientras recojo mis cosas, veo la hamburguesa y aunque ya no estoy hambrienta me da lástima dejarla ahí, no me gusta desperdiciar comida y estaba deliciosa regreso mi vista a Kenneth —. Nos vemos Kenneth y que sepas que no tengo un motivo para huir de ti, ni siquiera te conozco como para hacerlo —Se ríe y con una mirada confiada me responde:
—Aún —Se para y empieza a caminar de repente se detiene, se da la vuelta.
—Deberías saber que aún creo que corriste huyendo de mí —Dicho eso se dirige a la barra del café.
—Mierda —murmuro, Tania se me queda mirando sin entender nada. No entiendo a dónde quiere llegar con todo esto, ni siquiera sé porque me siento así, solo lo he visto tres veces y de manera fugaz.
—¿Segura que no se conocen?
—Seguro —digo, recuerdo aquella vez que él dejo una nota y ella hizo la misma pregunta y mi respuesta fue la misma de ahora, a pesar de eso su mirada me dice que no me cree.
—Te dije que no, desde aquel día no lo había visto —Por un momento divago un poco —. ¿Paso algo en la oficina? —digo en un intento de cambiar el tema.
—Sí, tenemos una reunión con el Gerente de Redes Sociales y aún nos falta preparar los informes de evaluación de los medios.
—Será mejor que nos pongamos a trabajar.
Pagamos la cuenta y nos dirigimos a la oficina, sé que Tania tiene su venita chismosa loca por preguntar sobre Kenneth pero al parecer se está tratando de controlar, cosa que agradezco, porque no sabría qué responder, yo misma no entiendo que está ocurriendo, el resto del día va bien por suerte sin más complicaciones.
Al terminar no voy a casa tengo una reservación en Taco’s con Alexa es nuestro restaurante favorito de comida mexicana. Como siempre ella llega un poco tarde, pero la conozco desde lejos, sé que esto pasa cuándo tiene una nueva campaña en el trabajo y ella le da mucha importancia porque ama lo que hace y yo ya estoy adaptada y orgullosa de que le vaya tan bien.
—Siento llegar tarde —dice mientras se sienta frente a mí y besa mi mejilla.
—No te disculpes sabes las reglas —Ella me mira y se ríe.
—Valla chica yo también me alegro de verte —Esta vez soy yo la que se ríe. Alexa y yo tenemos como norma que la que llega tarde a nuestros encuentros paga la cuenta, ese es mi modo de conseguir que no me deje esperando treinta minutos.
—Bueno y por qué la princesita llega tarde —le digo en tono de burla odia que le diga así, pero en su casa todos lo hacen.
—¿Dónde crees que estaba? Oh mejor ¿Con quién crees que estaba? —dice en un tono juguetón.
—Espera, me dijiste que tenías una sesión de fotos, me has hecho esperarte porque estabas con un chico.
—Te dije que ya no tendría más citas, estaba con mi Martin pero a la vez en el trabajo.
—Sigo sin entender tu necesidad de expresar que es tuyo, pero no es el punto, no entiendo por qué estabas con él.
—Créeme lo será muy pronto —Ambas nos miramos y casi por instinto nos reímos —Fue a visitarme y me trajo hasta aquí, así que gracias a él no demoré tanto, podía haber llegado mucho más tarde.
—Bendito sea Martin—digo mirando hacia arriba.
—Que odiosa eres —dice, pero termina riendo —Sabes que el miércoles es mi cumpleaños.
—En serio, oh no, lo había olvidado ahora tendré que comprarte un regalo en compensación—digo de manera dramática.
—Estas muy chistosita —dice con los ojos entre cerrados —El caso es que mi querido hermano me rento el VIP en el club de un hotel y vamos a ir de fiesta obviamente tú vas a estar ahí. Y eso no es lo mejor —Me dice entre palmaditas, veo que está muy emocionada porque los ojos le brillan.
—Podrás conocer a mi Martin.
—Amiga que no es tuyo, deja de ser tan posesiva —resoplo.
Un mesero se acerca para tomar nuestro pedidos ambas pedimos tacos y unas cervezas y luego se retira.
—Entonces eso sería pasado mañana —ella asiente —Perfecto al día siguiente no tengo que trabajar —Esta semana hay dos eventos muy importantes, ambos fuera de la ciudad, Tania y yo acordamos que cada una iría a uno y así la otra se tomaba el día libre. El que a mí me toca es mañana. Eso me recuerda que tengo que comprar un auto con carácter urgente.
—Genial, así podremos emborracharnos —Ambas reímos ella sabe que eso no va a pasar, suelo tolerar bastante bien el alcohol.
—Qué te parece si al salir de aquí vamos por un auto para mí.
Ella se emociona con la idea, ama ir de compras así sea por un auto. Cenamos nuestra deliciosa comida y charlamos sobre los últimos días en los que no nos hemos visto. La cena es más que agradable porque con Alexa todo es maravilloso.
Después nos dirigimos a la tienda Toyota miramos miles de opciones hasta que al final nos decidimos por un Toyota Corolla color rojo, me costó mucho más de lo que quería gastar, pero ambas nos enamoramos de él, fue amor a primera vista.
Nos despedimos, al llegar a nuestro barrio ella va a su casa y yo a la mía sumamente feliz de saber que mañana no tendré que coger un taxi para ir al evento en Toledo.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *