No, no, no… no puedo un mes y medio y ya lo había olvidado por completo, esto no me puede estar pasando a mi nuevamente. El solo pensar en la idea que debo casarme nuevamente me aterra al imaginar que me puede pasar lo mismo que pasé con el idiota de mi ex.
—Espera por favor. —me cruzo en su camino —No podemos.
—¿Por qué no? —cuestiona mientras eleva una ceja —Eres libre y yo también, además solo será por unos meses…
—El problema es con mi madre.
—¿Qué hay con ella?
Le explico lo que estaba pasando y que, aunque solo sea una farsa esta relación, el bebe no y obviamente el es una persona muy influyente a nivel mundial y tarde o temprano se daría cuenta de este matrimonio, sin mencionar que mi ex quien trabaja como repartidor, me vio aquí y estoy segura que no va perder el tiempo en decirle a mi madre.
—Se que no es parte del contrato, pero al menos déjame decirle sobre este matrimonio, no la verdad si no que nos casaremos así no se enterara por lenguas de víboras ponzoñosas.
Entre cierra sus ojos mientras masajea su frente con la yema de sus dedos, espero que me de una respuesta negativa porque así es él pero me tomó por sorpresa cuando me dijo que si solo era ella estaba bien. Entusiasmada lo abracé con todas mis fuerzas para luego dejar un beso en su mejilla en agradecimiento.
Estaba nerviosa, muy, pero muy nerviosa, íbamos a ver a mi madre después de mas de un mes sin verla, se que no es común en mi pero le dije que eso pasaría ya que estaría a prueba, pero que le diga que me voy a casar con el que supuestamente es mi jefe… no se como se tomara ella esa noticia “espero que bien”.
—Oye. —tomo su mano nerviosa —No saldrás corriendo cuando le digamos la noticia verdad.
—Bianca, soy un hombre, no un niño que va ser reprendido por su madre.
El problema es ese, mi madre se volvió demasiado sobreprotectora desde mi boda fallida con Leonardo. Ella no va creer fácilmente que nos casaremos por la supuesta ideología del amor a primera vista, es por eso que espero no usar mi plan B.
Al ver mi antiguo hogar, me sentí ansiosa y asustada, cuando vi a mi madre tendiendo la ropa en el patio de enfrente sonrío porque no parecía preocupada, se veía bien, con salud. Mientras la observo siento que alguien toma mi mano para hacerme reaccionar así que entré primero y Eros me siguió detrás.
—¿Bianca?
—Hola mama. —sonrío nerviosa al verla pero ella corrió y me abrazó como si hubieran pasado años sin vernos —Me alegra saber que estas mejor.
—Lo estoy. Cariño… —ella se da cuenta que me visto diferente ahora y claro, quien no va notar la ropa cara de los mejores diseñadores que mi falso prometido me dio para aparentar la mujer perfecta. —¿Y esa ropa?
—Mamá. —le indico a Eros que se acerque, pero no entiende así que lo tomé del brazo para que se acercara. —Él, es Eros Ainsworth. Mi… prometido.
—¿Tú que?
Después de la enorme noticia de mí, mi madre no hizo más que reírse como si estuviera loca dejándome aun mas preocupada, nos invitó a pasar a la casa para almorzar con ella y que le habláramos mas de lo que había pasado
Ella sirvió y preparo todo, no nos quitaba los ojos de encima, y menos de Eros que comenzó a incomodarse por la forma en que mi madre lo veía.
—Muy bien empecemos… —ella observa la mesa y hace un gesto como cuando olvida algo —Olvide el aderezo. Hija, puedes ir por el, ah y por favor añádele un poco de nuez.
—No te preocupes mama, estamos bien así. —no quería dejarlos solos. Pero ella me mira con una mirada de reprensión que me asustó. —Ok… no me tardo.
<EROS>
Bianca se levanta nerviosa sin querer dejarme a solas con su madre, no le tomé importancia ya que pensé que solo estaba exagerando, ni que fuera a matarme por estar con ella o algo por el estilo.
—Asi que se van a casar. —dijo la señora Martha con una sonrisa. —Se van a casar.
—Señora, le juro que no voy a lastimar a su hija. —y es cierto ya que tenemos un acuerdo que voy a respetar. —Asi que no tiene nada de que preocuparse.
—Iré al grano. —dijo mientras tomaba el pan y un cuchillo. Empezó a rebanar el pan sin quitarme los ojos de encima, y eso era algo extraño. —Mi dulce niña, fue la burla de un imbécil que no le importó verla sufriendo. Entonces, como su madre le prometí que no dejaría que la lastimaran de nuevo. —ella me señala con el cuchillo, empiezo a preocuparme cuando se pone de pie. —No me importa lo que tenga que hacer para protegerla, si debo terminar en prisión, bien. Entonces… —al tenerla a mis espaldas con el cuchillo en sus manos entré en pánico. —Si le rompe el corazón a mi niña, yo le arrancaré el suyo mientras aun respire y lo haré pedacitos. Entiende. —asiento con un moviendo de cabeza. —Yo creo de ella que se enamoró a primera vista ya que es muy inocente para saber que hay bastardos en el mundo que solo quieren destruir lo bueno y especial de este mundo.
—L–Le aseguro que no va suceder.
—Claro que no va suceder. —paso saliva cuando corta otra rebanada de pan en mi cara —Porque es mejor evitar lo malo, ¿verdad?.
Ella vuelve a su lugar y al poco tiempo Bianca regresa rezongando porque la nuez estaba entera y no molida por lo que su madre le dice que aun no va al mercado por mas ya que casi no tiene tiempo.
Bianca se da cuenta que algo me pasa y me pregunta el porque estaba tan tenso “y como no estarlo si su madre acaba de darme una advertencia con un cuchillo”
—Entonces empiecen.
—Bueno… no creo que Eros quiera comida con grasa… mamá.
—¿Enserio? —dijo como si no le sorprendiera eso —Pero mi futuro yerno no va rechazar un almuerzo que me tomó toda la mañana en preparar. ¿verdad yerno?
“y como le digo que no cuando lo dice sosteniendo un cuchillo en su mano”