Categorías
La otra cara de la luna

Capítulo 4. Fingiendo

Log in or Register to save this content for later.

Vicky

Salgo de la oficina con el corazón latiendo con fuerza dentro de mi pecho. No puedo creer lo que acaba de pasar ahí dentro; hemos estado bastante cerca otras veces, nos hemos besado incluso, pero, nunca me había sentido tan acalorada en su presencia como hoy. Puede ser el coraje, la impresión de saber que nos casaremos tan pronto, o quizás sea el hecho de haber tenido su enorme miembro en mi mano lo que me provocó tal bochorno, no estoy segura.

Por otro lado, ¿Qué fue eso?, no es que deseara una unión romántica entre nosotros, ¡cielos!, si fuera mi decisión, tomaría a mi madre y nos marcharíamos de este lugar cuanto antes, pero ¿una boda entre humanos?, eso sí que es nuevo para mí.

¿Cómo se supone que debemos actuar?, jamás he estado presente en una celebración así. Estoy segura de que lo hace solo por joderme y no le voy a dar el gusto de verme asustada por esto. Pensándolo bien, he esquivado una enorme bala; he estado tan preocupada por compartir todo lo que soy con un hombre al que odio, que una gran parte de mi cuerpo se siente aliviado al saber que nuestra unión será superficial, tan falsa como nuestra relación.

Salgo de mis cavilaciones cuando, sin darme cuenta, he llegado junto a mi madre en la sala de estar; su mirada preocupada me obliga a mostrarle la mejor de mis sonrisas, aunque por dentro siento que me derrumbo. Jamás le haré saber cuán infeliz me siento con toda esta situación. Mi madre ya ha sufrido lo suficiente, no seré yo quien le acarree más desgracias a mi familia o a mi manada.

—¿Todo bien, cariño? —cuestiona mirando en dirección de la oficina con la angustia plasmada en su mirada.

—¡Por supuesto! —digo. Sonrío ampliamente—. ¡¿Quieren ir de compras?! Solo tenemos una semana para planear el evento del año. —Formo un arco en el aire con mis manos con falsa emoción. Les muestro la tarjeta de crédito que me ha entregado Isaac—. Tenemos una boda que organizar.

—¿Una boda?, ¿Como la de los humanos?

—Sí, ¿puedes creerlo?, parece que en esta manada hacen las cosas de manera diferente —murmuro sin estar muy convencida. Margaret me observa con el ceño fruncido, pero no hace nada por contradecir a su sobrino, lo que me hace sospechar aún más. No me quejo, ni intento pedir explicaciones; si él quiere hacer las cosas de esta manera, pues que así sea—. Maggie, ¿nos acompañas?

—Claro, dame un minuto para ir por mi bolso y regreso.

—Está bien, aquí te esperaremos —aseguro, y tomo asiento junto a mi madre. Apenas se ha alejado unos cuantos metros por las escaleras, cuando Olivia comienza con su interrogatorio:

—Hija, sabes que conmigo no tienes por qué fingir que estás de acuerdo con esto, ¿cierto?, puedes contarme lo que sea, amor. —Su mano se cierra sobre mi hombro en una caricia reconfortante y, aunque me gustaría lanzarme a sus brazos y llorar, y me encantaría poder gritarle lo mucho que odio la forma en la que mi vida se está volviendo una mierda por culpa de ese imbécil, no puedo.

—Lo sé, mamá…

—Vicky, quiero que sepas que, si tú dices ahora mismo que quieres irte, eso haremos; nos largaremos de aquí y ni él ni nadie podrá detenernos. —Me enorgullece su determinación, me enternece y, en cualquier otra situación, no dudaría en aceptar su ayuda.

—Sabes que no es así de fácil, mamá —digo, tratando de controlar mis verdaderos sentimientos—. Holton hizo una amenaza directa a nuestra manada, y no nos arriesgaremos a que la cumpla si es que decido romper mi promesa.

—Estoy segura de que habrá alguna manera. —Me toma de las manos y busca mi mirada con la suya—. Sé que él es tu compañero, pero, siempre existe la opción del rechazo. Aunque la diosa lo haya dispuesto así, no estás obligada a permanecer a lado de un hombre que no te provoca nada.

«¡Por la diosa, madre!, si tan solo supieras todo lo que ese maldito me provoca» me maldigo por pensar así, pero es la verdad. El odio, el rencor y… el deseo, también son emociones y vaya que Isaac me provoca todo lo anterior.

—No haré eso, mamá —me opongo—. No pondré en riesgo a nuestra manada siendo egoísta y negándome a los deseos de la Luna. Si así lo dispuso, así se hará.

—Hija…

—¿Nos vamos? —pregunta Maggie llegando a nuestro lado—. Quiero recomendarte a una organizadora de eventos muy buena, es parte de la manada, por lo que te sentirás más cómoda con ella que con una humana.

—Eso es perfecto, Maggie —acepto, poniéndome de pie y juntas salimos de la mansión. Mi madre aún luce preocupada, pero creo que el ver la buena interacción que tengo con la tía de Holton la hará sentirse mejor.

Aún temprano cuando salimos de casa, el sol comienza a ponerse en el horizonte y la ciudad cobra vida con las hermosas luces que embellecen los edificios. Es precioso. Lástima que no se siente como un hogar.

Maggie ha conseguido una cita con la organizadora y esta nos recibe en su lugar de trabajo. La chica es agradable y se muestra emocionada de planear “el evento más importante en la manada desde hace décadas” -palabras suyas, no mías-. Hablamos de flores, el tema, la música y el vestido, pero mi mente no logra dejar de pensar en que esto en verdad está sucediendo, en que estoy a punto de unir mi vida a la del asesino de mi hermano.

—¿Tiene alguna preferencia en cuanto a la comida, mi Luna?

—Hija… —Mi madre coloca su mano en mi perna y me sobresalto sacudiendo mi cabeza con nerviosismo.

—Perdón —murmuro avergonzada por no haber puesto atención—. ¿Qué me decías?

—No se preocupe, mi luna. Es muy normal sentirse nerviosa antes de dar un paso tan importante en la vida —dice. Mis tripas se retuercen ante la manera en que me ha llamado por segunda vez, y el que me recuerde el enorme paso que daré me provoca náuseas, pero me obligo a mantenerme tranquila—. Le decía que si tiene alguna preferencia en cuanto a la comida. ¿Alguna alergia de la que debamos saber?

—Cualquier cosa que no incluya nueces estará bien por mí —respondo fingiendo una sonrisa.

«Fingir es lo único que hago últimamente»

La cita continúa, mientras que la mujer toma nota de todas las sugerencias de Maggie y mías. ¡Qué demonios!, si va a ser mi fiesta, la haré a mí manera. Derrocharé hasta el último centavo de la cuenta bancaria de Holton, hasta hacerlo desear regresarme a mi manada.

Concertamos una nueva cita para el día de mañana, cuando iremos en busca del vestido, y regresamos a casa para la cena.

—¿Cómo te sentiste con Ava, querida? —pregunta Maggie al llegar a la mansión—. ¿Verdad que es muy linda?

—Me siento muy cómoda con ella —respondo, porque, para mi sorpresa, es muy linda—. Me alegra dejar todo en sus manos.

—La cena está lista, señoras —anuncia la misma joven de hace rato, la que miraba intensamente a Isaac y mi loba se altera ante su voz, lo que me causa sorpresa; ella suele ser muy tranquila a diferencia de mí—. Si gustan pasar al comedor.

—Ahora vamos, Mary, gracias —espeta Maggie a la chica.

«Mary. Un nombre tan dulce como su apariencia. Espero poder encontrar una aliada en ella»

—Me refresco un poco y vuelvo —digo yendo hacia mi habitación, la misma que me fue asignada cuando llegué a esta casa hace más de dos meses. Subo las escaleras y llego a mi puerta esperando no encontrar a Holton en mi camino, pero, al mismo tiempo, intrigada por conocer su paradero. Salgo después de lavar mis manos y de nuevo siento la necesidad de mirar hacia su puerta, que se encuentra justo frente a la mía, ¿estará ahí dentro?

«No me importa»

Me aproximo al comedor y las mujeres ya se encuentran ahí, esperando por mí; Mary comienza a servir la cena. Solo somos Maggie, mi madre y yo.

—Él no cenará hoy —dice Maggie ante mi muy evidente confusión. Ahora que lo pienso, han sido muy pocas las veces en que nos hemos encontrado en la mesa, podría contarlas con los dedos de una mano.

Me encojo de hombros, como si eso en realidad no me importara, porque no lo hace. Maggie es la única que conoce el conflicto en nuestras familias, y con ella no es necesario fingir que adoro a su sobrino y me caso con él por amor.

La cena transcurre de manera tranquila, demasiado diría yo. Últimamente mi cuerpo necesita de cierta adrenalina que me hace permanecer alerta y, eso me gusta. Odio que me guste tanto el odio que siento por él. A final de cuentas, el odio también es un sentimiento y me prometí jamás sentir nada por él.

***

Acompaño a mi madre a su habitación, que queda en la otra ala de la casa; demasiado alejada de la mía. Este día ha sido más largo de lo que imaginé, y el cansancio de las vueltas, sumado al viaje y el sentimiento de derrota que invade mi cuerpo es abrumador.

Me despido de mamá y regreso a mi habitación. Tomo un baño caliente y me envuelvo en una bata de seda, mientras cepillo mi cabello. Voy hacia la pequeña terraza de mi habitación; la vista que me muestra es hermosa: una enorme montaña se yergue frente a mí, la vegetación desértica propia de la zona y una preciosa luna llena se alza en el cielo como un faro. Mi instinto despierta con ganas de salir y disfrutar de la noche.

Casi dejo salir a mi loba cuando suplica por tomar el control, pero un movimiento a lo lejos llama mi atención: se trata de él, es su lobo y regresa hacia la casa corriendo. Debo cubrirme tras un pilar que sostiene el balcón del tercer piso sobre mí, antes de que note que lo observo.

Está muy oscuro afuera, pero sé que es él, mi loba lo identifica y se esconde llena de temor en el último rincón de mi consciencia.

«Tranquila» suplico. Mi corazón se acelera cuando Isaac llega a la propiedad y la luz que proviene de los faroles que hay en el jardín me ayuda a detallarlo con más precisión. Su pelaje oscuro brilla ante mis ojos y los suyos se mantienen fijos en el camino sin advertirme. Una cosa llama mi atención y debo cubrir mi boca cuando un jadeo de sorpresa se me escapa.

«¡¿Está sangrando?!»

********************************************************

Hola a tod@s, primeramente quiero desearles un feliz año. Espero que hayan pasado felices fiestas y que este nuevo año esté lleno de bendiciones para todos ustedes. Quiero pedir una disculpa por tardar tantos días en actualizar; diciembre fue un mes de locos para mí, lleno de trabajo y de cambios. Para compensar la espera, quiero agradecer su apoyo incondicional trayéndoles un pequeño maratón de 3 capítulos que estaré publicando uno diario a partir de hoy. Los quiero mucho, y aprecio bastante el apoyo que siempre me han mostrado desde que inicié mi carrera en esta hermosa plataforma. Espero traerles muchas más historias y si son de su agrado, me encantaría verlos por allá también.

Mil gracias por seguir conmigo este año también!!!

2 respuestas a «Capítulo 4. Fingiendo»

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *