Carol
Jueves, 16 de marzo de 2017.
—¡Carol, espérame! —gritó Betty a mis espaldas a la vez que unas pisadas apresuradas me seguían por el pasillo central de la escuela.
—Vamos Betty, quiero ver el anuncio —apresuré a mi amiga que, agitada, llegaba por fin a mi lado.
—¿Cuál es la urgencia? Estaba haciendo pis en el baño cuando recibí tu mensaje. —Se quejó.
—¿No sabes? —Solo negó con la cabeza—. Marcos me dijo que habían publicado un anuncio en la pizarra. Dice que es una convocatoria para ser alumno de intercambio internacional.
—Oh, ¿de verdad? —preguntó asombrada, asentí.
—Dice que esto lo hacen todos los años. Publican el anuncio, ofreciendo el lugar para ser alumno de intercambio internacional con la Universidad de Harvard en Inglaterra. Dependiendo de tu especialidad, calificaciones, comportamiento, registro académico y demás cosas, pues el comité hace una votación y escogen al mejor para realizar el resto de su carrera en ese país —Betty tenía una gran O en su boca, lucía cómica.
—Madre mía, ¿te imaginas estudiar toda la carrera en Inglaterra? —Le brillaban los ojos.
—Pues sería una experiencia increíble. De todas formas, solo quería mirar la información y… ¿Betty? —Ya no estaba caminando a mi lado. Miré hacia atrás y vi que mi amiga se había quedado paralizada en medio del pasillo por donde todos pasaban y hablaban. Estaba mirando fijamente a un chico que reía junto a una chica.
—¿Qué pasa? ¿Lo conoces? —Me detuve junto a Betty que miraba la escena delante de nosotras con verdadero horror, y cada vez su rostro estaba más pálido y sudado—. ¿Betty que te pasa? ¿Te sientes mal?
—Es él. Está aquí, es él —susurró.
—¿Es él? ¿A qué te refieres? —Despacio volvió la cabeza hacia mí, de sus ojos se deslizaron dos lágrimas que fueron a parar al suelo, su cara en estado de shock—. Es el chico que me besó en la fiesta de cumpleaños de Alex. Es él.
«Oh, maldita sea.»
—Hola ángel. ¿Qué hacen aquí paradas? ¿Van a ver la información del estudiante de intercambio? —Dos manos se envolvieron en mi cintura y el mentón de Alex ahora descansaba sobre mi hombro. Mierda, si Alex estaba aquí, entonces Derek…
—¿Betty? ¿Por qué lloras, que ocurre? —Derek estaba justo delante de mi amiga, sosteniendo su rostro entre sus manos. La miraba con verdadera preocupación.
—Derek… —Traté de hablar, pero una voz alegre me interrumpió.
—Pero mira quienes están aquí. Joder, me he encontrado con la mitad de mi antigua secundaría aquí en Harvard. —Al momento de escuchar la voz de ese chico, un chico alto, flaco, de cabello rubio y mirada burlona, Derek entró en completa tención.
—Derek Cox y Alex Cox, los hermanitos crack del fútbol, de las chicas y de todo en general, mayormente. Hombre, que gusto verlos. —El chico seguía hablando sin darse cuenta de lo que estaba pasando a su alrededor.
Betty ahora lloraba abiertamente, Derek estaba tenso como una tabla y su ceño se fruncía cada vez más. Alex, que estaba detrás de mí, corrió hacia Derek y llegó justo a tiempo, ya se había lanzado sobre el muchacho.
—¡Hijo de puta! ¿Qué mierda haces aquí? —gritó Derek que forcejeaba con el agarre de Alex, tratando de zafarse.
—Tranquilo amigo. ¿Por qué tanta agresividad? ¿Qué? ¿Te quedaste con ganas de más después de la última vez? —El chico reía con las manos en el aire, burlándose de la furia de Derek.
—Tyler, ¿qué mierda quieres? —dijo Alex, que al ver que Derek se quedaba tranquilo, soltó sus brazos parándose uno al lado del otro.
Betty estaba ahora abrazada a mí, con su rostro enterrado en mi cuello. Yo pasaba mi mano por su espalda una y otra vez, tratando de tranquilizarla. Todo esto le traía recuerdos demasiado malos, recuerdos que marcaron su vida para mal.
—Nada amigo, solo pasaba por aquí y los vi a ustedes. Solo quería saludar y… —Entonces miró en nuestra dirección, deteniendo su discurso—. Pero mira quien está aquí, Betty Bu. La chica más linda y, tengo que decir, da los mejores besos de todos los jodidos tiempos.
Tyler reía mirando a Betty, lo próximo que vi fue a mi amiga caminar deprisa hasta detenerse delante de Tyler, y la bofetada que le pegó fue tan fuerte, que el estruendo resonó en todo el local. Las personas detuvieron sus conversaciones y caminatas, todos mirando hacia nosotros.
—¡Maldito infeliz! Me jodiste la vida, Tyler. ¡Me jodiste la vida! —Ella gritaba golpeando a Tyler con todas sus fuerzas una y otra vez, hasta que este agarró sus manos deteniendo sus golpes.
—Cálmate maldita loca. Haces parecer que te violé o te obligué. Tú me besaste muy voluntariamente, lo recuerdo perfectamente. Además, solo fue un beso, ¿Qué mal pudo haber pasado? —El chico hablaba despreocupadamente, como si no le importaran las consecuencias que sus actos pudieron haber provocado.
—Tú, besaste a mi chica mientras estaba borracha. ¡La tocaste sin su pleno consentimiento! —Derek gritaba y apuntaba a su cara, cada vez más furioso.
—¿Sin su consentimiento? Si lo disfruto la muy… —Entonces Tyler estaba en el piso, retorciéndose y tapando su nariz con la mano. Sangre goteaba hasta el piso, y Derek con los puños cerrados iba a por más.
—¡Alex, detenlo! No dejes que cometa una locura —grité por sobre el ruido de todos los espectadores. En cualquier momento los profesores estarían aquí y si veían a Derek golpeando a Tyler, probablemente lo expulsarían.
—¡No te atrevas a tocarme Derek Cox! Esto no fue mi culpa solamente. La puñalada te llegó desde bien cerca, amigo. —Tyler se levantó del piso, limpiándose la cara y las mano con su uniforme, dejando un lío de sangre por todas partes, pero al parecer no le importaba.
—¿Qué mierda dices? —Derek lo miraba atento mientras Alex lo retenía una vez más.
Entonces, al ver que Derek no tenía conocimiento de nada de lo que él decía, comenzó a reír a carcajadas como una hiena en un zoológico. Se reía a carcajadas, como un puto lunático. La sangre que salía de su nariz entraba en su boca y la vista era terrorífica, pero él solo reía y reía sin parar.
—¿No lo sabes? ¡Joder, esto va a ser tan bueno de ver! —Entonces su risa se detuvo y mirando serio a Derek, y Alex a su lado. Entonces comenzó a relatar el desencadenante de nuestra tragedia, y el final de esta historia.
—Sabes Derek, siempre te tuve envidia, lo tenías todo hombre. El puesto que siempre quise en el equipo de fútbol, pero nunca tuve el talento para poder jugar. Las calificaciones perfectas para un buen futuro, las puertas de cualquier universidad que quieras siempre iban a estar abiertas para ti, no tenías que matarte estudiando, como yo. Tenías a la chica más hermosa del puto instituto, la chica que me gustaba a mí. Dinero, autos, belleza, popularidad, ¡todo! ¿Por qué? ¡¿Por qué mierda lo tenías que tener todo tú?! —Ahora gritaba enojado, rojo de la rabia, para después comenzar a reír de nuevo, histérico. Este hombre estaba loco definitivamente, estaba trastornado.
—Pero… había alguien que se sentía igual que yo. Alguien muy cercano a ti… —risa, carcajadas y más risa. Mierda, mi piel estaba erizada y en mi pecho se oprimía con una mala sensación.
—El día del cumpleaños de Alex, hicieron una fiesta masiva invitando a toda la escuela. Sus fiestas eran el evento del año, y siempre eran privadas, pero esta vez no, y era en tu casa, Derek, así que no me la podía perder. Cuando llegué lo primero que vi fue a Betty llorando y gritando tu nombre, mientras te perseguía por las escaleras que llevaban al segundo piso. Alex, que había estado hablando contigo, quedó con la palabra en la boca porque preferiste irte con tu noviecita a prestarle atención a tu hermano el día de su cumpleaños —contó sonriente.
«¿De qué estaba hablando?»
—¿Qué mierdas inventas infeliz? ¿Quieres que sea yo quien te rompa la cara? —amenazó Alex, caminando hacia él, pero Derek lo retuvo del brazo. Al parecer quería escuchar hasta el final, porque en su cara se reflejaba la duda.
—Entonces, me acerqué a Alex y le hice la oferta de su vida. Él quería separar a su mejor amigo de la chica que robaba su tiempo y atención, yo quería un beso de la chica que me hacía masturbarme sin parar todos los días. El trato fue simple, Alex introduciría una droga ligera en la bebida de Betty, y se llevaría a Derek por ahí, calmando la pelea entre la parejita. Entonces yo la buscaría, cuando ya el alucinógeno comenzara a hacer efecto, y la besaría y tocaría delante de todos. Derek nos vería, para nada parecería obligado, porque ella estaría viendo a otra persona, y a mí no importaba. —Volvió a reír al ver la cara de incredulidad y espanto que teníamos los cuatro.
Betty se volteó hacia un lado y comenzó a vomitar todo lo que tenía en su estómago. Derek, blanco como una hoja, se volvió hacia Alex, con clara decepción es sus facciones. Y Alex, oh Alex, miraba a su alrededor negando una y otra vez con su cabeza. El claro signo de anuncio comenzó a aparecer.
Cerraba y abría las manos, respiraba superficialmente, alavés que cerraba los ojos con fuerza. Mierda, va a comenzar un episodio de hipomanía y euforia.
—Alex… ¿tú hiciste eso? ¿Fuiste tú quien organizo el peor día de mi vida? —Pero Alex miraba fijamente el suelo negando una y otra vez.
—Derek, no es el mejor momento. —Traté de llegar a él, Alex no estaba bien.
—No, no, no, no. Yo no lo hice, no pude. ¡No lo recuerdo! —Entonces miró a Tyler que no paraba de reír divertido, y corrió hacia él agarrando su camisa con las manos en puños. Lo sacudió violentamente—. ¡Eso es mentira! Dices mentiras. Yo nunca le haría daño a mi amigo. ¡Nunca le haría daño a mi amigo!
—¡Es la verdad! Drogaste a la novia de tu amigo para salirte con la tuya. Lo hicimos juntos, pero cuando viste que Derek terminó inconsciente en el suelo, producto de su caída accidental en nuestra pelea, golpeando su frente con una mesa. Cuando viste la sangre de tu amigo rodar por el suelo, saliste corriendo como una gallina. Ahora que lo pienso… te veías justo como ahora. Parecías un puto fenómeno loco que se escapó del manicomio.
—No, no, no. ¡No… lo recuerdo! —Se lamentaba Alex una y otra vez, golpeando su propia cabeza con sus manos en puños. Gritaba, lloraba, se retorcía tratando de recordar, pero su mente estaba en blanco.
—Imbécil, será mejor que desaparezcas de aquí. Huye lejos, porque si te vuelvo a ver, te juro te mato, ¿me oyes? Mi cara será lo último que vean tus ojos color mierda. ¡¿Me oyes?! —Derek gritó en la cara de Tyler, escupiéndolo delante de todas las personas reunidas a nuestro alrededor.
El cobarde de Tyler, al ver la clara y sincera amenaza en los ojos de Derek, salió corriendo de allí como si lo persiguiera el demonio, que era básicamente lo que pasaría si no desaparecía del lugar.
Entonces Derek llegó hasta una Betty fatigada en el suelo, la cargó en sus brazos y juntos salieron del pasillo hacia algún lado. Pero nadie se percató de algo, ni siquiera yo… Alex, ya no estaba.