Carol
Miércoles, 24 de febrero de 2016
Carol: Hola, Thomas, ¿podemos hablar?
Thomas: Hola, bella. Si, ¿qué pasa?
Carol: Necesito decirte algo, te llamaré ahora.
Thomas: Muy bien…
—Hey, ¿qué pasa? —respondió a la llamada nada más dar el primer timbre.
—Thomas, quería hablar contigo acerca de algo. —Titubeé un poco, no quería herir sus sentimientos, pero esto era necesario.
—Bien, me estás asustando, ¿pasó algo grave? —Ahora era él el asustado.
—No, es sobre nosotros —susurré.
—Ahora sí que tengo miedo. —Rió mientras lo dijo, pero había cautela en su voz.
—Verás, nosotros nos llevamos muy bien, me siento muy cómoda contigo y la cita que tuvimos fue hermosa, pero… en mi corazón solo hay amistad hacia ti. Lo siento mucho. No quiero que sigas pensando en algo que no podrá ser.—Terminé de explicar con preocupación, por si se enojaba o se sentía dolido.
—Oh, está bien. ¿Hay alguien más? ¿Quién es el afortunado? —Su voz no sonaba dolida como imaginé, todo lo contrario.
—Bueno aún no sé si estamos en la misma página, ¿sabes? —Esperaba que sí.
—Claro. —entendió.
—Prefiero estar segura antes de comenzar a decirlo, ¿entiendes? Quisiera que nuestra amistad siga como hasta ahora, de verdad me siento muy bien contigo, pero solo siento amistad hacia ti. De verdad lo siento. —No podía para de disculparme, Thomas era una bella persona, y sería un gran novio y esposo, pero no para mí.
—No te preocupes, todo está bien. Solo espero que esa persona sepa valorar quien eres y hacerte feliz. Fue agradable estar contigo y conocerte. Adiós Carol. —Sonrió, porque a pesar de no poderlo ver sé que era así.
—Adiós Thomas.
Bueno, salió mejor de lo que esperaba. Thomas es una persona especial y comprensiva, me siento muy bien cuando estoy con él, pero continuar hablando como si pudiéramos ser algo más, no está bien. No quiero darle falsas esperanzas cuando mis sentimientos no son hacia él, sino hacia Alex.
Ya hace varios días que volvimos de la cabaña, y hasta ahora todo estaba bien. Alex no ha tenido más crisis ni nada parecido, todo lo contrario, está muy calmado y amable. Tampoco ha tenido más pesadillas, pero no ha sido un impedimento para que venga todas las noches a mi cama. Dice que lo hace porque la mía es más cómoda que la suya y duerme calentito toda la noche. Pero los besos que me roba antes de dormir y los abrazos mientras dormimos dicen lo contrario. Pero bueno… si mi cama es más cómoda que la suya… ¡por mí que venga a dormir todas las noches!
Por otro lado, Betty y Derek estaban muy cariñosos el uno con el otro, demasiado diría yo. Varias veces los atrapé besándose en la escuela. Ella dice que no es nada, pero yo creo que volverán a estar juntos.
—¡Cuéntamelo todo! Sé que algo pasó entre tú y Alex, así que quiero todos los detalles jugosos —chilló Betty mientras se frotaba las manos y soltaba la risita de listilla.
Estábamos en mi cuarto “haciendo” tareas de la escuela que quedaron a un lado mientras nos poníamos al día. Casi no habíamos podido hablar porque en estas fechas la escuela estaba bastante intensa con el tema de las solicitudes para la universidad, evaluaciones y demás, pero decidimos venir a mi casa para pasar tiempo especial de amigas.
—Tú también, o acaso hay algo en tu boca que Derek necesita para poder vivir. Los he visto besándose en los vestuarios, en el baño, en el patio trasero. ¡Es más que obvio que están juntos otra vez! —Sí, me debía unas cuantas explicaciones.
—Bien, comenzaré yo. —Aceptó resignada—. ¿Recuerdas el treintaiuno de diciembre, cuando él cantó esa canción para mí y luego fuimos a hablar? Bueno, me pidió perdón por haberme ignorado cuando intenté hablar las cosas, y todos los otros momentos donde me lastimó con sus acciones. Y, bueno, yo le pedí perdón por la bofetada que le di en el bote y por lo que también había hecho para herirlo en alguna que otra ocasión, y seguido de esto me dio un beso muy convincente. Le dije que comenzaríamos despacio. Nos estuvimos llamando casi todos los días y luego del juego en la cabaña, que fue un reto secreto entre nosotros, se coló en mi habitación y el resto es historia, pero estamos tomando la cosa con calma. No quiero que nos precipitemos y volvamos a lastimarnos, ¿entiendes? No se lo he dicho, y no pienso hacerlo en un buen tiempo, pero aún lo amo como el primer día y me siento muy feliz. De verdad espero que esta vez sí que podamos seguir adelante y estar mucho tiempo juntos, como… años y años. —Terminó de contar con una sonrisa soñadora en una cara repleta de alegría.
No tenía ni idea de ninguna de estas cosas, pero ahora me encajaban varias piezas del puzle que eran estos dos.
—Me alegro mucho por los dos. Aquí entre nosotras, se notaba que estaba perdido sin ti. —dije y asintió con la cabeza efusivamente.
«Sip, estábamos de acuerdo en eso.»
—¿Y bien? —preguntó ansiosa de información.
—Rompí con Thomas. En realidad, no estábamos juntos, pero le aclaré las cosas. No quería que se hiciera falsas esperanzas sobre algo que no iba a pasar. —Aún estaba un poco triste por él, pero esto era necesario.
—¿En serio? ¿Cómo se lo tomó? —preguntó dudosa.
—Bastante bien, la verdad. Fue muy comprensivo. —Y agradecía que hubiese sido así.
—¿Y entre tú y Alex? Porque sé que pasó algo en la cabaña. —La sonrisa ladina presente en su cara.
—Bueno, nos besamos el día de su cumpleaños en la madrugada cuando despertó de una de esas horribles pesadillas. Y antes de bajar a la cocina para darle la sorpresa del pastel, hablamos y nos besamos otra vez. No estamos en una relación, pero me gusta mucho estar con él, y esos besos… ¡creo que me he vuelto adicta! —Chillé enterrando mi cara en la almohada.
—Conozco esa sensación y esos sentimientos. ¡Estás enamorada! —gritó de alegría.
—¡Baja la voz! Mi madre y David no saben nada —susurré asustada mientras tapaba su boca con mi mano. Ese era un problema, éramos hermanastros. No nos unía ningún lazo de sangre, pero nuestros padres iban a casarse.
—Cierto y… ¿qué piensan hacer? —murmuró con mi mano aún en su boca, la quité de inmediato.
—No lo sé, aún no hemos hablado sobre eso, pero podremos buscar una solución. —O eso quiero creer. Podremos, ¿verdad?
—Cambiando de tema, me dijeron las chicas del equipo de esgrima que escucharon a la secretaria del director decir, que dentro de tres semanas vienen los representantes de las universidades para la solicitud y captación. Tengo muchas ganas de que llegue ese día —exclamó alegre mientras se sentaba en la cama al estilo indio, la imité e hice lo mismo—. ¿A qué universidad quieres asistir?
—La verdad es que siempre he querido ir a Harvard, es mi sueño desde pequeña. —Siempre he querido ir a esa universidad, al principio no sabía que especialidad elegir, pero luego de lo de papá, mi afición por ser abogada se reafirmó totalmente.
—El mío igual. ¡Iremos juntas a la universidad! —gritó mientras me abrasaba.
«¡Qué bien! No nos tendríamos que separar cuando termináramos la preparatoria.»
—¡Oh, los chicos! Mierda, si estamos en universidades diferentes, será un poco difícil mantener la relación. —Betty tenía razón, lo había olvidado por completo.
—Tal vez los podamos convencer de que vengan con nosotras. Ambos son muy inteligentes, y lo que sea que quieran estudiar lo podrán hacer en Harvard también —dije, encogiéndome de hombros—. ¿Por cierto, que quieres estudiar? —Nunca le había preguntado a mi amiga lo que le interesaba hacer en la vida.
—Me encanta el Márquetin, desde pequeña siempre me ha llamado la atención el mundo de las compras y ventas. Además, soy muy buena negociando y haciendo ofertas. —Vaya, nunca me lo hubiera imaginado—. ¿Y tú?
—Derecho, siempre he querido defender a los indefensos y abogar por ellos, pero luego de la muerte de mi padre mi sueño es ser una gran abogada y poder impartir verdadera justicia en cada caso que tenga que resolver. —Y espero poder lograrlo, mi padre será mi ejemplo a seguir en todo momento.
—Eso es genial Carol. —Miró su reloj de mano—. Ya me tengo que irme, se me hace tarde, y Derek me quiere llevar a una cita. Nos vemos mañana en la escuela —anunció dándome un abrazo y un beso. Luego de recoger sus cosas volvió a despedirse y salió por la puerta de mi habitación.
Me encantaba pasar tiempo con mi amiga, poder contarle mis secretos y saber que me escucharía y entendería. Era afortunada por tenerla.
(…)
—¿Puedo pasar? ¿Estás indecente? Porque si lo estás por mí no hay ningún problema —bromeó Alex asomando su cabeza por mi puerta abierta.
Estaba recostada en el cabezal de mi cama leyendo uno de mis libros favoritos y la tarea obligatoria para la clase de Literatura Inglesa: “Cumbres Borrascosas” de Emily Brontë. Levanté la vista y viéndolo entrar di unas palmaditas a mi lado en la cama. No pude evitar que la sonrisa automática cada vez que lo veía se implantara en mi boca.
—Hola, ¿vienes a dormir en mi cómoda cama? —dije, con la ironía en cada una de mis palabras.
—Solo eso, prometo no tocar nada. —Levantó las manos al aire en señal de inocencia.
—Tal vez yo quiero que toques… —Mierda, ¿dije eso en voz alta?
Se sentó a mi lado, riendo por mi cara de asombro. Mi gran bocaza hablando antes de pensar.
—¿Qué haces? —curioseó mientras me daba un beso en la frente como me encantaba que hiciera.
—Leo “Cumbres Borrascosas” para la clase de mañana la escuela. Pero ya había terminado de todas formas. —Cerré el libro poniéndolo en mi mesita de noche—. ¿Qué tal tu día?
—Agotador, tuvimos un entrenamiento bastante fuerte. Apenas pude verte hoy en la escuela, te extrañé. —Y aquí estaba yo, derretida como un helado al sol por sus palabras.
—Yo también —correspondí acercándome a él y dándole el beso que había estado anhelado todo el día. Sus tentadores labios, su lengua juguetona, sus manos acariciando cada pedazo de mi piel, ¡estaba en el cielo! Nos acostamos juntos bajo las sábanas mientras me abrazaba, uno frente al otro.
—Estaba pensando, ¿qué haremos con respecto a nuestros padres? No creo que sea buena idea decirles por ahora. Tal vez dentro de unos meses. ¿Qué crees? ¿Crees que se lo tomarán bien? —Esperaba que si, aunque lo más probable es que no fuera así.
—Podemos decirle dentro de unos meses, dentro de unos años, como tú quieras. Yo lo que pienso es, que mientras nos tengamos el uno al otro y esto que hay entre nosotros crezca y se fortalezca cada día más, el resto me da igual. —Terminó de decir acariciando mi cara. Qué bien se siente estar así con él. Sentir el cariño de la persona a la que amas y que el sentimiento sea correspondido.
«Por favor, solo pido que así puedan ser todas las noches de mi vida, junto a él.»