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Gabriel

🔒 Patrick Edevane

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Patrick

—Eris, conejita, llegaremos tarde. —farfullé, faltaban menos de cinco minutos para que la fiesta iniciara. Era cumpleaños de nuestro sobrino Jake, me sorprendí de que el tiempo transcurriera tan rápido, hace poco tenía a Erick en mis brazos y ahora es un niño independiente que cursa el primer grado de jardín de niños.

Las cosas habían marchado bien para todos, incluso Lex y Charlie decidieron adoptar a un pequeño íncubo de la casa de acogida de los Higgins, Cassidy había sido muy amable en contactarlos para realizar la solicitud, aunque Tom es un hueso duro de roer, a ese caído no se le convence fácilmente, sin embargo, gracias a ello los niños se encuentran seguros.

—Papá, primo Jake tiene un nuevo videojuego. —dijo Erick llamando mi atención, parpadeé un par de veces, me agaché a su altura y revolví su cabello con mimo.

—Si te portas bien, cómo siempre lo haces, es posible que Santa te traiga un nuevo juego para navidad. —declaré a la vez que le di un guiño.

—¿De verdad? —preguntó con sus ojos iluminados por la emoción, le ofrecí una amplia sonrisa y asentí.

—Eres un gran niño, y serás un increíble hermano mayor.

El sonido de pasos rápidos reverberó por el pasillo, Erick corrió hasta ese punto y justo ahí, apareció Eris. Una prominente barriga indicó que estábamos casi a término del embarazo, a pesar de las dificultades que trae la paternidad, debía reconocer que han sido los mejores años de mi existencia. Definitivamente, y a pesar de mi trabajo en la oficina, esto era como estar de vacaciones a diario, no teníamos la preocupación por los ángeles y sus persecuciones, los esbirros disminuían cada vez más y conservábamos el equilibrio.

Me incorporé enseguida y caminé hacia ella acunando sus mejillas entre mis manos, cerró los ojos disfrutando de mi toque, ella era preciosa, nunca hubiera imaginado esta situación en la que tuviera una bella familia, pero sobre todo, una compañera de eternidad, una la cual me llenaba de calma a la vez que me volvía loco, con Eris no existía la rutina, era apasionada y eso era lo mejor del universo para mí.

—Lo siento, es algo difícil moverse con esta barriga a punto de reventar, Pat. —se disculpó, sus mejillas se cubrieron con un rubor febril, sonreí de medio lado y me acerqué besando su frente.

—No hay nada que disculpar, incluso sabes bien que puedo llevar a Erick y regresar para cuidarte, debes estar cómoda, ya falta poco para conocer a nuestro pequeño o pequeña.

—Annie dice que es niña. —señaló, sus labios se curvaron en una sonrisa diáfana, en definitiva, la mujer de Dom tenía un don grandioso y jamás se equivocaba, era incluso más precisa que cualquier artefacto de ultrasonidos.

—Niño, niña, unicornio, la vamos a amar muchísimo. —declaré, sus ojos centellaron y un suspiro salió de ella.

—¡Yo quiero que sea niña, mamá! —protestó Erick. El pequeño estaba cruzado de brazos frunciendo el ceño, negué con la cabeza, divertido por su intento de pose intimidante, y me aclaré la garganta.

—¿Y si es niño? ¿No lo amarás?

—Lo voy a amar mucho, papá, pero no quiero compartirle mis autitos, los romperá. —espetó haciendo un puchero, lo cargué en brazos y besé su frente, Erick era un niño muy disciplinado, quizás culpa mía, desde que era un bebé solía mostrarle como colocar sus autos en fila, luego vio la colección de algunos de nuestros amigos y decidió tener la propia, ordenada en las repisas de su habitación, desde los autos clásicos, hasta réplicas en miniatura de autos modernos.

—Jamás dejaremos que rompa tus cosas. —afirmé tratando de darle algo de paz—. Lo educaremos cómo lo hemos hecho contigo, pero si quieres estar más tranquilo, Annie dice que será niña.

—Y tu tío Lex también me dijo que lo sería. —intervino Eris, el rostro del niño resplandeció con una sonrisa.

—Entonces, ¿Se llamará Jenny? —preguntó, mis cejas se arquearon, mi esposa y yo nos miramos entre sí, jamás consideramos nombrarla como mi cuñada, sin embargo, el pequeño recordó el nombre de su tía y sin titubear planteó la idea, algo que me pareció sorprendente.

—¿Pat? —me llamó Eris cómo esperando una aprobación, ella adoraba a Jenny, incluso sentí su sufrimiento cuando me contó lo que vivió en aquel tiempo, sabía bien que nada la haría más feliz que homenajear a su hermana de esa manera, le sonreí y ella comprendió todo.

—Entonces su nombre será Jenny, Jenny Edevane. —respondí con orgullo.

—¡Si! —celebró Erick, Eris besó mi mejilla.

—Gracias. —musitó en mi oído.

—No, conejita, no hay nada que agradecer, al contrario, gracias a ti por soportar a este tipo arrogante y darme a la mejor familia del mundo. —dije con vehemencia, se separó lo suficiente como para vernos a los ojos, los suyos estaban conteniendo las lágrimas, no era tristeza, sino felicidad en toda la expresión.

Y así, un día más de nuestra eternidad transcurrió, con muchas cosas por vivir, nuevas experiencias y con la esperanza de un mundo mejor, para nuestros hijos, para mí conejita, para mí y mis hermanos y amigos.

—Ahora, ¿Podemos ir a la fiesta de Jake? —cuestionó mi pequeño.

—Claro, ahora solamente cierren los ojos ya saben que hacer.

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