Dominick
Los años habían transcurrido rápidamente, tanto así que en un parpadeo, nuestro pequeño hijo ya estaba por cumplir dieciséis, casi la misma edad en la que Agata y Amber encontraron a sus respectivos compañeros de eternidad, un año más y probablemente él estaría a punto de correr con ese mismo destino o quizás tardaría un poco cómo Jade, sin embargo, conservaba la tranquilidad de que tanto Annie cómo yo lo habíamos criado bien.
Fue imposible evitar un suspiro, todo había sido cómo un parpadeo, no me refería solamente a la última batalla contra los ángeles, que por cierto, el desgraciado de Metatrón nos dio un jodido susto al enviarnos al infierno mientras todo el resto de la acción ocurría, tenía mucho sin ser testigo del caos dentro de mis dominios infernales, no porque no existiera un orden, más bien era por el hecho de que ya no estaba acostumbrado a ver a las almas siendo atormentadas, aunque se lo tenían bien merecido, pero a lo que me refería en cuanto al pasar del tiempo, era al inicio de todo, a esas poco más de tres décadas que mi ángel de ojos castaños y yo habíamos vivido, justo ese día en que la vi camino a su casa junto a ese tipo rubio, Marcus.
Sonreí al recordar a mi joven chica, que ahora era una mujer madura que jamás envejecería, Annie era espectacular, la única capaz de dominar a mi bestia interior, la única que no me tuvo miedo y sobre todo, la única que me ha amado y que yo amaré durante los milenios.
Si había sido obra del de arriba, le debía mi gratitud al haberme permitido salvarla luego del funeral de su madre, todo a partir de ese momento habían sido maravillosas casualidades, ir a la cafetería y verla, encontrarla en la feria, nuestra cita, todo había sido tan espontáneo y esos momentos tan bellos siempre los atesoraría en mi alma, sin embargo, el que guardaba un lugar especial siempre sería cuando me aceptó a pesar de saber mi naturaleza, pude ser yo mismo y terminé maravillado con su luz, ella había visto algo bueno en mí y cambió mi existencia.
La mansión se encontraba más silenciosa que de costumbre, las chicas ya no vivían con nosotros, no obstante, los fines de semana solían visitarnos y traer a nuestros nietos, una gran reunión familiar a la que a veces se incorporaban mis hermanos, sobrinos y amigos. Dominick había pedido permiso de quedarse en casa de su amigo Jacob, un nephilim con el que ha convivido desde el tercer grado, un buen amigo, así que cómo ya era un tanto común, mi esposa y yo pasaríamos la noche solos.
Subí las escaleras rumbo a nuestra habitación, mi corazón se aceleró, no era miedo, más bien, ella aún lograba ponerme nervioso, era un hombre enamorado del alma más cálida del planeta. Llegué a nuestra habitación y mi sentido de alerta se disparó al escuchar un sollozo, fruncí el ceño y a paso seguro me encaminé hacia el balcón, mi ángel se encontraba ahí, de espaldas, observando el cielo nocturno, su aura un poco alterada, pero gracias a mis agudos sentidos, pude percibir el aroma salino de sus lágrimas, se me encogió el estómago, ella estaba llorando y no sabía por qué carajos lo hacía. Mis labios formaron una fina línea y antes de cruzar hacia el balcón hice memoria de todo lo acontecido el día de hoy, algo que hubiera causado algún problema, algún día especial que haya olvidado, incluso consideré si se incomodó con la visita de Gabriel, Faith y sus ahora dos hijas, Hope y Kara, no obstante, no había motivo alguno que la perturbara de esa forma.
Respiré profundo y salí a su encuentro, la abracé por la cintura desde atrás y recargué mi mentón sobre su hombro.
—Ángel, ¿Qué pasa, cariño? —pregunté con suavidad, miré a su rostro que con gesto compungido contemplaba las estrellas, sus lágrimas mancharon sus mejillas y ese hueco en mi estómago se volvió más prominente, inquietándome, angustiándome por completo, pero si algo había aprendido en estos años fue que debía ser paciente con Annie.
Un sollozo apenas audible salió de su garganta, sus ojos mostraron un brillo azul iridiscente y su aroma a jazmín se intensificó.
—Me siento tan sola. —musitó en un hilo de voz, desconcertado, arqueé una de mis cejas, sabía que el síndrome del nido vacío llegaría algún día, sin embargo, de eso a sentirse sola, había una gran diferencia.
Annie se removió bajo mi agarre, la liberé y se giró en sus talones, su mirada nostálgica se clavó en la mía, y justo en ese momento rompió a llorar, mi reacción fue estrecharla entre mis brazos, arroparla en un intento de disipar su dolor, acaricié su cabello bajando por su espalda y besé la cima de su cabeza, su cuerpo tembló con cada hipo y sollozo.
—La casa es tan grande ahora, Dom, ya no están nuestras chicas y Domi ya no es un niño.
—Ángel, estábamos conscientes de que eso ocurriría un día, más de una vez tú fuiste quien me consoló a mí cuando caí en cuenta que las chicas ya eran unas mujeres adultas, el tiempo pasó en un parpadeo, pero tú y yo seguimos juntos, nena. —declaré, fue ahí que tomó un poco de distancia mirándome a los ojos.
—Ese es el problema. —farfulló, tragué en seco ante su declaración, podría decir que se me congeló la sangre—. Tú no estás aquí todo el tiempo, amor, hasta Zeth que es un culo apretado de primera, o así lo llamas, se tomó un tiempo para él y Caroline, en cambio, yo he estado sola en casa por mucho tiempo, sé que tienes casos que resolver, muchos aspirantes a entrar a tu despacho, es el precio por tener a un abogado exitoso por marido y si a eso le sumamos tu trabajo cómo regente de un círculo infernal y que debes cazar almas perdidas… Dominick. —suspiró, sus palabras cobraron sentido y estaba en su derecho de reprocharme, me sumergí demasiado en los deberes—. Necesito a mi esposo conmigo, siempre he sido egoísta, lo sé, a veces quiero algo más de tu tiempo, pero…
—No eres egoísta. —sentencié, con voz tranquila—. Jamás lo has sido para mí, tú eres lo más importante en mi existencia. —La tomé por los hombros y sentí ternura al ver esos pucheros formándose en su rostro—. A veces quiero hacer muchas cosas a la vez, sabes que puedo ser un distraído de lo peor, y en verdad quiero disculparme por ello, no hay justificación, esto es mi culpa y lo voy a remediar, Annie, hablo en serio, quiero que estés bien, darte paz es lo mínimo que puedo hacer, porque me lo has dado todo, tu amor, tu confianza, una bella familia.
—Dominick… —susurró, mis manos fueron a sus mejillas limpiando sus lágrimas con mis pulgares.
—Jamás te sentirás así de nuevo, lo juro, te amo demasiado, eres mi ángel de ojos castaños, mi Annie Marie Parker, la chica más bella de toda Nueva Orleans y el universo, la que sabe escuchar, la que prepara el mejor pastel de chocolate de todos y el mejor café. —Mi comentario la hizo reír y no evité suspirar, ese gesto cálido y sincero significaba todo para mí—. Esa hermosa mesera que me empacó mi desayuno en el Yumma´s y que accedió a tener una cita conmigo, la que cuando supo que era uno de los demonios más retorcidos del infierno, no tuvo miedo y que cuando tuve esa cagada monumental, me permitió redimirme, te amo tanto, nena, ¿Recuerdas nuestro primer beso? —pregunté en un intento por hacerla rememorar nuestra primera cita.
—Cómo si hubiera sido hace unas horas, Dominick. —respondió con seguridad.
—¿Y nuestra primera vez juntos? —Un sonrojo se asomó en sus mejillas, sonreí de medio lado, aún tenía ese reflejo de inocencia, Ella siempre ha sido virtuosa, Stargees y tú un tipo muy afortunado.
—Por supuesto. —respondió, se acercó un paso más, dejando una distancia minúscula entre nosotros. Sus manos se entrelazaron sobre mi nuca.
—¿Nuestros votos? ¿La luna de miel?
—Todo, Dominick, pero necesito que estés conmigo justo ahora. —musitó, me acerqué a su rostro y me detuve a escasos centímetros de tomar sus labios.
—A partir de mañana seré todo tuyo, nena, tomaré un año sabático, salvo por las cuestiones de…
—Salvar al mundo. —intervino con una sonrisa y asentí.
—Iremos a donde quieras, o incluso si quieres que nos quedemos en casa, primero somos nosotros, luego lo demás. —señalé, sus ojos brillaron de nueva cuenta y la calidez de su aura me envolvió, en un movimiento rápido, ella tomó la iniciativa de fundirnos en un beso, su toque desesperado y necesitado fue bien correspondido. Jamás imaginé tener esta vida, ni siquiera me imaginé poder llegar a ser amado, pero este ángel se enamoró de un demonio que decidió romper sus cadenas infernales, desafiando su naturaleza y a pesar de ser un príncipe, me arrodillé ante ella, la dueña de mi alma y corazón, Annie significaba todo, presente, pasado y futuro, mi eternidad y me esforzaría por enamorarla cada día de nuestra existencia.
Rompimos nuestro contacto por el reflejo de respirar, nuestros pulsos estaban acelerados de sobremanera, pegué mi frente a la suya aún con mis ojos cerrados.
—Annie, sabes bien que seguirás joven por el resto de la eternidad, al igual que yo y por ti soy capaz de incluso desafiar a mi padre, así que dime, ¿Quieres tener más hijos? Obviamente, no trato de sustituir a ninguno, pero quiero saber si necesitas otro bebé en nuestras vidas y…
—¡Shh! Silencio, señor trasero perfecto. —espetó con diversión colocando su índice sobre mis labios—. Dije que necesitaba a mi esposo, no más hijos, creo que cuatro es un número perfecto, además, sería algo tedioso volver a empezar con los pañales, tenemos a nuestros nietos, creo que son suficientes.
—¿De verdad? —pregunté.
—Si, amor, nos toca divertirnos, después de poco más de treinta años, al fin podremos disfrutar, ¿No crees? Además, quiero lucir un lindo bañador en la playa sin mostrar una prominente barriga de embarazo.
—Eres increíblemente sexy, ángel.
—Tú lo eres aún más, cielo, anda, vamos adentro, aprovechemos que Domi no está en casa, y saca al príncipe de la lujuria que llevas dentro, tigre.
—¡Oh, Annie! —exclamé cargándola en brazos de forma nupcial—. Te voy a llevar al jodido cielo y al infierno una y otra vez.
—¡Uy! Me encantan esas promesas calientes, señor Stargees. —afirmó con coquetería abanicando sus pestañas de modo dramático.
—Quiero que por esta noche seas la misma señorita Parker que me dejó hacer lo que me placiera con su cuerpo. —ronroneé entrando de vuelta a nuestra habitación.
—Para eso, el señor Stargees debería honrarnos con su magia, velas y música, cariño. —indicó, rompí a reír y la coloqué sobre el mullido colchón, dejé mi energía fluir al mismo tiempo que ella se mordió el labio, chasqueé mis dedos y las velas aromáticas que yacían sobre los burós se encendieron, el olor a vainilla se desprendió de ellas.
—Lo que sea para mi ángel. —manifesté casi arrancándome la camisa.
—Tú eres mi bello ángel de alas negras.

El fin de semana había llegado y con ello, la reunión familiar de los domingos, en el jardín trasero montamos un campamento, Dan había hecho una fogata, mientras que Ian y Will se habían encargado de la comida, dejando descansar a las chicas.
—Papi, comienza con el cuento, anda. —insistió Jade, no evité sonreír, Annie se acomodó a mi lado y recargó su cabeza sobre mi hombro, mis pequeños nietos me miraban con expectación, Beth, David, Max, Abigail, Phoebe, Daphne, Madsen y Lukas, sonreí cuando se me vino a la cabeza la idea de que aún me faltaban los nietos que me diera mi hijo Dominick.
—¡Si, abuelito! Cuéntanos un cuento.
—¿Están seguros? ¿No estaban muy grandes para cuentos?
—Tigre. —me llamó Annie—. No los hagas esperar, cuéntales nuestra historia favorita, ¿Quieres?
—Señor S. —la voz de Ian resonó por el lugar, miré hacia él que se acercó con un plato lleno de Smores—. Creo que todos queremos escuchar esa historia.
—Anda, papá—. Dijo Will haciéndome negar con la cabeza, divertido—. Los chicos necesitan algo más que videojuegos y tú eres mucho mejor que yo para estas cosas de las historias.
—Cierto, Dominick. —afirmó Dan—. Además, tú puedes decir que tu historia es basada en hechos reales, ¿No?
—Abuelito, cuenta. —insistió Phoebe, sonreí y miré a mi mujer, acaricié su mejilla y sin apartar la mirada de sus bellos ojos castaños, me aclaré la garganta.
—Bien, a partir de ahora deben de guardar silencio, esta es una historia grandiosa que he contado desde que nació Agata, así que aquí voy… —Respiré profundo y dejé mi energía demoniaca fluir, una luz azul neón emergió desde mis brazos, formando una ilusión en la cual un gran libro de tapa antigua se materializó entre mis manos, mis nietos se maravillaron enseguida, amaba el hecho de poder mostrarles la magia de nuestro mundo y nuestro papel en el equilibrio—. Hace mucho tiempo, existió un príncipe llamado Asmodeo…
Fin.
Agradecimientos
Aquí termina esta maravillosa serie de amores infernales, hace ocho años inicié con este mundo, con tres historias que terminaron volviéndose 13 (12 de la serie y Fallen que es un Spin-off), un mundo el cual decidí crear como un medio de escape, un mundo seguro donde encontré una esperanza en la oscuridad.
Hoy agradezco a mi familia, gracias por soportar que esta loca se desvelara tecleando a diario, a ti, Karlo, lo hiciste increíble, gracias por ayudarme durante la noche con nuestros hijos, por darme la libertad de cumplir mi sueño de crear este mundo, por aconsejarme y ayudarme a escoger autos geniales para mis personajes, ya sabes la razón por la cual Dominick conduce un Audi 😉.
A mis tres pequeños cavernícolas, gracias por decir que mamá es la mejor escritora del mundo y por dejarme imaginar junto a ustedes.
A todas esas personas que desde que publiqué la primera versión de el condenado en 2014 en un blog me acompañaron a lo largo de esta aventura; al igual que a todos los que con sus comentarios me motivaron desde que mis historias llegaron a otras apps, sin ustedes este mundo no se hubiera conocido.
A mi amiga Yan, gracias por siempre estar ahí para mí, apoyándome con tu chispa grandiosa, dando todo por ayudar a que mis historias se conozcan, por leer y darme ideas y ayudarme a revisar todo este mundo de palabras que superaron las 300 páginas.
Gracias Gabriel, Nicholas, Howard, Caleb, Patrick, Demian, William, George, Zeth, Lucius, Rodge, Andrew, Dan, Ian y Dominick, mis personajes que salieron de esta hiperactiva imaginación y que siempre tendré en mi corazón y en la vida real ya que en conjunto son las mejores versiones de una sola persona, mi señor S.
Siempre recuerden que las almas desesperadas encuentran una luz en la oscuridad.
Los quiero un montón.
Ale Arce.
Recuerden seguirme en mi Instagram @alearce14 donde publico todas las novedades, actualizaciones y playlist en Spotify de todas mis historias.
6 respuestas a «🔒 Dominick Stargees»
Gracias encantada y triste porq llego a su fin pero feliz de volverlas a leer son magicas te atrapan y sigues von ganas de mas felicidades exitos…
Te felicito eres una mujer con un don mágico que atrapas a cada una de las lectoras, maravillada con seguirte y leer cada una de tus historias
Fuerte abrazo 😀
Mil gracias por seguir dándole una oportunidad a mi mundo paranormal 🫶🏽 mi corazón está en cada renglón. Desde Sinaloa, México te envío un fuerte abrazo con mucho cariño
Gracias por todas tus historias Ale, aunque se que podemos leerlas las veces que queramos, te juro me siento muy sensible al leer tus palabras que dan por terminada la saga, amo todas las historias y para mí son las mejores que he leído, sabes que seguiré leyendo todo cuando publiques, pero mi corazón le pertenece a este mundo paranormal, millones de gracias! Tu fiel lectora, Laura Nelina.
Gracias a ti por darle un lugar en tu corazón a mi mundo paranormal, por disfrutar de mis historias y seguir cada una de ellas. Gabriel ha sido difícil de escribir, no por la trama, sino porque es la inevitable despedida de mis demonios, me cuesta soltarlos, pero siempre estarán ahí a cada palabra y renglón. De nuevo, gracias a ti por la oportunidad que me has dado de llegar a ti a través de historias, te envío un fuerte abrazo con mucho cariño 🤗
Gracias por todas las historias. Gracias por el concurso que gane y pude leer fallen y Gabriel.
Gracias, gracias, gracias