Faith
—Lo siento, creo que perdí un poco el piso. —se disculpó Gabriel tomándome por la cintura desde atrás, suspiré y me giré en mis talones, su gesto era de arrepentimiento puro. Me paré de puntas y lo besé suavemente, él correspondió soltando un suspiro, al apartarme, vi cómo su tensión disminuyó.
—Lo único que temía era que te arrepintieras de poner en su lugar a Drake. —aclaré—. Eso y que todos pudieran ver el halo a tu alrededor.
—¿Viste mi aura? —preguntó curioso, ladeando su cabeza hacia el costado, respondí con un asentimiento, subió su mano y acarició mi mejilla con el dorso—. Eres la única que puede verla, bueno, la única humana.
—¿Eso es malo?
—No, eso te hace especial, Faith. —musitó.
—¿Cómo fue en casa de los Thomas? —cuestioné, tomó mi mano y juntos salimos de mi habitación.
—Bien, aunque creo arruiné mi camisa con una de las cajas, es esmalte. —señaló el área del abdomen, su camisa blanca ahora tenía una gran mancha rosa pastel.
—Puedes pedirle una camiseta a uno de mis hermanos, no creo que sea buena idea que andes así, considerando que el olor a químico es algo fuerte, aunque… —le di una sonrisita perversa y jugueteé con mis cejas—. Sabes lo mucho que me gusta verte sin camisa, bebé. —Negó con su cabeza, divertido. Pronto, escuchamos pasos a nuestras espaldas.
—¡Oye, Gabe! —llamó Damon, detuvimos nuestro andar y volteamos hacia él, Mindy venía a su lado.
—¿Si?
—Gracias, en serio, viejo, te debo una. —dijo palmeando el brazo de Gabriel.
—No hay de que, eres mi cuñado, ¿No? Es lo menos que podía hacer.
—¿Eso es esmalte? —preguntó Mindy, señalando la mancha, mi novio asintió y mi hermano le hizo una seña con su cabeza.
—Vamos, Gabe, te prestaré una camisa.
Mientras ellos se alejaban por el pasillo, una muy ruborizada Mindy me observó, desde que sus padres se fueron, no habíamos hablado, seguro estaba incómoda. Mamá y papá hablaron con ella y Damon, se quedarán aquí mientras mi hermano cierra el trato para comprar la casa, le aclararon que no tenían ningún problema con ella y que lo de sus padres era independiente, incluso, mamá le ofreció todo su apoyo y comprensión como una madre, pero yo no había tenido la oportunidad de hablarle, no sé si esté molesta porque Gabriel trapeó el piso con su hermano.
—Faith, quiero disculparme. —Me sorprendió, parpadeé un par de veces saliendo del aturdimiento.
—¿Por?
—Lo que hizo Drake estuvo malditamente mal, no debió hablarte de esa manera, no es justificación, pero siempre ha estado encaprichado contigo, desde el instituto y cómo jamás anduvieron, se desquita.
—Perdón por lo que te diré, pero tu hermano es un imbécil.
—Lo sé. —dijo soltando una risita—. Fue genial verlo tan asustado, ¡Dios! Seguro no solo se orinó en sus pantalones. —Sin evitarlo, me uní a ella en una carcajada, era tan diferente a los Thomas, seguro Damon vio algo muy especial en ella.
—Vamos, no sé tú, pero yo muero de hambre y mamá hizo una cena deliciosa.

—¡No puedo hacer nada, carajo! —vociferó Gabriel desde el estudio. Sigilosa, me acerqué hacia la puerta, estaba apenas abierta, di un vistazo al interior y detrás del escritorio se encontraba mi novio, con los ojos cerrados, estrechándose el puente de la nariz, a su alrededor, podía notarse ese halo dorado encendido que parecía alterarse formando ondulaciones.
No se apartaba el móvil de su oreja, no tenía idea de quién podría estar llamando a las tres de la madrugada, pero de seguro, era algo importante.
Gabriel emanaba tensión, la línea de su mandíbula se marcó y noté como tragó con dificultad con ese sutil movimiento de su garganta.
—Metatrón no quiere hablar conmigo, no tengo acceso al libro del destino y la incertidumbre me está matando, comprende, Patrick, no eres el único que tiene algo que perder, o mejor dicho, a alguien.
Esa oración me provocó un escalofrío al igual que taquicardia, algo en ese mundo tan suyo que no podía comprender, se estaba poniendo complicado, no, peligroso era el adjetivo ideal. Soltó una pesada respiración, abrió los ojos y los posó en mí, entré al estudio y frunció levemente el ceño.
—Hablaremos cuando tenga novedades, Patrick, debo colgar. —dijo pasándose una mano por el mentón, un segundo más y cortó la llamada—. Lo siento, no quería despertarte, tienes que trabajar temprano. —señaló.
—Tranquilo, me levanté por un poco de agua y noté que no estabas en la cama, luego te escuché y vine acá, Gabriel, ¿Qué es lo que ocurre? —pregunté, me puse a su lado y giró la silla quedando frente a mí, me tomó por las caderas atrayéndome a él y hundió su rostro sobre mi vientre, su torso se movió al compás de una profunda inhalación y mis manos fueron a su cabeza enredando mis dedos en su cabello.
—Es difícil, Faith.
—Si no me lo dices, menos comprenderé, Gabriel, sé lo que eres y eso no hace la diferencia en lo absoluto sobre mis sentimientos, te amo, pero quiero ayudarte, por lo menos a desahogarte, has estado demasiado tenso últimamente. —declaré, un nuevo suspiro salió de él y me alejó un poco, un gesto afligido se formó en su rostro y fue cómo si de pronto los años le cayeran encima.
—Te hablé sobre los jinetes, sobre el apocalipsis en general, sin embargo, los de arriba están presionando para que el destino se cumpla.
—¿Qué implica?
—Que todo ser del infierno vuelva a donde pertenece, por lo menos mientras todas las desgracias se desatan sobre la tierra, los jinetes serán obligados por mi padre a acabar con gran parte de la población mundial, mientras los supervivientes se les forzará a ver como el mundo se destruye, una guerra sin precedentes en la cual, Lucifer será desatado para luchar directamente contra mi padre, un duelo a muerte, los ángeles bajarán destruyendo a toda criatura que ellos consideren impura y sería el adiós al libre albedrío. —explicó, su cuerpo se estremeció, traté de procesar toda la información que me estaba proporcionando, era irreal, no obstante, mi perspectiva había cambiado cuando conocí a Gabriel, así que todo podía ser posible.
—¿También te forzarán a ti a participar? —pregunté—. ¿No hay forma en la que podamos escapar?
Él negó con su cabeza, mi corazón se encogió al verlo tan derrotado, necesitaba darle una esperanza, apenas y comenzábamos a disfrutar de nuestra compañía, pero dejando de lado mi egoísmo natural, apenas y él comenzaba a tener una vida humana y no era justo que la perdiese tan rápido.
Mis manos fueron a sus mejillas, levanté su rostro obligándolo a mirarme, sus ojos se mostraron con ese azul iridiscente, en una expresión triste, por acto reflejo, esbocé una sonrisa afligida.
—Olvida todo, por favor. —supliqué, ladeó su cabeza con evidente confusión—. Disfrutemos lo que tengamos de tiempo, no sabemos cuando ocurrirá el fin del mundo, pero no quiero morir sin haberte disfrutado, aunque admito que nunca es suficiente, a cada segundo te anhelo, tenías razón cuando dijiste que nuestras almas se pertenecen la una a la otra, Gabriel, jamás me había sentido tan viva, hasta que te conocí.
—Faith, tú eres mi paraíso.
—Y tú, el mío, por favor, deja de pensar por lo menos unos segundos, ven conmigo a la cama, creo que hay algo que puedo hacer para que te sientas un poco mejor.
—Si te refieres a dejarme tomar tu cuerpo, ese es un premio grandioso que me hace sentir bastante bien, no obstante, el miedo a que todo se joda no me lo puedo apartar de mi mente, pequeña. —se sinceró, mis labios se unieron en una fina línea y lo tomé por las muñecas tirando de él. Se incorporó poniéndose de pie, me detuve contemplando su cuerpo atlético de piel perfecta, vestido solo con pantalones de chándal, mientras que yo apenas y me cubría con una de sus camisas.
—Lo sé, pero quizás una noticia te dé algo de motivación para continuar.
—Dime.
—Quiero mudarme contigo ya. —dije, sus cejas se arquearon y de repente una amplia sonrisa se formó en su rostro—. Hablé con mis padres cuando estabas con mis hermanos, les planteé el asunto y con Mindy viviendo en casa y demás, dije que quería tener un espacio más íntimo para compartir contigo, mamá aceptó sin dudar, mientras que papá ya sabes como es, sin embargo, dijo que le agradó la forma en que enfrentaste a Drake y lo hiciste puré, así que, si no te importa, ¿Podemos pasar por mis cosas después de mi turno?
—¿De verdad? —interrogó con claro entusiasmo—. Faith, ¿Es una broma?
—No, tonto, no puedo bromear con esto.
—¡Dios! —gritó de emoción, me abrazó haciéndome girar en volandas, no evité reír—. Eres una mujer increíble, Faith, claro que iremos por tus cosas, es más, si gustas puedo encargarme de tu mudanza mientras estás trabajando, tengo la mañana libre, puedo entretenerme con eso.
—Tengo bastantes cosas.
—Por favor. —rogó rozando su nariz con la mía.
—De acuerdo, solo no uses esos poderes tuyos o harás que mis padres pierdan la cabeza.
—Prometo comportarme como un humano común y corriente.
—Buen chico, anda, vamos a la cama, quiero disfrutarte antes de que sea hora de ir a trabajar.

—Estoy algo mareada aún.
—Deja de mover el brazo, Briggith, vas a causar un accidente con el suero. —reclamé mientras hice que regresara a su camilla.
—Faith, sé que estás molesta por lo de Matt y…
—Así déjalo, ¿Quieres? No estamos en los mejores términos, sinceramente, la gota que derramó el vaso fue que creyeras que podías coquetearle a Gabriel sin problemas, Bri, eso estuvo jodidamente mal.
—Lo siento. —se disculpó en voz chillona uniendo sus manos en señal de súplica—. A veces no puedo evitarlo y tu novio es muy guapo y…
—¡Basta! —la silencié fulminándola con la mirada—. Este no es el momento ni el lugar, solamente dejé el pabellón para ver cómo seguías y nada más, sin embargo, sigues siendo una perra, Briggith, Gabriel no es cómo Alex, así que deja esas estupideces, y te advierto, somos compañeras, te tuve cariño y hasta cierto punto, te respeté como persona, pero esto no puede seguir así, por lo tanto, cortemos esto por lo sano, no podemos tener una amistad, sería demasiado hipócrita. —expliqué, ella chasqueó su lengua con enfado.
Ya habían transcurrido algunos días desde lo que sucedió en el aparcamiento, el Doctor Simmons me explicó que borró de su memoria cualquier recuerdo sobrenatural, sin embargo, dejó el resto de los acontecimientos intactos en su cabeza; salvo porque ya no tenía esa apariencia terrorífica, seguía siento la misma zorra de siempre. Estaría internada unos días, para guardar las apariencias y no ligarlo a un evento sobrenatural, harían los estudios correspondientes, análisis y placas y posiblemente le hagan un diagnóstico de anemia y algún padecimiento neurológico relacionado con estrés.
—¿De verdad? ¿Ya no me vas a hablar?
—Un trato cordial, Bri, eso es lo único que quiero, seamos realistas, ni siquiera sabes cuando es mi cumpleaños.
—¡Si lo sé! —increpó, me crucé de brazos, mis ojos se estrecharon formando rendijas.
—¿Cuándo? —la reté.
—Mmm, ¿Halloween? —preguntó haciendo una mueca. Rodé los ojos, esto era demasiado decepcionante.
Gabriel dijo que era posible que gracias al demonio que la poseía, tuviera cierto control en mí, siendo capaz de retenerme a su lado, “ser amigas”, sin poder darle la espalda a pesar de que solamente me utilizaba como compañía y no cómo a una amiga real. Con eso todo tuvo sentido, ella se servía de mí, siempre lo hizo, desde que la conocí en quinto semestre de la universidad le cuidaba el trasero cuando se fugaba entre clases, luego fue lo de Alex, incluso ahora con lo de Matt, si no fuese porque Gabriel me sacó de su influencia, seguro yo seguiría creyendo ciegamente en ella.
—Hasta luego, Briggith. —me despedí, no esperé a una respuesta, me giré en mis talones y me encaminé recorriendo el largo pasillo, necesitaba alejarme, tomar un leve respiro antes de seguir trabajando cuidando de mis niños, luego de eso, saldría de mi guardia, al fin, podría usar mi Beetle para ir a casa y luego, vería a Gabriel, una noche perfecta, nuestra primera noche viviendo juntos oficialmente. Quería dejar todo el tema paranormal de lado y disfrutar de lo nuestro, darle la felicidad que se merecía y que dejara de cargar con el mundo.
—Ya quiero verte. —musité para mí con anhelo.

Los días se convirtieron pronto en semanas, mi peculiar novio y yo, estábamos disfrutando de esta fase de luna de miel, él experimentando todo lo humanamente posible y yo, siendo elevada al cielo cada que hay oportunidad, no cabía duda de nada, lo amaba con todo mi corazón y estaba segura de que quería dar más de un salto con él.
Me encaminé hacia la cocina, apenas iba vestida en una de sus camisas e interiores como ya era costumbre, mis pies descalzos se sentían bastante ligeros, los zapatos de mi uniforme eran la muerte y toda mi guardia de hoy tuve que estar de pie.
Gabriel tuvo que salir desde muy temprano a realizar unas diligencias, no dijo mucho, cuando se trata de cosas sobrenaturales, noté que prefería ser reservado, no porque quiera ocultarme las cosas, de hecho, si pregunto, me responde con detalles, cómo en aquella ocasión que tuvieron que enfrentarse contra un esbirro del infierno para salvar al mundo, sin embargo, omite ciertos detalles escabrosos únicamente con el afán de no agobiarme.
Revolví un poco la nevera hasta encontrar algunos espárragos que combinaran con el pollo en salsa de champiñones que estaba preparando, sonreí con ilusión, quería sorprenderlo, de pronto, el vello de mi nuca se erizó, mis manos empezaron a temblar cómo si el nerviosismo comenzara a invadirme, cerré la puerta de la nevera y fui hasta la encimera dejando los vegetales, mi sentido de alerta se había activado y un presentimiento de estar en peligro se acrecentó. Con cuidado, tomé un cuchillo de cocina, tragué en seco y caminé hacia el pasillo, a cada paso que daba, la presencia se hacía más y más fuerte, la atmosfera se tornó densa y pude sentir lo que denominé como maldad. Al llegar al living, una estela de luz se formó frente a mí, por un momento creí que se trataba de mi novio, pero me contuve, poco a poco, el haz de luz adquirió forma, me moví con cautela por la pieza y fue ahí que un tipo alto y esbelto apareció, estaba de espaldas a mí, portaba traje a la medida, un halo verde sucio lo rodeaba, su presencia era inquietante. Se giró enseguida encarándome y una sonrisa malévola se formó en su rostro, mi estado tuvo un cambio abrupto, pasando de la tranquilidad a la desesperación de golpe, el miedo invadió mi sistema, sin embargo, puse todo de mi parte para mostrar una resistencia férrea, debía ser valiente, Gabriel no debería tardar tanto en llegar.
—¡Vaya, vaya! —manifestó uniendo sus manos en un aplauso, el estruendo me hizo sobresaltar. Su mirada sombría me recorrió de pies a cabeza y me sentí vulnerable—. Después de todo, mi hermano no estaba en una misión como tanto pregonó.
—¿Q-quién eres? —las palabras salieron atropelladas, tragué en seco retrocediendo un paso, mientras él caminó por el costado sin quitarme la mirada de encima.
—¡Oh santo Jesús! Gabriel no tuvo la cortesía de hablarte de mí, humana, pero no te preocupes, pronto tu patética existencia tendrá un verdadero propósito, después de todo, tu final nos debe llevar a algo.
—¿Qué? —chillé—. Gabriel está por llegar. —inquirí en un intento por intimidarlo.
—Es lo que quiero, que venga, pero primero… —Levantó una de sus manos y una fuerza invisible me aprisionó, evitando que me moviera, un movimiento más y me hizo levitar hacia él, provocando que las puntas de mis dedos se arrastraran contra el piso—. Haremos esto más divertido, Gabriel necesita verdadera motivación, esto le enseñará a no burlarse de mí, el Séfer Raziel era prioridad y me mintió, así que pagará caro.
—¡Suéltame! —ordené agitándome.
—No desesperes, humana, pronto te liberaré, pero en lo más profundo de la fosa.