Narra Ana:
Tuve que dormir en el camino a Cartagena, Colombia. No supe mas de Benjamín ni de mi hija, por mas que pedí hablar por teléfono nadie me ayudo.
El oficial solo me sonreía y fingía que no entendía lo que yo le decía. Necesito hablar con alguien que me de razón de ese idiota que debería haberme pagado el abogado.
Llego a Colombia llena de cadenas, me tienen esposada como si fuera un peligro, cuando no es así. He llorado lo que no hice en toda mi vida, ni siquiera un buen abogado tengo y no sé que pasará cuando llegue a Cartagena. Lo único que sé, es que tengo que hablar con Luis, él tiene que ayudarme con lo de un abogado y mi hija. Cuando se entere que no me dejaron saber de ella se molestará demasiado y es capaz de viajar para ayudar con la búsqueda de mi hija. Sobre todo, porque en el caso de ir a la cárcel él tendrá la custodia de ella, porque sigue siendo mi marido.
Entro a la penitenciaría y guardo silencio, mientras escucho lo que dicen de mí. No puedo creer que hablan como si no no estuviera aquí y dicen cosas horribles mías, me encuentro en El Establecimiento Penitenciario de Mediana Seguridad y Carcelario de Cartagena. Lo que escucho decir de mí no es nada mas alejado de la realidad. No soy una asesina a sangre fría como dicen, solo quería conseguir lo que es mío.
Una guardia se me acerca y me dice
— Bienvenida a tu nuevo hogar, asesina — lo hace con burla y sonriendo
— No estaré aquí mucho tiempo — contesto altanera
— Te daré un recorrido y un tour para que conozcas tu nueva casa muy bien. Así después no me jodes perdiéndote cuando te toque limpiar alguna parte. Posee 7 Patios construidos y una capacidad para albergar una población de 1200 Internos, por suerte no tenemos tantos. Tendrás que aprender cual es el sector femenino y defenderte de tus compañeras, no es que la estadía en este lugar sea la mejor, con lo linda que eres no te será fácil conseguir amigas — me dice mirando mi cuerpo como si fuera un hombre
— Ni se ocurra volver a verme así, no querrás tener problemas con mi esposo — le advierto
La mujer solo se carcajea por lo que le dije, no entiendo el por qué
— ¿Marido? Eres una tonta, ya no lo tienes, es seguro que se buscará otra y te olvidará. Nadie quiere estar casado con una asesina, será mejorque te olvides de él querida — dice riendo
— Eso no va a pasar — respondo seria y segura
— Si supieras cuantas veces me han respondido eso y las he visto esperar a sus maridos en las visitas, ¿sabes lo que pasa después? Nunca vienen, mientras mas los esperan peor es, veo como cambian y se convierten en unas perras por el odio que sienten al ser rechazadas por sus esposos — me contesta mirándome muy seriamente
— Insisto que eso no me va a pasar, llevamos años separados, pero nunca ha querido divorciarse, al contrario, me buscaba y salíamos con nuestra hija a pasear, porque nunca me pudo olvidar, él me ama y nunca dejará de hacerlo — respondo suspirando
— Para hacer esto interesante podemos apostar, el dinero que disque vas a ganar te servirá para mantenerte a salvo, en cambio, si pierdes nadie volverá a saber de ti, piensa bien si aceptas la apuesta — me dice guiñándome un ojo
— ¿De cuánto dinero hablamos y cuánto tiempo tiene que venir antes de que pase le plazo?
— ¿Qué pasó? Ya no estas tan segura, por lo que veo — ríe señalándome una puerta
— No es eso, solo que no… — no me deja terminar de hablar
— Olvídalo, no tienes ni dinero para pagar, menos vendrá a verte tu esposito. Este es tu nuevo hotel cariño, disfruta la estancia y como consejo extra, si sigues con esa actitud de ser superior no durarás nada dentro — me dice lo ultimo en un susurro
Me da escalofríos sus palabras, al menos las ultimas. ¿será cierto eso de que pueden desaparecerme de aquí? Ya no me siento tan fuerte como cuando llegue. Hablaré con la compañera de cuarto que me toque para que me consiga una llamada y así hablar con Louis, para explicarle todo lo sucedido con la nena y conmigo.
Al entrar, gracias a un empujón de la guardia o carcelera, como se diga. Estando dentro veo alrededor y aquí se encuentran tres chicas, todas hablan entre ellas y una es grande y gorda, las otras delgadas. Cual de todas tiene una cara de más mala, o sabría decidir por una.
— Hola — digo con voz baja
— ¡Tenemos nueva inquilina! — dice una de las delgadas
— Eso veo, ¿Qué nos darás a cambio de dormir en la cama? — pregunta la más gorda de todas
— ¿de que estas hablando? Me dijeron que aquí voy a dormir, no tengo porque motivo darte algo para tener derecho a la cama, no eres la dueña de este lugar — respondo seria y prepotente
— Uhhhh — dicen las delgadas mirándome con lastima
— Voy a tener que aclararte como son las cosas aquí, yo mando y decido lo que sucede dentro de esta habitación, si yo quiero te elimino ahora mismo y nadie reclamará por ti, me contaron que eres una asesina, hasta podrían premiarte por deshacerme de una como tú. Tienes suerte de que me acaban de hacer las uñas y no voy a dañarlas con tu hermosa carita, puedes servirme de otra manera y hacerme feliz. Si me gusta lo que haces puedes dormir en la cama y si no quieres hacer nada, ellas te golpearan. A menos claro, que tengas dinero para pagar o cigarros — me dice mirando mi cuerpo
Lleva una mano a mi boca y la abre con fuerza, por lo que me quejo. Revisa mis dientes y muelas
— Esa lengua puede dejarte dormir en una cama, piénsalo. Tienes tres minutos para decidir — dice mirando un reloj en su gorda y obesa, además de asquerosa muñeca