Llegué, observando cómo estaba comiendo una salchipapa sorprendiéndome porque dentro de su dieta nunca podría existir una comida grasosa; me acerqué haciéndole un chiste porque sabía que debía ser un antojo debido al embarazo. Al sentarme a su lado, me miró con seriedad donde suspire porque le debía una disculpa, igual que a Alejandra a quien no alcance a dársela.
— Discúlpame, nunca pensé que fuera a ser así — Manifesté después de haber suspirado sin poder creer lo ocasionado —, No quería lastimarte, tu sabias lo del matrimonio, pero no que te lo dijeran a la cara como si fuera la gran noticia — Proseguí intentando coger una papa francesa, pero no me lo permitió.
— Son mías, es mi antojo así que no te metas en el medio — Advirtió haciéndome reír, porque nunca tomaba esa actitud ante este tipo de alimentos —, Segundo, te disculpo créeme que soy la menos afectada, aunque no te niego que quería y quiero asesinar a su futura esposa por citarme en privado — Confesó, haciendo que abriera los ojos porque no recordaba ese pequeño detalle.
— ¿Te ofendió o dijo algo en contra de mi futuro hijo? — Pregunte alertado, pero encogió los hombros sin darme una respuesta clara —, Necesito que seas totalmente sincera conmigo, por favor — Suplique porque quería ver cuál era el nivel de maldad de Mónica sólo por obtener todo lo que quería.
— Intento ofenderme al decir que mi hijo no era tuyo, que le mandaría a hacer una prueba de ADN para verificar porque era una cualquiera como las demás — Manifestó comiendo una salchicha, como si fuera lo más normal del mundo —, Se que es tu hijo, por eso no me sentí ofendida, pero es una víbora completa donde estoy preocupada por Alejandra, tu líder de modelaje — Añadió, entendiendo a dónde quería ir, dejándome tomar una papa francesa.
— La voy a acabar, se está metiendo contigo y con mi hijo — Mencione con rabia, pero agarro mi mano para lograr estabilizarme —, No puede hacer eso, ni contigo ni con Alejandra se está tomando poderes que no le pertenecen — Dije con rabia, derramando una lágrima entendiendo que estaba demasiado alterado, me paso otra papa francesa para calmarme haciéndome reír por sus ocurrencias.
— No puedes hacer nada, al menos mientras colaboras con la empresa, aunque si tienes para ayudarme a mi ¿porque la necesitan a ella? es lo que no entiendo — Pregunto, donde tenía la misma duda, pero mi padre no quería aclararla —, No tiene sentido, existe algo turbio debajo y debes asegurarte de eso, antes de cometer el peor error de tu vida — Aconsejo, donde sabía que lo hacía desde lo más profundo del corazón.
— Tampoco entiendo pero mi padre dice que mi patrimonio propio no alcanza, que tendríamos que vender la casa pero eso sería matar en vida a mi madre quien adora su hogar — Confesé comiendo mi papa francesa, robándome una salchicha —, Pero si, debo conocer todo a fondo antes pero primero hablar con Alejandra porque ella es la peor perjudicada en todo esto donde mi corazón está sufriendo — Manifesté, sabía que me entendía porque era la única persona que sabía a profundidad lo que había pasado entre nosotros, aunque Alejandra no tenía esa información completa.
Cuando terminamos de comer, nos dirigimos hacia su casa dejándola sana y salva despidiéndome con un gran abrazo, un beso en su barriguita porque me llenaba de ilusión la idea de que iba a ser padre. Después, me dirigí hacia la casa de Alejandra con la duda si era buena idea o no interrumpir, porque finalmente estábamos fuera del horario laboral y no era bien visto que su jefe viniera a visitarla a la casa. Sin embargo, suspiré donde tomé la decisión de hacerlo, abriendo la puerta para cerrarla de inmediato cuando vi un taxi llegar a su puerta, donde ella iba saliendo con el tal Martin sintiendo como todo se me calentaba, porque odiaba verla a su lado. Peor cuando los vi salir cogidos de la mano, hablando en frente de la casa mientras sonreía, porque quería ser ese hombre que causaba cosquillas y risas en su interior, sentí un balazo cuando la vi dando un suave beso en los labios antes de entrar a su casa, observando la cara de felicidad de aquel miserable para irse.
Se perdió toda la motivación de querer proseguir, porque ella estaba buscando la forma de salir adelante sin mí. No podía juzgarla, fui quien la mandó al carajo por casarme con una mujer que no amaba y peor cuando supiera del embarazo de mi mejor amiga se iba a sentir peor de traicionada. Golpeé varias veces el volante, sacando toda la rabia que tenía internamente porque mi vida se estaba yendo a la basura, solo por no poder seguir mis ideales y mis verdaderos sueños. Llegue a mi casa, destrozado donde me quite el saco, la corbata y me desabotono la camisa dirigiéndome hacia el estándar observando todas las botellas que tenía a mi cargo.
— Cuál será mi acompañante esta noche… — Susurré mirando de un lado a otro, cuando sonreí —, Eres la adecuada — Manifesté cogiendo la botella de ron, que estaba casi completa para dirigirme a la sala, donde prendí el televisor colocando música de despecho desde la ranchera y la música popular.
Empecé con la canción adiós amor de Christian Nodal, mientras destapaba la botella para empezar a darle sorbos desde ella misma; esta noche iba a emborracharme así no fuera a trabajar al día siguiente porque necesitaba ahogar mis penas, sintiendo un dolor eterno en mi corazón porque mi vida se estaba yendo hacia la mierda solo por priorizar a mi familia donde me cuestionaba cuánto valía o no realmente este sacrificio, empecé a llorar en medio de las canciones dando otro trago a mi botella, recordando mi infancia al lado de mis padres donde desde pequeño mi padre siempre me exige no dejándome vivir mi niñez como todo el mundo en medio de juguetes, golpes y alegrías con mis amigos. Sino al contrario, se basaba en libros, evaluaciones y orden para poder ser el gran ejemplo que él deseaba para su vida.
— ¿Realmente debo ser castigado de esta forma Dios? — Exclame cuestionando hacia el cielo, levantando la botella —, No puedes obligarme a destruir mi vida, dejando a la mujer que amo en brazos de otros — Mencionó con dolor, odiando en este momento al ángel que mi madre decía que debía adorar por toda mi vida, para que todo saliera bien en lo que me planeaba.
Empezó a sonar otra canción donde empecé a cantar y cantar hasta que me acabé la botella, sintiéndome todavía sobrio cogiendo con poca estabilidad la botella de whisky para seguir con el proceso, observando el reloj para darme cuenta que eran las tres de la mañana, pero el dolor seguía en mi corazón. Seguí y seguí tomando hasta que perdí el conocimiento, mientras sonaba la canción salud por el de Paola Jara, esperando que pronto todo este dolor se muriera. Recordando cada momento que había vivido con Alejandra desde que la conocí, sin creer que volveríamos a conectar también con mi mejor amiga donde no entendía en qué momento la vida me había dado un giro de 180 grados terminando por casarme con Mónica, una mujer que no inspiraba ni el más mínimo pensamiento en mí y quien estaría conmigo por toda mi eternidad solo por amor a mi padre y a mi madre.
— ¿Qué estoy pagando en vida? — Preguntaba nuevamente, cuando recuperé el conocimiento —, Solo llévame y déjame ser feliz en la eternidad — Concluí mientras iba cerrando los ojos, después de darle otro sorbo a la botella sintiendo tranquilidad, aunque esa no era mi realidad.