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El hombre de mis pesadillas

🔒 JOHN BROWN

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Después de haberla dejado alimentada, fui transfiriendo unos fondos a la cuenta de su hermano para el tratamiento que debía pagar, ella no era solo mi mejor amiga si no ahora hace parte de mi familia exclusivamente donde sus problemas se volvían míos, estuvieran o no de acuerdo. Llegue a la casa, donde efectivamente mi padre estaba con mi madre y Mónica en la hora del té tomando, mientras hablaban de la vida entrando a la familia de todas las formas posibles, pero no a mi corazón siendo el error más grande que estaba cometiendo donde se quedaron callados al ver mi presencia. 

— Tengo que contarles algo — Anuncie con seriedad, sentándome en frente de ellos donde intentaron ofrecer tinto, pero lo rechace —, Es una situación que cambiará nuestros planes, pero si después de saber eso quieres seguir casándote conmigo lo aceptare Mónica — Mencione empezando a preocuparlos, quienes se miraban a los ojos ambos. 

— Cuéntanos, ¿qué sucede? porque nos falta unos días para unirnos amor mío — Susurró Mónica con sensualidad, pero no me provocaba ni el más mínimo mal pensamiento —, Lo que sea, estaremos contigo como la gran familia que somos — Intervino mi padre, haciéndome reír internamente porque iba a comprobar sus palabras en este momento.

— Deje a una mujer embarazada — Exclamé rápidamente y sin pudor, sintiendo como Mónica botaba la taza de té al suelo y mi padre se colocaba blanco como un copo de nieve —, Responderé por él bebe, porque no tiene la culpa, pero igual me casare contigo por el compromiso adquirido, a no ser que seas tu quien no quiera y podamos hablar de un préstamo — Sentencie, poniendo todas las cartas del juego.

— No solo me engañas con la secretaria, sino también con tu mejor amiga — Susurro con desprecio, mientras llegaba una empleada de servicios para recoger el desastre —, Eres un asco de hombre, ¿eso es lo que me vas a ofrecer de ahora en adelante? — Dijo colocándose de pie, pero mi padre le pidió que se calmara. 

— No vamos a cambiar ningún plan, ambos se van a casar — Sentenció mi padre con su autoridad como siempre —, Vas a despedir a tu secretaria y la otra va a abortar — Ordenó colocándose de pie, pero realice el mismo acto porque no podía manejar la vida de todos como deseaba. 

— No, ella tendrá su hijo donde responderé y Alejandra tendrá su puesto de trabajo porque ha hecho todo bien — Afirme con seguridad, mirándolos a ambos —, Me casare con Mónica, no se preocupe por eso, pero quería que supiera todo para que no haya sorpresas para después — Concluí, donde asintió finalmente dándole igual hasta la palabra de aquella joven donde se sabía que solo les importaba era los negocios.

Después de eso, me subí a la habitación en búsqueda de mi nona para pedirle un cambio de ropa; para no tener que dirigirme a mi departamento si no así saldría de aquí directamente hacia la oficina, donde tendría que enfrentarme a Alejandra, porque ella merecía saber también de mi boca antes de que se enterara por otro lado, aunque era diferente porque no sabría como decirle sin que se alejara totalmente de mi vida, porque estaba seguro que la quería seguir teniendo así fuera a la distancia. 

Baje, observando como mi madre seguía en la misma posición, pero esta vez sola sin la compañía de padre y Mónica, quienes se habían ido a donde mi futuro suegro para comentarles la situación actual, donde sabían que no iba a dar mi brazo a torcer porque era una vida la que se encontraba en medio. Mi madre me invitó a sentarme con ella, brindándome una taza de té la cual le acepte con gusto, dando palmadas hacia sus piernas dándome a entender que me recostara en ellas, porque me iba a consentir como cuando era pequeño.

— No debes dejarte abrumar por todo lo que va a suceder porque sé qué harás las cosas bien — Menciono mientras acariciaba mi cabello —, Serás un buen padre, un buen jefe y un buen esposo porque todo lo que te propones lo logras y eso es lo que me tiene orgulloso de ti — Afirmó, haciendo que me sintiera sensible por sus palabras, las cuales siempre llegaban en el momento adecuado.

— También soy un buen hijo, al punto de casarme con alguien que no amo sólo por mi padre — Susurré siendo sincero, mientras traían mi taza de té —, Pero me da miedo, poner tantas responsabilidades sobre mis hombros y terminar fallándole a todos — Afirmé mientras me sentaba nuevamente, cogiendo mi taza. 

— Cuando sientas que no puedes más, puedes venir a los brazos de tu madre — Aconsejo con una sonrisa, donde ella intentaba ver todo lo positivo a la vida —, También puedes mandar todo al carajo, no debes ser perfecto siempre porque eres un humano, no un robot donde incluso ellos se dañan — Manifestó, brindándome una sonrisa para hacerme tomar el té caliente antes de irme a trabajar.

Me monté en el vehículo, sintiéndome un poco más tranquilo donde las sabias palabras de mi madre tenían poder, porque ella había logrado tranquilizar mi alma después de tantas noticias y decisiones al mismo tiempo. Llegué a la oficina, donde vi a Alejandra en su puesto trabajando con juicio, quise acercarme para invitarla para poder contarle todo lo que estaba sucediendo, pero realmente era difícil porque no me salían las palabras en su presencia además estaba ocupada, así que seguí derecho sentándome y prendiendo mi portátil. Llegó la hora del almuerzo, donde mi padre apareció en mi oficina antes de salir esperando una actitud positiva.

— He hablado con el socio, el cual permite que los casemos por dinero, pero se queda con un porcentaje de las acciones que nos iba a entregar — Mencionó con dolor, sintiéndome culpable —, Así que, por favor, no embaraces a más mujeres o si no nos podrá salir peor de caro el chiste — Sentenció golpeando el escritorio, esperando que nadie se diera cuenta. 

— Lo haré, por ti padre, pero debes relajarte porque si estuvieras en mi situación me entenderías — Afirme, pero negó con la cabeza, pensando en lo terco que era —, El amor es bonito ¿no crees? — Pregunté, pero volvió a negar donde no entendía qué estaba sucediendo.

— Tu madre y yo nos casamos por los negocios de la familia — Confesó cayendo un balde de agua a mi cabeza, porque no creía que fuera su situación —, En ese momento, sentía que mi vida se acabaría al lado de esa mujer, pero como te das cuenta hemos aprendido a querernos hasta tenemos un hijo, así que el amor no es todo en este mundo — Sentenció con seriedad, donde no podía tocar el duro corazón de aquel hombre. 

— ¿Nunca tuviste un amor que no quisieras abandonar porque sientes que conectas con ella? — Pregunte donde asintió, sorprendiéndome porque no me entendía —, ¿Entonces? porque nunca te fuiste detrás de ella, sé que este comentario va en contra de mi madre, pero creo que ella debió vivir la misma situación — Mencione colocándome de pie, porque estaba empezando a descubrir verdades de esta familia que no sabía si me gustarían o no.

— Ella murió en mis brazos, así que mejor aléjate de la tuya si no quieres el mismo destino — Amenazó sintiendo un escalofrío por todo mi cuerpo, porque nunca había escuchado a mi padre de esa forma —, Vas a dar el anuncio oficial que en una semana se casan, evitando mencionar el terrible embarazo de tu amiga — Ordenó antes de salir de la oficina, hacia la suya dejándome helado porque no creía lo que estaba escuchando; como si él mismo hubiera sido el culpable, pero peor.

Me odiaba eternamente, por causarle daño a las dos mujeres más importantes de mi vida aparte de mi madre. Ambas se encontraban en el anuncio oficial, donde se manifestó el matrimonio con Mónica siendo en una semana para que nos pudiera dar el préstamo necesario, no solo eso, sino que pidió el puesto de vicepresidente a cambio del embarazo de mi mejor amiga, odiándola con todo mi corazón. Ver la cara de tristeza de las dos mujeres que más amaba mientras se daba la noticia, terminó de romper mi corazón desviando la mirada no logrando verlas con valentía, porque al final las había lastimado. Por eso mismo, le pedí a Alejandra que entrara a mi oficina donde quería pedirle disculpas, pero Mónica se entrometió antes de tiempo, donde la invitaba especialmente al matrimonio mostrándome sus niveles de maldad.

— ¿A que entraste? creo que ya había quedado todo claro — Mencione mirándola fijamente —, Tu puesto queda en la otra oficina, no te puedes acostumbrar a entrar cuando desees — Afirme cruzando los brazos, mientras se acercaba lentamente a mi lado.

— Es tan excitante tener al hombre de mi vida amargado por unas estúpidas — Manifestó, subiendo mi temperatura entendiendo que lo hacía a propósito —, Eres mío te lo sentencie y así será — Dijo colocando sus manos sobre mi camisa, sintiendo una mezcla de emociones. 

— No vuelvas a hacer eso, son seres humanos — Advertí mirándola con desprecio, mientras bajaba sus manos —, Por favor vete a tu oficina, que debo trabajar — Ordene deteniendo su mano a mitad de camino antes de acercarse a mi miembro.

— Quiero hacerte mío, somos los jefes ¿cuál es la excusa? — Dijo intentando agarrarlo, pero no se lo permití —, Igual vas a tener que estar íntimamente conmigo, cuando nos casemos — Afirmó con una sonrisa de victoria, donde intentó mandar la otra mano, pero reaccioné a tiempo.

— Estaré por venirme, porque no me produces ni excitación — Confesé viendo cómo se colocaba roja, soltando mis manos —, Me caso contigo por la empresa, lo sabes muy bien así que no obtendrás nada sentimental por mi parte — Afirme, invitando a abandonar la oficina donde me miraba con desprecio queriendo tratarme mal para salir de la oficina. 

Me senté, sintiéndome cansado por toda la situación del día de hoy cuando recibí un mensaje de texto donde se trataba de mi mejor amiga, quien me esperaba en la cafetería para que pudiéramos hablar. Me coloque de pie, cogiendo mi saco porque sabía que no iba a volver a la oficina, no quería verle la cara además había mandado a mi líder de modelaje a descansar, me acerque a la ventana de la sala para ver los alrededores cuando logre visualizarla abajo en compañía de aquel hombre, sentí que todo se me subió cuando los vi agarrarse de la mano para irse juntos caminando, mis ojos se cristalizaron porque estaba perdiendo a la mujer que me empezaba a gustar en mis narices y no podía hacer nada para detenerlo. Desvié mi mirada, dirigiéndome hacia el ascensor para coger hacia la cafetería donde me esperaba la futura madre de mi hijo, quien debía estar igual o peor de dolida que Alejandra por toda esta situación, donde literalmente las humillaron de forma indirecta.

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