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El día que te perdí

🔒 CAP 9 ENAMORARLO

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Una semana después…

Marina hizo su maleta y bajó con ella para explicarle a Beto como llevar lo del taller, Dinora entró a la casa con su maleta también.

Beto trató de comprender todo lo que Marina le decía, la abrazó y le deseo suerte saliendo de la casa a seguir trabajando.

Dinora se acercó a Marina y le preguntó. “¿Estás segura de esto?”.

Marina asintió. “Si él no me recuerda. Y no puedo decirle quien soy. Lo que me queda es enamorarlo de nuevo”.

Dinora estaba feliz y abrumada por la gran determinación de Marina. “Amiga, estoy feliz de que luches por lo que quieres y estaré contigo en cada paso, pero recuerda que debes cuidarte, estás embarazada”.

Marina afirmó. “Lo sé, tendré cuidado, además vas conmigo, con tu apoyo todo será mucho más fácil”.

Dinora feliz hablo del viaje. “Claro no podía dejarte sola en esta aventura, además conoceré chicos guapos e iré a lugares que hace mucho no visitaba”.

Marina le regalo una pequeña sonrisa, estaba decidida a recuperar a Daniel, era el padre de su hijo y el hombre que amaba.

Al día siguiente ya estaban en USA, con las conexiones de Dinora, llegaron a donde vivía la abuela de un intimo amigo. La mujer ya era muy mayor, su nombre era Anita y era muy agradable, les rentaría una habitación con dos camas mientras estuvieran en el país, incluían las comidas.

Dinora y Marina debían buscar un trabajo para poder pagar la renta, la comida y empezar a planear qué harían para ver a Daniel.

Una semana después, Marina ya trabaja en un restaurante cerca de las oficinas de la empresa de los Estrada, en sus ratos libres Dinora y Marina juntaban información sobre lo que Daniel hacia. En USA lo llamaban por el nombre de Erick.

El restaurante era un lugar donde él comía a diario, también llevaba a clientes ahí y cerraba tratos millonarios, Marina siempre lo observaba desde lejos.

El verlo vestido de forma tan elegante, con trajes muy costosos y a la medida, la entristecía, no era el hombre de jeans rotos, camisa y gorra vieja, que siempre llevaba sus manos llenas de grasa, ahora era otro hombre, su sonrisa y forma de hablar le impactaban, en casa él solo era así con ella en la intimidad, con la gente desconocida siempre fue serio y respetuoso.

Ahora lo veía ser carismático con hombres y mujeres, que compartían la mesa con él.

“Marina”.

Ella giró a donde la llamaban y siguió con su trabajo. Entregó algunos platos cerca de la mesa de Daniel (Erick) y lo observó más de cerca, escuchando la conversación…

“En hora buena Erick, tu regreso ha sido lo mejor para la empresa, tu padre debe estar feliz de tenerte de vuelta”.

Erick sonrió levantando su copa. “La empresa está ahora en buenas manos, verán que pronto tendré ganancias fuertes y tanto ustedes como nosotros podremos estar en las primeras planas de todos los periódicos de finanzas”.

Ella escuchaba y observaba de reojo a Daniel, un sentimiento indescriptible de angustia pasó por su pecho, al escucharlo y recordar que antes solo hablaba de motores, piezas y reparaciones de autos.

Los hombres se levantaron y se despidieron de él, Daniel se quedó haciendo unas llamadas, firmando y pagando la cuenta, al terminar se levantó de la mesa y pasó por un lado de Marina sin tomarla en cuenta.

Ella apretó la libreta donde escribía los pedidos mientras sentía como él pasaba por su lado, giró y lo vio alejarse. Una lágrima cayó por su rostro y ella rápido la limpió, el dolor en su corazón se hacía cada vez más grande.

………….

Marina estaba frente a un gran edificio eran las oficinas de ESTALKO era la empresa del padre de Daniel y que al parecer por las noticias que veía en la televisión ahora Daniel era el heredero sucesor.

Marina ahora con estas noticias estaba algo dudosa en buscar a Daniel, era un hombre rico y poderoso que no la recordaba, sentía que cada vez estaban más lejos uno del otro, pero no quería dejar de intentarlo sobre todo por su hijo, él debería saber que sería papá y que ellos tenían una relación, si no podía decírselo estaba decidida a volver a enamorarlo.

Ella estuvo ahí por horas afuera de la oficina esperando ver a Daniel, cuando al final salió, había muchos hombres a su alrededor, ella trato de acercarse a él, pero fue inútil los hombres no dejaron ni siquiera que la viera.

Daniel subió rápido al automóvil de lujo, los hombres se fueron a sus autos y Marina se quedó de pie viendo el auto, Daniel adentro del coche checaba la hora en su reloj, giro a la ventana al sentir la mirada.

Sus ojos observaron a la chica de pie frente a él, ella llevaba unos jeans azules desgastados y una blusa celeste, sus grandes ojos azules combinan mucho con su vestimenta, él frunció el ceño por la manera que ella lo miraba, era anhelo, era… Solo sacudió su cabeza por el dolor que empezaba a generarse en su cabeza, le dijo al chofer. “Vámonos”.

Marina desde la acera observó cómo el coche se alejaba, sintió las lágrimas caer por sus mejillas, quería correr y abrir la puerta del auto abrazarlo, decirle cuanto lo amaba y cuanto lo había extrañado, pero no pudo, algo la hizo quedarse inmóvil.

Así pasaron varios días, ella seguía apareciendo en la puerta del edificio, nunca pudo comunicarse con él, siempre salía deprisa y los guaruras no dejaban que nadie se le acercara. Se quedó de pie y suspiró cansada, se tocó el vientre con tristeza. “No me daré por vencida bebe, haremos que papá regrese con nosotros”.

Sintió que la tomaron del brazo agresivamente y la metieron a las oficinas a la fuerza. Subieron con ella en el elevador. Ella trataba de zafarse pero los hombres eran muy grandes y fuertes.

“¡Oiga suélteme! ¿Qué hace?”.

Llegaron al piso diez, al abrir las puertas todo era muy elegante, la arrastraron y entraron con ella a una oficina.

Ahí estaba el señor Raúl, sentado en el gran escritorio, la miraba fijamente molesto.

Marina al verlo se quedó pasmada, nunca se imaginó que él fuera quien pidió que la llevaran.

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