Erick la miraba de vez en cuando, suspiro al ver la forma en que ella se comportaba. “¿Por qué te mudaste de la vieja casa?”.
Ella miró al mar. “Tenía un nuevo trabajo donde me pagarían más, pero quedaba lejos, tuve que mudarme”.
Erick asintió. “¿Por qué cerrarse el taller?”.
Marina rio triste. “No pude administrarlo correctamente, los clientes empezaron a quejarse y los problemas de dinero empezaron, tuve que cerrar”.
Erick apretó su mano algo molesto, en parte era su culpa él llevaba toda la administración del taller. “Lo siento Marina”.
Marina se detuvo mirándolo.
Erick se puso frente a ella. “Siento no estar contigo todo este tiempo, se que fue duro para ti”.
Ella lo confirmó. “Lo fue y mucho, pero por mi hijo salí adelante”.
Erick miro sus ojos. Y acaricio su mejilla. “Dame la oportunidad de compensar todo”.
Ella se limitó a decir. “Estoy cansada, quiero volver”.
Erick asintió, no quería presionarla.
Al regresar, Marina camino rápido a una de las habitaciones y cerró la puerta fuerte detrás.
Erick solo suspiro cansado, tenía que ser paciente si quería que ella volviera con él. Camino hacia el minibar para tomar un trago.
Marina se recargo en la puerta cansada, todo habría sido muy lindo si no estuviera en esta situación, Erick… Daniel su Daniel había vuelto pero muchas cosas impedían que ellos volvieran, camino hacia la mesita de noche buscando el teléfono, pero no había, busco en el tocador y armarios algo que le ayudara a escapar o comunicarse pero fue en vano.
Se cambió la ropa poniendo un pijama y cansada se acostó en la cama cubriéndose con la fina sábana.
Al día siguiente, los rayos del sol entraron por la ventana, ella trató de moverse, pero no podía, estaba aplastada, movió su cabeza encontrando a Erick abrazándola casi encima de ella.
“Erick”.
Él se removió un poco. “MMMhhh”.
“Despierta”. Ella lo golpeó en el hombro.
Erick abrió los ojos lentamente. “Buenos días”. Marina rodó los ojos. “¿Qué haces en mi habitación?”.
Erick negó tallándose los ojos y bostezando. “Corrección, nuestra habitación”.
Ella miró alrededor ayer, aunque registró todo no se percató que las cosas de Erick estaban ahí.
El se levantó y solo llevaba bóxer.
Marina lo observó su cuerpo estaba más maduro y marcado que antes, trato de disimular que lo miraba atenta, pero Erick lo noto y sonrió.
“¿Te gusta?”. Él hizo algunos movimientos para mostrar sus músculos. “Estuve entrenando estos años”.
Ella se levantó sin contestarle y se encerró en el baño. Erick no se molesto hoy sería otro día para convencerla.
Así pasaron varios días, entre turismo y paseos, Marina trataba de negarse siempre a todo, pero Erick tenía suficiente paciencia, no se daría por vencido, no volverían hasta que ella lo aceptara. Con los días Marina se acostumbró a los besos, caricias y el que siempre la llevara de la mano.
Por las noches, aunque Marina se encerraba Erick siempre amanecía en su cama junto a ella y decidió ya no cerrar la puerta no tenía sentido si él tenía la llave, esto alentó a Erick a seguir.
Un día salieron en un paseo a caballo, Marina no quería, pero después de tanto rogar cedió ante Erick, cabalgaban por la playa tranquilos mirando alrededor, Marina iba detrás de Erick mirando su espalda, él de vez en cuando giraba y le sonreía contándole historias y haciéndole platica cerca de ahí estaba la carretera.
Erick giro. “¿Quieres ir por ahí?”.
Marina observó la carretera y asintió, era más tranquilo.
Mientras iban un coche venía a toda velocidad, golpeó un árbol y se escuchó un gran estruendo, el caballo de Erick se asustó y se levantó por el ruido haciendo que Erick cayera.
Marina se asustó al ver esto. “¡Erick!”.
Bajo del caballo rápidamente examinó a Erick que estaba en el piso gimiendo de dolor.
“¡Ayuda!”. Marina gritó. Pero Erick la tranquilizó. “Solo es un golpe, estaré bien”.
Ella examinó su espalda, tenía un fuerte golpe en la parte baja.
Algunas personas se acercaron a ayudarlo a levantarse, Marina agradeció y lo llevaron de nuevo al hotel.
Erick seguía repitiendo que estaba bien, pero Marina negaba no dejándolo levantarse, el doctor le explicó que solo fue el golpe y no había huesos rotos, solo necesitaba reposar algunos días.
Marina al fin se tranquilizó, ellos se quedaron los siguientes días en la habitación.
Erick ya estaba mejor, pero disfrutaba de los cuidados de Marina. Ellos terminaban de comer en la habitación, Marina jugaba con su tenedor.
Erick la miró y preguntó. “¿Qué pasa?”.
Marina lo miro. “¿Cuándo volveremos? ¿Quiero ver a David?”.
Ella llamaba a David por las noches todos los días, pero quería volver a su hogar.
Erick suspiró. “Unos días más”.
Ella se levantó molesta. “¿Por qué no podemos volver ya?”.
Erick negó. “No, todavía no”.
Marina siguió. “Dame una razón”.
Erick la miro. “Te lo dije, no nos iremos hasta que me aceptes de nuevo”.
Marina resopló. “Estás loco, yo no te aceptaré de nuevo Erick, entiende, estás casado, yo no me convertiré en tu amante”.
Erik se levantó tomándola de los brazos. “Nunca permitiría que fueras mi amante, eres lo mas importante en mi vida Marina, te amo, nos casaremos y tendremos esa familia que siempre hemos querido, David otros hijos, tú y yo…
Marina lo interrumpió. “Es muy tarde Erick”.
Él se acercó más a ella. “No lo es, solo necesito una oportunidad, es todo te demostrare todo lo que te amo”.
Marina negaba, no quería caer. “¿Y tu padre? Nunca permitirá que estemos juntos ¿Te enfrentarás a él?”.
Erick asintió. “Lo haré, enfrentaré todo con tal de estar contigo y con David, Marina créeme”.
Ella miraba sus ojos estaba perdida en su mirada.
Erick acarició sus labios con su dedo pulgar saboreando, Marina cerró sus ojos sintiendo la caricia, él se acercó más. “Solo déjame amarte”.
El beso sus labios despacio, Marina no se negó esta vez, dejó que Erick la besara y saboreara cada rincón de su boca.