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El día que te perdí

🔒 CAP 51 ME NIEGO

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El hombre apretó su vaso, pero le sonreía. “Esa mujer te está mintiendo, se me insinuó muchas veces, pero la rechacé, yo amaba a tu madre, no le hagas caso a lo que dice, la empresa siempre ha sido de mi familia”.

Miranda asintió, no le creía pero decidió dejarlo. “Iré a mi habitación”.

Ella se retiró, al cerrar la puerta de su habitación escuchó salir a su padre, ella salió siguiéndolo hasta el despacho, los sirvientes seguían limpiando.

El hombre les gritó a las personas. “¡Largo!”.

Entró cerrando la puerta tan fuerte que esta rebotó quedando media abierta, Miranda se acercó para escuchar.

El señor Raúl gritaba al teléfono. “¡Te dije que hicieras algo con Grace!”.

“¡Esa mujer habló con mi hija, le dijo sobre ESTALKO!”. Caminaba furioso por la habitación.

“¡No me importa lo que hagas, deshazte de ella!”.

Miranda se cubrió la boca para no hacer sonidos, las palabras de su padre… ella regresó a su habitación.

Necesitaba hablar con Erick y decirle lo que pasaba, ella le marcó sin parar al teléfono, pero él nunca respondió, al final se cansó y llamó a Alonso.

“¿Qué dices? ¡Mi hermano te encontró con Tamara! Entonces… lo que me prometiste de dejarla… ¡Eres un cínico!”.

Alonso se disculpaba. “Por favor Miranda, debemos encontrar a Erick, necesito explicarle todo”.

Ella afirmó tranquilizándose, ahora lo importante era encontrar a su hermano.

Miranda recordó las palabras de su padre -Deshazte de ella-

Ella caminaba por su habitación nerviosa, se sentó en la orilla de la cama y llamó a la mujer y contarle, ellas se quedaron de ver en el mismo café, Miranda la esperaba ansiosa, la mujer llegó minutos después.

Miranda le dijo con miedo lo que escuchó. 

La mujer se río. “Esos dos lobos… Creen que pueden contra mí, no se los voy a permitir”. 

Suspiró y tomó la mano de Miranda para tranquilizarla. “No te preocupes, sé defenderme y gracias por avisarme, tendré cuidado”.

Pasaron varios días y Erick no aparecía, ella le preguntaba a su padre, pero este negaba saber de él y decía que volvería tarde o temprano era solo una rabieta, Miranda conocía a su hermano el no era así, seguía molesta con Alonso y el había quedado de llamarle si sabía algo, no quiso llamarlo así que decidió llamar de nuevo a Grace la amiga de su madre.

Volvieron a verse pero esta vez en un parque, la señora Grace tenía mucho trabajo y no podía conducir hasta donde Miranda estaba.

Miranda le contó sobre su hermano. Grace prometió averiguar dónde estaba y le pidió que estuviera tranquila.

Miranda asintió y las dos se despidieron prometiendo volver a verse.

……………

Días después Miranda estaba en el café ella observaba su reloj, la señora Grace le pidió que se reunieran pero ya había pasado una hora y no llegaba, Miranda inquieta observaba por la ventana del café, una hora más tarde se levantó y salió, llamó varias veces a la señora Grace pero no contestó.

Ella regresó a la mansión, subió a su habitación y siguió tratando de llamar a la mujer, encendió el televisor para distraerse y miró las noticias…

En el noticiero apareció la noticia que la señora Grace, la mujer fue asaltada y herida gravemente, su cabeza golpeó la acera y estaba en coma.

Miranda no podía creerlo, nerviosa tomó su teléfono para llamarle a Alonso y contarle, pero antes de que lo hiciera tocaron su puerta, la sirvienta le pidió que bajara, su padre lo esperaba en la sala.

Ella bajó y encontró a su padre con un hombre mayor pero más joven que su papá.

El señor Raúl se levantó sonriendo. “Hija, quiero presentarte a Paul Thomas”.

Ella examinó al hombre, era alto, delgado y de tez oscura, su cabello era entre negro y canoso, sus rasgos eran fríos y tenia algunas arrugas en sus ojos, Miranda asintió saludándolo, el hombre tomo su mano besándola, ella frunció el ceño y se soltó rápido alejándose.

Su padre sonreía feliz mientras conversaba con Paul, lo invitó a cenar y hablaron de negocios y dinero.

Miranda estaba incómoda, el hombre la miraba como si la quisiera desnudar, cada vez que sonreía el cuerpo de Miranda temblaba con miedo, ella se acomodaba su blusa lo más que podía para cubrirse.

Al terminar la cena lo despidieron el hombre se acercó rápidamente, beso su mejilla sin darle tiempo de alejarse y le susurro. “Nos volveremos a ver hermosa”.

Ella sintió escalofríos por todo su cuerpo, el hombre le desagrada mucho, su padre en ningún momento se molesto por lo que hizo el hombre, Miranda regresó a su habitación incómoda tanto que se olvidó llamar a Alonso.

Al día siguiente Miranda se levantó y se vistió para salir a buscar a Alonso y contarle todo en persona, al bajar, la sala estaba decorada con flores blancas. Los sirvientes se movían por todo el lugar apurados.

Miranda se acercó a una mesa oliendo las flores -Papá no dijo que haría una fiesta- Pensó para sí misma, encontró a una de las sirvientas. “¿Qué pasa?”.

La mujer detuvo su trabajo y frunció el ceño diciéndole. “Es su boda señorita”.

Miranda dio un paso atrás. “¿Qué?”.

La sirvienta le dijo. “El juez vendrá en unas horas, su padre organizó todo para su matrimonio hoy”.

Ella negaba confundida, fue rápidamente al despacho de su padre. “¡Papá!”.

El hombre se levantó de la silla y le sonreía. “Hija, es bueno que despiertes temprano, Paul llegará en un rato”.

Miranda lo miraba completamente confundida. “¿Qué está pasando? ¿Por qué están arreglando todo?”.

El hombre se acercó tomándola de los hombros. “Es tu boda hija, Paul está deseoso de casarse contigo y acepte, es un buen partido para ti, es rico y poderoso, tendrás una gran vida”.

Miranda negó. “Yo no me quiero casar con él”.

El hombre la soltó y su semblante cambió camino un poco al escritorio y al girarse la miró con el rostro sombrío. “Lo harás”.

Ella negaba. “Papá ¿Por qué?”.

El hombre le dijo. “No hay mejor prospecto para ti, Paul te dará todo hija”.

“¡No! Me niego”. Ella estaba decidida.

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