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El día que te perdí

🔒 CAP 47 NO ES HIJO ILEGITIMO

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Marina caminaba por la playa necesitaba despejar su mente, dejar ir ese amor tan profundo, era muy difícil, más teniendo a Daniel cerca, ahora tendría que verlo seguido por David.

Erick no muy lejos de ahí observaba desde lejos, quería acercarse hablar con ella sobre David, un pequeño recuerdo pasó por su mente, giró para ver las olas del mar…

Recuerdo…

Daniel observaba una pareja con dos niños caminando.

Escuchó en su mente su propia voz… “Me gustaría tener hijos… podrían ser cuatro o cinco”.

Escucho una voz de mujer… “¿Cinco? ¿No crees que son muchos?”.

 “Una familia grande está bien, me los imagino a algunos corriendo a nuestro alrededor y ambos cargando a otros, sé que es difícil, pero sería genial tener cinco”.

Fue un lapso de memoria, pero no podía ver a la mujer y no reconocía la voz, así como llegó el recuerdo se fue en un instante, su cabeza dolió y gimió. Se apretó la cabeza con sus manos.

Retrocedió saliendo de la playa.

Marina regresó a la casa, Carlos estaba en la sala esperándola, David leía un cómic, ambos al ver se levantaron.

Carlos preguntó. “¿Estás bien?”. Se acercó y acarició sus hombros.

Ella asintió. “Si, no te preocupes… Gracias por cuidar de David”.

David observó a su madre, todavía estaba preocupado, desde que su padre apareció ella cambió su semblante, a David no le gustaba eso.

Marina miró a su hijo preguntando. “¿Tienes el número de tu padre? Necesito hablar algunas cosas con él”.

David asintió y sacó la tarjeta de su mochila entregándosela a Marina.

Ella observó el nombre… Erick Daniel Estrada Montoya.

Marina la guardó en su bolsillo y miró a Carlos. “Gracias por cuidar de David”.

Carlos sonrió y decidió darle tiempo. “No hay problema, tengo que irme”.

Marina asintió. “Te acompaño a la puerta”.

Al salir Carlos la abrazó, ella no se negó y sintió la calidez del hombre, la hacía sentir segura y cómoda.

Carlos se alejó acariciando su mejilla. “Descansa, mañana vendré a verte”. Beso sus labios antes de irse, Marina asintió, estaba de pie mirándolo partir.

Sintió una presencia giro para ver a la casa de al lado y se encontró con la mirada de Erick, él estaba en el patio delantero mirándola, ella entrecerró los ojos.

Dinora salió junto a Alonso. “Marina, ellos rentaron la casa, estarán aquí por unos días… me quedaré con Alonso”.

Marina comprendió algo inquieta, estaban demasiado cerca. Giro para ver a Erick. “Me gustaría que hablemos”.

Erick aceptó y salió de la casa a la acera. Marina hizo lo mismo, estaban de pie en la calle.

Marina observó al hombre y le regaló una pequeña sonrisa. “Quiero pedirte un favor”.

Erick le dijo. “Dime”.

Marina le pidió. “No quiero que tu padre sepa de David, por favor”.

Erick frunció el ceño. “¿Conoces a mi padre?”.

Marina negó. “Solo en la televisión y revistas, pero se que es un hombre de familia y tu estas casado, no quiero que David sea reconocido como un hijo ilegítimo, evitemos problemas, si visitas a David o el decide ir contigo por favor mantenlo en secreto hasta que David sea más grande”.

Ella nunca permitiría que lo llamaran así, conocía las consecuencias de no ser hijo de una pareja casada entre la gente rica y poderosa.

Marina tenía miedo, el abuelo de David nunca lo aceptaría. Era un hombre con el que tenían que tener cuidado, David podría estar en peligro.

Erick aceptó, no tenía pensado decírselo después de enterarse de todo. 

Ella le habló de los gustos y preferencias de David, de las cosas que odiaba y de algunas anécdotas, para que se familiarizara con su hijo.

Erick la escuchaba atento. Sonriendo por las historias.

Marina quería intentar ser amiga de Erick por David, era lo más importante para ella y haría cualquier cosa por él.

………………….

EN USA…

Tamara llegó a la oficina de Raúl, la secretaria trató de detenerla pero fue imposible, al abrir la puerta encontró al hombre mayor sentado en el sillón con una mujer encima. “¡Raúl!”.

La mujer se detuvo y la pareja observó a la puerta.

Raúl resopló. “¿Qué quieres Tamara? Estoy ocupado”.

Tamara entró histérica “¿Cómo puedes hacer esto?”. Estaba furiosa.

La mujer se levantó del hombre buscando su ropa.

El hombre se acomodó el pantalón. 

Miro a la mujer que esperaba órdenes después de vestirse. “Vete”. Saco billetes de su cartera entregándoselos a la mujer

Ella altanera sonrió y se guardó el dinero en el sostén mientras caminaba por en frente de Tamara.

“¡Lárgate perra! ¡No vuelvas nunca!”. Ella le gritaba a la mujer, pero esta la ignoraba.

Tamara cerró la puerta acercándose al hombre. “¿Cómo pudiste hacerme esto Raúl? He hecho todo por ti y me pagas así”.

El hombre sonrió. “No te debo nada Tamara, eres mi nuera, espero que lo recuerdes”.

Ella negó llorando. “Tu hijo está desaparecido desde hace días y su secretaria no quiere decirme dónde está y tu aquí con una golfa”.

El hombre frunció el ceño. “Erick no está en la empresa”.

Tamara negó “No contesta el teléfono, no ha ido a dormir a la casa y en la oficina no lo encuentro solo me dicen que está de viaje con tu hija”.

“Tamara vete, averiguare que está pasando”.

Ella resopló. “Acabo de llegar y me corres, ¿No te importo?”.

El hombre la miró. “Para lo que me sirves es para darme un heredero de los Estrada, recuérdalo”.

Ella frustrada le dijo. “Pero… ¿Y lo nuestro? ¿Dónde quedo yo?”. Ella se acercó al hombre tratando de tocarlo.

El hombre frunció el ceño y la alejó. “Tamara a mí no me importan tus teatros, sabes bien lo único que me interesa de ti, así que ve y haz bien tu trabajo o de lo contrario buscaré otra esposa para mi hijo que pueda darme un heredero”.

Tamara molesta le advirtió. “¡No te atrevas! ¡Le diré a mi padre sobre esto! ¡Me estás humillando!”. Ella saltó para golpearlo, pero él solo la arrojó al suelo.

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