David la miró. “No recuerdo nada de eso y como no lo recuerdo no hay ningún parentesco”.
Él pensó en lo que ella decía, la vomitaba y la hacía sufrir con su excremento, el hizo una pequeña mueca riendo y pensando que sería genial haber visto la cara curiosa y los gestos de asco que Dinora hacía cuando lo cambiaba.
Ella ofendida resopló y se giró a la ventana para no discutir, nunca le había ganado a este niño, mejor seguiría esperando a que su amiga llegara con el galán.
Carlos llegó a la pequeña casa y ayudó a bajar a Marina.
Marina sonrió agradeciendo. “Gracias, la película estuvo bien y gracias por la comida”.
Carlos sonrió y le dijo. “Necesito hacer algo que he querido hacer desde el día que te vi entrar a mi consultorio”.
Marina confundida preguntó “¿Qué es?”.
Él se acercó, tomó su rostro y la besó.
Dinora se cubrió la boca para no gritar, se levantó del sillón y brincó por la sala, David la miraba aturdido, Dinora se calmó y dijo en voz alta. “¡Guau!, en la primera cita, eso fue muy rápido”. Ella se volvió a acercar a la ventana para seguir espiando.
David miró a Dinora. “¿Qué?”.
Dinora giro para decirle a David. “La está besando”.
Una pequeña risita se dibujó en las comisuras de David. “No pierde el tiempo, me gusta”.
Marina sintió los cálidos besos, el sabor a menta de la boca del hombre no pasó desapercibido, el beso fue lento y dulce, ella sintió su propio sonrojo, hace mucho tiempo que no la besaban.
Carlos se alejó mirando con la luz de la luna las facciones de marina y estaba feliz, pensó que en algún momento lo apartaría, pero no fue así.
Ella algo avergonzada le dijo. “Debo irme, gracias por todo”.
Carlos sonrió. “Te veré mañana en el centro”.
Ella asintió y caminó hacia la casa, mientras Carlos la observaba con una gran sonrisa.
Al entrar y cerrar la puerta se recargo y suspiró con los ojos cerrados, su corazón latía frenéticamente, se calmó y al abrir los ojos, Dinora estaba sentada en el sillón, recargando su brazo en el reposabrazos mirando a su amiga de una forma picara y curiosa, levantaba las cejas. David por su parte estaba en el otro sillón seguía en su iPAD.
Dinora se levantó. “¿Por qué no me habías dicho lo del doctor?”.
Marina negó. “No lo sabía, fue tan repentino”.
David se levantó de su lugar y les dijo a ambas. “Me voy a dormir”.
Camino hacia la escalera y ambas lo vieron desaparecer por el pasillo, Dinora tomó la mano de su amiga y la interrogó hasta que Marina le contó todo, David sabía que es lo que haría su tía Dinora es por eso que se retiró.
David se ducho y se puso el pijama, sentándose en la cama sacó uno de los tantos dibujos de su padre, él susurro. “Estas perdiendo a mamá”.
En su mente intentaba entender por qué su padre no estaba con ellos, muchas noches escuchó el llanto de su madre repitiendo el nombre de Daniel. Había escuchado a Dinora hablar sobre él y como se fue a USA abandonándolos.
David había visto algunas fotos que estaban escondidas entre las cajas de mudanza en aquel año cuando se mudaron, eran su madre y un hombre alto de tez aperlada que la abrazaba besando su cabeza, era muy parecido a él, se dio cuenta que era su padre, ambos se veían felices en la foto, no entendía qué fue lo que pasó para que él se alejara.
Como esas más fotografías existían había visto todas las fotos donde estaban sus padres juntos, cada foto demostraba lo mucho que se amaban, su padre siempre tenía una gran sonrisa y se notaba que cuidaba de su madre todo el tiempo.
Pero lo que no comprendía es porque se fue, a David no le hacía falta un padre, pero ver a su madre triste en las noches le dolía, lo único que le importaba era hacerla feliz. Es por eso que quería encontrar a alguien que amara a su madre.
Marina despidió a Dinora, subió a su habitación y se dio una larga ducha, al salir ella secaba su cabello caminado alrededor de la habitación, recordaba el dulce beso de Carlos, se sentó en la orilla de la cama mirando hacia el armario, se levantó y lo abrió sacando una caja vieja decorada, al quitar la tapa encontró muchas fotografías, eran de hacía ya cinco años.
Tomo algunas y las observó, ella sonrió al ver a sus padres en una de ellas, era de cuando era pequeña, otras en la escuela y su padre la acompañaba a su primer día, más abajo encontró una donde estaba Daniel…
La sacó para verla, en ella estaba Daniel abrazándola y besando su mejilla mientras ella tomaba la fotografía.
Ella acarició el rostro de Daniel y susurró. “Es tiempo de dejar ir mi amor por ti…”
…………………………
USA…
Erick terminaba de revisar algunos papeles cuando su teléfono sonó. “Señor tengo la información, la envié a su correo”.
Erick sonrió. “Bien, te enviaré el dinero más tarde”.
Erick encendió su computadora verificando la información, en ella hablaba sobre el síndrome de David y los diferentes cuadros que él ha pintado, había varias fotos, en ellas David estaba en la escuela y el centro de discapacitados, había más personas, en una de las fotos, Marina apareció junto al niño abrazándolo. Marina sonreía feliz mientras David miraba serio hacia la cámara.
Erick se acercó más a observar la fotografía… ¡Era ella!… ¡La chica del bar!… la chica con la que tuvo se-xo y no podía olvidar.
Leyó hasta más abajo los datos de la madre y leyó el nombre. “Mar Varela…”
Alonso entró. “Buenos días, hay algunos pendientes que necesito que firmes y el caso de…”
Miró a su amigo que estaba impresionado con lo que veía en la computadora.
“¿Erick?”. Alonso se acercó a su amigo.
Erick aturdido levantó la mirada. “¡Es ella!”.