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Cautiva del millonario

Capitulo 2. Cuento

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Al poco tiempo Sophie se enteró de que su padre la había prometido en matrimonio a ese viejo… 

Y también escuchó una conversación detrás de la puerta de su oficina… 

Aparentemente el viejo no tenía hijos, ni nadie que lo heredara parecía y contaba con un patrimonio que su padre ambicionaba. Eso significaba que el anciano tenía mucho dinero…

Él pensaba que el viejo moriría pronto y ellos heredarían toda su fortuna. 

— …y sino “ayudaremos a la naturaleza” … — le había dicho su padre a alguien en su oficina y luego había reído de esa forma característica que tenía, que a ella le ponía la piel de gallina. 

Sophie supo entonces que su destino estaba sellado. Ese día había vomitado toda la torta de chocolate que había comido. 

María, el ama de llaves de su padre, hacía una deliciosa torta de chocolate… El chocolate también le gustaba a Sophie… O al menos le gustaba hasta ese entonces pues por un tiempo ya no pudo comer chocolate… 

Volviendo al casamiento…

Su padre la tomó de la barbilla con fuerza. 

— ESTO NO ES UN CUENTO DE HADAS SOPHIE, ESTO ES LA VIDA REAL Y TE CASARAS PORQUE SINO TERMINARÁS PEOR QUE TU MAMÁ ¿ENTIENDES MALDITA DESQUICIADA? — a Sophie le dolió la barbilla por el agarre, pero asintió como pudo con la cabeza. 

Con un suspiro pesaroso se calzó los zapatos. 

Al menos el vestido era lindo, era como de una princesa… pensó girando y mirando alrededor de ella. 

La falda era vaporosa, tenía un corsé con escote corazón y habían ordenado sus rizos en un peinado que los dejaba caer en cascada con una tiara que ella sabía que era de diamantes porque el propio viejo, su futuro marido, se la había regalado mientras pellizcaba su culo el muy maldito desgraciado. 

“Bueno, quizá se muere pronto como dice padre y no tendré que aguantarlo demasiado”. Pensó y luego se sintió mal por sus pensamientos… a fin de cuentas iba a ser su esposo.

“Pero si él muere podré volver a las flores, a mis mariposas… “, siguió pensando con un suspiro desanimado. 

Trató de darse valor, y pensó en su pobre madre… 

Su padre la miró satisfecho cuando salió finalmente de la habitación. La tomó del brazo y la llevó. 

Atravesaron el parque de su casa, quedaba en las afueras de Nueva York. Y era hermosa, Sophie amaba su casa… iba a extrañar ese lugar, aunque la noche de bodas la pasarían allí. 

Había muchos amigos de su padre y del viejo ese… 

El cura ofició la ceremonia y Sophie rezó por dentro cuando el cura dijo que si alguien se oponía hablara o callara para siempre… rezó con todas sus fuerzas para que llegara su príncipe azul a rescatarla, ese de sus cuentos… pero eso no pasó por supuesto. 

“ESTO ES LA VIDA REAL SOPHIE, NO ES UN CUENTO” … eso solía decirle con enojo su padre a veces y ella, en ocasiones como esas escuchaba su voz en su cabeza… ella no estaba loca, no “escuchaba voces”, solo eran esos diálogos que tenía con ella misma, internos… Pero de eso no podría hablar delante de su padre sino cumpliría su promesa y terminaría internada como su mamá efectivamente… 

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