Categorías
A primera vista

🔒 06. A primera vista

Matt

Sentía una angustia horrible en el pecho, pero no podía hacer más, así que intenté cambiar el chip cuando volví con mis amigos, para seguir disfrutando esta experiencia.

El broche de oro, lo dio una de mis bandas favoritas: “Red Hot Chilipeppers”, así que le saqué el máximo provecho a su presentación, cantando todas sus canciones junto a mis amigos, gritando y aplaudiendo.

Nos encantó saber que algunos de los asistentes nos reconocieron por el show de ayer, así que nos tomamos fotografías, hicimos algunos reels para nuestro Instagram y cuando todo terminó, dimos un último vistazo al lugar que nos dio la oportunidad de hacernos más conocidos y de vivir una de las mejores experiencias que hemos podido vivir como “Breathless”.

Estaba grabando un video, cuando la entrada de un mensaje, llamó mi atención, por lo que corté la grabación y lo abrí.

“He estado pensando… ¿Podemos hablar antes que te vayas?”

Sonreí ilusionado y no dudé en responder.

“Claro. Dime dónde y ahí estaré”

Su respuesta no tardó en llegar.

“En una hora, en la entrada del recinto. Como ayer”

Confirmé con otro mensaje y creo que la sonrisa en mi rostro, podría partirlo en cualquier momento. Así que, tras alcanzar a mis amigos, seguimos grabando y tomándonos fotografías, las cuales comenzamos a subir a nuestras redes sociales y las cuales comenzaron a tener muchas vistas y reacciones al instante.

—Ustedes sigan. Tengo algo que hacer antes de irnos —mencioné.

—Mientras no llegues con la misma cara de anoche, no hay problema, hermano —respondió Alex—. Nunca había visto un corazón tan roto como el tuyo anoche… ¿estarás bien? —Asentí.

—Deséenme suerte —Los chicos me palmotearon la espalda y continuaron su camino, dejándome en ese lugar, que cada vez se volvía más solitario, a medida que transcurrían los minutos.

Las calles se vaciaron y el murmullo de la gente se acalló. Me senté al lado de la estatua donde ayer Alice me esperaba y los recuerdos de la noche anterior se adueñaron de mis pensamientos, rememorando y anhelando que este nuevo encuentro, sea resolutivo y no conflictivo, pues deseaba con todo mi corazón que Alice se abriera y me diera una oportunidad.

—¿Matt? —Su voz me hizo espabilar. Le torcí una media sonrisa.

—Hola —respondí, metiéndome las manos en los bolsillos del pantalón, pues sabía que si las mantenía sueltas, se notaría lo nervioso que me sentía.

—No soy de andar con rodeos, así que iré al grano —advirtió. Tragué el nudo en mi garganta y asentí—. Me gustaría intentarlo… —murmuró y tuve que repetir más de una vez lo que acababa de salir de su boca, para poder procesarlo. Me miró con intensidad, esperando que dijese algo, pero no podía hablar—. ¿No dirás nada? —preguntó.

—Espera un momento —respondí, calmando mi embrutecido corazón, que amenazaba con salirse por mi boca—. ¿Lo quieres intentar…? —pregunté, repitiendo lo que había dicho. Asintió sin despegar sus bonitos ojos de los míos—. ¿Es por Destiny, o porque realmente lo quieres? —Se acercó a mí y acunó mi rostro con sus manos, sin apartar nuestras miradas.

—Estuve toda la mañana pensando en tus palabras, en cómo me habías hecho sentir, convenciéndome que no eres un Nelson más, del que debería huir antes de que me rompan el corazón —explicó.

—El que resultó con el corazón roto fui yo —Le recordé, por lo que asintió.

—Pero estoy aquí, dándote la cara y a pesar que fui una imbécil por haberte echado de esa forma, me arrepiento y quiero intentarlo… —confesó—. Mi mayor miedo al salir con alguien, siempre ha sido la elección y el cómo actuar con Destiny después…

—Es comprensible, no es sólo presentarle un novio o algo así, sino los lazos que se puedan crear y…

—¡Exacto! —exclamó, interrumpiéndome—. ¡Dios, soy tan mala explicando y tú lo dices tan fácil…!

—Supongo que me ayuda mucho ser profesor y trabajar con niños —Sus ojos se abrieron con sorpresa y sonreí.

—Bueno, lo que quiero decir es que ahora, sin siquiera pensar en una relación, el destino se encargó de que Destiny se flechara de ti antes que yo… —explicó.

—Pero tú no…

—Yo también, Matt —Me volvió a interrumpir—. Mírate… ¿cómo no iba a caer redondita? ¿ah? —cuestionó.

—No lo sé, no soy la gran cosa —respondí—. Sólo un músico enamorado… —Se acercó y estampó sus labios sobre los míos en un beso que me robó el aliento. La acerqué a mí, abrazándola con todas mis fuerzas, como si con eso, consiguiera fundirla a mi cuerpo, volviéndonos uno.

Alice

Luego de que Tiny se calmara y me hiciera prometerle que llamaríamos todos los días a Matt por teléfono, no conseguí dejar de pensar en todo lo que había pasado en menos de veinticuatro horas.

Mi miedo más grande había sido desbloqueado, pero de una forma muy diferente a como lo había imaginado, pues, siempre creí que si conocía a alguien, tendría que pasar mucho tiempo para presentárselo a Tiny y sentirme segura de que se volvería una relación seria, para evitar romperle el corazón a mi pequeña, en caso que no funcionara. Pero Destiny, siempre iba un paso más allá y fue ella quien se flechó primero de Matt, que a pesar de ignorar las señales que me dio el destino al ponerlo en mi camino, fue quien lo llevó hasta mí.

Después de haberla escuchado decir esas tremendas palabras a Matt y saber que su partida realmente le estaba rompiendo el corazón, y a mí llenándome de dudas; tras pensarlo seriamente durante toda la tarde, decidí que era tiempo de darme una nueva oportunidad en el amor y aceptar la oferta que Matt me había hecho por la mañana, así que cuando respondió al mensaje que le mandé, sentí un calorcito en el corazón, que nunca había experimentado.

Los minutos pasaban y la ansiedad aumentaba, pero estaba decidida a dar este paso, a pesar de mis miedos. Así que, cuando lo vi y hablamos, esa nebulosa de dudas e inseguridades, se fue esfumando más y más, hasta que no aguanté más y me abalancé una vez más a sus labios, dando el puntapié a algo que, esperaba con el corazón, fuera el inicio de algo maravilloso.

Nos separamos, con la respiración agitada y con los sentimientos a flor de piel. Éste hombre realmente me hacía sentir muchas cosas. Sentía mi corazón calientito en mi pecho y por algún motivo, sabía o quería creer que aquí, con él, no corría riesgo.

Matt me había invitado a comer, así que caminamos hasta una pizzería que seguía abierta, donde aprovechamos de hablar de la vida, de lo que hacemos en el día a día, de nuestros gustos, conociéndonos más y puedo afirmar, que estoy total y absolutamente convencida, que enamorarme de Matt Harrison, será demasiado fácil, para mi propio mal.

Me dejó en la puerta de mi edificio y aunque lo insté a pasar, prefirió dejarme descansar, así que nos despedimos, sabiendo que no nos veríamos por un tiempo indefinido, pero con la claridad de que nos llamaríamos a menudo, así que con el estómago lleno de mariposas y sintiéndome como una adolescente, subí a mi apartamento, para darme un baño, pensar en todo lo que había ocurrido y tirarme a la cama, donde caí rendida a los brazos de Morfeo y así dormir lo que no había dormido la noche anterior.

(…)

La voz chillona de Destiny, hablando a todo volumen desde la sala, fue mi despertador. Por suerte, me tocaba el turno de la tarde, para recoger todo lo que era el cableado y desarmar alguna de las instalaciones que habíamos hecho, así que estaba relajada en cuanto al tiempo.

Miré la hora en el reloj de la mesita de luz y bufé, pues mi hija no me daría tregua, dejándome dormir un poco más, así que me desperecé y me levanté al baño.

Tenía el cabello hecho un desastre, el maquillaje corrido, pero una sonrisa que tenía nombre y apellido. Le sonreí a mi reflejo y comencé a desmaquillarme un poco. Me lavé los dientes y no quise batallar con mi cabello desde tan temprano, así que un poco más decente de lo que desperté, fui a la sala donde mi parlanchina hija, transmitía sin parar.

—¿Con quién hablas tan fuerte, bebé? —pregunté en voz alta, mientras caminaba hacia la sala, donde dos pares de ojos, se posaron sobre los míos y sentí mi corazón desbocado al ver la amplia sonrisa de Matt y la ilusión en el rostro de mi pequeña.

—¡Mira, mami! ¡Matt está aquí! —exclamó Tiny, feliz, mientras comía unas donas y tomaba lo que parecía ser chocolate caliente. Mis ojos se posaron sobre los suyos, que me miraban como aquel ciervo que se dejó comer por este feroz lobo y me di una palmada mental, por mis fachas.

—¡Matt! —exclamé. Mis mejillas se sonrojaron enseguida.

—Buenos días, dormilona —Me guiñó un ojo y sentí como partes de mi cuerpo que no deberían estar activas, mientras mi hija está presente, hacían acto de presencia.

—Buenos días… —respondí—. ¿Cómo es que estás aquí? ¿Tu viaje…?

—Les traje el desayuno —Señaló las bolsas sobre la mesa y no pude sino sonreír, mientras Tiny asentía con la boca llena y me hacía un espacio entre ella y Matt, para que me sentara.

—Ven, mami. Está muy rico —Pidió. Caminé con dudas, por mis fachas, pero finalmente le quité importancia, pues ya me había visto desnuda, qué más daba.

Nos dimos un beso en los labios como saludo y cuando volteé para tomar un vaso con café, Tiny nos miraba ilusionada, pero no dijo nada. Así que comenzamos a desayunar, como si fuese algo tan cotidiano y rutinario entre los tres, que aunque extraña, sentía que podría acostumbrarme a esto, sin dificultad.

FIN.

_________________________________

Muchas gracias por leer esta historia corta, la cual está escrita con mucho amor y espero que les guste leerla tanto como a mí me gustó escribirla.

Si alguna de ustedes lee “Camino a la felicidad”, ya se saben la historia de la hermana de Matt, donde tendremos más noticias de él, Alice y Destiny.

Un abrazo y gracias por darle una oportunidad a “A primera vista”.

Categorías
A primera vista

🔒 05. ¿Eso fue lo que te dijo?

Matt

Me sentía embriagado de Alice. Era tan ardiente, que podría morir saboreando cada uno de sus orgasmos, una y otra vez.

Sentía su penetrante mirada sobre mí, mientras busco a ciegas la cartera, para sacar un condón. Al encontrarla, no tardo ni cinco segundos en ponérmelo y vuelvo a posicionarme sobre ella, quien reniega de inmediato, volteándonos y tomando el control. Por supuesto, no esperaba menos de mi fierecilla.

Tomó mi hombría y lentamente fue bajando, adaptándose a mí.

—¡Ah! —gimió, cuando entré por completo en su intimidad. Traté de controlar mi respiración, pues su estrechez me estaba comprimiendo la polla y si en este instante ella se movía, creo que será mi peor carta de presentación.

—No te muevas —jadeé—. Eres tan estrecha, que no quiero darte una mala impresión.

Sonrió ampliamente y se recostó sobre mi pecho. Recorrí su espalda y su perfil, mientras que, con cada roce, sentía como su piel se erizaba ante mi contacto. Alzó su cabeza y la atraje a mis labios, donde comencé a besarla con devoción. Cada beso, me encendía más y más, hasta que fui yo quien comenzó a moverse lentamente en su interior, aumentando el ritmo poco a poco.

Callé con mis besos sus gemidos, hasta que la velocidad de cada embestida fue aumentando más y más, dejándonos sin aliento para continuar con los besos y cuando Alice se levantó, para comenzar a moverse sobre mi miembro, creí tocar el cielo ante el espectáculo que era ver sus senos rebotar ante cada movimiento de caderas. Su cabeza hacia atrás y su cabello revuelto, era la escena más erótica que mis ojos han podido apreciar, así que para condimentar aún más esta escena, llevé una de mis manos hacia su monte de venus y con mi pulgar, comencé a estimular su clítoris, que hinchado ante mis atenciones anteriores, la hizo jadear enseguida.

Continuamos así hasta que no pude más, atrayéndola a mi cuerpo y moviéndome en su interior como si no hubiese un mañana. Estallamos a la vez, en un potente orgasmo que nos robó el aliento.

Su cuerpo reposaba lánguido sobre el mío, mientras intentábamos regular la respiración. Éramos cuerpos sudados, jadeos y caricias. La sensación de estar así con ella era sublime y tan perfecta, que quería repetirlo por el resto de mis días, hasta mi último aliento.

Estaba sumido en una nebulosa de felicidad, ya que habíamos hecho el amor hasta el cansancio y mientras la esperaba recostado sobre su cama, pensaba en el destino y el futuro. Cuando volvió del baño, se puso la pijama bajo mi atenta mirada y comenzó a recoger mi ropa del suelo.

—Será mejor que te vayas —dijo y realmente me sorprendí ante sus palabras. Me miró a los ojos, ya que aún no sabía qué responder—. Estuvo increíble, de verdad, pero ya está. Era lo que querías, ¿no? —Me senté de golpe y la miré estupefacto.

—¿De verdad crees que eso era lo que buscaba de ti? —pregunté, atónito.

—Supongo… —respondió—. Es lo que buscan todos… —Negué y sentí cómo mi corazón se encogía en mi pecho.

—¿Esto es lo que tú querías? —pregunté. Me miró y no supo qué responder—. Yo no soy así, Alice. No sirvo para “un polvo de una noche” —mencioné—. No me gusta jugar con las personas y mucho menos, usarlas —bufé…

—Yo no…

—Lo que me ocurre contigo, es algo que no sé cómo explicar, pues no sé si es real lo del amor a primera vista o no, pero de ser así, es exactamente como me siento —Intenté explicar. Me paré y la miré, sintiendo cómo mi corazón se rompía, pues podía esperar cualquier cosa, menos algo así.

Comencé a ponerme la ropa que Alice había dejado sobre la cama, en absoluto silencio, pues no sabía qué más decir. Me sentía dolido al saber que pensaba así de mí y más aún, que se prestara para algo así, pensando que no significaba nada que un simple polvo.

Sentí su mano presionar mi antebrazo y volteé a mirarla.

—El último hombre con el que estuve, fue el pa…

—Lo sé, Alice… Pero no porque ese hijo de puta te hiciera eso, todos los demás somos iguales —bufé—. Yo jamás las hubiera abandonado.

—Me gustas, Matt, pero primero está mi hija y debo velar por ella —respondió.

—Y es lo correcto, Alice, pero no te cierres —rebatí—. Porque llegará el día que alguien las amará a las dos con locura y si sigues metiéndonos a todos en el mismo saco, no tendrás la oportunidad de darle a tu hija ese padre que ella espera conocer algún día —Me puse de pie y tomé mi chaqueta. Sus ojos estaban vidriosos y me sentía mal por decirle algo como eso, pero estaba siendo, incluso, injusta consigo misma.

—¿Y ese hombre eres tú? —preguntó con la voz entrecortada.

—Podría, si me lo permitieras.

—Ni siquiera eres de aquí, Matt… Tiny me lo dijo —respondió—. No te conozco y…

—Tengo una hermana dos años menor… —mencioné con una sonrisa—. Conoció al amor de su vida en un viaje en tren por Europa. Él vive aquí en América y ella en Inglaterra, ¿sabes? —comenté.

—¿Y qué tiene eso que ver?

—Que pese a la distancia y la adversidad, mi hermana decidió viajar y dejar su vida allá, para venir aquí y hacer una vida con él —respondí—. Cuando se quiere, se puede, Alice —Me acerqué a la puerta y volteé a verla una vez más, intentando memorizar cada rasgo y cada detalle de ella—. Yo quiero… Ahora sólo dependerá de ti, si me das la oportunidad.

Llegué en estado de bulto al hotel. Había decidido irme caminando, siguiendo las indicaciones de mi celular, pues necesitaba pensar y tomar decisiones: Me daba por vencido con respecto a Alice, o al igual que Sandy, me arriesgaba a algo más.

Alice

Me quedé en blanco, mientras miraba la puerta por la que se acababa de ir Matt. Un hombre maravilloso en la cama y al parecer, también como persona.

Tenía los ojos llenos de lágrimas y después de años de autoconvencerme y repetirme que no existiría otro hombre que me hiciera llorar, aquí estaba yo, sintiéndome como una idiota y llorando por todo lo que Matt me había dicho antes de cruzar por la puerta.

Después de darme una ducha, vestirme y arreglarme para un nuevo día de trabajo, tomé desayuno y antes de irme, pasé al dormitorio de Destiny, para dejarle un beso, como hacía cada día.

La mañana se me pasó volando. Ya teníamos una rutina bien marcada y cada uno hacía lo suyo, sin interrumpir al otro. Había coincidido con varios de mis compañeros del año pasado, así que había sido mucho más fácil, que la vez anterior, donde nadie se conocía con nadie. Pero había algo, o más bien “alguien”, que me ha mantenido toda la mañana distraída y por mucho que intentara hacerme la desentendida, me estaba resultando difícil concentrarme.

Me sentía ansiosa cuando el público comenzó a llegar en masas. Sabía que de entre esos miles de espectadores, se encontraba el responsable de mis pensamientos, durante gran parte del día.

—Alice, ¿me escuchas? —Freddy me llamaba a mis espaldas, por lo que solté los cables que tenía en la mano y volteé a verlo.

—Sí, dime —respondí y comenzó a reírse.

—Olvídalo, nena.. Te estaba hablando hace rato y estabas en otro planeta —rebatió.

—Disculpa, tuve una mala noche.

—¿Tiny? —cuestionó, pues es con quien mejor me llevaba y habíamos hablado sobre nuestros hijos y familia. Asentí, ya que no quería entrar en detalles.

—Ya sabes cómo es —Me encogí de hombros y se largó a reír, pues con cada travesura de mi pequeña terremoto, se reía a carcajadas, admirando mi paciencia.

La tarde fue avanzando, los distintos grupos tocando y nosotros trabajando, mientras mis pensamientos no me daban tregua, pensando si tal vez, esta vez, podría realmente confiar en Matt o de plano, olvidarme de todo lo que dijo y de lo que ocurrió y seguir con mi vida como estaba.

—¡Mamiiiiii…! —El grito entristecido de mi pequeña me sacó de mi concentración y me bajé del andamio en el que estaba, para prestarle atención. Corrió a mis brazos, hecha un mar de lágrimas.

—¡Tiny! ¿¡Qué sucedió, bebé!? —pregunté alarmada, mirando por si Liv venía detrás suyo, cosa que no ocurrió. Miré mi celular y vi el mensaje de Liv, donde se supone que Destiny se había vuelto a perder.

—¡Se va a ir! —respondió entre sollozos, por lo que la abracé fuerte, al tiempo que respondía el mensaje de Liv, diciéndole que estaba conmigo.

—¿Quién se va a ir, mi amor? —Se separó de mí, con sus ojos llenos de lágrimas.

—Matt… —respondió—. Se va esta noche —añadió. Mi corazón comenzó a latir con fuerza y no sabía qué responderle a mi pequeña, quien se había flechado completamente del dueño de mis pensamientos.

—¿Eso fue lo que te dijo? —Asintió, intentando calmar su llanto.

—No podemos dejar que se vaya, mami… —respondió—. Yo lo quiero y es mi amigo —añadió y sentí una vez más mi corazón comprimirse en mi pecho—. Tenemos que decirle que se quede —Insistió.

—No podemos hacer eso, bebé. Él tiene su vida en otro sitio —contesté.

—¡No quiero que se vaya! —Se volvió a abrazar a mí, mientras lloraba desconsolada. Alcé la vista y fue cuando lo vi, de pie frente a mí, con la mirada triste y sus manos en los bolsillos. Liv estaba a su lado, mirando la escena con tristeza.

Matt

Miraba la escena y en mi mente no podía dejar de pensar, que todo sería muy diferente si Alice me diera una oportunidad, pero no podía insistirle más. Ya me había jugado mis cartas y el resto, dependía sólo de ella.

No sabía cómo es que la pequeña Destiny se había encariñado tan rápido conmigo, pero así como me había flechado de su madre a primera vista, sabía que la dulzura de aquella niña también me había robado el corazón. Miré a Alice, pidiéndole permiso para acercarme y, aunque con duda, asintió.

—Dulzura, escúchame… —Pedí, al agacharme a su altura para hablarle. La pequeña se volteó para mirarme con sus ojos anegados en lágrimas—. A veces, la vida nos pone a personas muy lindas en el camino. Compartimos, aprendemos y nos encariñamos de ellas, pero así como mágicamente aparecen, muchas otras veces, se van —Intenté explicar.

—No quiero que desaparezcas… —respondió entre sollozos.

—Y yo tampoco quisiera hacerlo —Le pellizqué con cariño el mentón.

—Me gustaría tener un papá como tú… —Sus palabras llegaron a lo más profundo de mi corazón, que ya con lo roto que lo sentía, esto fue como una última estocada.

—Ay… pequeña… —La atraje a mi cuerpo y la abracé, mientras sollozaba entre mis brazos.

Miré a Alice, que tenía sus ojos cristalizados y no supe qué más decir. No quería prometer algo que no podría cumplir, pues con los sentimientos de un niño, no se juega.

—Si tu mami me lo permite, podremos hablar por teléfono, cuando tú quieras… ¿de acuerdo? —Sus bonitos ojos se posaron sobre los míos y aunque no muy feliz por mi propuesta, asintió—. Cuida mucho a tu mami, ¿sí? —Volvió a asentir.

—¿De verdad me vas a llamar? —preguntó. Asentí y le di mi mejor sonrisa.

—Tu mami tiene mi teléfono —La pequeña volteó y miró a su madre, en busca de su confirmación, quien asintió de inmediato—. Eres una preciosa y dulce niña, Destiny, tienes un lugar asegurado aquí, en mi corazón —Le señalé mi corazón y sonrió.

—Y tú aquí —Se señaló el lado derecho, lo que me hizo reír, pero asentí.

—Te llamaré cuando haya llegado a casa, ¿sí? —Asintió y me puse de pie. Le dejé un beso en la coronilla—. Pórtate bien y no hagas tantas travesuras —Le guiñé un ojo y asintió.

—Que llegues bien a tu casa —respondió.

—Adiós, Alice —Le hice un gesto con la mano y me di la vuelta, para volver con mis amigos.

Categorías
A primera vista

🔒 04. Escucha, Matt…

Matt

—¿Esa era tu fierecilla? —preguntó Alex, divertido.

—¿No es preciosa? —pregunté sonriente.

—En serio, es raro visualizarte en este plan —contestó—. Pero sí, es muy guapa —Asentí en su dirección y se nos acercaron el resto de los chicos.

—¡Salió increíble! —exclamó Jason, cambiando el tema—. No quería que terminara —añadió.

—Ni yo —contesté, por lo que nos perdimos en una conversación, analizando nuestra actuación esta tarde y deseando que el público haya sido gratamente sorprendido ante nuestra actuación.

El resto de la tarde transcurrió igual que los dos días anteriores, escuchando a otras bandas, disfrutando del festival en su plenitud y cambiándonos de un escenario a otro, pero los chicos insistían en irnos al hotel y celebrar nuestra participación, lo que me parecía lógico, ya que era todo un hito para nosotros esta presentación, pero moría por juntarme con Alice y no sabía qué hacer, así que se me ocurrió una idea.

—Tengo algo que solucionar, vengo enseguida —anuncié y me fui a paso rápido hacia “Kidzapalooza”, para intentar buscar a Liv o Destiny.

Busqué entre la multitud y no tardé en encontrarlas, pues estaban viendo una presentación de títeres.

—¡Liv! —exclamé, intentando persuadirla, sin llamar la atención de Destiny. La chica se volteó enseguida, sonrojándose apenas me vio—. Necesito pedirte un favor, urgente —Pedí.

—C-claro… dime —respondió, nerviosa.

—Me puedes compartir el teléfono de Alice, por favor —Sus verdes ojos se posaron sobre los míos y junte las palmas de mis manos frente a mi rostro, en una súplica—. Por favoooor —Pedí y suspiró.

—Sé que Alice me va a matar si lo hago, pero creo que te debo una, por las veces que has cuidado a Tiny —respondió, buscando la información en su celular, el cual me pasó y copié los datos de mi linda chica.

—No sabes cuánto te lo agradezco —Le di mi mejor sonrisa y sus mejillas se volvieron a encender—. ¡Nos vemos! —exclamé, antes de que dijera algo más, mientras corría hacia donde mis compañeros.

Los chicos habían empacado nuestros instrumentos en lo que yo conseguía el teléfono de mi chica, así que salimos del festival en dirección hacia nuestro hotel. Definitivamente el habernos ido antes de que todo acabara fue lo mejor, pues las salidas estos últimos dos días, habían sido caóticas.

Tras darnos un baño y cambiarnos de ropa, salimos en busca de un bar donde pudiéramos celebrar el éxito de nuestra presentación. Las cervezas iban y venían, así como también las risas y los festejos.

La hora había pasado tan rápido, que cuando miré mi reloj, casi escupí la cerveza que tenía en la boca, pues era hora de juntarme con Alice y estaba un poco retirado del parque. Me excusé con los chicos y me fui a adecentar un poco al baño, donde aproveché de mandarle un mensaje:

“Hola, Alice. Soy Matt. Disculpa que me haya tomado el atrevimiento de pedirle a Liv tu teléfono, pero no tenía cómo contactarte y como soy un caballero, no te podía hacer esperar” “¿Podemos juntarnos a la salida del festival? Salí a celebrar con mis compañeros y dudo que me dejen entrar una vez más”

Para mi sorpresa, su respuesta no tardó en llegar:

“Está bien. Nos juntamos en la entrada principal ;)”

—Wow… —Solté el aire que tenía retenido y le sonreí a mi reflejo.

Caminé donde se encontraban mis compañeros, que seguían muy achispados.

—Tengo una cita, chicos. Deséenme suerte —Pedí.

—¿Una cita? ¿tú? —bufé en cuanto comenzaron a bromear.

—Te lo dije, hermano. Es muy raro en ti —explicó Alex.

—Sí, yo… Y sería bueno que se hagan la idea —contesté—. Además, creo que a mi chica, también le gusta Kiss —Les guiñé un ojo y alzando una mano, me despedí, para salir a toda velocidad hacia la avenida, haciendo detener un taxi—. Hacia el “Grant Park” —ordené.

Me bajé corriendo del taxi y la vi apoyada en una de las estatuas, fuera de la entrada principal. No sé si la noche la hacía ver más hermosa de lo que ya era, pero se veía sublime.

—¡Siento el atraso! —Me disculpé entre jadeos—. No me di cuenta que nos habíamos alejado tanto de acá —expliqué.

—Tranquilo, acabo de salir —Sonrió y creo que mi corazón dio un salto en mi pecho.

—¿Tienes hambre? ¿Quieres comer? —Me sentía torpe con esta mujer. Sonrió una vez más.

—Estoy bien —contestó—. Creo que mi hija se flechó contigo —bromeó, cambiando el tema.

—Es una preciosidad —respondí—. Igual a su madre —añadí. Pude notar que sus mejillas se sonrojaron, mientras caminábamos sin sentido.

—Escucha, Matt… —Me detuve y la miré—. No sé qué te habrá dicho Tiny sobre nosotras, pero…

—Supongo que lo suficiente —La interrumpí—. Se preocupa mucho por ti y se puede ver con eso, lo excelente madre que eres —agregue.

—Es una lengua suelta, además de traviesa —afirmó—. Espero que no haya dicho nada incómodo o demasiado personal —Me miró y sus preciosos ojos marrón, hicieron que las mariposas en mi estómago se revolucionaran. Negué.

—Nada incómodo —respondí. Alice dio un paso hacia mí y sentí cómo mi boca se secó en cuestión de segundos. Acunó mi mejilla y antes de que pudiera reaccionar, su boca se estampó contra la mía, por lo que envolví su cintura con uno de mis brazos y con mi otra mano, la tomé por la nuca, para profundizar el beso, al tomar el control.

Su lengua no tardó en encontrarse con la mía, dándome el acceso necesario para disfrutar y recorrer su boca, en lo que sentía era el beso más revelador que hubiese dado nunca. La intensidad fue cambiando a medida que nuestras cabezas, en sincronía, se iban moviendo, dándonos el espacio suficiente para respirar y besarnos a la vez.

Mi erección comenzó a hacer acto de presencia y cuando jadeó sobre mis labios, supe que no había retorno. Cortamos el beso, con nuestras respiraciones agitadas.

—No sé cómo explicar lo que me pasa contigo, Alice… —jadeé sobre sus labios—. Pero sé que esto no es cualquier cosa —Nos señalé.

—Cállate y bésame —Exigió. El beso fue lo suficientemente intenso, como para terminar de encenderme por completo, así que aproveché la instancia para tomar aire y decidir qué hacer.

—Podemos ir a un hotel o…

—Vamos a mi casa —Me volvió a besar intensamente, y antes de perder completamente la cordura, volví a cortar el beso, tomándola de la mano y caminando una vez más a la avenida.

—¿Es lejos de aquí? —Asintió y detuve un taxi, que pasaba por el lugar.

Abrí su puerta y me subí tras ella, mientras le daba la dirección al chofer. Agradecí que fuera lo suficientemente tarde, como para habernos tardado casi diez minutos en llegar, así que cuando aparcamos fuera de un edificio, pagué la carrera y me apresuré en bajar y abrir su puerta.

—Señorita, por favor —Hice un ademán y le ofrecí mi mano, la cual tomó y se bajó. La seguí al interior del edificio, nos montamos en el elevador y tras presionar el botón con el número seis, las puertas se cerraron y Alice una vez más, se abalanzó contra mis labios, besándome como si no hubiese un mañana.

La aprisioné contra uno de los costados de la caja metálica y alcé su pierna, recorriendo la desnuda y suave piel de sus largas piernas, provocándome cada vez más, mientras sus manos suben y bajan por mi espalda.

El “ding” del elevador nos sacó de nuestra burbuja, me jaló del brazo y entre siseos y risas, me hizo callar, cuando llegamos al apartamento seiscientos tres.

Apenas abrió la puerta, la acorralé contra esta, alzándola para que envolviera sus piernas en mi cintura, mientras mis manos recorren su perfil y me pierdo en su cuello, que huele de mil maravillas, haciéndome gruñir.

—Guarda silencio —susurró—. No queremos despertar a Destiny o a Liv —murmuró. Me di un palo mental en la cabeza, por haber olvidado ese detalle.

—Disculpa… —respondí.

—Vamos, es al fondo a la derecha —Indicó, ya que aún la tenía pegada a mi cuerpo y alzada por las nalgas. Asentí y caminé con ella, quien repartía besos por mi cuello, capturando el lóbulo de mi oreja, excitándome cada vez más.

Cuando llegamos a la que supuse era su habitación, abrí la puerta con cuidado, y en silencio entramos, cerrando con cuidado de no hacer ruido. Una vez dentro, mi fierecilla se volvió loca, pues no tardamos ni cinco minutos en estar desnudos sobre la cama, recorriendo nuestros cuerpos y extasiándome de esta mujer que me estaba volviendo realmente loco.

Alice

En algún minuto, creí que esta vez sería él quien me dejaría plantada a mí, pero cuando recibí su mensaje, volvió a taparme la boca ante sus atenciones y caballerosidad.

Había salido hace diez minutos cuando llegó, y debo decir que se veía tan guapo, que creí que mis piernas flaquearían cuando llegara a mi lado. Su aroma varonil se coló en mis fosas nasales y los jadeos por haber corrido, lograron darme el valor para arriesgarme un poco más, así que tras una breve charla, decidí aventarme con todo y jugármela porque este encuentro fuera inolvidable.

Su boca cálida y mentolada, en una mezcla entre el tabaco, la cerveza y alguna pastilla de menta, eran perfectas. Su gran altura, y lo tonificada de su espalda, me daban ganas de colgarme de su cuello. Sus preciosos ojos grises, lograban desnudarme por completo, sin siquiera tocarme y no tenía idea si él podía notar el efecto que provocaba en mí, pero sentía esa necesidad de querer saltarle encima y devorarlo por completo, así que sin darle muchas vueltas al asunto, y tras un parafraseo de palabras, nos montamos en un taxi y terminamos en mi apartamento.

Sabía que era un lugar sagrado, donde compartía con mi hija y en el que me había repetido ese discurso en muchas ocasiones, pero nunca se me había dado una oportunidad como esta, desde que el donador de esperma nos abandonó, así que, sin pensarlo demasiado, mis tontas reglas quedaron en el olvido, cuando la pasión nos ganó en el elevador.

Su lengua recorre mi clavícula, mientras sus manos masajean mis senos y se entretienen con mis pezones, torturándolos entre sus dedos. Mis jadeos son suaves y contenidos, pues no quiero hacer mucho ruido, pero este hombre se está tomando el tiempo del mundo en recorrer mi cuerpo entre besos y lamidas, que me están volviendo totalmente loca.

—Matt, por favor… —Pedí en un gemido. Alzó la vista y me sentí como un siervo ante los ojos de un lobo hambriento, totalmente indefensa y a su merced. Torció una sonrisa, cuando lo vi perderse entre mis piernas, donde repartió besos y lametones en las caras internas de mis muslos.

Involuntariamente, alcé las caderas cuando sentí su lengua tocar mi clítoris. Me cubrí la boca con las manos para no gemir, mientras dos de sus dedos se paseaban alrededor de mi entrada, preparándome para entrar. Cuando su boca capturó mi cl***ris y comenzó a succionarlo, sus dedos entraron en mí y mis caderas se volvieron a elevar.

Sentía el orgasmo formándose en mi bajo vientre, mientras sus dedos no dejan de entrar y salir en un ritmo sin descanso. Su lengua rodeando mi clítoris, mientras su boca succiona y abarca cada terminal nerviosa de esa zona.

Mis sentidos están revueltos y sentía como poco a poco, iba perdiendo el control. Mi respiración se vuelve errática y cuando su boca libera mi intimidad y su lengua vuelve a recorrer la raja entre mis pliegues, un intenso or***smo me hizo temblar las piernas, mientras mis caderas se movían involuntariamente de arriba abajo. Matt me sostiene con fuerza, elevando aún más mis caderas, para tener un mayor acceso con su lengua, la cual no deja lugar sin recorrer, lengüetear o besar.

Sus manos ahora suben por mi cintura y capturan mis pezones, sin dejar de atender mi intimidad con su maravillosa lengua.

Presiona, rueda y pellizca mis p***zones, hasta que sin esperarlo, un nuevo orgasmo me vuelve a robar el aliento. Mi corazón late desbocado y no creo tener recuerdos de haber disfrutado tanto del s***xo oral como lo estaba haciendo ahora.

—Eres deliciosa —susurró Matt, mientras reparte besos en mi monte de venus, subiendo por mis caderas y llegando a mis senos, a los cuales les dedica bastante tiempo—. Pero ahora, te quiero sentir —Su voz profunda me hizo anhelarlo con ansiedad, así que cuando se paró a buscar algo en sus pantalones, pude apreciar la obra de arte que me acaba de hacer el mejor oral de la historia.

Contrólate, Alice… —Me regañé.

Categorías
A primera vista

🔒 03. ¡Para ti, fierecilla escurridiza!

Matt

No sé cómo no lo vi venir, pero era lógico si lo pensaba con la cabeza más fría. Mi hermosa y escurridiza chica, me dejó plantado, y a pesar que la esperé por casi dos horas después de finalizado el segundo día de show, me volví a al hotel decepcionado y con la moral a ras de suelo, ya que por lo poco que su pequeña hija me pudo decir, Alice no está abierta a las relaciones, ni a darse una nueva oportunidad en el amor y aunque fuese difícil de aceptar, quería pensar que la entendía, así que no seguiría insistiendo.

(…)

Al fin llegó el esperado día y a pesar de lo tarde que nos acostamos anoche con los chicos y lo cansados que nos sentíamos, la ansiedad y los nervios nos hicieron levantar desde muy temprano, revisando los instrumentos, afinando las guitarras, el bajo y donde habíamos decidido irnos temprano al recinto del festival, ya que en la camioneta de Alex podríamos llevar nuestros instrumentos y de paso, encontrar estacionamiento.

La adrenalina me corría por las venas y mantener la mente ocupada repasando el setlist de canciones en mi mente, me hizo olvidar pensar en Alice durante casi toda la mañana, lo cual agradecía, pues de alguna forma extraña, esa mujer se clavó en mi corazón.

Después de que los técnicos nos dieran las indicaciones para cuando subamos al escenario, decidimos ir a comer algo a los puestos de comida que ya estaban operativos y donde la gente de producción y los trabajadores aprovechaban antes de que llegaran los espectadores en masa.

Tenía la piel erizada de los nervios cuando comenzó la primera banda a tocar. Nos quedamos a disfrutar de su show,para comenzar a interiorizarnos con la adrenalina del público, que aún estaba disperso entre los distintos escenarios. El tiempo se me pasó muy rápido y las mariposas en el estómago me tenían al límite, así que cuando la segunda banda iba a la mitad de su presentación, decidí ir al baño para comenzar a mentalizarme y prepararme para cuando fuera nuestro turno.

—¡Matt! —El grito de Destiny, me hace voltear, apenas salí del baño—. ¡Pensé que no te encontraría hoy! —exclamó, feliz.

—Hola, dulzura. No me digas que otra vez te escapaste de Liv —respondí en tono de regaño y aleteó sus frondosas y bonitas pestañas en mi dirección. No pude evitar sonreír y negar, mientras buscaba a su cuidadora entre los asistentes.

—Pero valió la pena, ya que te encontré —dijo coqueta.

—No sé si te pueda acompañar, dulzura, pues como te dije ayer, mi banda y yo, tocaremos hoy —expliqué.

—Yo quiero ir contigo ¡Lléééévame, porfis! —Hizo un puchero adorable, al que era imposible decir que no—. Prometo que me portaré muy bien —Insistió, volviendo a aletear sus pestañas. Miré a nuestro alrededor, por si encontraba a Liv o a su madre, pero nada. Miré mi reloj y bufé.

—No te dejaré aquí, sola. Ven conmigo.

La subí a mis hombros y caminé a paso rápido hacia el escenario, donde los chicos me miraron con sorpresa al llegar con Destiny.

—Chicos, ella es Destiny. Dulzura, ellos son Alex, Max, Eric y Jason —Presenté a mis amigos, que amistosos la saludaron.

—¿De dónde sacaste a esta enana? —preguntó Jason, con diversión—. No sabía que te gustaban menores —bromeó.

—No lo digas ni en broma, Jason —respondí—. Es la hija de la mujer que se robó mi corazón y se perdió, por buscarme —bufé—. No podía dejarla sola y tampoco ponerme a buscar a su cuidadora, pues es nuestro turno —Los técnicos nos llamaban, para que subiéramos al escenario.

—¿Y qué harás ahora? —Negué, pues no tenía idea.

—Supongo que subirla al escenario, donde no corra peligro —Mi amigo abrió sus ojos de par en par, hasta que nuevamente nos llamaron para subir—. Destiny, dulzura —Llamé a la niña—. Ahora debemos subir al escenario y tú serás nuestra bailarina oficial… —Sus ojos se abrieron ante la sorpresa y su sonrisa se ensanchó—. ¿Sabes bailar? —Asintió, dando unos saltitos y aplaudiendo—. No me puedes fallar, ¿prometido?

—¡Prometido! —exclamó con entusiasmo. Tomé su pequeña mano y subimos al escenario.

La multitud comenzó a gritar y aplaudir, mientras nos ubicábamos en nuestros lugares. La adrenalina corría por mis venas y cuando Alex golpeó sus baquetas tres veces, comenzamos a tocar.

Estaba en un estado de euforia tal, que el tiempo-espacio desapareció y nos dejamos llevar ante los aplausos y gritos del público. Sonábamos bien, muy bien y me encantaba lo que estábamos entregando a los espectadores y al parecer, a ellos también.

Terminamos una de las últimas canciones, cuando la vi entre el público. Sonreí y decidí jugarme una última carta, antes de abandonar esta batalla. Me acerqué a Alex, convocando rápidamente a los demás.

Alice

Grité ante la frustración, cuando un nuevo mensaje de Liv llegó a mi celular. Tiny se había vuelto a perder y lo peor de todo, era que sabía con quién la encontraría. El problema, era ¿dónde?

Fui hacia el sector donde están los puestos de comida y busqué al guapísimo e insistente chico que le robó el corazón a Destiny. Los busqué como posesa por todos lados, sin éxito, hasta que escuché unos gritos detrás de mí.

—¡Alice! —La voz agitada de Liv, a mis espaldas—. ¡La encontré! —exclamó.

—¿Y por qué no está contigo? ¡Liv, por Dios! ¡Estoy a punto de un colapso nervioso!

—No puedo sacarla de donde está… —respondió y sentí la bilis subir rápidamente por mi garganta, imaginándome lo peor.

Tenía plena conciencia de que mi hija era un terremoto y que, a pesar de lo dulce y educada que es, puede volver loco a cualquiera, pero imaginarla en una situación extrema, en mi lugar de trabajo, me estaba comenzando a faltar el aire.

—Por favor, dime que no hizo alguna estupidez donde tenga que llamar a los bomberos o algo así —Supliqué, rogándole a Dios que así fuera. Sonrió y negó.

—Creo que tendrás que verlo tu misma —Me tomó del brazo y a paso veloz me llevó a uno de los escenarios, donde se escuchaba una de las tantas bandas del día, tocar.

Los gritos de la gente y los aplausos iban en aumento, a medida que nos acercábamos más y más al escenario, hasta que la vi: mi Destiny, bailaba alrededor de Matt sobre el escenario, mientras su banda tocaba una canción.

No supe descifrar cómo me sentía, pues era una mezcla entre furia y orgullo, al ver a mi pequeña disfrutar de la música, y bueno, por qué no admitirlo, también un poco de excitación al ver a Matt con esa guitarra al cuello, rasgando cuerdas y cantando con su profunda voz.

Sentí su gris mirada sobre la mía, mientras daban fin a una de las canciones. El público se volvió loco y vi de reojo a Liv, que estaba igual de embobada, como el resto de las féminas, que gritaban por el guapo vocalista. Revoleé los ojos y bufé—. Mujeres.

—Esta canción, está dedicada a la mujer que se robó mi corazón… —El grito del público fue ensordecedor—. ¡Para ti, fierecilla escurridiza! ¡I Was Made For Lovin’ You!

Comenzó a sonar la canción de Kiss, obviamente con el estilo de la banda, mientras el público vibraba.

Tonight / Esta noche

I wanna give it all to you / Quiero darte todo a ti

In the darkness / En la oscuridad

There’s so much I want to do / Hay tanto que quiero hacer

And tonight / Y esta noche

I wanna lay it at your feet / Quiero rendirme a tus pies

‘Cause, girl, I was made for you / Porque, nena, yo nací para ti

And, girl, you were made for me / Y, nena, tú naciste para mí

I was made for loving you, baby / Yo nací para amarte, mi amor

You were made for loving me / Tú naciste para amarme

And I can’t get enough of you, baby / Y no me canso de ti, mi amor

Can you get enough of me? / ¿Podrás tener suficiente de mí?

Tonight / Esta noche

I wanna see it in your eyes / Quiero verlo en tus ojos

Feel the magic / Siente la magia

There’s something that drives me wild / Hay algo que me vuelve loco

And tonight / Y esta noche

We’re going to make it all come true / Vamos a hacer que todo se haga realidad

‘Cause, girl, you were made for me / Porque, nena, yo nací para ti

And, girl, I was made for you / Y, nena, tú naciste para mí

El público estalló en aplausos y vítores para la banda, mientras Matt presentaba a cada uno de sus integrantes, hasta que sus ojos se posaron una vez más sobre los míos.

—En escenario, con su performance y danza ¡La dulce Destiny!  —Mi pequeña le tomó la mano a Matt e hizo una reverencia. La multitud gritó y aplaudió.

—Y su servidor —Se señaló y los gritos ensordecedores de las mujeres me hicieron revolear los ojos—. Matt Harrison —Se despidió—. ¡Y todos somos “Breathless”!

(…)

Después de que la gente se disipara un poco, me acerqué al escenario, tras bambalinas.

—¡Mami, mami! ¿¡Me viste!? —preguntó mi pequeña, corriendo hacia mí.

—Lo hiciste increíble, Tiny, pero estoy muy enojada contigo, jovencita —dije en tono enojado, aunque poco me duró, al ver como sus labios se fruncían en un puchero adorable—. En serio, Tiny. No puedes arrancarte así como así… No toda la gente es buena, hija —expliqué, mientras asentía con resignación.

—Quería ver a Matt… —respondió apenada y suspiré, alzando la mirada y encontrándome con la suya, que sentía que me desnudaba ante su intensidad.

—Gracias por cuidarla…

—No hay problema —contestó con una sonrisa torcida. Se agachó a la altura de Tiny—. Lo hiciste genial, dulzura, pero por favor, hazle caso a tu mami, ¿sí? —Pidió—. Si me quieres buscar, le dices a Liv que te acompañe —Mi pequeña asintió y Matt le guiñó el ojo a Liv, que no me di cuenta cuando me siguió, hasta que asintió embobada ante el rubio—. Si me permiten, iré a celebrar con mis compañeros —Hizo un ademán para irse y tontamente dejé a Tiny con Liv, para acercarme a él.

—Siento lo de ayer… —murmuré a sus espaldas. Volteó y una vez más, su mirada cayó sobre la mía, provocando que un escalofríos recorriera mi espina dorsal de pies a cabeza.

—Supongo que fui demasiado insistente —Suspiró—. No te preocupes —Se encogió de hombros y por alguna razón, no quería que se fuera.

—¿Podemos juntarnos hoy? —Pedí. Sus ojos se abrieron de par en par ante la sorpresa—. Prometo estar… —Sonrió y asintió.

—De acuerdo —Torció una sonrisa—. Nos vemos luego —Se dio la vuelta y siguió donde sus amigos, que festejaban alegres y lo recibían entre abrazos y palmadas en la espalda.

—¡Chao, amigos! —gritó Destiny, al despedirse de Matt y sus amigos, consiguiendo la atención de todos esos hombres, que entre palabras de agradecimientos y piropos, se despidieron.

Sentía mi corazón bombear con fuerza y tenía una extraña sensación entre miedo y adrenalina.

Si bien, fui yo quien dejó plantado a Matt por temor y por lo insistente e intenso que fue; después de que me dedicara esa canción y de ver que su mirada sobre la mía decía mucho más que la actitud pasiva que estaba teniendo hoy, sabía que posiblemente se debía a mí y ese instinto por alejar a los hombres a mi alrededor, ya que desde lo del padre de Destiny, no he vuelto a salir con nadie y me he alejado de cualquier tipo de relación o aventura, pues ahora mi hija es mi prioridad, pero esta vez, quería apostar por Matt y si eso significaba una aventura de una noche, podría correr el riesgo.

No será más que una noche, Alice. No te mortifiques —Me animé.

Categorías
A primera vista

🔒 02. ¿Verdad que está muy guapo?

Matt

El jueves, como día de apertura, la parrilla musical estuvo increíble. Las bandas que tocaron, lo hicieron espectacular y disfruté el show como si no hubiese un mañana, aunque debo admitir que estuve al pendiente por si volvía a encontrarme a esa hermosa chica que se había atravesado en mi camino de forma fortuita. La busqué entre la multitud, separándome de los chicos en varias ocasiones, pero sin éxito, aunque tenía la corazonada de que la volvería a encontrar, y estaba seguro, que esta vez no la dejaría escapar.

Los chicos alucinaron cuando vimos entre los asistentes, en la zona vip, a Jack Davis y algunos otros personajes importantes de la industria de la música, así que la ilusión de que nos oigan tocar personas tan renombradas e influyentes, nos tenía con la adrenalina al mil por ciento.

Tal y como el día anterior, después de comer algo, nos fuimos caminando hacia el festival, disfrutando del cálido sol de verano y del paisaje de Chicago. Al entrar, disfrutamos de algunas bandas locales que no conocía y cantamos algunas canciones de “Thirty Seconds To Mars”.

—¿Qué te pasa, Matty?, has estado un poco distraído —preguntó Alex, mientras disfrutábamos del show.

—Ayer conocí al amor de mi vida y no la he vuelto a encontrar —respondí. Mi amigo me miró con diversión y no dudó en reírse a carcajadas por mi respuesta.

—Eso sí que es algo que no me esperaba de ti, hermano —dijo entre risas.

—¿Por qué no? —pregunté.

—Fácil —respondió—. No eres de los que se enamoran —Dejé de prestarle atención al espectáculo frente a nosotros y lo miré con una ceja alzada.

—¿Cómo dices algo como eso, si nunca me has visto enamorado?

—Por lo mismo. Creo que ni siquiera te hemos visto flirteando con alguna chica —aseveró.

—Por supuesto que no —respondí—. ¿Para qué voy a perder el tiempo con algo que no quiero tomarme en serio?

—¿Por diversión? ¿Para pasar el rato?

—Creo que hay otras formas de divertirse, sin lastimar a nadie —contesté—. Lo que no significa que no haya tenido alguno que otro acercamiento con alguien.

—No te lo tomes a pecho, Matty —respondió entre risas—. Sólo es pasarlo bien y ya, así como Max —Señaló a nuestro compañero, que bailaba muy de cerca con una bonita chica. Negué y volví mi atención al escenario, ya que Max no era el mejor ejemplo a seguir, puesto que es un mujeriego sin remedio.

Me alejé del grupo para ir a los puestos de comida y comprarme un refresco, pues me sentía sediento. Tras una fila eterna, conseguí comprar un jugo y fue cuando la vi de nuevo.

Era una belleza. Andaba con unos jeans ajustados y una camiseta rosa, que dejaba su vientre al descubierto y un muy bonito piercing decorando su ombligo. No perdí el tiempo y me apuré, para ir a su encuentro.

—¡Oye, tú! —exclamé, para que me escuchara. Volteó y resopló al verme—. ¡Hola!

—¿Me estás siguiendo, acaso? —preguntó molesta y no pude apartar mis ojos de sus muy besables labios.

—¿Cómo te llamas? —Comenzó a caminar, intentando evitarme, pero la seguí—. Vamos, aunque sea, dime tu nombre —Pedí. La oí refunfuñar.

—¿Eres un acosador o algo así? —cuestionó a la defensiva.

—Soy Matt. Matt Harrison —Me presenté—. ¿Cómo te llamas? —Insistí, siguiéndola, mientras caminaba a prisa, intentando evadirme.

—¡Deja de seguirme o me pondré a gritar! —Reclamó.

—Vamos, no te estoy haciendo nada. Sólo quiero saber tu nombre —respondí. Se detuvo y suspiró pesado al voltear a verme. Es preciosa. Sentía mi corazón alborotado por haberla encontrado una vez más—. Por último, uno inventado. Sólo quiero ponerle nombre a la mujer que se robó mi corazón —mencioné y estoy seguro de haber visto un atisbo de sonrisa en su rostro, el cual se transformó en un furioso ceño fruncido.

—¡Acosador! —gritó—. ¡Déjame en paz! —exclamó y fue cuando el resplandor de una credencial a la altura de su cintura, llamó mi atención, pues era muy parecida a la que teníamos nosotros.

¿Tocará en algún grupo? ¿Será parte del staff? —Me pregunté.

—Por favorrrrr… —Insistí, siguiéndola hacia la parte trasera de uno de los escenarios, donde le enseñó su credencial a un guardia, que más bien parecía un gorila, quien la dejó pasar enseguida.

—¿Pasa algo, amigo? —preguntó el hombre en tono amenazante y alcé las manos en son de paz, mientras negaba. Mi escurridiza y hermosa chica, se perdió detrás de unos parlantes gigantes y maldije internamente por haberla perdido otra vez.

—¿Sabes su nombre? —pregunté al guardia, que me miró con el ceño fruncido y negó—. Yo también tengo uno de esos —Le enseñé mi credencial y negó.

—Será mejor que te vayas de aquí, amigo —Pidió un poco más amable, por lo que bufé y asentí.

Al menos ya sabía que trabajaba aquí y que podría volver a verla, así que estaría merodeando por los alrededores, si eso significaba volver a encontrarme con ella. Volví con mis amigos, y continué disfrutando de las distintas bandas que se iban presentando.

(…)

El atardecer le daba un toque místico a la presentación de “The 1975”, mientras el público cantaba una de sus canciones a todo pulmón. No era una de mis bandas favoritas, así que decidí darme una vuelta, por si me encontraba con mi linda chica una vez más.

Caminé hacia los puestos de comida, donde la encontré más temprano. Al no verla por ninguna parte, me di la vuelta para continuar la búsqueda y fue cuando choqué con una niña, que se notaba acongojada.

—Hola, peque ¿estás perdida? —Miré alrededor y no se veía nadie que pudiera estar buscando a una pequeña niña. Asintió con temor—. ¿Cómo te llamas, dulzura?

—Destiny —respondió—. Estaba aburrida, porque la banda que estaba tocando, era de bebés y yo no soy una bebé —explicó, mientras jugueteaba con un bonito collar de flores, que traía en el cuello. Deduje que estaba en “Kidzapalooza” y nosotros estábamos cerca de ese lugar.

—Es un placer, Destiny. Mi nombre es Matt —Me presenté—. ¿Viniste con tus padres? —pregunté, agachándome a su altura, mientras estaba atento por si alguien la buscaba.

—Mi mami trabaja aquí, pero vine con Liv —respondió—. Mi papi aún no me conoce —comentó.

—¿Cómo? ¿Tu papi está aquí? —cuestioné, confundido.

—¡Noooo!exclamó—. Mi mami dice que solo somos ella y yo, pero estoy segura que mi papi vendrá algún día para conocerme y hacerle compañía a mi mami, porque no ha querido tener novios y está muy sola —respondió y sentí como se me hacía un nudo en la garganta, al imaginar la situación.

—Espero que así sea, dulzura —contesté—. Por mientras, ¿te parece si buscamos a tu mami o a Liv? Porque este lugar es muy grande y no puedes andar por aquí tu solita —Asintió en mi dirección—. ¿Te dan miedo las alturas? —Negó con su cabecita—. Súbete sobre mis hombros, así me dirás si ves a tu mami o a Liv, ¿de acuerdo? —Asintió encantada, así que la subí y le dije que se sostuviera bien. Comenzamos a caminar hacia el sector de “Kidzapalooza”, mientras me contaba algunas cosas más.

Caminé con cuidado, con la pequeña sobre mis hombros, atento por si veía a alguien buscándola y cuando estábamos por llegar, Destiny me gritó:

—¡Ahí está mi mami, Matt! —exclamó—. ¡Mamiiii! ¡Mamiiii! ¡Aquí estoy! —gritó y fue cuando volví a ver a mi preciosa chica, que esta vez corrió hacia mí, con cara de alarma. Mi corazón latió desbocado en mi pecho.

—¡Ahí estás! ¡Casi me matas del susto, Tiny! —exclamó, mientras me agachaba para dejar a la pequeña en tierra firme y su madre la abrazaba con fuerza. Por supuesto, mi misteriosa chica, aún no se percataba de mi presencia.

—Matt me ayudó, mami ¿Verdad que está muy guapo? —Le preguntó y por fin, nuestras miradas se encontraron. Le sonreí triunfal—. Somos amigos, ¿verdad que si? —cuestionó la pequeña y asentí, guiñándole un ojo.

—¿Tú? —preguntó molesta—. ¿También estás siguiendo a mi hija?

—¿¡Qué!? ¡Noooo! —exclamé—. Creo que es una cuestión del destino o de familia, pues nos chocamos, ¿verdad, dulzura? —pregunté a la pequeña Destiny, que asintió con efusividad.

—Mmmm, digamos que te creo —respondió molesta.

—¡Tiny! ¡Alice! —exclamó una mujer a nuestras espaldas, por lo que dejamos de mirarnos, para voltear a ver de qué se trataba.

Alice… —Repetí en mi mente y sonaba tan bien ponerle nombre a la preciosidad que tenía en frente, que hasta creo que se me arrancó un suspiro.

Alice

Casi me morí cuando me llegó el mensaje de Liv, donde decía que en un chistar de dedos, Tiny se le había perdido de vista. Conociendo a mi hija, me aterraba la idea de que por su curiosidad se perdiera en un lugar tan grande como este.

Cuando la oí gritarme, mi alma volvió al cuerpo en cosa de segundos y sin prestar atención a nada más, corrí para abrazarla. Al fijarme quién era mi héroe, que me devolvió mi mayor tesoro, bufé, pues de verdad estaba sospechando que este chico fuese un psicópata o un acosador.

—Liv, por favor, ponle más ojo a este terremoto —Pedí a la niñera y bufé cuando Liv cruzó miradas con este chico, que me tenía cansada con su insistencia.

—Hola, soy Matt —Se presentó y revoleé los ojos.

—Liv —contestó con una sonrisa tímida y sus mejillas sonrojadas. Me volvió a mirar—. Te juro que la tenía super vigilada, no supe cómo es que se me perdió de vista —respondió.

—Yo sí sé —Suspiré cansada—. Sólo te pido que no se vuelva a repetir, por favor. No puedo estar pendiente de Tiny. Sabes que estoy trabajando, Liv —advertí, por lo que asintió resignada. Volví la atención a mi hija—. Tiny, por favor ayúdame hija, ¿sí? —Pedí a mi pequeña—. Si estás muy aburrida, se pueden ir a casa, no hay problema.

—No me quiero ir, mami. Menos ahora, que hice un nuevo amigo —respondió mi pequeña, mirando a este guapo e insistente chico,  aleteándole sus bonitas pestañas, coqueta.

—¿Todavía estás aquí? —pregunté, ya que no entendía por qué me provocaba tanto rechazo, a la vez que lo encontraba cada vez más guapo y eso me molestaba mucho más.

—Sigo esperando tu nombre —contestó relajado y con una enorme sonrisa en el rostro.

—Alice Cooper, ocupadísima y sin tiempo que perder, mamá de Destiny —Extendí la mano, en señal de saludo y cuando la tomó, para acercarla a su boca y besar el dorso, sentí como una corriente eléctrica me recorrió el cuerpo de pies a cabeza, por lo que me solté abruptamente de su toque—. Ya lo oíste, te puedes ir —señalé.

—Nooo, mami —Se quejó Tiny—. Matt, quédate con nosotras y nos acompañas —Pidió mi pequeña y volví a bufar, pues esta niña siempre obtiene lo que quiere y si no es así, patalea hasta que lo consigue. Achiné los ojos y volví a mirar los increíbles ojos grises de Matt, quien me sonrió ampliamente—. Ven, Liv, vamos —Presionó mi pequeña, jalando a Liv, dejándome a solas con Matt.

—¿Por qué tan a la defensiva? No te he hecho nada… —preguntó.

—No me llevo bien con los acosadores —respondí de mala gana.

—Qué suerte que yo no sea uno —dijo, soltando un falso suspiro de alivio—. Vamos, regálame una sonrisa, así podré morir en paz —No pude evitar torcer una sonrisa y en un actuado gesto, llevó sus manos al corazón—. Destiny es una niña muy dulce —dijo y asentí de acuerdo.

—Pero es un terremoto con patas —respondí, haciéndolo reír—. Gracias por cuidarla mientras se extravió —Asintió.

—Fue un placer. Como ya te dije, es una niña muy dulce y hermosa, igual a su madre —Su intensa mirada trianguló entre mis ojos y mi boca, y sentí como se me erizaba la piel, mientras un escalofrío recorría mi espalda, de pies a cabeza—. Aunque lo de dulce, lo puedo poner en duda… —bromeó.

—Bueno, tengo que irme. Gracias por traerla —Asintió.

—¿Te puedo buscar al cierre? —preguntó y vi a Destiny correr hacia nosotros.

—¡Vamos, Matt! ¡Acompáñanos! —Tiny lo tomó de la mano y comenzó a jalarlo.

—Vamos, di que sí —Pidió, mientras mi hija lo tiraba en dirección contraria.

—De acuerdo… aquí mismo —respondí. Sonrió triunfal y asintió, alejándose con mi hija y Liv.

No caigas en su juego, Alice. Finalmente, todos son iguales —Me repetí y bufé, para volver detrás del escenario a paso rápido.

Categorías
A primera vista

🔒 01. ¡Oye, espera!

Matt

Sentía la adrenalina correr por mis venas. Una mezcla entre nervios y entusiasmo que me hacían sentir efervescente y no sabía cómo manejarlo. La multitud a mi alrededor incrementaba todas mis emociones, mientras caminábamos por el pasillo hacia la salida del aeropuerto.

—¡No puedo creer que ya estemos aquí! —dijo Max, golpeándome la espalda, en un gesto amistoso ante mi silencio, mientras chocaba puños con Jason y Eric.

—Ni yo —respondí, aún anonadado. Todavía me costaba trabajo creer  que, lo que estábamos próximos a vivir, fuese realidad.

Desde el día en que abrí ese correo en la escuela de artes, me sentía como en un sueño. Las noches sin dormir, la elección de las canciones, los ensayos, todo. Estaba deseando iniciar con este sueño, ya y estar aquí, era la antesala para lo que estaría por venir.

Un grupo de jóvenes gritó emocionado al encontrarse, lo que me sacó de mis pensamientos y volví a dar un vistazo a mi alrededor.

—¿Confirmaste las reservas, Eric? —pregunté. El pelinegro levantó ambos pulgares, mientras su bolsa de viaje resbalaba de su hombro, por cuidar su bajo eléctrico.

—No olvides que Alex está aquí desde el martes pasado —respondió el pelinegro.

—Sí, lo siento —Sonreí—. Estoy en las nubes, chicos —respondí.

—Esto será inolvidable, ya lo verán —murmuró Jason, abrazándonos a Max y a mí, uniéndose Eric al final.

Llegamos al hostal y nos reunimos con Alex en la habitación, que no era la gran cosa, si considerábamos que éramos cinco hombres y una batería, pero valía la pena, ya que sólo vendríamos a dormir, tras cada día del festival.

—¿A qué hora abren el recinto? ¿Cuánto nos demoramos en llegar? —pregunté, un poco ansioso.

—Tranquilo, Matt —contestó Alex—. Tengo todo bajo control —agregó—. Las puertas abren al público a la una de la tarde y a las tres, comienza todo, chicos —explicó.

—¡Uhhhh! —gritamos todos, emocionados.

—¿Y cuánto tardamos en llegar?

—Caminando, me tardé como treinta minutos…

—¿Y en tu camioneta?

—Sin tráfico, siete minutos —respondió—. El problema será estacionarnos —agregó.

—Creo que podemos caminar —Miré a los demás y todos asintieron de acuerdo.

—Nos iremos en camioneta el sábado, cuando sea nuestro turno —La piel se me erizó por completo por la emoción—. Les entregaré sus credenciales, ya que me reuní con los coordinadores ayer —Sacó del cajón de la mesa de noche unos lynards, con nuestros pases y sonreí ampliamente.

—¿Se imaginaron esto alguna vez? —pregunté. Se hizo un silencio y nos miramos cómplices.

—Supe que este año, venía Jack Davis —comentó Max.

—¿El dueño de “Treble Clef”? —pregunté con los ojos abiertos como platos, ya que es una conocida y prestigiosa discográfica.

—El mismísimo. Andan buscando carne fresca —respondió Max.

—Nuestro setlist está increíble y ensayamos lo suficiente. Sé que nos irá bien —dije convencido, pues amaba lo que hacíamos y con cada ensayo, sonábamos mucho mejor.

Tras acomodarnos bien en la habitación, refrescarnos un poco y buscar ropa cómoda, bajamos al restaurant que se encuentra justo en el primer piso y almorzamos algo, porque queríamos irnos a “Lollapalooza” y comenzar a vivir esta experiencia, no sólo como público, sino que con la adrenalina de conquistar esos mismos corazones como “Breathless”, nuestra banda.

 

Alice

Acababa de recibir el correo de confirmación por la convocatoria a la que había postulado meses atrás, y mientras hacía un gracioso baile de la victoria, me sentía afortunada de que me hayan seleccionado nuevamente para pertenecer al staff de “Lollapalooza”, ya que no me había faltado trabajo durante todo el año, por haber participado el año anterior.

Lo primero que hice, tras recibir la noticia, fue llamar a mamá, para que me ayude como lo hizo el año anterior.

—¡Má! —exclamé entusiasmada, apenas tomó la llamada—. ¿¡Adivina quién tiene trabajo, por segundo año consecutivo en “Lollapalooza”!? —pregunté.

Déjame adivinar… —bromeó, haciendo como que lo pensaba—. Si no te llamaban ellos, los llamaba yo para recordarles —agregó, haciéndome reír—. ¡Felicidades, bebé! Sabes que todos tus logros, son los míos —dijo, con la gracia y la dulzura de siempre.

—¡Estoy tan emocionada! El año pasado aprendí un montón y conocí mucha gente buena onda —comenté—. Quería saber…

¿Si puedo cuidar a Destiny? —preguntó e hice un sonido afirmativo, esperando que me diga que sí—. Me temo que esta vez, tendré que decirte que no, bebé —contestó sin culpas—. ¡Viajaré en unos días más con las chicas a Brasil! ¿¡Lo puedes creer!? —contestó emocionada.

—¡Cierto! Lo había olvidado por completo, má —respondí, haciendo una mueca por haberlo olvidado—. No te preocupes, ya veré cómo me las arreglo —dije, aunque no la oí muy preocupada, pues sabe que siempre busco la forma—. Disfruta de tu viaje y espero que conozcas un guapo brasileño que te mueva las caderas —agregué divertida.

Si no las mueve sobre las mías, no tendrá gracia y el viaje no tendrá sentido —respondió como si nada.

—¡Máááá! —grité espantada por su respuesta, aunque en el fondo, amaba su forma de ser.

Lo siento, hija, pero sabes que vamos exclusivamente a eso —respondió—. Y no te pongas como Paige, que lo único que ha hecho, es sermonear a Betty —Me regañó sin haberle dicho antes.

—Sólo cuídate, má, que no tengo dinero para ir a buscarte a Brasil —bromeé.

¡Siempre con condón! —exclamó entre risas—. Te amo, bebé. Te llamaré a la vuelta, ya sabes que no me gusta andar pendiente —advirtió.

—También te amo, no te preocupes y disfruta. Un besote a las chicas —Corté la llamada y me puse de inmediato a pensar qué podía hacer.

 

(…)

 

Me tiro sobre la cama, agotada pues al ser pleno verano, todo mundo salía de vacaciones o simplemente, no deseaban lidiar con una pequeña terremoto de cinco años. Suspiré agotada, justo cuando el timbre del apartamento sonó.

Caminé desganada, pensando que tendría que desistir a esa maravillosa oportunidad. Abrí la puerta y me encontré con los verdes ojos de Liv, que traía a mi pequeña de vuelta de sus clases de arte. Liv sonreía por algo que seguro le dijo en el camino, mientras un huracán, mejor conocido como Destiny, pasaba por mi lado, alborotándolo todo.

—¡Mira, mami! —Volteé y ahí estaba el ser humano por el que daría mi vida, que me mostraba con orgullo la estrellita sobre el dibujo que había hecho el día anterior, recreando a su familia, es decir: su abuela, su mamá y ella. Por supuesto, omití que desparramó toda su mochila para sacar el dibujo.

—Pasa, Liv, no te quedes ahí —Le dije a la chica, haciéndola pasar.

Conocí de milagro a Liv, un día que salí atrasada a buscar a mi hija a la escuela, ella cuidaba a Brunito, un pequeño que vivía en el edificio y era un terremoto igual que mi pequeña y Liv fue la única niñera que sabía manejarlo sin volverse loca, así que cuando supe que los O’Neill se iban del edificio, no dudé en hablarle y ofrecerle trabajo, cuidando a mi huracán personal, mi hija Destiny.

—¡Felicitaciones, Tiny! —exclamé, mientras con orgullo alzaba su dibujo, para que también Liv lo viera.

—Dijo la profesora, que no me dio más estrellas, porque le pegué a Peter, por molestarme al no dibujar un papá —explicó y mi corazón se me apretó en el pecho, pues sabía que más tarde que temprano, la molestarían por eso. Me acerqué, agachándome a su altura.

—¿Qué dijimos sobre los golpes? —pregunté.

—Que no debo pegar… —Me miró con sus grandes y expresivos ojos, moviendo sus largas pestañas—. Pero, mami, te juro que intenté explicarle y no me quiso escuchar —Se justificó.

—Si yo te pego ahora, para que entiendas que no debes pegarle a nadie, ¿se te haría justo? —Lo pensó unos minutos y negó, moviendo su cabecita de lado a lado—. ¿Y qué le dijiste tú, sobre tu papá?

—La verdad —Se encogió de hombros. Miré a Liv, que nos observaba con atención.

—¿Cuál es esa verdad? —Insistí.

—Que papá aún no ha llegado para conocerme, pero que viene en camino, pues el viaje desde las estrellas, es muy tardado —respondió. Un nudo se instaló en mi garganta, por lo que respiré profundamente antes de hablar o me rompería frente a mi hija, pues su padre, realmente era un desgraciado, que me prometió amor eterno y apenas supo que estaba embarazada, se lo tragó la tierra y nos abandonó.

—Eso no fue lo que yo te conté —respondí.

—Ya sé, pero tu historia es poco creíble —aseveró, cruzándose de brazos.

—¿Cómo que es poco creíble? —cuestioné.

—Obvio, mami. Se necesita un papá y una mamá para que los niños vengan al mundo, así que es imposible que sólo tenga una mamá —respondió, como si fuera lógico lo que dice, aunque para mi propio mal, está en lo correcto. Esta enana me va a matar.

Liv ocultó la risa con una tos falsa y yo no pude más que suspirar y abrazarla.

—Tú eres yo y yo…

—Soy tú —respondió mi pequeña, pegando su nariz a la mía.

—Eso es. Con eso es suficiente y si Peter no te oye una próxima vez, le dices a la profesora y ya, ¿entendido? —Asintió y con su coquetería habitual, se movió el cabello y guardó sus cosas en la mochila—. Ve a ordenar tu habitación y luego haces las tareas, ¿de acuerdo?

—Sí, mami.

Esperé a que desapareciera y suspiré.

—Esta enana y sus respuestas —bufé—. Liv, ¿tienes planes para la próxima semana? —pregunté, esperanzada de que mi última opción, dijera que sí.

—¿Necesitas que cuide a Tiny más horas? —preguntó. Suspiré. Aquí vamos.

—Me salió un trabajo importante… —Asintió—. Es durante toda la próxima semana, de lunes a domingo por la noche, quizás hasta el lunes por la mañana… —comenté—. Tendrías que quedarte prácticamente la semana completa con nosotras, pues no tengo horarios definidos —expliqué.

—Uhm… Seguro, seguro, puedo del lunes al miércoles —respondió y sentí la opresión en el pecho—, pero te confirmo los otros días, pues tengo entradas para “Lollapalooza” el jueves y estoy viendo la posibilidad ir los otros días, pero no tengo acompañante —explicó, un rayo de luz iluminó mi camino.

—¡Exacto! —exclamé, dando un sonoro aplauso. Liv me miró con cara de no entender nada.

Le expliqué que mi trabajo era en el mismo festival, que podíamos hacer un trato y yo conseguiría que Destiny entre con ella y así podría tenerlas cerca, sin tener que estar pendiente. Es un excelente trato.

—¿Qué dices?

—¿Pero el jueves…? —preguntó—. Además, aún no valido las entradas para los otros días y no sé si…

—Yo me encargo de eso, y no te compliques por el jueves, yo me las arreglo, pero necesito que los otros días, hagan su rutina habitual hasta la tarde y luego se van al festival —expliqué—. Tú podrás disfrutar del show los otros días y acompañar a Destiny a la zona de niños, ¿increíble, verdad? —pregunté emocionada—. Así todas ganamos y yo estoy tranquila de que Destiny está contigo —agregué. Liv la pensó por largos minutos, hasta que estiró su mano.

—Es un trato.

¡Gracias, vida!

 

Matt

Apenas cruzamos la zona de seguridad que se encuentra en la entrada, comenzamos a caminar al interior del “Grant Park”. La gente corre y grita por todos lados y sientes como si estuvieses en otro lugar, fuera de este mundo, pues todo es risas, alegría y entusiasmo.

Algunas chicas llevan coronas con flores y lo primero que imaginas, es uno de esos festivales como “Woodstock” y toda esa onda hippie. Encuentras familias completas que disfrutan del festival junto a sus hijos, ya que hay bandas de todos los gustos y para todas las edades, así como los cuatro escenarios para las distintas bandas y un lugar especial para los niños, donde les presentan obras de teatro, actividades o vienen grupos infantiles a cantar para ellos. La verdad se nota que todo es muy entretenido.

Con cada minuto que pasaba, el calor se volvía más sofocante y el lugar se llena cada vez más de gente. No me di ni cuenta cuando ya se escuchaban las primeras bandas sonando en alguno de los cuatro escenarios habilitados y la multitud comenzando a gritar y aplaudir a lo largo del recinto.

Nos acercamos a uno de los escenarios, donde suena una banda de Glam rock. El público baila y disfruta de la música.

—¡Esto es increíble! —exclamé entusiasmado—. Espero que tengamos buen recibimiento.

—Confía, que no lo hacemos mal —respondió Jason—. Nos apasiona lo que hacemos y eso el público siempre lo siente aquí —Se señaló el corazón y asentí.

—Deberíamos ir a la zona de backstage, para presentarles a uno de los productores con los que hablé ayer —dijo Alex.

Caminamos a un sector cubierto por unas carpas que daban una necesaria y refrescante sombra, muy cerca de la zona de comida y a “Kidzapalooza”, donde ya estaba lleno de padres con sus hijos, disfrutando del show.

Seguí a los chicos, que se me adelantaron por estar mirando a mi alrededor, así que, cuando doy la vuelta para reunirme con ellos, choco con una frondosa cabellera rubia y ondulada, que por el impacto, cae al suelo.

—¡Disculpa! —Me volví, para ir en su ayuda.

—¡Ten más cuidado, imbécil! —exclamó de mala gana, a regañadientes. Aún no puedo verle el rostro, ya que su cabello sigue cubriéndole la cara.

Le tendí la mano, para ayudarla a levantarse y me ignoró completamente, mientras refunfuñaba cosas que no logré escuchar.

—Fue un accidente, no te lo tomes a mal —dije y cuando acomodó un mechón de su frondoso cabello detrás de su oreja, su belleza me robó el aliento. Piel canela, unos expresivos y preciosos ojos color marrón, unos deliciosos, gruesos y muy besables labios, unas piernas de muerte y un cuerpo en el que feliz me perdería.

Mi corazón se desbocó en mi pecho y me quedé mirándola como un bobo, sin pestañear.

—¡Déjame en paz y sal de mi camino, que estoy apurada! —espetó molesta, pasando por mi lado una vez más, mientras seguía paralizado en mi lugar, idiotizado por su exótica belleza.

—¡Oye, espera! —grité al reaccionar, siguiéndola, pues parece que realmente lleva prisa—. ¿¡Cómo te llamas!? —Continuó ignorándome, mientras la seguía a paso veloz, hasta que una mano me tomó por el hombro y volteé a mirar de qué se trataba, esperando que no fuera un novio celoso que viniera a golpearme.

—¡Vamos, Matt! Nos están esperando —exclamó Alex a mis espaldas. Volví a mirar hacia el otro lado, esperando ver a mi preciosa y misteriosa chica, pero se había perdido de mi vista.

La busqué unos minutos, mientras mi amigo insistía en que lo siguiera. Bufé de mala gana y comencé a seguir a Alex, deseando que realmente fuera mi día de suerte y me vuelva a encontrar con esa belleza de mujer.