Categorías
Camila

Recordando

Log in or Register to save this content for later.

Camila 

Me puse a recordar el día anterior…

El día viernes no fue la excepción de un día extraño, por alguna razón no se había parecido aún en la oficina. Y no podía negar qué me encontraba, observando la puerta ser abierta. Suspira, me enfadaba el hecho de esperarlo, siquiera sabía porque tenía esos sentimientos.

Cuando de pronto, la puerta fue abierta. Liam, ingreso con su típica sonrisa, su traje perfectamente planchado, y traía una bolsa consigo. Lo miré un poco sorprendida y a la vez confundida.

—Hola Camila, pensé que un desayuno Te vendría bien.

—No digo que no, solo que me sorprende verte aquí ¿Llegaste bien a casa noche?

—La verdad es que dormí bastante bien, me alegra encontrarte sola.

—¿Y eso por qué motivo?

—quiero decirte que no me voy a rendir contigo sí quiero tener algo. Se qué no estás preparada, para conocer a otra persona, pero quiero demostrarte que los hombres no somos todos iguales que yo te daré amor y te respetaré.

—no lo sé, me encantaría hacer que mi corazón lata por ti.

—te daré todo el tiempo que necesites, por ahora desayunemos.

El se acercó a mí, puso dos tazas de café uno para cada uno. Y toma mi mano. En ese preciso momento, entra Felipe.

—¿Interrumpo? —preguntó.

—Si, la verdad si —comentó Liam.

Suspiré, pero no dije nada. Felipe se marchó, me dio culpa que tuviera que irse de su oficina. Así que me paré dejando de lado la taza de café, y comencé a seguirlo. Mientras daba la vuelta, pude ver su espalda a unos metros de mi. Estaba hablando con alguien, bueno lo noté porque su espalda vibraba, cómo si estuviera riéndose de algo.

Al acercarme, bueno hasta que estaba junto con una chica muy guapa. Entonces me di cuenta que mi presencia era innecesario, me gire sobre mis talones procurando no ser vista. No tiene ánimos de regresar a mi oficina, me había sacado la cafetería tenía ganas de estar sola voy a pensar.

Cuando de pronto se acerca mi jefe, Yo lo miro confusa. En realidad eran pocas las ocasiones que teníamos tiempo de hablar, después de todo siempre teníamos algo que revisar. El trabajo muchos vecinos tapado, hasta llegar al punto de no poder ni siquiera salúdarnos. Por ese motivo me parece un poco confuso, verlo frente de mí.

Se sentó y me dijo:

—¿Me dirás porque está sola en la cafetería?

—no sabía que en parte del trabajo tenía que hablarte de mí sentimientos —comenté divertida

—No, pero te conozco desde hace muchos años y me preocupo por ti.

—¿Te ha pasado?, que la persona que pensaste que nunca te decepcionaría, lo hace. Si quieres pensar que tal vez es tu imaginación, pero el vuelve decepcionarte una y otra vez hasta el punto que te rompe.

—yo creo que todos hemos pasado por algo así. Te lo dice alguien que tuvo tres matrimonios antes de este.

—¿Tres matrimonios? Yo pensé que doña Rosa, era la primer mujer.

—No, y creo que de todos esos matrimonios aprendí una cosa. Primero debemos cuidarnos a nosotros mismos para poder cuidar al otro. Yo creo que a veces la inmadurez fue un paso muy en contra, pero cuando uno empieza a reconocer los errores todo empieza a mejorar.

—no sé en qué me equivoqué es el problema supongo.

—creo que todo pasa por alguna razón.

No dijo nada más y se marchó de mi lado dejándome o más confusa de lo que estaba. Era bastante difícil entenderme a mí más entender a tu jefe en modo poético.

Se pueden ahora sé que iban dos a todo el mundo que tuviera piernas y a hablé. Me encontraba en mi casa, Andrea se estaba bañando ya la había preparado la ropa de su cama, suspiré sabía que ella también estaba bastante lástima después de todo esto.

Problema era que no sabía cómo manejar las cosas que yo sentía, menos podría intentar ayudarla a ella.

Creo que estaba en el retorno, imposible de volver. Tenía miedo de ser una mala madre para ella, no sabía que era lo que estaba bien o mal. Me estaba mareando con mi propia vida.

Cuando de pronto unos toques en la puerta me hicieron levantar la mirada, me pareció un poco confuso la hora en la que estaba. Me acerqué un poco nerviosa, hasta la placa de metal que se encontraba separando el exterior del interior.

Mi pulso se acelera, imágenes momento que al abrir la puerta Nico aparece. Tenía sus labios entreabiertos, sus mejillas sonrojadas me apareció por algún motivo apetecible.

—¿Qué haces aquí Felipe?—pregunté algo confusa.

—Quiero comerte —murmuró con seguridad, esas palabras y ese tono de voz ronco: me hicieron temblar.

—Yo no estoy para ti…

De pronto, acercó su rostro al mío devorando mis labios. Pude sentir sus manos detrás de mi trasero, apretándome contra el. Incluso, pude sentir su masculinidad chocar, dura contra mi. No pude evitar dar un jadeo, una de su mano, había ingresado por debajo del vestido llegando a mi zona íntima. Primero acaricio con cuidado, mi punto sensible. Gemí en contra de su cuello, queriendo apartar a mi ex marido pero queriendo a su vez, atraparlo contra mi. 

De pronto me di cuenta, que su frente estaba hirviendo en fiebre. Me aparte preocupada, algo confusa ante lo que le estaba ocurriendo.

—Tienes fiebre —lo regañé.

Bufé frustrada, tenerlo aquí era demasiado para mi. Y encima estaba enfermo, al parece. Sabía que no me liberaría con facilidad de él.

Lo tomé de la mano, tiré de él hasta que no se ve al sofá de dos cuerpos que se encontraba en el living. Por suerte Andrea se había acostado ya se había dormido. El aún continúa balbuciendo tonterías mientras yo la había puesto un termómetro debajo de la axila.

“39 grados”

—Mierda —murmuré.

Y de pronto comenzó a cantar.

¡No de nuevo, no! sufri mentalmente. Pero el ya se encontraba ahuyando. Un tema de luis fonsi yo no me doy por vencido.

— Me quedo callado

Soy como un niño dormido

Que puede despertarse con apenas solo un ruido

Mientras el cantaba, fui a buscar en la pieza que estaba desocupada: un medicamento para bajarle la fiebre. Después de revólver por un largo tiempo, cuál no lo encontraba, podía seguir escuchando lo de fondo.

—Cuando menos te lo esperas

Cuando menos lo imagino

Sé que un día no me aguanto y voy y te miro

Suspiré, combine en forma rápida a buscar un vaso de agua. Llegué hasta el sofá de dos cuerpos, le toque la frente de la cual hervia de calor. Tenía los ojos cerrados Aunque seguía cantando.

—Y te lo digo a los gritos

Y te ríes y me tomas por un loco atrevido

Pues no sabes cuánto tiempo en mis sueños has vivido

Ni sospechas cuando te nombré

Le dio un cachetazo, para que pudiera abrir la boca y él me miró sorprendido. Se quedó callado momento mientras le introducía la píldora la garganta, lo obligaba a tomar agua.

El de pronto volví a recostarse, y suspiré desde nuevo. Pero el volvió a cantar, me tapé los oídos procurando no escucharlo.

—… Yo, yo no me doy por vencido

Yo quiero un mundo contigo

Juro que vale la pena esperar, y esperar y esperar un suspiro

Una señal del destino

No me canso, no me rindo, no me doy por vencido

Me encontraba en la cocina llenando un recipiente con agua tibia, había encontré una media que no tenía para para ponérsela en la frente. Mi niña de pequeña, Andrea: siempre había estado muy enferma de hasta que cumple un año y medio de vida, se la pasaba enferma con nebulizador y estuvo dos veces internada. Por eso sabía que para bajar la fiebre, había que poner un paño húmedo en las zonas de: la frente, pecho, abdomen.

—… Tengo una flor de bolsillo

Marchita de buscar a una mujer que me quiera

Y reciba su perfume hasta traer la primavera

Y me enseñe lo que no aprendí de la vida

Que brilla más cada día

Porque estoy tan sólo a un paso de ganarme la alegría

Primero le puse una media en la frente, eso era sencillo. Después le puse en el pecho tuve que quitarle la remera, el tercer trapo rastrojo un poco y me dio vergüenza tener que levantar la camisa.

—Porque el corazón levanta una tormenta enfurecida

Desde aquel momento en que te vi

… Yo, yo no me doy por vencido

Yo quiero un mundo contigo

Juro que vale la pena esperar, y esperar y esperar un suspiro

Una señal del destino

Tenia el abdomen marcado, tenia tantas ganas de refregar la ropa en esa tabla. Y de hacer otras cosa que eran mejor dejarla a la imaginación. Pero mr contuve, cerre los ojos y el seguía cantando.

—No me canso, no me rindo, no me doy por vencido

… Este silencio esconde demasiadas palabras

No me detengo, pase lo que pase seguiré

… Yo, yo no me doy por vencido

Yo quiero un mundo contigo

Juro que vale la pena esperar, y esperar y esperar un suspiro

Una señal del destino

No me canso, no me rindo, no me doy por vencido

… Oh oh oh

juro que vale la pena esperar, y esperar y esperar un suspiro

Una señal del destino

No me canso, no me rindo

no me doy por vencido, oh oh

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *