Julia veía a Hugo al final del pasillo donde habían unas ventanas enormes desde donde podía ver la Torre Eiffel, y sintió un aprieto en su corazón solo de imaginar el dolor tan grande que estaba sintiendo en aquel momento. Julia caminó despacio hasta él y puso la mano sobre su hombro para llamar su atención. Entonces sintió un dolor pulsante en su corazón al ver aquellos hermosos ojos verdes que tanto amaba rojos y hinchados de tanto llorar y lo abrazo con fuerza.
Hugo enterró su rostro en el cuello de Julia mientras que las lágrimas salían sin parar negando con la cabeza, deseando despertar de aquella pesadilla.
–No seré capaz de seguir con mi vida si Felipe no sale bien de esto, no podría vivir sabiendo que mi hermano murió para salvarme. –Murmuró Hugo con la voz rota y Julia pudo sentir toda su angustia.
–Felipe es fuerte mi amor, verás que saldrá todo bien. – Intentó reconfortarlo Julia, pero en aquel momento lo único que sería capaz de calmar el corazón de Hugo era ver a su amigo bien.
El teléfono de Julia comenzó a sonar con insistencia, entonces ella se apartó un poco para mirarlo, pero Hugo se dio cuenta de quién la estaba llamando y pudo ver la preocupación en la mirada de Julia, que no sabía cómo contestar aquella llamada.
–Deberías contestar, ella estará muy preocupada, aunque ahora su preocupación por él no sirve de nada. –Aconsejó Hugo viendo que era Kelly, pero Julia no parecía tener el valor para contestar aquella llamada, entonces cuando el teléfono volvió a sonar Hugo lo quitó de la mano de Julia con brusquedad y contestó.
–Julia, ¿cómo están?, ¿qué es lo que ha pasado? – Preguntó Kelly nerviosa. – ¡Dime que están bien por favor!
–Nadie aquí está bien y no creo que volvamos a estarlo. – Contestó Hugo con un tono frío mientras que Julia intentaba quitarle el teléfono suplicando que tuviese un poco de tacto para contarle a Kelly lo que había pasado.
–¡¿Hugo?!– Se sorprendió Kelly al escuchar su voz y aquello solo aumentó su ansiedad. –Hugo, ¿Qué es lo que ha pasado, Julia está bien?
–Adela me ha disparado, pero Felipe se interpuso y el tiro le ha dado en la cabeza. – Contestó Hugo enojado porque en aquel momento nada le dolía más que saber que su mejor amigo estaba a punto de morir sin haber tenido la felicidad de conocer a Zoe y Kelly sintió todo el aire escaparse de sus pulmones.
–No Hugo, dime que eso no es cierto, dime que Felipe está bien. – Suplicó Kelly alterada.
–No Felipe no está bien, ahora mismo está luchando por su vida, pero todas las probabilidades están en su contra y lo peor es saber que está a punto de perder la vida sin haber conocido a su hija. – Escupió Hugo indignado y le entregó el teléfono a Julia con brusquedad, apartándose de ella.
–¿Kelly? – Preguntó Julia angustiada viendo como Hugo caminaba hasta Diego para abrazarlo. –¡¡¿Julia?!!–Exclamó Kelly y Julia sintió un nudo en la garganta al escuchar el terror en la voz de su amiga. –¡¡¡Julia por favor dime que Felipe está bien!!!–Suplicó Kelly desesperada. – ¡¡Julia por el amor de Dios!! Te lo suplico dime que no es cierto.
–No lo sabemos Kelly, lo están operando todavía no tenemos repuesta, pero estoy segura de que estarán haciendo lo imposible para salvarle la vida, siento mucho que tengas que enterarte de eso de esta forma. –Contestó Julia con tristeza y escuchó el llanto de su amiga al otro lado de la línea.
Kelly tenía el corazón en la boca, sentía un fuerte dolor en su pecho mientras que sujetaba aquel teléfono móvil con fuerza, se apoyó en la pared y se deslizó por ella hasta ponerse de rodillas en el suelo. Aurora corrió hasta ella al ver el estado en el que se encontraba su hija.
–¿Mi amor le ha pasado algo a Julia? –Preguntó Aurora angustiada porque habían estado acompañando la noticia de que Adela había aparecido armada en la ceremonia, pero no sabían si había logrado hacerles daño, ya que en aquel momento la organización del evento y Diego estaban haciendo lo imposible para mantener alejada a la prensa. – Kelly dime si mi niña está, ¿Julia está bien?
–Ha sido Felipe mamá. – Murmuró Kelly entre sollozos y Aurora se quedó boquiabierta mirándola. – Le han disparado a Felipe, a mi Felipe. – Susurró transmitiendo todo el dolor que estaba sintiendo en su voz y Aurora la envolvió en sus brazos mientras que Cristóbal y Laura se acercaban a ellas angustiados, porque ver a la chica en aquel estado era una imagen que les había partido el corazón.
Horas más tarde Julia vio a Abraham y Alonso entrar por la puerta del pasillo donde que daba a sala de espera donde ellos esperaban ansiosos por noticias de Felipe.
–¿Cómo está Felipe, Julia? – Preguntó Abraham mirándola a los ojos y la chica negó con la cabeza.
–No sabemos nada de Felipe, todavía no nos han dicho nada sobre su estado. –Murmuró Julia nerviosa y Abraham pasó las manos por los brazos de la chica para reconfortarla. – Ha sido un disparo en la cabeza, Abraham. No sé cómo sobrevivirá a eso. – Habló con preocupación y Abraham bajo la cabeza, porque sabía lo que significaba un disparo en la cabeza, entonces se giró y vio a Hugo sentado en la sala de espera con los codos apoyados en las rodillas y la cabeza entre las manos. –Dime por favor que Adela está presa.
–Sé que no vale de nada decir esto ahora, pero Adela está encerrada. – Contestó Alonso con seriedad y Julia se giró para mirarlo.
–Pensaba que estaríamos protegidos, que la zona estaba asegurada Abraham, ¿Cómo Adela ha podido acercarse tanto sin que se dieran cuenta? – Preguntó Julia con ansiedad y Abraham bajó la cabeza sintiéndose culpable.
–Lo siento nena, pero Adela utilizó la credencial de una periodista francesa para pasar por la seguridad del evento, la chica era muy parecida a ella, así que no la reconocieron. – Contestó Abraham y Julia frunció el ceño mirándola.
–Pero ¿Cómo ha podido conseguir esa credencial Abraham? – Preguntó Julia con incomprensión, pero fue Alonso quién contestó.
–Esa periodista ha trabajado como corresponsal en España, pensamos que así fue como Adela la conoció, a la chica al encontraron encerrada en su departamento. – Contestó Alonso molesto pensando en cómo Adela fue capaz de burlarles. – Pensamos que Adela se enteró de la ceremonia y del homenaje que le harían a Hugo, porque la chica solicitó la credencial dos días antes del evento, bueno, Adela lo hizo haciéndose pasar por ella. – Explicó y Julia hizo una mueca de asco al prensar en la periodista.
–¿Cómo está Torres con todo esto? – Preguntó Abraham mirando a Hugo y Julia también se giró para verlo.
–Se siente culpable, está cada vez más…
Julia se interrumpió cuando vio a cinco hombres entrando por la enorme puerta del pasillo acompañando a Beatriz, a los cuatro más jóvenes ya los conocía, eran los hermanos Oliveira, pero al hombre de unos cincuenta años que entraba con ellos lo conocía apenas por las fotos que habían en la pared de la habitación de Abraham que se giró para seguir la mirada de la chica y frunció el ceño apartándose de ella.
–¿Dónde está mi sobrino? – Preguntó Rodrigo De Oliveira mirando a Abraham directamente a los ojos y Hugo se puso de pie para caminar hasta a Bea y la abrazó.
–No lo sabemos, todavía lo está operando. – Contestó Abraham intentando controlar el asco que sentía de ver la cara del cabeza de los Oliveira y Rodrigo lo miró con desprecio, pero sabía que aquel no era el lugar para discutir con el policía.
–Lo siento mucho Bea, lo hizo para protegerme, Felipe está aquí por mi culpa. – Murmuró Hugo y Bea agarró el rostro del futbolista entre sus manos para mirarlo.
–Mi hermano te quiere y sería capaz de hacer cualquier cosa por ti, Hugo. No te disculpes porque sé que tú serías capaz de hacer lo mismo por él y mucho más. – Contestó Beatriz entre lágrimas y Hugo la abrazó mientras que Eros solo se apoyaba en la pared observándolos sin decir nada, pero Hugo podía ver en sus ojos la ira que estaba sintiendo, porque sabía lo apegado que era a Felipe.
–Le proches de Felipe Herráez? – Preguntó un médico en francés entrando a la sala de espera, mirando a todos los que estaban allí presentes.
–¡Nosotros! – Contestó Rodrigo De Oliveira el tío de Felipe y todos se acercaron al médico.
–Oh discúlpeme. – Respondió el médico en español al ver que los familiares eran españoles. – ¿Usted es? – Preguntó él médico mirando a Rodrigo.
–Soy su tío, y ella es su hermana. – Contestó Rodrigo señalando a Beatriz que lloraba en los brazos de Dionisio, uno de los primos de Felipe. – ¿Cómo está mi sobrino doctor? – Preguntó Rodrigo con seriedad y el médico lo miró con recelo, ya que su tono era frío y no demostraba ninguna emoción en su rostro.
–Está estable, pero creo que deben acompañarme, necesito aclararles un par de cosas sobre el estado de su sobrino. – Habló el doctor y la familia Oliveira lo siguió, pero Eros se detuvo en la mitad del pasillo pensativo y después se giró para ver a Hugo que los miraba con preocupación por el estado de su amigo.
–Hugo, acompáñanos porque tú también eres parte de su familia. – Pidió Eros con un tono suave y Hugo se puso de pie rápidamente para seguirlo.
–Debo ser sincero con vosotros. – Empezó el doctor caminando delante de ellos hasta la Unidad de Cuidados Intensivos, donde estaba Felipe. –El estado del paciente es muy delicado, ya que proyectil sigue alojado en su cráneo. – Anunció y todos se pararon delante de una cristalera donde podían ver a Felipe inconsciente, conectado a varias máquinas con la cabeza entera vendada mientras que respiraba con la ayuda de una mascará de oxígeno.
Beatriz se llevó las manos a la boca para ahogar un jadeo por la impresión de ver a su hermano en aquel estado y su primo Paris la abrazó para tranquilizarla.
–Infelizmente no tenemos los recursos necesarios para sacar la bala en este hospital y por más increíble que suene, tampoco recomiendo que lo hagan en este momento, sería una operación muy delicada y por la posición de la bala podría costarle la vida intentar sacársela.
–¿Cómo así doctor, por qué? – Preguntó Eros con preocupación acercándose a él y el médico lo miró atentamente.
–La bala se ha alojado en una zona muy sensible del cerebro, es impresionante que no haya afectado ninguna arteria importante, pero no podemos asegurar en el intento de extraerla eso no podría pasar, así que de momento recomiendo dejar la bala donde está. –Explicó el doctor y todos giraron la cabeza para ver a Felipe mientras que el médico preparaba las radiografías para enseñárselas y cuando las vieron se quedaron todos boquiabiertos.
–¡Dios mío mi hermano! – Murmuró Beatriz sorprendida y después volvió a girarse para ver a su hermano, después de ver n las radiografías aquella mancha blanca con forma de bala en el cerebro de Felipe.
– De momento puedo afirmar que sobrevivirá, pero también puedo garantizar que pasará la mayor parte del tiempo con fuertes dolores de cabeza, aunque esto no es lo que realmente me preocupa. – Aseguró el médico acercándose a la cristalera para ver a Felipe.
–¿Entonces qué doctor, acaba de decir que mi sobrino sobrevivirá? – Preguntó Rodrigo alterado y el doctor bajó la cabeza pensativo, después continuó hablando.
–Un ochenta por ciento de las personas que reciben un disparo en la cabeza mueren y la mayoría de los que sobreviven se quedan con secuelas, no les quiero ocultar nada así que deben estar preparados para lo que vendrá. – Explicó el doctor y Hugo lo miró con expectación, porque le daba miedo escuchar lo que estaba a punto de decir el médico. – El proyectil está alojado en la corteza visual del paciente, debemos esperar a que despierte para ver cuánto le ha afectado el disparo, pero lo más seguro es que Felipe Herráez haya perdido por completo la vista.