Julia estaba sentada en la cama mientras que Hugo caminaba de un lado a otro contándole todo lo que su madre le había confesado. La chica solo podía negar con cabeza sin poder entender como alguien podía ser llegar a ser tan mala hasta el punto de llegar a hacer daño a su propio hijo
–¿Entonces no sabías que estuve en el hospital? –Preguntó Julia porque estaba segura de que Hugo estaba informado de todo lo que había sucedido.
–No bebé, Hernán me ocultó que te llevó al hospital aquel día y Felipe también me ha omitido esa información, aunque no entiendo muy bien por qué. –Contestó Hugo llevándose las manos a los bolsillos de su pantalón.
–Habrá tenido sus motivos para hacerlo y seguramente no serán los más nobles. –Espetó Julia y Hugo bajó la cabeza con tristeza, entonces ella se mordió la lengua porque era visible que Hugo echaba de menos a Felipe. – Aquel día me enteré de lo que me habían hecho y quise morirme. Fue el peor día de mi vida Hugo, y cuando supe cuánto tiempo tenía de embarazo sentí como si el mundo estuviera desmoronándose sobre mi cabeza.
–Me imagino que tuvo que ser horrible…
–¡No Hugo, no te imaginas! –Replicó Julia y él la miró desconcertado. – No te imaginas lo difícil que era ver mi vientre crecer mientras que me debatía entre el amor que quería sentir por mi hijo y por el miedo de que fuera de aquel animal. – Julia se llevó las manos a la cabeza con frustración y después las pasó por sus ojos para limpiarse las lágrimas. – Solo tuve paz cuando cargué a Iker en mis brazos por primera vez y vi su marca de nacimiento, la misma que tienes tú, entonces pude ser feliz con mi bebé. Tony me hizo vivir un infierno, pero pagará por ello y Adela también.
–Y también puedes estar segura de que por lo menos Adara ya está pagando por todo lo que te hizo a ti y a mí. –Murmuró Hugo.
–Me cuesta entender como Adara pudo haber sido capaz de todas estas cosas. – Murmuró Julia mirando a Hugo que tenía la mirada perdida, pensando en todas las atrocidades que había hecho su madre. – Entonces tu madre no estuvo involucrada solamente en lo que me hicieron, sino que también en todas las cosas malas que te han pasado a ti.
–Esa señora nunca fue mi madre, ella solo estaba interesada en sacarme dinero, yo jamás le he importado. – Afirmó Hugo pasando la mano por sus cabellos y Julia lo miró con pena, ella sabía como era Adara, pero lo que le había contado Hugo era demasiado. –No sabes cuanto lo siento, siento mucho por todo lo que te hicieron pasar por mi culpa, te hicieron daño para joderme y esto es algo que jamás podré perdonarme.
–¡Nos lo hicieron a los dos, Hugo! Abraham ya estaba investigando a Adela, porque nos enteramos de que está viviendo con Tony. – Comenzó a contar Julia todo lo que Abraham había descubierto sobre Adela y Tony mientras que Hugo la escuchaba atónito.
–Los tres se han juntado para ejecutar su asqueroso plan –Gruñó Hugo caminando de un lado otro enojado. –¡¡Maldit* sea la hora en la que Adela se cruzó en mi camino!!
–También hay algo más que debes saber Hugo. –Habló Julia haciendo un gesto con la mano para que se sentará y Hugo se puso a su lado. – Las dos chicas que te han denunciado por violación.
–Sí, ya me imagino que Adela también estará detrás de esa mentira. –Escupió Hugo enojado pensando en todo lo que Adara le había contado.
–No fue una mentira Hugo. – Respondió y él la miró con el ceño fruncido.
–¡Julia yo no he violado a esas chicas, no es posible que creas que dicen la verdad! – Exclamó Hugo indignado levantándose de la cama.
–Hugo los informes médicos decían la verdad, ellas fueron violadas, pero no digo que lo hayas hecho tú. – Explicó Julia y Hugo la miró intrigado. –Ambas chicas coinciden en lo mismo en sus testimonios, las dos despertaron en una cama, completamente desnudas, sin recuerdos y recibieron ayudada de la misma persona, Tony. –Reveló dejando al hombre que tenía delante boquiabierto. – Hugo ellas fueron realmente violadas y sé que tú no tuviste nada que ver con eso, estoy segura de que fue Tony. – Afirmó para tranquilizarlo, pero en los ojos de Hugo, ella pudo ver diversas emociones, pero ninguna parecía ser buena. –¿Hugo te encuentras bien?
–Yo tampoco recuerdo nada Julia, no recuerdo lo que sucedió. Solo tengo imágenes borrosas de esas noches y en una de ellas tuve un accidente de coche porque estaba drogado. – Respondió Hugo con la voz rota y Julia se levantó de la cama para acercarse a él.
–Estoy segura de que no hiciste nada malo, por favor no te angusties.
–¿Y si lo hice? –Preguntó Hugo angustiado pensando en toda aquella etapa oscura de su vida. – Si Tony las drogó también pudo haberme dado algo a mí, me he enterado de que él lleva mucho tiempo haciendo esto, pero a lo mejor pudo haberme involucrado de alguna manera. – Habló pasando las manos por su cabeza con nerviosismo y Julia las agarró para calmarlo.
–No creyeron en ellas porque las pruebas no eran concluyentes Hugo. Estaban investigando a la persona equivocada, pero está vez iremos a por el verdadero culpable y toda la verdad sobre quién es Tony Pujols saldrá a la luz.
–¿Qué quieres decir con esto Julia? – Preguntó Hugo con incomprensión.
–Hundiré a Tony, pero no lo haré sola. Hemos contactado con cada una de sus víctimas y Abraham ya se certificó de que le quitasen el pasaporte, para que no pueda huir del país. Tony pagará por lo que me hizo a mí y a otras tantas mujeres y te aseguro que a estas alturas él ya estará muy bien informado de que su infierno se está acercando. – Habló Julia con vehemencia y Hugo la miró sorprendido, pero orgulloso de verla tan determinada y quería ayudarla a hacer justicia.
–¡Os ayudaré, quiero estar a tu lado para destruirlo y meterlo en la cárcel que es donde debe estar! – Aseguró Hugo agarrando el rostro de Julia entre sus manos y la besó.
–¿Qué harás con tu madre ahora que está enferma? – Preguntó Julia con curiosidad, porque a pesar de todo Adara era la madre de Hugo y quería saber que había decidido hacer él.
–Adara no me quiere cerca y tampoco hay nada que pueda hacer ya por ella. Infelizmente la mujer que me trajo a este mundo decidió pasar los últimos días de su vida sola con su rencor. Ahora solo quiero seguir adelante contigo y con nuestro hijo. –Afirmó y echó en falta tener a su bebé cerca. –Hablando de él, ahora tengo ganas de escuchar sus risitas. – Habló mordiéndose los labios con una mirada traviesa. –¿Llamamos a nuestro conejito? – preguntó entusiasmado y Julia asintió dándose la vuelta para buscar a su teléfono, entonces recordó algo importante.
Julia buscó por el pequeño salón, algo que había dejado sobre la mesa y que había desaparecido de repente, entonces entendió perfectamente lo que estaba pasando allí.
–¡¿Hugo Torres dónde está mi cartera?!– Preguntó Julia molesta viendo como él llegaba junto a ella encogiéndose de hombros, fingiendo no entender a lo que se refería ella.
–No tengo idea, la habrás perdido.
–Hugo, sé que la has escondido mi cartera por qué ahí tengo mis pastillas anticonceptivas. – Preguntó con el ceño fruncido llevándose las manos a la cintura. –¡¡Dime ahora donde está!!
–¡Las he enterrado en la nieve y no entiendo porque estabas tomando esas pastillas, porque podría jurar que te he quitado las telarañas que había en tu agujerito! – Vociferó Hugo molesto.
–¡¡Hugo, las mujeres no se toman la píldora solamente para evitar un embarazo, tuve problemas hormonales después de tener a Iker y las necesito!!– Explicó Julia indignada viéndolo hacer un puchero.
–¡¡Pues ya no las necesitas, porque yo quiero más conejitos!!–Afirmó Hugo y Julia le tiró una almohada en la cara.
–¡¡Pues ya puedes ir buscando la forma de parir tú querido, porque yo no pienso volver a pasar por un parto en mi vida!!– Exclamó Julia furiosa y Hugo salió a la terraza señalando el lugar donde había enterrado la cartera de Julia. –Gracias por tu comprensión, pero si vuelves a hacer esto te dejaré sin sexo.
–Pues como quieras, tú también saldrás perdiendo, porque no tendrás todo el placer que te doy. –Se burló Hugo con una sonrisa satisfactoria y Julia soltó una carcajada.
–No seas ingenuo querido, una mujer que sabe darse placer a sí misma no tiene la necesidad de depender de un hombre para llegar al orgasmo, ahora si me permites, voy a mantener el cierre de la fábrica de conejitos. – Afirmó Julia caminando por la nieve contoneándose.
–Vii i mintinir il ciirri di li fibrici di conijitis. – La repitió Hugo molesto. – Ya veremos por cuanto tiempo te va a durar. – Murmuró para sí mismo y después la siguió.
En el palacio Kelly intentaba mantenerse alejada de Felipe, aunque él era insistente y aprovechaba cualquier situación para acercarse a ella, pero en las últimas horas había dejado de hacerlo, entonces Kelly se preocupó y decidió ir a buscarlo.
Kelly dio vueltas por todo el palacio agradecida de haber conseguido ropa limpia y cómoda, porque aquel paseo que estaba dando por todo el lugar, hubiera sido difícil de hacer con un vestido de gala y unos tacones de doce centímetros.
Cuando Kelly logró encontrar a Felipe, él estaba sentado en un banco en el jardín del palacio. Kelly tuvo que caminar hasta a él con dificultad porque había mucha nieve por el camino. Ella se acercó a Felipe y se dio cuenta de que parecía estar preocupado, pero antes de que ella pudiera decir cualquier cosa él lo hizo primero.
–Un helicóptero vendrá a buscarme en una hora, la borrasca ya ha pasado y pueden volar con seguridad, después otro vendrá a por ti.
–No es necesario Felipe, yo no te pedí…
–Sí es necesario Kelly, puedes volver a tu casa con tu madre y estar tranquila. Ya sabemos que Hugo y Julia están bien, aunque estén aislados en aquel camping y estando las cosas como están no me marcharía tranquilo sabiendo que tú estás encerrada en este lugar, entonces es mejor que regreses a casa para tranquilizar a tu madre, que debe estar muy preocupada. – Habló Felipe con un tono autoritario y su voz sonaba tan fría que Kelly sintió un escalofrío recorrer su espalda.
–¿Te encuentras bien Felipe? – Preguntó Kelly con preocupación y Felipe la miró fijamente.
–No, debo irme lo antes posible a Galicia. –Contestó y Kelly se imaginaba el porqué, ya que ella sabía que Abraham se había marchado a prisas de Madrid porque había ocurrido algo con los Oliveira.
–Entonces es cierto, ha pasado algo muy grave con los Oliveira. –Murmuró Kelly pensativa y Felipe la miró de reojo, seguro de que ella se había enterado por Abraham.
–Tocaron lo más preciado que tiene mi tío y conociendo a mi primo, ahora mismo Galicia debe estar ardiendo en llamas. –Afirmó Felipe y Kelly no pudo evitar preocuparse.
Kelly no quería decirle nada, ella pensaba que no tenía derecho a opinar en nada de la vida de Felipe, pero eso no cambiaba de que se importaba por su seguridad. Entonces Felipe se levantó para alejarse de ella.
–¿Estarás bien Felipe? – Preguntó Kelly intentando disimular su angustia y Felipe se acercó a ella mirándola a los ojos.
–Solo estoy bien cuando te tengo cerca.
–Felipe por favor no quiero que pienses que entre nosotros algo ha cambiado, lo que pasó aquí ha sido un…
–Por favor no digas que ha sido un error. –La interrumpió Felipe con tristeza. – No soportaría escuchar que he sido un error en tu vida. Entiendo que estas noches juntos no cambia nada entre nosotros, para ti fue sexo y nada más, pero quiero que sepas que no desistiré de buscar el camino que me llevará de vuelta a ti, porque eres y siempre serás el amor de mi vida.
Después Felipe se marchó dejando a Kelly aturdida sin saber que contestar a aquellas palabras llenas de determinación. Felipe soltó lo que tenía que decirle y se alejó de ella porque no soportaría escuchar una vez más que ella no quería estar a su lado, pero lo que él no sabía es a dónde le llevaría ese camino que tanto quería encontrar, para volver a los brazos de su mujer.