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Amor en juego

🔒 Capítulo 80: Yo encima y tú debajo.

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Kelly estaba preocupada en la entrada del palacio viendo toda aquella nieve caer sin saber cómo o donde estaría Julia y porque se había marchado con Hugo en medio de aquella borrasca. Estaba entretenida observando el enorme manto de nieve que cubría todo, cuando escuchó una discusión no muy lejos de allí y se dio cuenta de que era Felipe discutiendo con uno de los guardias del Palacio y a su lado había una pareja que no parecían ser invitados de la fiesta, entonces se acercó a ellos para saber que estaba sucediendo.

–¿Qué está pasando aquí? –Preguntó Kelly con autoridad mirando al guardia que se sobresaltó al verla.

–Pues señora, que esta pareja quiere entrar al Palacio para refugiarse de la borrasca. –Explicó el hombre y Kelly frunció el ceño porque no entendía dónde estaba el problema.

 – ¿Y hay algún problema para que se queden aquí? – Preguntó Kelly intrigada, pero fue Felipe quien contestó a su pregunta.

–Sí, según el guardia las habitaciones ya están repartidas entre los invitados de la gala, pero le estoy diciendo que pueden quedarse con la habitación que me han dado, porque puedo acomodarme en cualquier otro lado. –Respondió Felipe disgustado mirando fijamente al guardia.

–Pero señor Oliveira, es que no estaría bien que lo dejáramos sin una habitación.

–¡Lo que no estaría bien es dejar a esta pareja en medio de una borrasca! ¡Ya le dije que no debe preocuparse por mí, puedo cuidarme perfectamente! – Exclamó Felipe invitando a la pareja para que entrarán y guardia intentó impedirlo, pero Kelly decidió intervenir, porque sabía que en verdad la actitud del guardia era por miedo a la familia de Felipe.

–El señor Oliveira se quedará conmigo, en mi habitación y esta pareja puede quedarse con la que le cedieron a él. –Habló Kelly con autoridad y el guardia decidió obedecer sus órdenes, porque la futura duquesa no estaba en el palacio, entonces era Kelly la que estaba al mando en su ausencia. – Vamos a llevarlos adentro, necesitan calentarse un poco y comer algo. – Pidió mirando a Felipe que esbozó una sonrisa orgullosa, porque no esperaba menos de Kelly.

Después de ayudar a la pareja y ubicarlos, Kelly se dirigió a su habitación, porque necesitaba una ducha con urgencia y quitarse aquella ropa para estar cómoda. Entonces se giró para ir hasta el final del pasillo donde estaba su habitación y se dio cuenta de que Felipe iba en la dirección contraria.

–¿No vienes a la habitación? – Preguntó Kelly mirándolo extrañada y Felipe frunció el ceño con incomprensión. – No es que me haga ilusión estar a solas contigo, pero este palacio es muy frío y no hay mucho que podamos hacer ya, a no ser esperar a que pase esta borrasca.

–No tienes porque estar a solas conmigo si tanto te incomoda la idea, yo puedo acomodarme en cualquier parte. –Murmuró Felipe llevándose una mano sus cabellos peinándolos hacia atrás. – Además, sabemos lo que pasará si nos encerramos en esa habitación.– Murmuró mirándola fijamente y Kelly se estremeció solo de pensar en lo que podría llegar a pasar entre ellos. –Dime Kelly, ¿de verdad quieres que entre a esa habitación contigo?

No, no quiero y creo que tienes razón, será mejor que te vayas a dormir a otra parte. – Contestó y Felipe bajó la cabeza dándose la vuelta.

–Buenas Noches Kelly. –Murmuró y se apartó de ella, pero cuando lo vio marcharse Kelly sintió un aprieto en el corazón, si Felipe pasase la noche en cualquier lugar con el frío que hacía, hasta podría llegar a caer enfermo.

–¡Felipe! – Exclamó Kelly y él se giró bruscamente para mirarla. – Solo por esta noche.– Murmuró y él la siguió hasta la habitación sin decirle ni una sola palabra.

Kelly fue la primera en ducharse cuando llegaron a la habitación y lo único que hizo después de eso, fue pararse delante de la ventana preguntándose como estaría su hija y su mejor amiga. Por lo menos ella tenía la tranquilidad de saber donde estaba Zoe, pero Julia había desaparecido con Hugo y ella seguía sin entender porque se había ido con él, después de todo lo que había pasado entre ellos, pero como sabía que de momento no tendría una respuesta, Kelly decidió centrarse en su actual situación. Estaba en una habitación a solas con Felipe Herráez y mientras pensaba en eso se abrió un poco albornoz que llevaba puesto y deslizó la yema de los dedos sobre la cicatriz de la cesárea, la mayor prueba de la existencia de Zoe y que él no debería llegar a ver.

Para Kelly había sido fácil mantenerla escondida cuando tuvieron sexo antes, el salón en que entraron estaba prácticamente a oscuras, pero en aquel momento la situación era diferente.

–Te veo muy preocupada, puedes estar tranquila. Si Julia está con Hugo, no le pasará nada.– Murmuró Felipe saliendo del baño con el pantalón desabrochado, sin camisa y con los cabellos todavía mojados.

Kelly pensó en hacer un comentario sobre el hecho de que ellas no estaban seguras cerca de los dos amigos después de todo lo que había pasado entre ellos, pero decidió callarse porque estar a solas con Felipe ya era demasiado incomodo.

–Tendremos que acomodarnos en la cama como podamos. –Habló Kelly para cambiar de asunto, pero no tenía sentido en lo que había dicho porque la cama era enorme, entonces cuando se giró se encontró con el pecho desnudo Felipe a pocos centímetros de su rostro.

–Yo encima y tu debajo o al revés, como prefieras. –Susurró Felipe humedeciéndose los labios y Kelly recordó que todavía le dolía lo que habían hecho antes.

–¿Tan seguro estás de que volveremos a tener sexo? –Preguntó Kelly mirándolo a los ojos, intentando controlar su respiración acelerada, pero la mano posesiva de Felipe en su trasero pegándola a su cuerpo la hizo jadear.

–Estoy tan seguro de ello, como de que todavía estás palpitando, pidiendo más porque lo que pasó antes entre nosotros hace un par de horas, fue apenas un aperitivo. –Murmuró Felipe antes de devorar la boca de Kelly. 

Felipe la besaba con posesividad, con un deseo que lo estuvo torturando durante casi dos años separado de la mujer que amaba. Él la necesitaba, a ella, a su cuerpo y si era posible hasta a su alma. Kelly se entregó a los demandantes besos de Felipe, permitiendo la invasión de su lengua en su boca, la forma como la exploraba, como exigía más y más de ella hasta que lo sintió intentar abrir su albornoz y se apartó de él.

¡No huyas de mí, de esto que tenemos amor! Puede que no quieras estar conmigo, pero nuestros cuerpos se necesitan, se desean. –Suplicó Felipe mirándola a los ojos y Kelly se apartó de él. 

Kelly apagó las luces permitiendo que apenas la luz del blanco cielo iluminará un poco la habitación y se desnudó segura de que él no podría ver un cierto detalle de su cuerpo. Entonces Kelly se acercó Felipe terminando de quitarle el pantalón que llevaba puesto. Ella lo deseaba, pero no permitiría que volviera a llegar a su corazón, solo quería calmar aquel calor que estaba dominando su cuerpo. Ella lo empujó sobre la cama y agarró el cinturón de Felipe que había quedado tirado en el suelo.

Felipe observaba los movimientos de su mujer embelesado, viendo como ella dominaba la situación. Kelly llevó las manos de Felipe sobre su cabeza y con su cinturón lo ató a la cama, haciendo un nudo lo suficientemente fuerte para controlar a la bestia en la que se volvía Felipe Herráez cuando estaba excitado.

–Espero que sepas lo que estás haciendo, porque si logro liberarme te aseguró que estarás unos cuantos días sin poder caminar. – Afirmó Felipe mordiéndose los labios, mirándola con lujuria y la escuchó reírse con malicia.

Kelly comenzó a chupar todo el cuerpo fuerte y musculoso de Felipe que gemía de placer sintiendo la lengua de su mujer recorrer cada pedacito de su piel bronceada, como si estuviera chupando al mejor dulce que había probado en su vida, pero en verdad ella solo disfrutaba del sabor a hombre excitado y jadeó cuando vio su enorme erección levantarse delante de ella, suplicando un poco de atención.

Felipe sentía toda la tensión en su abdomen que lo estaba atormentando, no soportaba no poder tocarla y dominarla como tanto le gustaba, pero en aquella tortura había placer, mucho placer en ver como era Kelly la que lo poseía. 

Kelly estaba disfrutando tanto de tenerlo en su boca que no podía dejar de chuparlo, de lamer toda aquella enorme y gruesa extensión que palpitaba dentro de su boca. Las venas hinchadas que entraban y salían de sus labios, eran la prueba de que Felipe estaba desesperado por correrse, pero después de lo que había pasado entre ellos, él estaba en lo cierto cuando la hizo subirse al escenario con su liberación mojando sus muslos, diciendo que ella necesitaría mucho más y así era, en aquel momento Kelly quería todo.

Entonces Kelly se posicionó sobre Felipe colocando la punta de su miembro en su entrada empapada y comenzó a bajarse sobre él, mordiéndose los labios hasta hacerse daño porque era enorme y le dolía tenerlo tan enterrado dentro de su vagina, pero lo necesitaba con desesperación.

–¡Aah joder!!–Jadeó Felipe cuando sintió su miembro tocar el tope del sexo apretado de su mujer y sin poder controlarse levantó sus caderas, porque ni eso parecía ser lo suficiente para él, entonces Kelly comenzó a cabalgarlo bien despacio. –¡Ah eso así…Ah fóllame amor, fóllame todo lo que quieras…Ah joder que apretada estás…Ahhh!

–¡¡Ohh Dios es tan grande… Ay…Ohh!!–Gimió Kelly sintiendo todo aquel miembro grueso dentro de ella mientras que Felipe apretada sus puños con fuerza soportando todo el placer que ella le estaba dando.

¡¡Oh sí pequeña y es tuyo…Ahh fóllatelo como tanto te gusta vamos… ¡¡Ohhh ESO ASÍ JODER Aaaaah!!– Gemía Felipe mientras que Kelly aumentaba su ritmo sobre él, buscando su propia liberación.

Kelly sintió la fuerte presión en su vientre, sus paredes apretando el enorme miembro de su hombre y se corrió sobre él gritando de placer mientras que Felipe jadeaba sintiendo como su propia liberación comenzaba a apretar en sus testículos, pero entonces Kelly lo sacó de dentro de ella. 

Felipe la miró prácticamente desesperado, pensando que lo dejaría a medias, entonces la vio hacer algo que nubló por completo su cabeza. Kelly dirigió la punta de su miembro a su agujerito trasero y volvió a sentarse poco a poco sobre él. Felipe estaba maravillado sintiendo lo dilatada que estaba su mujer por el placer y cerró los ojos disfrutando de sentirla tan suya. 

Kelly comenzó a hacer movimientos circulares sobre Felipe mientras masturbaba su clítoris que ya estaba hinchado y sensible por todo el placer que había sentido con su reciente orgasmo y esto terminó de enloquecerlo. Ver a su mujer dándole placer enterrando su enorme miembro entre aquellas estrechas paredes, al mismo tiempo en el que se masturbaba, lo tenía al borde del delirio, entonces Felipe no aguantó más y rompió con toda su fuerza el cinturón que lo mantenía atado mientras que Kelly sonreía con malicia porque estaba justamente esperando aquel momento, en el que el dolor se convertiría en su mayor placer.

Felipe se llevó sus posesivas manos a la cintura de Kelly apretándola con fuerza y comenzó a penetrarla como un animal mientras que ella seguía tocándose perdida en placer. Cuando Kelly escuchó el fuerte gruñido que salió de la garganta de Felipe y sintió su miembro palpitar dentro de ella mojando todo su agujero, su orgasmo explotó violentamente. Los dos llegaron juntos al clímax entre altos gritos y jadeos, seguros de que todo el palacio los estaría escuchando, pero nos les importaba, solo querían seguir disfrutando de su ardiente y dulce infierno.

Después de varias horas de sexo, los dos terminaron exhaustos, a Kelly le resultó increíble el hecho de que normalmente era ella la que dormía sobre el pecho de Felipe, pero en aquel momento era él que lo hacía sobre el suyo. Ella no pudo evitar las ganas de acariciar sus cabellos pensando en que los demonios de Felipe eran los mayores enemigos del amor que sentían el uno por el otro y con estes pensamientos atormentando su cabeza, se quedó dormida.

Kelly despertó a la mañana siguiente completamente desnuda acostado sobre su costado entre los brazos de Felipe que la abrazaba con fuerza. Ella se dio cuenta de que él también comenzaba a despertarse, pero parecía ser que no tenía intención de apartarse de ella.

Entonces Kelly vio en sus muñecas las cicatrices y sintió su corazón apretarse solo de imaginar a Felipe intentando quitarse la vida.

–¿Por qué lo hiciste? –Susurró Kelly pasando la punta de sus dedos por la cicatriz de Felipe que se tensó.

–No soportaba vivir sabiendo que habías abortado a nuestro bebé por mi culpa, así que solo quería morirme con él. –Contestó Felipe con la voz todavía soñolienta y Kelly lloró en silencio sin decirle nada. – Sabes, muchas veces he soñado que esperabas una niña, es lo que me hubiera gustado tener, una nena preciosa con el carácter de su mamá.

Kelly se llevó una mano a la boca sin que Felipe se diera cuenta para ahogar un sollozo, era horrible escucharlo decir todo aquello sabiendo que su sueño se había hecho realidad, que Zoe era una niña preciosa. Entonces no pudo soportar seguir a su lado y se levantó de la cama agarrando la sabana a su cuerpo.

Kelly se puso el vestido de la fiesta como pudo mientras que Felipe la miraba aturdido sintiéndose culpable cuando la vio con los ojos enrojecidos.

–Lo siento, me imagino que debe ser muy duro para ti pensar en nuestro bebé, espero que algún día me puedas perdonar por haberte quitado esa felicidad. –Murmuró Felipe con los ojos empañados y Kelly tuvo que bajar la cabeza porque no podía mirarlo a los ojos.

Kelly agarró su abrigo y salió de la habitación dejando a Felipe solo, le había dolido en el alma escucharlo pedir perdón por haberle quitado una felicidad, cuando en verdad era ella la que estaba quitándole a Felipe el derecho de vivir esa felicidad, la alegría de tener a Zoe en su vida. Hasta que recordó sus cambios repentinos de humor, la forma como había actuado con ella, su agresividad cuando perdía la cabeza y su intento de suicidio.

Kelly estaba segura de que Felipe no era una persona estable, que él no estaba bien. Felipe Herráez era una amenaza para sí mismo, y ella no podría permitir que alguien así se acercará a su hija.

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