Hugo miró a su madre atentamente y se dio cuenta de que algo no estaba bien, así que se acercó a ella y sinitó el olor a alcohol, que desprendía de Adara. Hugo pensó en salir de la habitación para buscar alguna enfermera, que le pudiera explicar porque su madre estaba en aquel estado, pero las palabras de Adara lo hicieron detenerse.
–¡No hay nada de lo que me arrepienta más en esta vida que haberte parido, maldit* malagradecido! –Exclamó Adara intentando enfocar la vista para verlo bien.
–No estás bien ahora mismo, así que será mejor que te calles. –Habló Hugo mirándola enojado girándose hacia la puerta.
–Pues estaba perfectamente cuando empujé a tu zorra por las escaleras, tenía que haberlo hecho con más fuerza, porque me pareció muy poco mandarla al hospital me hubiera dado por satisfecha si hubiese terminado en el cementerio. –Habló Adara riéndose con malicia y Hugo se quedó pálido.
–¡¡¡¿De qué mierd* estás hablando Adara?!!! –Exclamó Hugo girándose con brusquedad para verla.
–¡¡Lo que acabas de escuchar!! Veo que no sabías que se habían llevado tu perra al hospital cuando estabas en Alemania, porque la empujé por las escaleras por ser una indígena igualada. –Escupió Adara haciendo una mueca de asco y Hugo sintió toda la ira subiendo por su cuerpo.
–¡¡¡¿Cómo pudiste hacerle esto?!!!–Vociferó Hugo furioso, porque no podía creer que su madre hubiera llegado a tanto. –¡Julia estaba embarazada, podía haber perdido a nuestro hijo!
–¡¡¿Preñada?!!¿La maldit* indígena estaba preñada? –Preguntó Adara intentando mirarlo, pero era casi imposible por la borrachera que llevaba encima junto con las medicaciones. –¡¡De haberlo sabido lo hubiera hecho mejor!!
–¡¡¡ERES UN MONSTRUO!!!¡Estaba esperando a tu nieto, Adara! –Exclamó Hugo en cólera controlándose para no matar a su propia madre allí mismo.
–Y de haber sabido que no me servirías para nada, te hubiera matado a ti también. Me arruinaste la vida niño estúpido, tenía que haberte asfixiado cuando tuve la oportunidad. Yo solamente me quedé embarazada de tu padre por que pensaba que tendría un buen futuro, porque esto era lo que decían todos en el maldit* barrio, pero terminó siendo un bueno para nada. Hasta llegué a pensar en utilizarte para engañar a algún hombre que de verdad me hubiera podido dar todo lo que necesitaba, pero no sabes el asco que sentí cuando te cogí en mis brazos y me di cuenta de que eras exactamente igual que Diego. – Habló Adara sin pensar, porque ya no la importaba nada, sabía que le quedaba poco tiempo de vida y no pensaba morirse sin antes liberar todo su veneno.
–¡Qué pena me da saber que mi padre estuvo enamorado de una mujer como tú, que no vale nada! –Exclamó Hugo mirándola con desprecio.
–¡¡¡Me das asco, me da asco haberte parido!!!
–¡¡Puedes estar segura de que el sentimiento es mutuo!!–Replicó Hugo preguntándose que había hecho de tan malo en otra vida, para tener una madre como Adara Sánchez.
–¡No sabes cuánto disfruté de haber ayudado a Adela en sus planes para destruirte! –Exclamó inclinándose hacia adelante y Hugo frunció el ceño.
–¿Qué quieres decir Adara? –Preguntó Hugo mirándola con incomprensión y la vio encogerse de hombros.
–Pues que nada de lo que te ha pasado en los últimos años ha sido por mera casualidad, lo peor que hiciste en tu vida fue rechazar a Adela. ¡Ella te atacó todas las veces que pudo! Adela provocó tus accidentes, las denuncias, todos los put*s escándalos que manchan tu adorada carrera los causó ella! – Escupió Adara mirándolo con indiferencia.
–¿Por qué me estás diciendo todo esto? –Preguntó Hugo sin entender que se ganaba su madre con decirle todo aquello, pero en aquel momento él pudo entender muchas cosas y por primera vez se dio cuenta de que su vida había empezado a ir mal después de haberse acostado con Adela.
–Bueno, pues porque Adela es una traidora que me ha dado la espalda, al igual que tú y porque quiero que lo sepas. Necesito irme de esta mierd* de mundo sabiendo que me recordarás el resto de tu put* vida, porque tenías que haberme pagado por darte la vida y lo único que hiciste fue abandonarme en la pobreza. –Escupió Adara llorando de rabia porque no había tenido nada de lo que tanto había soñado para su vida y se sentía en la necesidad de culpar a alguien.
–¡¡Estuve pagando todos tus gastos y no te ha faltado de nada Adara!!–Afirmó Hugo negando con la cabeza porque no entendía como aquella mujer podía ser su madre y agradeció a la vida por haber tenido a Diego para cuidarlo y amarlo tanto.
–Me ha faltado la vida que merecía, la que perdí por tu culpa, aunque ya me siento mejor de saber que me lo has pagado con creces cuando perdiste la indígena. –Habló Adara sonriendo con satisfacción, recordando todo lo que le habían hecho a Julia.
Entonces Hugo bajó la cabeza sonriendo con amargura, después dio la vuelta a la cama y tomó el teléfono móvil de Adara. Hugo agarró la mano de su madre con brusquedad mientras que ella intentaba liberarse y utilizó su dedo índice para desbloquear el teléfono, entonces buscó algo en el buscador y cuando lo encontró, le entregó el aparato a Adara.
–Esta “indígena” como tú la llamas, tiene la sangre más española que la nuestra y es una futura duquesa. –Afirmó Hugo y se giró para marcharse cuando una enfermera entró a la habitación mientras que Adara ni siquiera se percató de su presencia porque seguía mirando el teléfono móvil con.
– La paciente está borracha, deberían vigilarla mejor. – Se quejó Hugo y la enfermera suspiró con cansancio.
–No es la primera vez que lo hace, no sabemos cómo consigue el alcohol porque solamente su médico y los enfermeros entramos a esta habitación.
–Pues creo que entre ellos encontrarás la respuesta. – Murmuró Hugo imaginando que su madre debería estar pagando a alguien para comprarle las botellas, porque él todavía ingresaba una pequeña suma en su cuenta y había visto que Adara se gastaba el dinero.
–Lo sentimos mucho, no es la primera que lo hace estando en esta situación, pero le aseguro que estaremos más pendientes de ella. –Afirmó la enfermera y Hugo asintió sin dejar de mirarla. – ¿Señor, piensa quedarse para hacerle compañía a su madre? –Preguntó y entonces Hugo caminó hasta a Adara y dejó un beso en su cabeza, porque a pesar de todo él no era como ella, entonces su madre lo miró con el ceño fruncido sin entender porque la había besado.
–Está mujer no es mi madre. –Afirmó Hugo mirándola a los ojos y antes de abandonar la habitación pudo escuchar cuando Adara estampó el teléfono móvil contra la pared, porque Hugo le había enseñado una noticia que anunciaba la gala oficial de la Duquesa de Lugo y que ese año la anfitriona sería la nieta de la duquesa y en la imagen se veía a Julia vestida elegantemente cubierta de joyas como una princesa.
Hugo salió al pasillo y mientras que se iba alejando podía escuchar los gritos de rabia de Adara. Entonces él sonrió con tristeza, sintiendo que por fin estaba libre de la carga negativa de su madre, pero que ahora sabía quién había sido su verdadera enemiga y estaba determinado a hacerla pagar por todo el daño que le había hecho a su familia.
Felipe estaba sentado en sobre la mesa de su despacho revisando la información sobre el nuevo hotel de Dubái, preparando todo para enviársela a Hugo, cuando de repente su secretaria tocó la puerta.
–¿Qué pasa Jess? Te pedí esta mañana que no quisiera ser molestado. –Habló Felipe sin apartar la vista de los papeles que tenía en la mano y al ver que su secretaria seguía callada levantó la cabeza para mirarla. –¿Qué te pasa?
–Señor Herráez, usted me pidió que estuviera pendiente de cualquier información sobre la CEO de la empresa Dumas. –Habló la chica mordiéndose el labio con expectación y Felipe asintió. –Pues acabo de ver esto en las noticias. –Habló entregándole su Tablet y Felipe abrió mucho los ojos, sorprendido.
–¡Participará en una gala benéfica este sábado! –Habló Felipe poniéndose de pie sin dejar de mirar el nombre de Kelly en la noticia.
–Así es señor, parece ser que la gala este año será una colaboración entre la futura Duquesa de Lugo y la empresa de la señora Dumas. Lo harán para ayudar a mujeres que están en una situación vulnerable. –Explicó Jessica viendo como Felipe caminaba de un lado a otro mirando la noticia y entonces lo vio detenerse mirando por la ventana.
–¡¡Jess llama a mi hermana y dile que me prepare el mejor esmoquin que tenga!!–Exclamó Felipe y Jessica lo miró intrigada.
–¿Usted piensa ir a la gala?
–Así es Jess, así que llama a mi hermana. Está misma tarde me pasaré por su atelier para recoger el esmoquin.
–¡Pero señor Herráez, hace falta una invitación para entrar a la gala de la Duquesa de Lugo! –Afirmó la chica mirándolo extrañada y lo vio esbozar una media sonrisa.
–Mi apellido es mi invitación, ahora ve y llama a Bea, que esté sábado asistiré al evento más importante de mi vida.
Felipe no era el único que estaba decidido a preparar su mejor esmoquin para la gala de la Duquesa. En la tarde del sábado Hugo entró al salón de su casa, donde Merche y Diego estaban tomando café. Hugo puso los ojos en blanco cuando los vio porque sabía que estaban poniéndose al día con los chismes. Los dos se reían mientras que cuchicheaban alegremente, hasta que se fijaron en Hugo y se levantaron mirándolo embelesados.
–¡¡Huguito cariño, estás hermoso!!–Exclamó Merche acercándose a él mirándolo de arriba abajo y Hugo sonrió con orgullo inflando el pecho.
–Esta noche llámame “Ceniciento”, porque asistiré a un baile para conquistar…bueno, no…para reconquistar el corazón de una princesa. –Se pavoneó y su padre lo miró preocupado.
–Entiendo lo que quieres hacer hijo, pero creo que no deberías salir. Llevan toda la semana anunciando está borrasca, podría ser peligroso. –Habló Diego y lo vio girar los ojos.
–Papá por favor, sabemos que esto es una exageración, esto no pasara de aguanieve como siempre. –Aseguró Hugo para tranquilizarlo y dejó un beso en su cabeza.
–Bueno Ceniciento, intenta regresar a las doce. –Se burló su padre y lo vio sonreír con malicia.
–Sí Dios está de mi parte, y yo sé que lo está, para cuando sean las doce espero estar fabricando otro conejito.