En Madrid Abraham, Alonso y Elena, estaban sentados en la mesa de un bar de la periferia esperando a un conocido de Abraham que les entregaría toda la información que necesitaban sobre Tony.
–¡Félix! –Exclamó Abraham poniéndose de pie para saludar a su excompañero del ejército y el hombre lo abrazó, después le dio un abrazo a Alonso y saludó a Elena de lejos porque sabía que al igual que era muy hermosa, también era una fiera. – ¿Has encontrado algo que pueda utilizar contra ese cabrón?
–¡Vamos a sentarnos y tomar unas cervezas mientras que os explico un poco la situación! –Habló Félix llamando al camarero y cuando ya tenían las cervezas comenzó a hablar. – Investigué un poco sobre el tal Tony, y por supuesto tenías razón, tiene antecedentes. –Afirmó y Abraham hizo una mueca de asco.
–Lo sabía, este tipo de gente siempre actúa más de una vez. –Respondió Abraham asqueado. –¿Qué tienes contra él?
–Varias denuncias por acoso sexual, intento de violación, violación y hasta maltrato, muchas de las denuncias son de cuando todavía era un adolescente y de mucho antes de entrar al equipo. Algunas investigaciones seguían abiertas, pero todas quedaron en el olvido cuando firmó el contrato con el club, supongo que su empresario se habrá encargado de tapar todas sus mierd*s. –Afirmó Félix mientras que los tres miraban toda la información que él les había entregado.
–¡Es un depredador sexual Braam! –Afirmó Elena sin apartar la vista de las papeles y fotos que tenía delante. –Es un hombre rico, joven y muy atractivo. Tendrá centenares de grupos de fans, con mujeres que estarán locas por él y mira. –Señaló el testimonio de una las víctimas. – en algunas de las denuncias pone que las chicas sí habían aceptado tener relaciones con él, pero al final terminaron siendo drogadas y violadas.
–Busca poder, quiere sentir que es él quien domina. –Habló Alonso tomando un trago de su cerveza y después continuó. – Infelizmente existen muchos así y el modus operandi es siempre el mismo buscan a mujeres vulnerables o que suelen estar de fiesta después las drogan, las llevan a algún lugar y las violan.
–Pero no es cuidadoso y es muy confiado y no es para nada metódico. Algunas de las victimas tenían restos de semen, pero no lo suficiente para llegar al ADN del agresor, seguramente intentaba limpiarlas. –Habló Elena señalando el testimonio de una de las mujeres. – Algunos de estos depredadores suelen utilizar una documentación falsa, eligen mujeres que no conocen en algún antro y se ponen protección para no dejar rastro, pero Tony es imprudente, impulsivo y su mayor debilidad es su ego.
–Habla con ellas, hace que las victimas sepan que fue él. Quiere que ellas lo recuerden, porque está seguro de que siempre saldrá de rositas. –Escupió Abraham y los demás asintieron. –Es normal que piense esto, porque tiene dinero, fama y seguramente la protección de uno de los clubs más importantes del mundo.
–Esta es la parte interesante de todo esto amigo mío, esta carpeta no estaba en manos de policía. –Habló Félix y los tres lo miraron con el ceño fruncido.
–¿Cómo que no estaba en manos de la policía, Félix? –Preguntó Abraham mirándolo fijamente y lo vio esbozar una media sonrisa.
–Si toda esta información estuviera en manos de la policía, hace tiempo algún periodista hubiera puesto las manos en ella. –Afirmó inclinándose un poco hacia adelante para hablar y que solo los que estaban en la mesa pudieran escucharlo. –Esta carpeta la tenía en su poder Fernando Palacios. –Susurró y los tres se echaron hacia atrás boquiabiertos. –Cuando comencé a hacer preguntas en comisaría sobre los antecedentes del cabrón alguien lo habrá avisado, porque su abogado no tardó en contactar conmigo para entregarme todo esto.
–¿Por qué Fernando Palacios le entregaría a la policía uno de sus jugadores sabiendo el escándalo que sería esto para su club? –Preguntó Alonso extrañado porque por más que pensará no encontraba una respuesta.
–No tengo esa respuesta para darte Alonso, pero también me ha entregado algo más. –Contestó Félix entregando una memoria de USB a Abraham que la miró con curiosidad. –Creo que el contenido es de tu interés.
Abraham miró la pequeña memoria USB que tenía en sus manos y después se puso de pie junto con Elena y Alonso.
–Es hora de cazar a este gusano asqueroso. –Habló Abraham y los otros tres asintieron. –Vamos a prepararlo todo, porque es el momento de que nos veamos las caras.
Cuando estaban saliendo del bar el teléfono móvil de Alonso comenzó a sonar y era el número que le había dado a Adriana para que se comunicará con él, entonces contestó rápidamente.
–¿Adriana va todo bien en casa de tu primo? –Habló Alonso alejándose de los demás para hablar con tranquilidad.
–¡Alonso, tengo un problema! – Contestó Adriana. –Las fotos no están casa de Felipe, pero sé dónde están y necesitaré ayuda. –Afirmó y Alonso frunció el ceño. – Escuché a mi primo hablar por teléfono, y creo que hablaba con un detective, ellos hablaban sobre el fotógrafo que hizo las fotos. Parece que el hombre ha desaparecido y mi primo lo está buscando, pero no entendí muy bien para qué y también le escuché decir al hombre que las fotos las entregó a Hugo Torres.
–Déjame adivinar, ¿no tienes un acceso libre a la mansión del jugador? –Preguntó Alonso mirando hacia atrás para asegurarse de que no lo estuvieran escuchando.
–Antes si tenía, pero mi primo y Hugo ya no son tan cercanos, pero recuerdo bien la casa estuve allí un par de veces y tengo buena memoria. –Habló Adriana esperando una respuesta, pero Alonso tardó en contestar poniendo los ojos en blanco porque sabía perfectamente lo que quería decir.
–¿Adriana quieres que entre a la casa de Hugo Torres para robar las fotos y te quieres venir conmigo? – Preguntó Alonso con un tono sarcástico y escuchó una risita al otro lado de la línea.
–Bueno si insistes tanto no me puedo resistir. –Se burló Adriana y Alonso giró los ojos. –Además no tenemos excusa para entrar a la casa de Hugo así sin más, entonces no veo otra forma de llegar a las fotos.
Alonso se despidió de ella y colgó la llamada, después regresó con los demás pensativo, se preguntaba porque el tal fotógrafo había desaparecido y qué hacía Felipe Herráez detrás de él.
Durante la madrugada Alonso estaba parado delante de la mansión de Hugo esperando a Adriana, que le había dicho que sería mejor que se encontrarán allí ya que quería asegurarse de que no estaba siendo seguida por ninguno de los hombres de Eros.
Cuando la chica llegó en un taxi, Alonso la miró con reproche porque no le parecía seguro que se subiera a un taxi aquellas horas de la noche, pero ella se acercó a él con una sonrisa tan inocente que le hizo olvidarse hasta de su nombre.
–Entonces jefe, ¿cómo vamos a entrar en esta mansión? –Preguntó mirando alrededor preocupada porque había pasado por la entrada y pudo darse cuenta de que había un guardia vigilando la propiedad.
–Bueno, lo primero que debes saber es que Hugo está en la mansión, así que entraremos por la puerta del jardín porque el chofer tiene el coche aparcado en la entrada y podría sorprendernos en cualquier momento. –Explicó Alonso colocando una gorra en la cabeza de la chica que lo miraba con incomprensión viendo que él llevaba puesta una igual.
–¿Para qué necesito una gorra? –Preguntó Adriana llevándose una mano a la cabeza levantando los ojos.
–Para que no vean nuestros rostros, es difícil identificar una imagen si llevas la cara tapada o por lo menos alguna parte. Vas a ir hasta la caseta de la entrada y decir que necesitas ayuda como buena niña que eres, cuando el hombre salga yo me acercaré por detrás y con esto. –levantó un pequeño pañuelo blanco y frasco con un líquido dentro. –Cloroformo nena, el hombre dormirá como un bebé mientras apagamos las cámaras y cogemos las llaves para entrar a la casa.
–¿Crees que también tendrá la contraseña de la alarma apuntada en algún lado? –Preguntó Adriana con sarcasmo y Alonso giró los ojos.
–No nena, eso lo tengo yo en mi cabecita, como policía tengo acceso a ciertas cositas. –Afirmó Alonso pavoneándose y Adriana frunció el ceño.
–Lo que has hecho es ilegal señor Herrera. –Lo regañó Adriana y Alonso sonrió con malicia.
–Yo no soy Abraham, por esto él ni siquiera sabe que estamos aquí. Sí sirve para hacer el bien, para mí no es ilegal. Esas fotos son muy importantes porque es la única prueba que existe de uno de los crímenes de Tony, entonces sin ellas no habrá denuncia y esto quedará en el olvido. –Afirmó Alonso y la chica se quedó pensativa, después Adriana levantó la cabeza, infló el pecho y salió caminando con determinación hasta la caseta del guardia.
Adriana montón el espectáculo de su vida y Alonso miraba desde lejos preguntándose que le había dicho la chica al guardia que el hombre estaba rojo y parecía casi desesperado sin saber que hacer mientras que ella se llevaba las manos a los ojos como si estuviera llorando y el hombre se llevaba las suyas a la cabeza. Cuando el guardia se distrajo Alonso llegó por detrás pasando el brazo por su cuello y tapó la nariz y la boca del hombre sin apartar la vista de Adriana que miraba todo con los ojos muy abiertos.
–¿Se puede saber que le estabas diciendo que parecía desesperado? –Preguntó Alonso con curiosidad ladeando la cabeza para mirarla mientras que seguía agarrando al hombre que ya estaba completamente inconsciente.
–Le dije que tenía el periodo y que me había manchado. –Contestó Adriana encogiéndose de hombros. –Si le hubiera dicho que me asaltaron o cualquier otra cosa parecida seguramente se hubiera asustado y llamado la policía, pero con estos asuntos de mujeres los hombres siempre se ponen nerviosos y no saben cómo actuar. – Habló contoneándose hasta la entrada y Alonso levantó las cejas quedándose boquiabierto
Después Alonso entró a la caseta para esconder al hombre allí adentro, se agachó para coger las llaves que tenía el guardia y después apagó las cámaras.
Entraron a la casa y Alonso le aseguro que las fotos deberían estar en el despacho, entonces caminaron despacio por la casa sin hacer ningún ruido mientras que Adriana iba recordando donde estaba cada cosa y más de una vez Alonso la pegó a su enorme cuerpo con la excusa de que lo hacía para callarla porque era muy ruidosa, pero Adriana lo miraba enojada.
–Oye, con decirme que me quede callada es suficiente, no tienes porque estar restregando todo esto en mí. –Susurró Adriana señalando todo el cuerpo de Alonso que al lado de ella parecía una montaña, pero Alonso la volvió a pegar a su cuerpo tapándole la boca cuando escucharon un ruido que venía del fondo del pasillo y entraron al rápidamente al despacho.
Alonso se asomó a la puerta para ver quien era y vio a Merche saliendo de la cocina con un vaso de agua. Después regresó adentro cerrando la puerta despacio y no tuvieron la necesidad de abrir la caja fuerte, porque las fotos de Julia con Tony estaban en uno de los cajones del escritorio, junto con varios informes que había recibido Hugo de sus detectives. Cuando ya tenían lo que buscaban, abandonaron la casa de la misma forma que entraron, sin hacer ningún ruido.
Alonso colocó al guardia de seguridad en la silla de la caseta mientras que Adriana miraba todo con el ceño fruncido, como si estuviera aprendiendo, después volvió a encender las cámaras de vigilancia. Salieron de la propiedad y se subieron al coche de Alonso.
–¿Crees que con esto será suficiente para ayudar a Julia? –Preguntó Adriana mirando las fotos y Alonso agarró a una de ellas.
–Más que suficiente, es muy claro lo que tenemos en estas fotos. El cabrón de Tony Pujols irá a la cárcel.
Alonso la acercó lo máximo posible al edificio de Felipe y Adriana se certificó de que no hubiera nadie vigilando la zona, después se bajó del coche despidiéndose de Alonso.
Adriana subió al departamento intentando hacer el menor ruido posible, estaba agradecida de que Felipe le hubiera dado una copia de las llaves, porque así él no estaría pendiente de ella. Cuando Adriana abrió la puerta y entró al departamento se detuvo en medio del salón mirando la figura sombría que estaba parado justo delante del ventanal que la fulminaba con la mirada.
–Eros…