Habían pasado varios días desde que Kelly había tomado la decisión de lo que haría con su bebé, llenando el corazón de su madre de tristeza por ella, porque Aurora entendía los motivos de su hija, pero daría lo que fuera para cambiar la situación que estaban viviendo solo para que Kelly cambiará de opinión.
Aurora iba sentada en el autobús de camino a una entrevista de trabajo que habían conseguido para ella, pensando en todo lo que estaba pasando mientras miraba por la ventana con lágrimas en sus ojos, porque estaba dispuesta a apoyar a su hija en todo, pero no quería verla sufrir y sabía que después de la intervención todo el dolor que estaba sintiendo aumentaría .
Aurora se puso de pie cuando el autobús estaba llegando su destino, pero cuando se paró delante de la parada en la que debía bajarse, ella miró el mapa de la ruta que había en la puerta viendo cual sería la siguiente parada del trayecto y decidió no bajarse. Aurora pensó que a lo mejor sería una locura lo que estaba a punto de hacer, pero si eso podía ayudar a su hija, entonces se arriesgaría sin dudarlo.
Aurora llegó a un enorme edificio y respiró profundamente antes de entrar. Cuando se acercó a la recepción una mujer muy elegante que estaba hablando por teléfono, le hizo una señal para que esperará un momento, después la recepcionista levantó la mirada para verla y le sonrió amablemente.
–¿En qué le puedo ayudar señora? –Preguntó la recepcionista y Aurora dudó antes de contestar, pero sabía que no tenía otra opción y ahora que estaba allí no podía echarse atrás.
–¿El señor Felipe Herráez está aquí? –Preguntó Aurora, pero la recepcionista no tuvo tiempo de contestar cuando una voz grave y enojada llamó la atención de ambas mujeres.
–¡¡¿SE PUEDE SABER QUÉ ESTÁS HACIENDO TÚ AQUÍ?!!–Vociferó Felipe enojado y a la vez sorprendido de ver a la madre de Kelly en su empresa.
–Necesito contarle algo muy importante. –Contestó Aurora apartándose de la recepción un poco nerviosa para acercarse a él.
–¿Has venido para traerme la factura de los servicios de su hija? –Escupió Felipe mirándola con desprecio, porque si pensaba mal de Kelly y de Julia, con Aurora no era diferente.
–Eres joven, impulsivo y estúpido, y creo que te han faltado un par de nalgadas muchacho, pero no estoy aquí para darte la educación que tus padres te han negado. He venido por mi hija, hay algo sobre ella que debes saber. –Contestó Aurora pegando los puños a su cuerpo para no pegarle como se merecía, porque estaba allí por algo más importante.
–De tu hija no me interesa saber nada y no le digo todo lo que se merece escuchar porque sé respetar a los mayores. ¡¡ Ahora lárguese de aquí antes de que decida dejar a un lado mi educación y la saque a patadas de mi empresa!!–Afirmó Felipe apartándose de ella para ir a su oficina, dándole la espalda.
–¡Kelly está embarazada! –Exclamó Aurora llamando la atención de Felipe que se giró para verla con una expresión de incredulidad y la recepcionista que sabía quién era Kelly se quedó boquiabierta presenciando todo lo que estaba pasando.
–Ella se estaba cuidando…me dijo que se estaba tomando la píldora. –Murmuró Felipe pensativo recordando como Kelly le había asegurado que se tomaba sus pastillas diariamente, pero al parecer hasta eso era una mentira.
Felipe pensó que seguramente estaría intentando quedarse embarazada, como Pilar que se había quedado embarazada de él para engañar a su padre por dinero, y Felipe estaba seguro de que Kelly lo había hecho por los mismos motivos. Infelizmente para Felipe en aquel momento todas las mujeres eran iguales.
–Estas cosas pasan Felipe, tienes que hablar…
–¡Ese niño no es mío! – Afirmó Felipe sintiéndose indignado por la forma tan descarada como estaban intentando engañarlo, con el truco más antiguo de la historia de la humanidad.
–¡¡Ese bebé es de los dos Felipe, tienes que ir a hablar con mi hija antes de que sea tarde!!–Vociferó Aurora desperada. –Kelly tiene una cita dentro de una hora en la clínica de Puerta de Toledo, y algo me dice que sabes bien lo que hacen en ese lugar. –Aclaró y Felipe la miró aturdido, ya que por supuesto lo sabía, era donde practicaban abortos, pero suspuestamente no le importaba, el niño no era suyo, fue lo que pensó Felipe.
–Por mí puede hacer lo que se le pegue la gana. Dudo mucho que esa cosa que lleva en su vientre tenga una sola gota de mi sangre. –Escupió acercándose a Aurora con un gesto amenazador. – Ahora desaparece de mi vista, porque no quiero volver a saber nada de ninguna de las p**as que has creado…
Aurora lo calló con una bofetada que resonó por toda la entrada de la empresa, porque no iba a tolerar que nadie les faltará al respeto a sus niñas, sobre todo el hombre que las había hecho tanto daño.
–Te dije que no te daría las nalgadas que te hacen falta niño mimado estúpido, pero la bofetada no me la pensaba guardar. –Escupió Aurora enfurecida.
–¡¡¡SEGURIDAD!!!¡¡¡SEGURIDAD!!!–Comenzó a gritar Felipe llevándose una mano a su mejilla que comenzaba a picar por la bofetada y un hombre de uniforme no tardó en aparecer. –¡¡¡Saca a esta mujer de mi empresa en este exacto momento y si vuelve acercarse, aunque sea a la esquina de este edificio, quiero que llamen a la policía!!! –Ordenó Felipe y el guardia se acercó a Aurora para acompañarla hasta la salida, pero ella que apartó la mano del hombre con brusquedad.
–¡No me toques que yo puedo caminar perfectamente sola! –Habló Aurora con autoridad y el hombre se alejó de ella mirando a Felipe como si estuviera esperando otra orden. –Eres lo peor que le ha podido pasar a mi niña, pero si no haces algo para impedirla te arrepentirás por el resto de tu vida Felipe Herráez. –Escupió Aurora mirándolo directamente a los ojos y después se dio la vuelta para marcharse de la empresa, preguntándose donde tenía Kelly la cabeza para terminar enamorada de un hombre tan despreciable.
Felipe caminó hasta su oficina y tiró su maletín contra la pared dominado por la rabia. Comenzó a dar vueltas delante de su escritorio mirando una botella de whisky que había sobre él, deseando tomarse un trago, pero no podía hacerlo ya que en apenas una semana se había presentado completamente ebrio a tres reuniones importantes, pero era la única manera que encontraba para aliviar todo el dolor que sentía, para no pensar en ella y ahora eso. Felipe recordó todas las veces que estuvieron juntos y no quería creer que el niño de Kelly fuera suyo, pero él se había acostado con ella sin protección varias veces, entonces esa posibilidad existía.
–Si ese bebé es mío…perderé a otro hijo. –Murmuró Felipe para sí mismo, entonces miró su reloj y al ver la hora agarró la llave de su Ferrari y salió corriendo de la oficina.
Felipe se subió a su coche y salió disparado del aparcamiento de su empresa. La clínica no estaba muy lejos de allí y si se daba prisa llegaría a tiempo mientras que en otro lugar Kelly también estaba preocupada por el tiempo, el poco tiempo que la quedaba.
Kelly estaba sola en una habitación esperando la enfermera que iría a buscarla para la intervención. Se acariciaba el vientre pensando en su bebé.
–Hola pequeño, puede que estos sean nuestros últimos minutos juntos…ojalá hubieras llegado en otro momento a mi vida. Mamá siente muchísimo por no estar preparada para recibirte como te mereces. Quiero que sepas que mi único consuelo es saber que algún día volveremos a estar juntos en un lugar muy bonito. Pensaré en ti todos los días de mi vida mi pequeño. –Murmuró Kelly mirando su vientre mientras lo acariciaba viendo como las lágrimas que salían de sus ojos mojaban la bata que llevaba puesta.
–No te sientas mal, no eres la única que llega aquí en esta situación. –Habló la enfermera entrando en la habitación para buscarla.
–Estaba tan segura de lo que iba a hacer y ahora solo tengo ganas de salir corriendo. –Respondió Kelly con la voz rota apoyándose en una camilla,
En aquella mañana Kelly se sentía excesivamente mal, estaba muy débil ya que entre los mareos y los nervios su cuerpo cada vez se debilitaba más.
–Debo acompañarte al quirófano, te están esperando. –Avisó la enfermera mirándola apenada y Kelly levantó la cabeza mirando a la mujer con angustia.
–Puedes darme un minuto más…por favor. –Pidió aguantándose las lágrimas, sintiendo un nudo en la garganta que parecía impedirla de respirar.
–Cariño puedes tener este minuto con él o la vida entera, es tu decisión, pero no decidas con el corazón, porque la razón siempre será la mejor consejera. –La aconsejó la enfermera tocando la cabeza con el dedo índice haciendo un gesto que diciendo que pensará con la cabeza.
Entonces Kelly lo hizo, aprovechó aquel breve minuto para pensar y recordó la situación de la mujer que la había ayudado aquella noche cuando Felipe la dejó tirada en medio de la calle, por eso estaba allí, porque tenía miedo de no poder sacar su bebé adelante, porque no quería terminar igual que Carla, pero era solo eso, miedo. Entonces pensó en que si había sido fuerte para luchar cada día con su madre para que no las faltará de nada, en aquel momento también podía hacerlo por su bebé. Sin pensar en nada más Kelly agarró su ropa que estaba sobre la camilla y se cambió rápidamente para irse inmediatamente de allí mientras que Felipe estaba como un loco intentando llegar.
Felipe estaba en un atasco que llevaba más de media hora parado porque se había producido un accidente en medio de la carretera y no había forma de pasar. Él miró su reloj pensando que Kelly ya estaría a punto de hacer la intervención y si no pensaba en algo rápido no llegaría a tiempo, entonces decidió hacer algo que sería una verdadera locura, pero en aquel momento era su única solución.
Felipe se quitó el cinturón de seguridad y se bajó del coche. Miró su Ferrari por unos segundos y lo mandó todo a la m***a, porque estaba a diez minutos caminando de la clínica y si se daba prisa llegaría en cinco. Felipe abandonó su coche sin importarse con nada y salió corriendo, dejando a todos los que estaban pasando por aquella calle atónitos, viendo a un hombre tan elegante con su traje corriendo como si estuviera en un maratón.
Era incómodo para Felipe correr con aquella ropa, pero no podía desnudarse en medio de la calle, lo único que podía hacer era quitarse la chaqueta de su carísimo traje mientras corría y la corbata que parecía asfixiarlo y tirarlo todo en medio de la calle.
Cuando llegó a la esquina de la clínica reconoció de inmediato la figura de la mujer que parecía estar intentando pedir un taxi y Kelly se dio la vuelta resoplando con fastidio porque se sentía mal, se encontró con el rostro aturdido de Felipe y se quedó en estado de shock porque era la última persona que esperaba ver aquel día.
–¿Lo has hecho? ¿Has abortado al bebé? –Preguntó Felipe respirando con dificultad cansado mientras se acercaba a ella con un gesto brusco viendo lo pálida que estaba.
–¿Cómo sabías que estaba aquí? ¿Y cómo…
–Tu madre vino a verme en la oficina para avisarme, ¿Lo has hecho verdad? –La interrumpió Felipe llevándose las manos a la cabeza, molesto mirando de un lado a otro como si no supiera que hacer. –¡No sé para qué te lo preguntó! Está claro que lo hiciste, porque seguramente no sabías de quién era el niño que estabas esperando. –Escupió mientras gruñía enojado y Kelly lo miró indignada recordando la humillación que la había hecho pasar y ahora se atrevía a intentar insultarla otra vez. –¡¡¡Dime ya de una m*****a vez que lo hiciste, quiero saberlo!!!–Exigió encarándola.
–¡¡Sí Felipe, lo hice!! El bebé ya no existe. –Afirmó Kelly porque para ella aquel bebé era solamente suyo y no pensaba permitir que un hombre como Felipe estuviera cerca de él.
–¡¡M*****a zorra infeliz!!! –Gruñó Felipe lleno de rabia dándose la vuelta y después se volvió a girar para mirarla. –¿Sabes qué? –Preguntó mirándola con desprecio. –Me alegro, porque nada en el mundo me daría más asco que tener mi sangre mezclada con la tuya si existía una posibilidad de que ese niño fuera mío. –Espetó y Kelly lo miró enfurecida y puede que hasta asqueada con sus palabras. –¡¡No pasas de una p**a barata!!–La insultó escupiendo todo su odio y ella bajó la cabeza sonriendo con sarcasmo pensando en cómo podía haber llegado a amar a un hombre como él, pero ya era hora de enterrar ese amor.
–Algún día toda la verdad saldrá a la luz y te arrepentirás por resto de tu vida de todo lo que me estás haciendo, pero te doy las gracias por revelarme tu verdadera cara, ahora sé que el hombre que intentó violarme es el verdadero Felipe Herráez. –Habló Kelly con una voz calmada haciendo señal a un taxi que se paró cerca de la acera donde estaban. – Acabas de matar el poco amor que mi corazón insistía en sentir por ti, no te mereces ni siquiera mi odio, pero tampoco pienso darte mi perdón que algún día volverás a pedírmelo. –Murmuró Kelly y lo miró por última vez antes de subirse al taxi dejándolo solo en el medio de la calle con los ojos acristalados.