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Amor en juego

🔒 Capítulo 49: Veinte Euros.

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Después de varios días del accidente todo se había vuelto un caos. Felipe tuvo que hacer hasta lo imposible para que el accidente de Hugo no fuera noticia, tuvo que limpiar de las redes sociales todas las fotos y videos que había de ese día, ya que todas personas que presenciaron el accidente , había gastado mucho dinero sobornando periodistas y hasta policías.

 Con la ayuda de Fernando Palacios logró mantener todo oculto ya que el accidente no había sido tan grave y Hugo estaba bien, pero sería un plato lleno para los periodistas que no dejaban de acosarlo después de la noticia sobre Julia en un antro de prostitución en Buenos Aires.

Felipe había llegado a la clínica privada donde estaba ingresado Hugo, para buscarlo. Le darían el alta y lo ideal sería sacarlo de España unos días hasta que pasará la tormenta, pero cuando Felipe entró al hospital y subió a la habitación de Hugo se encontró con Diego en la puerta hablando con el médico visiblemente alterado.

–¿Diego que está pasando aquí? – Preguntó Felipe preocupado mirando adentro de la habitación viendo que la cama estaba vacía.

–Salí para desayunar y dejé a Hugo solo unos instantes porque parecía estar dormido, pero cuando regresé había cogido la ropa que había preparado Mercedes para que pudiera volver a casa, sus pertenencias y se había marchado. –Explicó Diego con la voz temblorosa por la angustia que sentía por no saber a dónde había ido su hijo y Felipe estaba igual ya que ambos sabían que no estaba bien.

Hugo había pasado todos esos días casi sin hablar con la mirada perdida todo el tiempo y no sabían que sería capaz de hacer en su estado.

Hugo no era el único que estaba siendo acosado por los periodistas, en el suburbio de Madrid Julia estaba encerrada en su casa sin poder salir a ninguna parte. Habían conseguido su dirección y la estuvieron molestando durante días, pero la habían dejado tranquila desde hacía un par de días cuando se dieron cuenta de que ella no concedería ninguna entrevista y porque seguramente ya habría otro escándalo en alguna parte.

Estaba sentada en su habitación mirando por la ventana viendo la lluvia caer, recordando todo lo que habían hablado sobre ella, todo lo que la prensa había inventado y por supuesto no habían mencionado lo sucedido con Tony. Julia estaba segura de que eso no lo habían sacado a la luz para protegerlo.

Entonces Julia miró sus brazos que estaban llenos de arañazos hechos por ella misma, porque se sentía asqueada con su propio cuerpo, se bañaba varias veces al día y muchas veces llegaba a hacerse daño intentando sacar toda la suciedad que ella sentía que cargaba en su piel.

Julia estaba miró un número de teléfono que Aurora le había conseguido para trabajar en un centro comercial, pensando en aprovechar la calma que había tenido en los últimos días para buscar trabajo. Aurora y Kelly habían salido para dejar sus currículos, pero como la cara de Julia estaba en todas partes ella no podía hacer lo mismo, eso sin contar el tema de sus papeles que Felipe se había ocupado de cancelar todos los trámites.

 De repente Julia escuchó el timbre de la puerta y salió corriendo para mirar por la mirilla y ver si era otro periodista intentando molestarla, pero cuando vio quien era se llevó la mayor sorpresa de su vida y por un momento su corazón se llenó de esperanza. Abrió la puerta rápidamente con las manos temblorosas mirando al hombre que tenía delante de sus ojos.

–Hugo…–Murmuró Julia con los ojos acristalados pensando que a lo mejor había decidido darle una oportunidad para explicarle todo y Hugo respiró profundamente antes de levantar la mirada del suelo para verla reuniendo valor para enfrentarla y pasó por ella entrando a la casa con el rostro impávido. –¿Hugo estás bien? –Preguntó Julia al ver que tenía un corte encima de la ceja y algunos hematomas por el rostro. –¿Qué es lo que te ha pasado? –Insistió intentando acercarse a él, pero Hugo se alejó de ella y Julia pudo ver la forma tan fría como la miraba.

–¿Cuánto quieres? –Preguntó Hugo con la voz ronca y Julia lo miró extrañada porque no entendía a que había venido esa pregunta.

–¿De qué estás hablando Hugo? –Preguntó Julia desconcertada y él se acercó a ella con esa mirada de depredador que tanto le había llegado a gustar a Julia, pero en aquel momento solo sintió miedo al verla.

–¿Cuánto quieres para acostarte conmigo? Dime una cifra, te pagaré lo que sea. –Murmuró Hugo con la voz ronca y los ojos de Julia se llenaron de lágrimas, pero él no se inmutó.

–¿Me estás ofreciendo dinero para ser tu amante? ¿Es esto lo que me estás diciendo? –Preguntó Julia sintiéndose humillada y lo vio sonreír con sarcasmo.

–¡¿Mi amante?! No Julia, tú no vales tanto. –Respondió Hugo mirándola fijamente a los ojos y la vio abrirlos sorprendida con sus palabras. –¡Te pagaré lo que sea para ser el único que pueda disfrutar de tus servicios, como buena p**a que eres! Quiero disponer de tí y…

Hugo no pudo terminar de hablar cuando sintió la bofetada de Julia en su rostro. Ella le pegó porque no permitiría que Hugo, ni nadie la tratará de aquella manera, estaba cansada de ser humillada. Hugo se llevó una mano a su rostro donde Julia lo había golpeado y vio en los ojos de la chica la indignación que estaba sintiendo.

–¡¡¡Fuera de mi casa ahora mismo!!!–Exclamó Julia aguantándose las ganas de llorar, porque no quería hacerlo delante del hombre que la estaba humillando. –Vete, no quiero volver a verte nunca más. –Habló alejándose de Hugo para ir hasta la puerta, pero él agarró a la chica del brazo pegándola a la pared mientras que Julia intentaba luchar contra él. –¡¡¿No sé cómo te has atrevido a ofrecerme algo tan asqueroso?!¡¡Jamás había esperado algo así de ti!!–Exclamó indignada intentando alejarse de él.

–¿Te vas a hacer la difícil conmigo? ¿Qué pasa, Tony te paga mejor?¡¡ Dime cuánto te está ofreciendo él, yo te pagaré el doble!!!–Vociferó Hugo y Julia lo miró a los ojos sintiendo como su corazón se rompía, siendo humillada por el hombre que tanto amaba, pero peor fue sentir las manos de Hugo deslizando por sus muslos y entonces por primera vez Julia se sintió asqueada de estar en sus brazos.

Julia recordó cómo no había podido defenderse de Tony y la fiera dentro de ella se despertó. No permitiría que otro hombre la volviera a utilizar a su antojo, como si fuera un trozo de carne. Entonces aprovechó un descuido de Hugo para pegarle con la rodilla en su entrepierna y cuando él se apartó de ella haciendo una mueca de dolor, Julia salió corriendo en dirección a la cocina.

Hugo no tardó en ir detrás de ella y cuando entró en la cocina se encontró con una fiera herida. Julia tenía un cuchillo en la mano apuntando hacia a él, estaba muy nerviosa y sin poder controlar su llanto, pero agarraba aquel cuchillo con todas sus fuerzas, como si su vida dependiera de ello.

–¡¡Te juro que si te acercas a mí te vas a arrepentir!!–Exclamó Julia con lágrimas en los ojos temblando por el nerviosismo.

–¡¡ME VOY A ARREPENTIR EL RESTO DE MI VIDA POR HABERTE BUSCADO CUANDO TE CONOCÍ EN AQUELLA M****A TIENDA!!– Gritó Hugo mientras golpeaba el azulejo blanco de la cocina frenéticamente y Julia pudo ver las manchas de sangre que dejaba en la pared, haciéndose daño en los nudillos. Entonces Hugo se apartó de la pared gruñiendo, con el rostro tan desencajado por la ira que Julia lo miró aterrorizada porque parecía otra persona.

–¡¡VETE HUGO, POR EL AMOR DE DIOS, ¡¡VETE DE AQUÍ!!–Suplicó Julia sin poder bajar el cuchillo y Hugo comenzó a dar vueltas por la cocina.

De repente él se paró delante de la puerta y metió la mano en el bolsillo trasero de sus jeans para sacar su billetera. La abrió y sacó un billete de veinte euros de dentro, lo dobló y lo dejó sobre la encimera de la cocina sin apartar la vista de Julia, que seguía temblando asustada.

–¡¡¡GRACIAS POR TUS SERVICIOS!!!¡ Y ESTO ES LO QUE VALES TÚ!–Señaló Hugo el billete– ¡¡P***A!!!–Gritó abandonando la cocina y rompió el televisor con una patada mientras pasaba por el salón para llegar a la salida, dejando a la chica sola con su dolor.

Cuando julia escuchó el golpe de la puerta del departamento anunciando que Hugo se había ido, ella cayó al suelo llorando desconsolada, con un llanto desgarrador.

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