DOS MESES DESPUÉS.
Julia estaba en el hotel de Manchester con Hugo después de asistir al partido, la pareja decidió aprovechar las últimas horas que tenían para estar juntos antes de volver a separarse.
Julia estaba completamente desnuda en la cama del hotel acostada con Hugo, que tenía la cabeza apoyada sobre su vientre, manteniendo una conversación con su supuesto bebé en camino.
–Hola conejito, papi sabe que estás ahí, estoy segurísimo de que ahora estarás durmiendo bien calentito en la barriguita de mami. –Susurró Hugo sobre el vientre de Julia, que se tapaba la boca con la mano aguantándose las ganas de reírse. –Papá estaría más seguro si mamá aceptará hacerse una prueba de embarazo, pero dice que es muy pronto todavía.
–Es que así evitamos una decepción si no estoy embarazada mi vida…–Julia se calló cuando Hugo se llevó el dedo índice a la boca pidiendo silencio y tapando su vientre con la otra mano como si estuviera intentando protegerlo.
–No transmitas tus negatividades al conejito, todo debe ser positivo para que nazca en un ambiente sano y feliz. –Murmuró y Julia asintió con la cabeza dándole la razón mientras se reía y Hugo subió por su cuerpo dejando varios besos por donde pasaba hasta llegar a su boca. –¿Si tenemos un bebé crees que tendrá una marquita de nacimiento como la que tienes en el muslo?– Preguntó Hugo con curiosidad.
–O puede que tenga la misma que tienes tú, mi amor. –Respondió Julia pasando la punta del dedo por la marca de nacimiento que tenía Hugo en su bíceps y Hugo la miró encogiéndose de hombros.
– Puede ser, aunque la tuya me gusta mucho más. Bueno, debemos continuar con las prácticas para no perder la costumbre señora Torres. –Suspiró colocándose entre las piernas de Julia que sintió la presión de su erección en la entrada de su sexo.
–¿Seguro que quieres hacerlo? ¿Y si ya estoy embarazada? –Preguntó Julia mirándolo con una sonrisa traviesa y Hugo le mordió el labio inferior.
–Solo de imaginar que ya estás embarazas me vuelvo loco. No quiero sonar como un pervertido, pero cuando tengas una pancita bien redondita no te dejaré descansar, pienso hacerte el amor todos los días. –Habló Hugo con la voz ronca bajando la boca hasta el pezón de Julia para jugar con él.
–¡¡Definitivamente eres un pervertido Hugo Torres!!–Respondió Julia pasando la mano por los cabellos cortos de Hugo con cariño.
–Tengo que aprovechar, estar una semana sin ti para mí será una tortura.
–No será una semana entera amor, el próximo fin de semana estaré contigo para el partido. –Lo consoló Julia con una sonrisa condescendiente.
–Solo permitiré que regreses a España porque sé que estás muy feliz con tu trabajo en la Fundación.
–Así es, aunque no me parece muy bien lo de hacer la entrevista, ya sabes lo que pienso sobre eso. –Murmuró Julia poniendo los ojos en blanco.
–Lo sé, pero Esther es una buena persona, y conoce muy bien el poder de las redes sociales y de la buena imagen en estos tiempos. Estaré como loco sentado delante de la televisión para verte en la entrevista. –Murmuró Hugo con tristeza, porque no se sentía agusto con la idea de separarse de Julia esta vez. –¡Te echaré mucho de menos en estos días! Estaré pensando en ti todo el tiempo. Te amo con toda mi alma bebé.
–En mi corazón siempre estaremos juntos, y no me hace falta decirte que eres el amor de mi vida…
–No, porque lo veo en tus ojos. –La interrumpió Hugo antes de besarla y hacerle el amor por última vez antes de volver a separarse de ella.
En la mañana siguiente Hugo y Julia se fueron hasta el Aeropuerto de Manchester, donde se despidieron con tristeza. Ella regresó a España y Hugo se fue a Alemania para grabar el anuncio que tenía pendiente y el documental en el estadio donde se había lesionado.
Para ellos sería la separación más larga desde que se habían conocido, pero no por los motivos que se imaginaban. Aquella noche Hugo y Julia pasaron toda la noche hablando por videollamada, ninguno de los dos quería despedirse, solo deseaban poder verse un poco más.
En otro lugar una pareja feliz también aprovechaba el tiempo juntos. Felipe estaba acostado en su cama al lado de Kelly, delineando la curva de su cuerpo desnudo, con la punta de su dedo mientras que ella dormía plácidamente. Estaba tan embelesado mirándola que tardó en darse cuenta de que el timbre de la puerta sonaba.
Kelly ronroneó agarrándose a la almohada cuando Felipe le dejó un beso en la frente antes de levantarse de la cama para ver quién estaba dispuesto a molestar tan temprano. Se vistió un pantalón de chándal negro y se puso una camiseta blanca, miró a Kelly desde la puerta y después abandonó la habitación cerrándola. Él caminó hasta la entrada de su departamento con pereza, pasando la mano por sus cabellos peinándolos hacia atrás, mirando la hora en su teléfono móvil.
–¡¡QUE SÍ, QUE SÍ, QUE YA VOY!!–Gritó Felipe acercándose a la puerta y cuando miró por la mirilla frunció el ceño intrigado.
Se apartó un poco de la puerta dudando si debería abrirla o no, porque lo último que quería después de pasar una noche maravillosa con Kelly, era empezar el día viendo la cara de Adela Valverde, pero una notificación llegó a su teléfono y cuando miró el mensaje vio que era de Adela diciendo:
“SABES QUE SOY INSISTENTE, SÉ QUE ESTÁS DETRÁS DE LA PUERTA ASÍ QUE ABRE PORQUE ES URGENTE”.
–¿Qué es lo que quieres Adela? –Preguntó Felipe molesto abriendo la puerta y Adela le entregó una foto que lo dejó estupefacto nada más mirarla. –¿Esto qué es? –Preguntó Felipe mirando la foto donde se veía a Julia vestida con un disfraz de conejita en un lugar que parecía ser un burdel.
–Él ultimo trabajo de Julia Rivarola en Argentina. Y mañana esa foto será la noticia principal de la prensa rosa, pero eso no lo es todo. ¿Me vas a dejar pasar o no? –Preguntó Adela sonriendo sin que Felipe se diera cuenta, porque no podía dejar de mirar la foto que tenía en las manos. Adela ya comenzaba a dudar si la dejaría entrar o no cuando de pronto Felipe abrió un poco más la puerta y se apartó a un lado para dejarla pasar.
Adela estaba a punto de comenzar a soltar su veneno cuando Felipe tiró de ella con brusquedad llevándola hasta el despacho donde entraron y él cerró la puerta mirándola enfurecido.
–¡¡¡¿De dónde has sacado esto m*****a enferma?!!!Cómo esto sea una más de tus m***as para intentar joder a Hugo te juro…
–¡¡Eso lo publicará la competencia mañana Felipe, yo no tengo nada que ver!!Simplemente recibí la información hace un par de horas y nada más enterarme de esto decidí venir aquí para avisarte. –Afirmó Adela mirándolo directamente a los ojos. Ella había decidido entregar las fotos a otro periodista porque sabía que no debería estar involucrada en el asunto si quería que Felipe creyera en ella. – Te confieso que me agrada ver como sacan a la luz la verdad sobre esa niña, pero Hugo me importa y sé cómo esto le afectará.
–¡¡Esto no puede ser cierto, investigué a Julia a cuando empezaron su relación, y no había absolutamente nada!!–Vociferó Felipe pasando la mano por sus cabellos despeinándose, estaba muy sorprendido.
–Puede que tu relación con su amiguita te haya nublado la mente, y no te ha permitido ver la verdad. –Escupió Adela girando los ojos sentándose en el sillón que había en el despacho y Felipe levantó la vista para mirarla enojado. –Las imágenes son muy claras, al parecer es un antro muy conocido en Buenos Aires donde diversas “prostitutas de lujo” atienden a sus clientes, ya lo sabes, como la discoteca esa que tenemos en el centro de Madrid. – Habló Adela sin demostrar ninguna emoción en su voz y aunque solo mencionó la discoteca de Madrid como un ejemplo, el recuerdo de ese lugar fue suficiente para sembrar la duda en Felipe.
Él había conocido a Kelly justamente en ese lugar. Ella le había contado que solo había aceptado trabajar en aquella discoteca un par de noches como relaciones públicas y nada más, pero todos sabían porque era conocido el lugar. Era demasiada casualidad que las dos amigas habían estado trabajando en el mismo tipo de antro y Felipe no creía en las casualidades. Entonces aquello solo podía significar una cosa, que los habían engañado, tanto a él como a Hugo.
–Y eso no lo es todo Felipe, hay algo más que deberías ver. –Anunció Adela levantando una fina carpeta que él no tardó en agarrar y ella lo miró por el rabillo de ojo viendo como la abría.
Adela Escuchó el gruñido que salió de la garganta de Felipe y entonces lo miró directamente. Él daba vueltas de un lado a otro con la respiración acelerada haciendo una mueca de asco, con el rostro desencajado por la rabia que estaba sintiendo y apretando sus puños con fuerza. Adela intentó abrir la boca para decirle algo, pero Felipe la agarró del brazo levantándola y la acorraló contra la pared.
–¿Cómo m***a ha llegado esto a tus manos? –Preguntó Felipe poniendo delante de Adela una foto en la que se veía Julia acostada con Tony encima de ella besándola sobre la cama del hotel. Adela miró la foto y después a Felipe que estaba justamente cómo que ella quería y no tuvo que esforzarse mucho para hacerlo perder la cabeza, como ya era de esperar.
–El paparazzi que sacó esas fotos lleva años trabajando con mi equipo y nos ofreció estas fotos. No me preguntes de dónde o cómo las sacó porque no sé, ya sabes como funcionan esos buitres. Le ofrecí una buena suma por estas fotos y me cobró el doble cuando le dije que no saldrían a la luz. –Se explicó Adela y cuando Felipe la soltó se colocó bien la manga de su camisa que él había arrugado. –¿Hice mal en comprarlas?
–¡No, hiciste bien! ¿Existe alguna copia de estas fotos? –Preguntó Felipe mirándola con recelo y la vio negar con la cabeza.
–Imaginé que con la existencia de las originales ya teníamos demasiado, las que tienes en las manos son las únicas que existen. –Aseguró Adela y no mentía, no le interesaba tener aquellas fotos, solo las había mandado hacer para un propósito, que ya había logrado.
–Te haré una transferencia bancaria con lo que sea que hayas pagado por estas fotos. –Gruñó Felipe dándole la espalda, pero acto seguido volvió a girarse para mirarla apuntándole con el dedo índice con una mirada amenazante. –No puedo impedir que salga la noticia de lo que hacía Julia en Buenos Aires, porque demasiado tarde para eso, pero esta m***a es privada Adela. ¡¡Nadie puede enterarse de esto!! – Afirmó Felipe con vehemencia levantando una de las fotos del supuesto encuentro íntimo entre Julia y Tony. Adela asintió rápidamente, a ella tampoco le convenía que esas fotos salieran a la luz, solo quería que Hugo las viera.
–¿Hablarás de esto con Hugo o él tampoco puede enterarse de que le han puesto los cuernos? –Preguntó Adela mordiéndose el labio inferior.
–No puedo ocultar esto de Hugo, yo mismo hablaré con él. ¡Ahora vete que necesito pensar! –Ordenó Felipe y Adela agarró su bolso abandonando el despacho con una sonrisa de satisfacción.
Cuando la periodista pasó por el salón se dio cuenta de que había unos zapatos de mujer tirados en el suelo cerca del sillón y suspiró satisfecha, segura de que Felipe no sería capaz de pensar en absolutamente nada en aquel momento.