Categorías
Amor en juego

Capítulo 40: Conejito.

Log in or Register to save this content for later.

–¡¡DESPIERTA IMBÉCIL!!–Gritó Adela tirando un vaso de agua sobre la cabeza de Tony para despertarlo.

–¡¡¿Qué estás haciendo en mi departamento Adela?!!–Preguntó Tony sobresaltado intentando despejarse con la cabeza mojada. –¿Y cómo has entrado en mi casa?

–La inútil de tu asistenta me ha dejado pasar. ¡Ayer te estuve buscando en la gala de los Palacios!!–Exclamó enojada viendo como Tony se incorporaba para agarrar su teléfono móvil y escribir algo en él. –¿Se puede saber qué es lo que estás haciendo? –Preguntó frunciendo el ceño.

–Estoy escribiendo una nota recordatoria, para recordarme de echar a la calle a la estúpida que te ha dejado pasar. ¡¡Ahora vete de aquí, que necesito dormir!!– Ordenó Tony con la voz cansada y Adela miró el estado en el que se encontraba, estaba durmiendo sin camisa, con unos jeans y sus zapatos estaban tirados cerca de la cama, seguramente se había acostado anoche sin molestarse en cambiar de ropa.

–Veo que has estado haciendo de las tuyas anoche. –Murmuró Adela cruzándose de brazos y Tony levantó la cabeza de su almohada esbozando una sonrisa maliciosa. –Pero me da igual si estás cansado o no, así que espabila estúpido, es hora de dar el siguiente paso en nuestro plan. –Anunció y Tony se sentó en la cama rápidamente mirándola extrañado.

–Creí que solo daríamos el siguiente paso cuando tuvieras algo contra la indígena. –Preguntó con una mirada llena de malicia y Adela tiró una carpeta sobre la cama delante de él que miró lo que había dentro impresionado. –¡¿Así que la mosquita muerta no es tan santa como pensábamos?¡–Murmuró con una sonrisa.

–No seas ridículo, si fuera cierto lo que pone ahí hace mucho esa perra hubiera aceptado meterse en tu cama, pero no me importa lo que ha pasado, con eso me vale para acabar con ella. –Contestó Adela girando los ojos.

–Pero por Dios Adela, las fotografías están muy claras.

–Exactamente por eso son perfectas imbécil, porque la idea es sembrar la duda. –Espetó Adela agarrando con la punta de los dedos lo que parecía ser la ropa interior de una mujer, después la miró asqueada y la tiró lejos.

–¿Cuándo podré estar a solas con la argentina?, dime ya de una buena vez. –La apremió Tony y Adela lo miró con reproche. Tony tenía una actitud repugnante, pero lo necesitaba para sus planes, ya que ambos tenían el mismo objetivo y la misma falta de escrúpulos.

–En la gala de la Fundación Palacios, será en el hotel Riu en Plaza España. Sé perfectamente que estás invitado, será la ocasión perfecta.

–Pero debe estar sola, si Hugo la acompaña no se despegará de ella y entonces no podré acercarme. –Murmuró Tony suspirando con fastidio.

–Hugo estará en Barcelona, tiene partido con la selección y rueda de prensa al día siguiente. El contacto que tengo en su casa me ha puesto al tanto de su agenda y me certifiqué de que Esther Palacios convenciera a la indígena a participar. La convencí de que era una chica recién llegada a España y que no tenía muchos amigos en nuestro medio. La vieja estaba encantada con la idea, hasta me dijo que le parecía un gran fichaje para su estúpida Fundación, por ser la prometida de Hugo y la chica del momento. –habló haciendo una mueca de asco y poniendo los ojos en blanco. –No será difícil, sabes muy bien lo que debes hacer, en verdad estás más que acostumbrado.

–Sí, pero cuando se despierte en la cama del hotel se dará cuenta de lo que ha pasado y seguramente llamará a la policía Adela. ¡¡Olvidas los detalles importantes!! – Habló Tony mirando a la cama pensativo.

–La indígena amanecerá en su cama al día siguiente en la mansión de Hugo, no recordará absolutamente nada. –Contestó Adela y se mordió el labio inferior antes de continuar porque sabía cuál sería su siguiente pregunta. –Antes de que me preguntes” ¿Cómo haré para llevarla a la casa de Hugo y dejarla en su habitación sin que nadie se entere?”, te aviso que no he venido sola, hay una persona esperando en el salón. –Anunció y Tony la miró enfurecido mientras se levantaba rápidamente de la cama.

–¡¡¡¿Has traído un extraño a mi casa sin mi autorización?!!!–Preguntó Tony exasperado abandonando la habitación y Adela lo siguió hasta el salón. Cuando Tony vio quien era, miró a Adela estupefacto.

–Antes de que preguntes querido, sí soy la madre de Hugo. –Anunció Adara mirándolo de arriba abajo.

–Adara tiene el mismo objetivo que nosotros Tony, ella también necesita sacar a la indígena de la vida de su hijo. –Explicó Adela cuando vio la mirada interrogativa de Tony.

–¿Qué aportará la “señora” a nuestro plan? –Preguntó Tony mirando a Adela, pero fue Adara quién contestó.

–Es imposible entrar a la mansión sin que la ama de llaves se entere. Por más que tengan un contacto en la casa de mi hijo que os ayude, Mercedes se entera de todo. – Habló Adara sentándose en el sillón. –Yo me ocuparé de sacarla de la casa, así tendrás el camino libre para hacer lo que quieras. –Aseguró con una sonrisa de satisfacción y Tony sonrió con picardía.

–Tendré a la nenita de Hugo enterita para mí, me la pone dura solo de imaginar…

–No me interesa saber cómo te la pone, Tony. –Escupió Adela mirándolo asqueada. – Pero tienes que ser rápido si quieres follarte a la indígena esa, que asco. – Murmuró con indiferencia y los tres se sentaron para planear todos los detalles de su macabro plan.

Planes eran lo que no faltaban en aquella semana, unos días más tarde en la mansión de Hugo la pareja enamorada también hablaba sobre el futuro. Hugo estaba entrando a su habitación cuando vio a Julia parada delante del espejo con un hermoso vestido rojo que se ajustada perfectamente a sus curvas hasta los pies. Él se puso detrás de ella y Julia se asustó un poco al verlo de repente ya que estaba tan perdida en sus pensamientos.

–¿Ese es el vestido para la gala de la Fundación? –Preguntó Hugo abrazándola por detrás posando su mentón en el hombro de Julia.

–Sí, Bea lo ha preparado para mí. Es muy bonito, ¿verdad? –Murmuró ella acariciando el brazo de Hugo.

–El vestido es bonito, pero tú eres perfecta. Ahora que te veo así creo que te secuestraré, para que no puedas ir a esa gala sin mí. –Susurró Hugo en su oído con una sonrisa pícara que Julia pudo ver por el espejo, pero se estremeció cuando la mano de Hugo bajó a su vientre y ella lo miró extrañada. –Te confieso que me sorprende ver a esa pancita tan plana todavía. –Habló deslizando su mano por el vientre de Julia.

–Hugo… ¿Te refieres a…?

–A un bebé, sí me refiero a eso. Ya sé que es muy pronto y tenemos tiempo de sobra para pensar en eso, pero no nos estamos cuidando, creo que ya deberías tener un bultito por ahí. –Se burló haciendo un circulo en su vientre y Julia comenzó a reír. –Jamás me había planteado la idea de ser padre, pero contigo eso ha cambiado, creo que nada me haría más feliz.

–Te confieso que siento lo mismo, me haría mucha ilusión. –Murmuró Julia con las mejillas rojas. –¡¡Dios somos dos locos impulsivos!!–Exclamó Julia avergonzada, llevándose una mano a la boca aguantando una carcajada.

–¡¡Dos impulsivos muy enamorados!!–Respondió Hugo girándola para mirarla a los ojos. –Cuando regrese de mí viaje nos vamos a poner cómo dos conejos en celo para encargar un pequeño conejito. –Afirmó Hugo y Julia mordió el labio bajando la cabeza como si estuviera dudando de algo.

–Pensé que ya estábamos así mi vida. –Murmuró ella y Hugo se encogió de hombros.

–Sí, pero reparto mis soldaditos por los tres agujeritos, ahora me centraré solamente en uno para que sea más efectivo. –Bromeó abrazándola y Julia le besó apasionadamente, pero un destello de luz encima del tocador llamó su atención y él se apartó de ella para ver lo que era.

Hugo se acercó al tocador donde una caja de terciopelo de color negro estaba abierta con un hermoso y llamativo collar de diamantes dentro. Lo que más llamó la atención de Hugo fue el tamaño del diamante principal del collar, era muy grande y amarillo.

–Julia esto es…

–Sí cariño, es El Diamante Tiffany, cuando salió en las noticias que me habías dado un anillo de compromiso con un diamante del mismo color, llamaron a Bea para prestármelo. Quieren que me lo ponga para la gala. –Contestó Julia acercándose a él y los dos se quedaron mirando la preciosa joya.

–Quiero que te lo pongas ahora, quiero ver cómo te queda. –Pidió Hugo con la voz ronca y Julia pudo identificar esa mirada de depredador que tanto le gustaba.

Julia se puso el collar y Hugo la miró embelesado caminando alrededor de ella. Él se puso detrás de Julia y comenzó a bajar la cremallera de su vestido, que cayó al suelo rápidamente desnudándola.

Hugo sonrió satisfecho al ver que ella no llevaba bragas y Julia hizo un intento por quitarse el collar, pero Hugo agarró su mano para detenerla, mirándola como si estuviera a punto de atacarla allí mismo.

–No quiero que te lo quites, esa es la única oportunidad de mi vida en la que podré follarte con ese diamante puesto. –Habló Hugo levantándola para sentarla sobre el tocador dispuesto a hacerle amor. –¡¡¡VAMOS A FABRICAR NUESTRO CONEJITO!!!

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *