–¡¡Estás hermosa Juls!!–Exclamó Kelly mirando a Julia que estaba vestida con un precioso conjunto blanco de top de tirantes y una falda de vuelo que le llegaba hasta la rodilla, con unas sandalias de tacón del mismo color y Bea terminaba de arreglar su cabello.
–¿No creen que esto sea demasiado para ir al partido? –Preguntó Julia mirándose en el preocupada.
–Es un partido importante querida, es el regreso de Hugo y también le harán un homenaje especial. Esta noche ustedes dos serán el centro de todas las atenciones. –Contestó Bea colocando un accesorio dorado en forma de mariposa en el cabello de Julia, echándolo a un lado y ella asintió porque era un día especial.
–¡¡Sin duda serán el centro de todas las atenciones!!– Afirmó Kelly compartiendo una sonrisa cómplice con Bea.
Cuando Julia por fin estaba lista todos se marcharon al Santiago Bernabéu para asistir al partido de Hugo, hasta Bea se había animado a ir. Llegaron todos en el palco vip y Julia vio que no muy lejos de ellos estaba Adela, que la fulminaba con la mirada.
–Todavía me da risa pensar en lo que le hiciste a Adela. –Susurró Julia en el oído de Kelly y las dos se giraron para saludar a Adela con la mano, que las miró con desprecio para después darles la espalda.
–Pues siento que me he quedado corta, ya habrá más oportunidades para dejar calva a la asquerosa esa. –Contestó Kelly con una sonrisa maliciosa y las dos comenzaron a reírse.
–No entiendo porque hemos llegado tan pronto hoy. –Habló Merche y Diego se acercó a ella.
–Es por el homenaje, estas cosas no se pueden hacer quince minutos antes del partido.
–Pero no todos los jugadores reciben un homenaje como este después de lesionarse ¿verdad? –Preguntó Aurora con curiosidad.
–No, no es solo por la lesión, es que hoy Hugo cumple aniversario en el Real Madrid y logró volver a jugar antes de esa fecha. Quieren felicitarlo por ello. –Contestó Diego sentándose a su lado. –Pero eso no es lo único que hará mi hijo hoy en este campo…
–¡¡Julia necesito que me acompañes!!–Exclamó Felipe entrando al palco llamando la atención de todos.
–¿Pero para qué me necesitas ahora Felipe? Creo que Hugo está a punto de salir, y no me lo quiero perder. –Preguntó Julia preocupada mirando al campo de fútbol.
–Es importante Julia, es para el documental debes acompañarme. –Insistió Felipe y Julia asintió a regañadientes, porque sabía lo importante que era el documental para Hugo y siguió a Felipe.
Prácticamente tuvieron que dar la vuelta al estadio, Julia se estaba cansando de tener que bajar tantas escaleras. Cuando llegaron a lo que parecía un largo túnel, Julia miró alrededor extrañada, solo podía ver una luz fuerte al final que indicaba que ser la salida de aquel lugar.
Cuando llegaron a una enorme puerta, Julia escuchó los gritos de los aficionados entonces se detuvo, pero Felipe le dio un empujoncito para que saliera. Ella podía ver toda la grada que estaba llena de personas y sintió como su corazón se paraba, hasta se olvidó por completo de como respirar, porque estaba en el campo rodeada de miles de personas que aplaudían mirando en su dirección y varias cámaras que pasaban delante de ella grabando cada una de sus reacciones
–Felipe por el amor de Dios…no puedo. –Murmuró Julia intentando regresar adentro, pero Felipe la animó a seguir caminando.
–No te pongas nerviosa Julia, mira quién te está esperando en el medio del campo. –Contestó Felipe apuntando al frente y ella vio a Hugo con su hermosa sonrisa y sus preciosos ojos verdes llenos de esperanza, esperando por ella. –¡Ve con él Julia, ve a sus brazos! –La animó Felipe y ella continuó caminado a pesar de los nerviosa que estaba hasta a Hugo mirando alrededor, viendo como todos daban saltos de alegría por ellos dos.
Cuando Julia llegó junto a Hugo no tardó en pegarse a su cuerpo, estaba muy avergonzada y ansiosa. Él agarró su rostro con las manos y la besó delante de todos sin dejar de sonreír.
–¡¡Hugo esto es una locura!!¿Por qué tengo que estar aquí? –Preguntó Julia mirando a todos los lados y él podía sentir como su cuerpo temblaba por el nerviosismo.
–Estás aquí porque hoy quiero que el mundo entero sepa lo mucho que te amo. Decírtelo entre cuatro paredes, cada vez que hacemos el amor, ya no me parece suficiente. –Contestó Hugo pegando su frente a la de Julia y ella comenzó a llorar emocionada.
–Para mí era suficiente, te amo y sé que tú también me amas mi vida, no necesito nada más. –Murmuró abrazándolo con fuerza y Hugo le dejó un beso en la frente antes de apartarse de ella.
–Aunque me digas que no te hace falta nada más, estoy dispuesto a poner el mundo a tus pies, porque te lo mereces, por la mujer tan maravillosa que eres y por convertirme en el hombre más afortunado de la Tierra. –Murmuró Hugo mirándola a los ojos y Julia se llevó una mano a la boca asombrada cuando él hincó la rodilla en el suelo delante de ella abriendo la palma de la mano, donde tenía un precioso anillo con pequeños diamantes incrustrados con uno enorme de color amarillo en el centro. – ¿Te quieres casar conmigo? –Preguntó Hugo con los ojos acristalados y Julia no dudó ni por un instante en asentir.
–SÍ, SÍ MI AMOR, ¡¡¡SÍ QUIERO!!!––Contestó ella y Hugo se puso de pie para ponerle el anillo en su dedo, después la levantó en sus brazos para besándola.
Se escuchaban gritos, aplausos, el flash insoportable de las cámaras, miles de personas presenciando esa prueba de amor, pero ellos estaban perdidos el uno en el otro, en su pequeño mundo perfecto. Hugo le hizo centenas de promesas de amor sin poder despegar la boca de los labios de la mujer que le había dado una motivación a más para vivir. La mujer que sin previo aviso, llegó a su vida para demostrarle que el amor sí existe y que llenó el vacío tan grande que sentía en su corazón.
Después de esa propuesta de matrimonio que sería la portada de varios periódicos y revistas al día siguiente, Julia regresó al palco recibiendo varias felicitaciones por donde pasaba. Solo habían pasado unos minutos desde que había bajado, pero fue tiempo suficiente para que llenarán todo el palco de flores, como Hugo había pedido.
Los dos estaban en las nubes, locos por llegar a casa y amarse como tanto deseaban, pero había otro compromiso al que debían asistir antes de llegar a ese momento de intimidad.
Cuando terminó el partido todos se fueron a la fiesta privada que Fernando Palacios el presidente del club, ofrecía para sus jugadores. Julia y Hugo llegaron al salón de eventos del Westin Palace, robando toda la atención y despertando la ira de Adela, que estaba obligada a presenciar todo aquello, pero decidida a sacar provecho de la situación hablando con Esther Palacios, la esposa del presidente del club.
Después de una breve conversación con la periodista, Esther y su marido se acercaron a la joven pareja para felicitarlos. A pesar de no soportar a su presidente Hugo les agradeció la felicitación con toda la amabilidad.
–Sabes querida, ahora que eres oficialmente la prometida de Hugo Torres, estaría bien que comenzarás a participar de nuestros eventos y podrías empezar por la gala anual de mi Fundación. –Habló Esther con entusiasmo y Julia se sintió muy feliz y agradecida por la invitación.
– ¿Cuándo será la gala? –Preguntó Julia con curiosidad, pero a Hugo no le agradó la idea.
–Pues será dentro de una semana mi vida, dime por favor que te unirás a nosotros ese día. –Pidió Esther con una amable sonrisa, pero fue Hugo quién contestó.
–Será el sábado y ese día no estaré aquí, tengo partido con la selección en Barcelona. –Habló Hugo mirando a Julia preocupado, porque sería el primer evento al que tendría que asistir sola.
–Vamos Hugo, el que tiene partido eres tú, no la joven. Le vendrá participar y hacer nuevas amigas. –Opinó Fernando tocándole el hombro a Hugo.
–Felipe me acompañará al partido, tengo una rueda de prensa al día siguiente, y Kelly también deberá estar con nosotros para organizarlo todo. –Insistió Hugo y Julia se quedó pensativa.
–¡No la vamos a comer Hugo! –Se burló Esther. –Ella estará bien con nosotros querido, puedes estar tranquilo. –Contestó mirando a Hugo que no apartaba la mirada de Julia.
–No me parece una mala idea Hugo, ya sabes que me gustaría saber más sobre la Fundación que ha creado la señora Esther, sería una buena oportunidad. Todo estará bien mi vida. –Lo tranquilizó Julia y Hugo asintió pensando que en verdad no tenía por qué preocuparse, él conocía bien a Esther y sabía que era todo lo opuesto a su marido, era una buena mujer, y Julia estaría en buena compañía.
–Pues entonces no diré nada más, pero odio saber que estaremos un fin de semana entero separados. –Respondió Hugo poniendo ojitos a Julia y ella comenzó a reírse.
–Prometo compénsartelo cuando regreses a casa con muchos mimos.– Murmuró Julia cerca del oido de Hugo antes de darle un suave beso, pero no todo sería felicidad ese fin de semana.
No muy lejos de allí Adela manejaba su coche a toda velocidad, motivada por el odio, la envidia y el despecho por la escenita de amor que había presenciado aquella tarde, pero estaba determinada a destruir todo lo que había entre Hugo y Julia. Miró una carpeta que tenía sobre el asiento del copiloto, que su asistente le había entregado en aquella misma mañana y sonrió con malicia, segura de que estaba muy cerca de lograr su objetivo.