Kelly estaba nerviosa cruzando los dedos sobre su regazo sentada en el asiento del copiloto mientras que Felipe manejaba. Ella no tenía ni idea de a donde se dirigían y eso la tenía nerviosa, por esa razón odiaba tanto las sorpresas.
–¿No piensas decirme a dónde me estás llevando? –Preguntó Kelly mirándolo con curiosidad y él negó con la cabeza sonriendo por verla tan curiosa.
–Si te lo digo no será sorpresa, quiero que hoy todo sea perfecto pequeña. –Contestó agarrando una de sus manos y la besó para calmarla.
Cuando llegaron al puerto Kelly sintió que se le aflojaban las piernas cuando se acercaron a un hermoso yate blanco de cincuenta metros de eslora, ella podía ver escrito en el costado el nombre de la embarcación, “Arkadia”. Kelly lo miraba embelesada y Felipe pasó el brazo alrededor de su cintura llamando su atención.
–Espero que esta noche sea especial para ti, haré hasta lo imposible para que sea así. – Murmuró Felipe mientras rozaba la nariz en su mejilla y Kelly se derritió en él esbozando una sonrisa de felicidad.
–Siento que contigo todo es especial Felipe Herráez. –Contestó mirándolo a los ojos y lo besó con ternura.
Subieron al yate saludando a la tripulación de cuatro hombres que había en él y después Felipe la llevó hasta la proa del barco donde la abrazó por detrás y los dos observaron el mar mientras que el yate comenzaba a moverse.
Cuando el yate se detuvo Kelly miró alrededor extrañada y cuando bajaron el ancla ella pudo ver que los cuatro hombres que estaban co ellos se subían a una pequeña embarcación abandonando el Arkadia. No estaban muy lejos de la costa, solo lo suficiente para tener un poco de privacidad.
–¿Felipe por qué se van? ¿Nos van a dejar solos aquí? –Preguntó Kelly con expectación y Felipe agarró su rostro con las manos mirándola a los ojos.
–Así es pequeña, pero solo por unas horas. Quiero estar completamente a solas contigo hoy. Vamos a fingir esta noche que estamos solos en el mundo, solos tú y yo. –Contestó Felipe levantándola en sus brazos para llevarla hasta las colchonetas del solárium del yate.
Habían preparado para la pareja varios cojines alrededor de las colchonetas, y en una mesita una botella de champagne, chocolates y algunas frutas. Kelly agarró un bombón para llevárselo a su boca y Felipe la envolvió en sus brazos besándola para saborear el chocolate que había quedado en sus labios.
–¿Está rico verdad? –Preguntó Felipe con picardía y Kelly deslizó las manos por su cuerpo que estaba tenso.
Kelly rompió de uno en uno los botones de la camisa de Felipe mordiéndose el labio inferior contemplando cada trozo de su piel bronceada que ella iba desnudando.
– Me miras como si estuvieras hambrienta, creo que esa cabecita maligna está pensando en devorarme. –Habló Felipe pasando el pulgar por el labio de Kelly que sonreía mientras terminaba de quitarle la camisa. Ella pasó su lengua por el torso de Felipe que se estremeció por el calor de su boca y gimió cuando la sintió agarrar su miembro por encima del pantalón.
–¡¡Sí, tengo hambre y solo puedo pensar en comerte a besos!!–Afirmó Kelly desabrochando su cinturón y Felipe sintió como su palpitante erección suplicaba por ser liberada.
Kelly metió la mano dentro del pantalón de Felipe para tocar su miembro y la deslizó de arriba abajo masturbándolo por el encima de la tela del bóxer negro, que llevaba puesto. Mientras lo tocaba la punta de su hombría iba asomándose por el borde de la prenda y Kelly lamió el líquido preseminal que comenzaba a salir mirándolo a los ojos.
Ella terminó de desnudarlo con rapidez porque necesitaba sentirlo en su boca, humedecerlo con su saliva, lo quería entero para ella. Felipe agarró una copa de champagne para echar un poco sobre su miembro mordiéndose lo labios con lujuria, intentando controlar las ganas que tenía de follar la pequeña boca de Kelly.
–¡¡Quiero que lo chupes tod…Ahhh!!–Gimió Felipe sin poder terminar lo que quería decir, cuando la boca de Kelly envolvió toda su hombría chupando y lamiendo toda su tamaño. –¡¡Aahh joder…que boca tan perfecta tienes…Ahh eso así, sigue así pequeña!!–Jadeó agarrando los cabellos de Kelly en un puño para hundir su miembro todavía más en su garganta.
Kelly tenía una necesidad enorme, un deseo indescriptible de chuparlo y de sentirlo entero en su boca. Le dolía tenerlo así, pero solo quería más y más de su hombre, su necesidad era tan grande que sentía la humedad que empapaba sus muslos. Necesitaba tragarlo, escucharlo gemir, verlo temblar, ella quería hacerlo enloquecer.
Felipe sacó el miembro de su boca húmeda y lo empuñó hacia arriba para que tuviera acceso a sus testículos y Kelly lamió cada uno de ellos sin apartar la vista de Felipe que gruñía de placer. Después deslizó su lengua por todo su grosor para volver a meterlo en su boca y él se empujó dentro de ella con fuerza.
–¡¡Vamos pequeña trágalo todo…Ahhhh…eso… todo…te voy a dar eso que tanto quieres…Vamos amor abre bien la boquita…Aahhh!!–Gimió Felipe enterrando todo su miembro en la boca caliente de Kelly, escuchando los sonidos que provenían de su garganta mientras lo recibía.
Felipe dio un par de embestidas más en su boca y se corrió gruñendo de placer. Siguió moviéndose hacia adelante hasta soltar la última gota de su liberación con un grito ahogado. Kelly no dejó de lamerlo mientras que él temblaba con la sensación de tener su lengua caliente recogiendo todo.
–¿No has terminado ya…Ahh? –Jadeó Felipe con la voz entrecortada, pero sonriendo satisfecho.
–¡¡No, seguiré chupando todo lo que quiera!! Quiero tenerte bien duro para el segundo asalto. –Contestó Kelly con una sonrisa maliciosa relamiéndose los labios y Felipe pasó el pulgar debajo de su boca para limpiarla.
Él bajó la cabeza contemplando su miembro que seguía endurecido por la interminable atención que Kelly le había dado, y sabía que necesitaba más. Entonces agarró la mano con la que ella sujetaba su hombría y Kelly jadeó cuando Felipe la acostó sobre la colchoneta acomodándola sobre su costado, para ponerse en la misma postura detrás de ella. Él levantó su pierna para echársela por encima de su cadera y así tener más acceso a su estrecho agujero. Felipe deslizó su miembro entre los pliegues mojados de Kelly masturbándola con su erección.
–¡¡Ahh Felipe…ahh …si sigues haciéndome esto… me voy a correr antes de tenerte dentro de mí!!–Gimió Kelly con la respiración acelerada, moviendo sus caderas alrededor del enorme miembro de Felipe que no se despegaba de su intimidad.
–¡¡Ah hazlo pequeña…si eso es lo que quieres… hazlo…córrete!! Necesito tenerte bien mojada para poder castigarte como quiero. –Murmuró Felipe en el oído de Kelly antes de morder su cuello y ella se corrió en la punta de su miembro mojándolo entero.
–¿Te estás tomando la píldora como habíamos hablado verdad? –Preguntó Felipe empujando la punta de su pene dentro de ella y la vio asentir con la cabeza mientras se mordía el labio por el gusto que estaba sintiendo.
–¡¡Todos los días una pastillita…Aaay…Mmm…como si fuera un caramelito!!– Contestó Kelly entre gemidos sintiendo como Felipe la penetraba sin darle tiempoa a adaptarse a su tamaño.
–Bien pequeña…porque si no estuvieras protegida te dejaría embarazada de trillizos con todo lo que pienso hacerte esta noche. –Murmuró Felipe penetrándola con brusquedad haciéndola gritar por el dolor y el placer que sentía.
Él se hundió en el interior de Kelly que sentía toda la extensión gruesa y larga de su miembro llenándola. Felipe tenía la cabeza enterrada en su cuello, y una mano en su seno jugando con su pezón, sin dejar de penetrarla con fuerza. Kelly se retorcía pegada a Felipe disfrutando de los movimientos tan bruscos que hacía dentro de ella, estaba tan mojada y excitada que otro orgasmo no tardó en atravesar su cuerpo. Felipe aceleró las embestidas en su sexo mientras que ella se corría para él.
Después se separó de Kelly para cambiarlos de postura y se acostó boca arriba con ella sobre él, sentándose en su miembro hasta que se se perdió de vista entre sus pliegues. Ella todavía tenía la respiración entrecortada, pero deseaba continuar.
Felipe agarró sus nalgas y los dos se movieron juntos. Kelly lo cabalgó como una gran amazona y él se empujó en su sexo con ímpetu haciéndola gritar, hasta que los dos se tensaron alcanzando un perfecto clímax juntos.
Felipe la miraba fijamente mientras se derramaba dentro de ella con una hermosa sonrisa de satisfacción en su rostro, viendo que ella estaba exactamente igual de satisfecha. Kelly se movía sobre él, disfrutando de esa conexión tan perfecta que tenían.
Los dos terminaron acostados sobre la cama exhaustos, con sus cuerpos mojados por el sudor, completamente enredados. Felipe agarró una fresa que tenía cerca y la llevó hasta la boca de Kelly que mordió un trozo de la fruta y él se comió lo que quedaba de ella.
–Me ha encantado la sorpresa y me fascina estar a solas contigo aquí, alejados de todo. Pero te confieso que me da un poco de miedo que no tengamos la tripulación con nosotros. –Murmuró Kelly apoyando el codo en la colchoneta incorporándose para mirarlo.
–¡¡Pues no debes estar preocupada, yo también sé navegar señorita y muy bien!!–Contestó Felipe con orgullo y Kelly lo miró con curiosidad.
–¿De verdad sabes navegar? –Preguntó Kelly con el ceño fruncido.
–De verdad, participo en las regatas de Sanxenxo desde que era muy joven. Digamos que es algo que tengo en común con mi padre, la obsesión por los barcos. –Murmuró Felipe pensando que no era lo único que compartía con su padre, también tenían el mismo gusto por las mujeres.
–Algún día me gustaría verte hacerlo. –Murmuró Kelly y Felipe levantó su cabeza para mirarla a los ojos.
–¡Pues me encantaría verte ahí! Hugo es un animador malísimo, no me vendría mal tener a alguien más apoyándome. Una vez Huguito hasta apostó contra mí. Solo le he perdonado porque apostó por el rey que, por cierto, ganó la competición. Hugo jamás falta a una de mis competiciones, así que para la próxima podrás acompañarlo y si quieres puedes invitar a tu madre. –Contestó Felipe mirándola de reojo y la vio sonreír.
–Pensé que querías ir con calma…
–Y quiero hacerlo Kelly, quiero hacer las cosas bien contigo. No te quiero solo como mi amante y después de nuestro viaje a Lanzarote dudo mucho que Aurora siga pensando que nuestra relación es apenas laboral. –Habló Felipe suspirando y Kelly giró los ojos. – Solo dame tiempo vale, es lo único que necesito para poder estar en paz contigo y vivir eso tan bonito que tenemos.
–¿Tanto miedo tienes de lo que pueda llegar a pasar entre nosotros? –Preguntó Kelly con recelo sentándose y Felipe se sentó a su lado.
–No quiero engañarte Kelly, pero yo no soy una buena persona, por lo menos no del todo, jamás te olvides de eso. Hay cosas dentro de mí que me cuesta controlar. –Respondió con la voz entrecortada y Kelly sabía que le estaba costando hablar.
–No me gusta que hables así de tí mismo, eres un buen hombre Felipe, estoy segura de eso.
–Me esfuerzo para ser así, pero infelizmente la sangre de los Oliveira en personas rotas, puede llegar a hacer mucho daño.
–No pienso romperte Felipe, espero que jamás dudes de eso, pero tampoco quiero que me lo hagas tú a mí. –Respondió Kelly mirando hacia adelante.–Yo no doy segundas oportunidades.
– Puedes estar segura de que no lo haré, pero ese carácter que tenemos cada uno es lo que me da miedo. Yo no sé perdonar y al parecer tú vas por el mismo camino. – Contestó mirándola por el rabillo de ojo y la vio asentir.
–Me encanta estar a tu lado y sentirme como ahora, feliz. ¡¡Me siento muy feliz contigo Felipe!! ¡¡Así que céntrate en tu labor de que siga así hasta el amanecer con muchos orgasmos !!–Contestó con picardía y Felipe la volvió acostar acomodándose entre sus piernas.
–¡¿Hasta el amanecer?!Veo que dudas de mis capacidades. Ahora voy a follarte bien duro para que entiendas que el amanecer será apenas el inicio de un día entero de sexo desenfrenado.