Categorías
Amor en juego

Capítulo 36: Quiero volver a escucharlo.

Log in or Register to save this content for later.

–¡Por favor no juegues de esa manera conmigo! –Pidió Julia con los ojos acristalados y Hugo agarró su mano para dejarle un suave beso en ella y después otro en su frente.

–No estoy jugando contigo, solo estoy desarmando todas mis defensas para entregarte mi corazón. Ha pasado muy poco tiempo desde que nos conocimos, apenas unos meses y solo quiero convertir esos meses en años y si posible en un “para siempre”. –Murmuró Hugo mirando directamente a los ojos de Julia, que ya estaban empañados por las lágrimas. –Solo dime que no estoy solo en el medio de este océano de sensaciones y emociones que siento cuando estoy a tu lado.

–No, no lo estás, porque yo me estoy hundiendo en él. –Contestó Julia con la voz entrecortada y Hugo se incorporó en la cama sentándola sobre él con las piernas abiertas.

Él la besó como si no hubiera un mañana, como si fuera la última vez que tendría la oportunidad de transmitirle en un beso todo lo que sentía por ella. Julia interrumpió el beso sin poder controlar las lágrimas rebeldes que insistían en abandonar sus ojos. Ella miró sus preciosos ojos verdes que estaban llenos de esperanza y su boca solo quería decirle dos palabras, dos palabras que dirían todo lo que ella estaba sintiendo por él.

 Un simple “te amo” que Julia no era capaz de pronunciar por el miedo que sentía de volver a perder, de sufrir. Se maldijo por ser tan cobarde a la hora de confesarle sus sentimientos, pero Hugo podía verlos en sus ojos, era como si sus almas estuvieran conectadas a través de la ventana que eran sus ojos, entonces contestó a eso que ella tanto deseaba decir, pero no podía.

–Yo también te amo…y estoy dispuesto a entregarme por completo a ese amor, a tí. – Murmuró Hugo antes de besarla y Julia se derritió en sus brazos, porque ella ya se había entregado a él.

No sabía si era por la declaración o por la entrega, pero todo lo que estaba pasando entre ellos se intensificaba cada vez más con cada caricia, con cada mirada y con cada gemido. Julia sentía las manos de Hugo paseando por su espalda con suavidad, como si temiera romperla. Sus besos eran posesivos, su lengua recorría hasta el cielo de su boca buscando llegar hasta su alma.

Hugo la volvió a acostar sobre la cama y se acomodó entre sus piernas sin dejar de besarla. Después deslizó por el cuello de Julia haciéndola jadear cada vez que su piel sentía la humedad de su boca. Bajó hasta sus pechos para darles toda la atención que se merecían, lamiendo y chupando sus pezones lentamente, no tenía ninguna prisa. Él quería aprovechar cada segundo de la noche con ella.

Julia sentía la boca de Hugo jugando con su pezón cada vez más endurecido por el placer, y por la forma como utilizaba sus dedos para ejercer una suave presión en sus pezones, ella sabía que él se estaba controlando, que de verdad quería ser cariñoso y delicado con ella.

Hugo bajó por su vientre plano repartiendo varios besos en el mientras Julia abría las piernas para él, porque quería recibir la atención de su boca entre ellas. Hugo se dio cuenta levantando la cabeza para mirarla y los dos compartieron una sonrisa maliciosa antes de que él se decidiera a bajarse para devorar su sexo.

Cuando su lengua húmeda se posó entre sus pliegues, Julia se retorció y Hugo agarró sus muslos para mantenerla quieta mientras la chupaba. Para él no había nada mejor que sentir su sabor y sentir como ella mojaba su boca, todo el cuerpo de su mujer lo llevaba al delirio.

Hugo lamió su clítoris mientras que introducía dos dedos en su interior para prepararla, y Julia movía sus caderas sin poder controlarse pidiendo más, gemía necesitando recibir más de él.

Cada vez que la respiración de Julia se cortaba, Hugo movía los dedos y su lengua con más agilidad en su intimidad, hasta que ella terminó corriéndose en su boca, y Hugo la limpió con su lengua hambrienta, porque no quería perderse ni una sola gota, de la liberación de su mujer.

Hugo se arrodilló entre sus piernas viendo que ella estaba completamente extasiada, y llevó las manos a sus caderas mientras que Julia subía las piernas abriéndose todavía más para él. Entonces Hugo la miró con curiosidad y ella solo le sonreía con picardía.

–Quiero ser un hombre cariñoso esta noche y hacerte el amor como en las películas románticas , pero si te abres así de piernas con ese agujerito estrecho y empapado pidiendo sexo no podré controlarme. –Murmuró Hugo con picardía apretando su cintura.

–Quiero que me hagas el amor como en una película, como en una película porno. – Contestó mirándolo a los ojos y Hugo sonrió empuñando su miembro para posicionarlo en su húmeda entrada, y sin avisar se enterró en ella hasta llegar al fondo de su sexo.

Julia gritaba de placer levantando sus caderas, moviéndose con el miembro de Hugo dentro de ella perdida en la lujuria del momento. Hugo la embistió con fuerza y ella volvió a gritar cuando lo sintió enterrarse más allá de lo esperado en su interior. Él sabía que había llegado a su tope, pero seguía queriendo más. Entonces se empujó entre sus piernas buscando ese algo más que solo ella le podía dar.

Los dos gemían en medio de aquella playa perdidos en el placer. Deseando quedarse así, conectados durante horas, hasta que estuvieran satisfechos. Sus cuerpos sudorosos formando uno solo, los jadeos compartidos entre besos, todo entre ellos era perfecto.

–¡Te amo Hugo…Ahhhhhh TE AMOOOO!!–Exclamó Julia cuando un fuerte orgasmo dominó su mente, dándole el valor necesario para declararse y Hugo se inclinó sobre ella, sin dejar de embestirla, para besarla.

–¡¡Te amo bebé…te amo mucho…Aaahh!!–Él gimió mientras se derramaba dentro de ella, sintiendo como su sexo se contraía envolviéndolo con fuerza, como si quisiera sacarle hasta la última gota de su liberación.

Hugo se acostó al lado de su mujer que todavía respiraba con dificultad y la envolvió en sus brazos. El sexo estuvo increíble, pero Hugo quería saber que Julia no había declarado que lo amaba solo por la euforia del momento. Entonces cuando se giró para mirarla, ella lo estaba observando con ternura.

–¡Yo también te amo Hugo Torres, amo cada pedacito de ti! –Se declaró Julia antes de que él dijera nada y Hugo esbozó una hermosa sonrisa, después la llenó de besos hasta hacerla reír.

Hugo volvió a hacerle el amor, pero esa vez la puso en cuatro sobre la cama para embestirla como tanto deseaba y para cuando ya habían terminado, Julia se movía en la cama pidiendo un analgésico o una tregua.

–¡Estamos pegajosos Hugo! –Se quejó Julia poniendo un puchero, pero sin despegar su cuerpo del suyo. –Pero me da pereza ir hasta la villa para bañarnos. –Confesó y él la miró con una sonrisa traviesa.

Hugo se paró de la cama y fue hasta el lado de Julia para levantarla en sus brazos y ella lo miró extrañada mientras que Hugo caminaba con ella en dirección al mar.

–¡¡Hugo no me voy a meter en el agua de noche!!–Exclamó Julia pataleando y Hugo se reía apretándola con más fuerza.

–Vamos no seas tan miedosa, no pasará nada malo bebé. Pero no tenemos la necesidad de entrar a la casa para bañarnos, cuando tenemos esta maravilla justo delante de nosotros. –Contestó Hugo entrando en el mar con ella.

Cuando el agua le llegó hasta la cintura, Hugo bajó a Julia despacio sin despegarla de su cuerpo. Echó agua sobre su cuerpo con las manos y Julia le hacía lo mismo sin apartar la mirada de sus ojos. Ella se mordió los labios viendo como el agua caía por su cuerpo, mojando sus músculos tan definidos y Hugo al ver lo que hacía con su boca se inclinó para besarla.

Julia sintió la invasión de su lengua entre sus labios y se entregó a él dentro del agua oscura del mar, iluminados por la luz de la luna.

–No quiero que esto se acabe nunca Hugo. –Murmuró bajando su boca hasta el pecho de Hugo para dejarle un beso justo donde estaba su corazón.

–¡¡¿Acabar?!!¡¡ Bebé esto solo está empezando!! No pienso separarme de ti, y mucho menos ahora que tengo tan claro mis sentimientos. Te amo y pienso decírtelo todas las veces que haga falta, hasta que entiendas que esto que tenemos, jamás se acabará. – Afirmó deslizando su boca por el hombro de Julia y ella se estremeció en él. Hugo la levantó en sus brazos enredando sus piernas en su cadera y Julia le sonreía transbordando felicidad. –Ahora dime otra vez que me amas, quiero volver a escucharlo. –Suplicó y Julia asintió.

–¡¡TE AMO!!¡¡TE AMO!! ¡¡TE AMO COMO JAMÁS HE AMADO A NADIE EN MI

VIDA!!–Gritó abriendo los brazos como si quisiera que el mundo entero la escuchará y Hugo la miró embelesado.

Se besaron rodeados por el mar, seguros de que ni él océano era tan grande como el amor que los dos sentían en aquel momento, un amor que para ellos sería suficiente para enfrentar cualquier cosa, para superar cualquier obstáculo.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *