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Amor en juego

🔒 Capítulo 34: Otro orgasmo silencioso.

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Julia estaba bailando con Diego mientras que Aurora y Merche los animaban cantando. Hugo se acercó a ellas y se sentó al lado de Aurora.

–Es una buena niña señor Torres, espero que sepas cuidarla como se merece. –Murmuró Aurora aconsejándolo sin apartar la vista de Julia.

–Llámame Hugo por favor, y quiero que sepas, que sí pienso cuidar muy bien de ella, pero debo confesarle que ella me supera en eso, desde que me he lesionado es ella la que cuida de mí. –Respondió Hugo.

–Cuando esta historia empezó no estaba de acuerdo con vuestro trato, y como podrás entender es normal que me preocupe ahora, que están empezando a sentir algo más. Julia ha sufrido mucho, perdió a sus padres cuando tenía casi trece años no sería justo que tenga sufrir otra vez por una ilusión. Estará pensando que no tengo derecho a opinar, pero me siento en la obligación de cuidar de ella. Para mí Julia también es mi hija. –Respondió Aurora con vehemencia.

–Me agrada que seas tan directa, y no me parecer mal que quieras protegerla, lo entiendo perfectamente. Julia me contó que sus padres fallecieron, sé que eres la única madre que la queda. –Habló Hugo con pesar mirando a su padre, porque sabía que nada le dolería más que perderlo.

–Gonzalo y Sonia, lo padres de Julia, no sobrevivieron a un incendio que hubo en nuestro edificio…bueno ninguna de las familias que vivían en la sexta planta. –Respondió Aurora y Hugo la miró asombrado, porque Julia no había querido entrar en detalles sobre la muerte de sus padres.

–Si murieron todos lo que estaban en esa planta, eso significa que Julia no estaba ahí, ¿Dónde estaba cuando murieron sus padres? –Preguntó Hugo mirando a Julia con tristeza, pensando en lo mucho que tuvo que haber sufrido.

–Ella estaba en mi departamento en la primera planta. Aquella noche Kelly y Julia habían decidido preparar una fiesta del pijama. Hemos podido abandonar el edificio a tiempo y escapar del incendio, pero ellos no. Desde ese día se convirtió en mi niña. –Respondió con tristeza recordando aquella tragédia que fue tan dura para todos, pero para Julia había sido mucho más.

–Era muy joven cuando perdió a su madre, por eso entiendo el cariño que siente por ti. –Habló Hugo esbozando una pequeña sonrisa para que la mujer no se pusiera triste.

–Sonia era una gran amiga, me siento muy feliz de ver lo parecida que es…

–¡¡¿Se puede saber que andan cuchicheando los dos?!!–Exclamó Julia llegando juntos a ellos y saltando al cuello de Hugo para abrazarlo y los demás comenzaron a acercarse para preparar antes de comer.

–Pues le estaba diciendo al joven lo mucho que te pareces a tu mamá, hasta el mismo porte de princesa que tenía Sonia. –Aclaró Aurora con una sonrisa satisfecha y Julia la miró incrédula.

–Siempre dices eso Aurory, cualquiera que te escuche pensará que mi madre era una princesa de cuentos de hadas.

–De cuento de hadas no sé, pero de la vida real puede que si lo fuera. Tú madre no solamente era hermosa, también era muy refinada y educada. Sonia destacaba entre los demás, parecía de la realeza. –Aseguró Aurory mirando a la chica fijamente.

–Eso me lo creo, porque esta belleza parece una verdadera princesa. –Agregó Diego dejando un beso en la frente de Julia.

–Yo creo que están exagerando, pero agradezco los halagos. –Respondió Julia sonriendo con satisfacción sentándose al lado de Hugo que la cogió de la mano.

–Sé que piensas que es una exageración, pero es que tu madre hasta su nombre sonaba a nobleza, Sonia Astrar Martínez de Irujo. –Habló Aurora moviendo las manos con elegancia.

–¿Astrar? Eso es no es un apellido muy común en España y aparte ¿Martínez de Irujo? Ese me recuerda algo.

– Ese nombre me suena muchísimo.– Habló Merche pensativa.–Muy pocas personas en España tienen un apellido como ese.

–Tu madre era española, según nos habías contado,¿verdad cielo? –Preguntó Diego con curiosidad sentándose en la mesa delante de ellos y Julia asintió.

–Pero entonces si tu madre era española, tienes derecho a la nacionalidad. –Habló Hugo pensativo.

–Mi madre rechazó su nacionalidad cuando adquirió la argentina.

–Y el criterio para la adquisición de la nacionalidad sería el de ius sanguinis. –Habló Felipe llamando la atención de todos. –Al rechazar la nacionalidad, su madre no la rechazó solamente para ella, sino que también para toda su estirpe, en ese caso Julia. –Explicó Felipe abriendo una botella de vino.

–Pues deberíamos buscar a la familia de tu mamá, y con ellos encontraríamos una solución para ese problema. –Habló Hugo y Julia lo miró con tristeza negando con la cabeza.

–No quiero buscarlos Hugo, no sé que pasó entre ellos, pero recuerdo la tristeza de mi mamá cada vez que preguntaba por su familia y ella no me contestaba. Mi madre habrá tenido sus motivos para dejarlos atrás y creo que es mejor seguir así. –Contestó y Hugo la abrazó asintiendo, a él le parecía bien la idea de buscarlos, pero si ella no quería, tampoco la obligaría a hacerlo.

–Bueno campeón, ¡¡tengo un regalo para ti!!–Anunció Felipe y Hugo lo miró con desconfianza.

Felipe puso una caja azul con un lazo rojo encima sobre la mesa y Hugo se restregó las manos sonriendo como un niño, loco por ver que había dentro. Abrió la caja y cuando vio lo que había dentro se puso inmediatamente de pie llevándose las manos a la cabeza boquiabierto.

–Noooooooo!!!NOOOOOOOO…NO ME LO PUEDO CREER!!!Dios,¿te he dicho que te amo hoy? –Exclamó Hugo abrazando a su amigo con alegría y respiró profundamente antes de sacar el regalo de la caja. –¿Es la original? ¿La que utilizó él? –Preguntó asombrado y Julia se levantó para ver que era.

–¡¡¡Por supuesto que es la original!!!¿Con quién crees que estás hablando? –Exclamó Felipe con una fingida indignación mientras que Hugo sacaba una camiseta de un equipo de fútbol de la caja.

–¿Eso es, lo que yo creo que es? –Preguntó Diego con la boca abierta.

–Si papá, es exactamente lo que estás pensando, es la camiseta que Paulo Futre utilizó en la final de la Copa del Rey en 1992, jugaron esa final con el Real Madrid. – Contestó Hugo más feliz que un niño con su juguete nuevo.

–Y eso no lo es todo. –Avisó Felipe y Hugo lo miró con expectación. –Pues da la casualidad de que este fin de semana nos iremos a Lanzarote, para el concierto de nuestro cantante favorito y ya te veo en ese concierto con esa camiseta. He conseguido cuatro entradas, por si las señoritas deciden acompañarnos. –Explicó y Kelly se sonrojó con la mirada acusatoria de su madre, Aurora no tardó en darse cuenta de que algo estaba pasando entre su hija y el representante.

–Vale entonces esto significa que debemos viajar esta misma noche. Que nos preparen el jet, pero nos iremos como antes, cuando erámos jóvenes, una escapada tranquila y sencilla. –Pidió Hugo y Felipe asintió encantado.

–¡La villa estará preparada! Además, si quieres disfrutar el concierto como lo hacíamos antes, debes ir de incógnito.– Rspondió Felipe con entusiasmo.

Para los dos amigos ese fin de semana sería especial, para ellos sería como desnudar sus almas delante de las dos mujeres que los volvían locos.

Las chicas tuvieron que recurrir al closet de Julia para organizar las maletas. Hugo les había asegurado que para ese fin de semana no necesitarían ropa de diseñador, ni joyas o zapatos de tacón, pero si varios bikinis, y miraba a Julia con picardía mientras hablaba . Kelly los dejó solos en la habitación y se fue a buscar a Felipe que estaría en el garaje preparando el maletero del coche para guardar las maletas.

–Te aconsejo que no metas en esa maleta ni una sola braguita. Créeme cuando te digo que no tendrás tiempo de utilizarlas y como vea alguna te aseguro que la partiré en dos. –Susurró Hugo en su oído y Julia se estremeció pensando en todo lo que harían en Lanzarote.

–Más que un consejo, eso me suena a amenaza Torres. –Murmuró Julia mirándolo con reproche y él le mordió el labio inferior.

–Pues sí, te estoy amenazando con pasar todo el fin de semana follándote, ¿No te parece buena idea? –La desafió Hugo y Julia lo miró con picardía para después comerlo a besos.

Kelly entró en el garaje y Felipe estaba cubriendo su Ferrari con una lona para protegerlo de cualquier cosa mientras estuviera guardado en el garaje de Hugo ya que estaría sin él ese fin de semana y no tenía tiempo de llevarlo a su edificio.

–¿Te estás despidiendo de tu hijo? –Preguntó Kelly y Felipe la miró sorprendido porque no la estaba esperando.

–Así es, lo echaré de menos, pero no te creas que no tendré uno igual en Lanzarote. –Contestó con una sonrisa coqueta apoyándose en el capo del coche.

–Pensaba que deberían estar de incógnito este fin de semana, no creo que en un Ferrari pasen desapercibidos. –Contestó Kelly acercándose a él y Felipe deslizó las manos por sus curvas y las bajó hasta llegar a sus muslos subiendo su vestido suavemente.

–Hugo y yo podemos abrir mano de los lujos, pero jamás de un buen coche. –Murmuró Felipe con la voz ronca y la besó con deseo. – ¿Ya te dije hoy que estás preciosa? –Preguntó deslizando la boca por su cuello y Kelly negó con la cabeza jadeando mientras que Felipe apretaba su trasero con fuerza pegándola a su cuerpo, y a su erección que cada vez crecía más.

–No, pero puedes hacerlo ahora si quieres, quiero que me subas el ego –Susurró Kelly y Felipe le dio la vuelta. La levantó y la sentó sobre el capo de su Ferrari.

–Mejor utilizo mi boca haciendo algo mejor que solo hablar para subirte el ego. –Contestó abriendo las piernas de Kelly y pudo ver en sus bragas azules que ya estaba mojada.

–Felipe creo que Julia y Hugo podrían bajar en cualquier momento, no creo que sea una buena idea hacerlo aquí.

–Conozco bien a Hugo, y te puedo asegurar que ahora mismo estará utilizando alguna excusa barata para tener sexo con Julia. Contestó mirándola a los ojos mientras rompía sus bragas. –Pero puedes estar tranquila, ahora mismo lo único que quiero es darte placer.

Felipe bajó su cabeza entre las piernas de Kelly y ella se abrió más para él. Primero lamió sus pliegues y después utilizó su lengua para abrirlos buscando desesperadamente por su pequeña perla rosada que ya estaba llamando por él.

Kelly agarró sus cabellos cuando Felipe comenzó a chupar su clítoris con su boca caliente y mojada mientras que ella jadeaba presionando cada vez más la cara de Felipe en su sexo. Su lengua recorría todo, empapándola con su saliva haciendo que se volviera loca de placer.

Felipe metió dos dedos dentro de su vagina sin dejar de jugar con su clítoris con la lengua y Kelly gemía alto de placer sin preocuparse con nada más, que no fuera disfrutar de la boca que estaba entre sus piernas y de la invasión de dedos de Felipe en su intimidad. Kelly gritó de placer cuando sintió la presión en su vientre explotar en un magnifico orgasmo en la boca de Felipe sobre el capo de su adorado Ferrari.

Lo que ellos no sabían es que en la escalera del garaje Hugo tenía a Julia contra la pared empujándose profundamente en el agujero más estrecho de Julia, masturbando su clítoris mientras que tapaba su boca con la otra mano para que no la escucharan.

Hugo lamía y mordía el cuello de Julia con lujuria sintiendo como sus paredes traseras apretaban su grueso y largo miembro que estaba enterrado profundamente entre ellas. Julia intentaba ahogar sus gritos, pero esa casi imposible Hugo la penetraba con fuerza y la masturbaba con el mismo ritmo.

Ellos habían bajado para dejar las maletas en el coche, pero en las escaleras escucharon los gemidos de Kelly y para no interrumpir a sus amigos decidieron esperar haciendo algo entretenido.

Y así había terminado Julia, con la boca tapada y con una bestia en celo embistiéndola como un poseso. Sintió como Hugo se tensaba detrás de ella llenando su pequeño agujero con su liberación y ella se corrió a chorros en sus dedos. Otro orgasmo silencioso, pero lleno de placer.

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