–Buenos días preciosa, ¿Ahora eres tú la acosadora? –Preguntó Hugo con la voz ronca despertando en la enorme cama de su suite en el departamento de Dubái y Julia estaba sentada en un sillón delante de él vestida con un bonito conjunto de lencería blanco, mirándolo como si estuviera a punto de comérselo.
–¿Así que el champagne es tu debilidad, Torres? –Preguntó Julia con una sonrisa traviesa. – No sabes cuanto me alegra saber eso. –Murmuró ella sin apartar la vista de Hugo que la miraba extrañado intentando despejarse.
Habían tenido una noche de locos después de la gala, subieron a la habitación e hicieron el amor por todo el departamento, aprovechando que estaban solos y aún después de todo el champagne que habían tomado en el salón de eventos, en el departamento dejaron vacías otras dos botellas.
–Por eso no me gusta beber, ahora…–Hugo perdió el habla cuando intentó levantar la mano y se dio cuenta de que la tenía atada, no tardó en darse cuenta de que la otra estaba exactamente igual. Sus brazos y piernas estaban sujetos por cuatro ataduras que parecían estar enganchadas debajo del colchón y Julia lo miraba con lujuria. –¿Se puede saber que significa esto?
–Venganza papi, significa venganza. –Contestó Julia llevándose un dedo a la boca. –Esto es por haberme atado mientras dormía solo para torturarme con tus juegos sexuales, ahora me toca a mí.
–¡¡Ya sabes que te encantó y te aconsejo a no provocarme!!–Afirmó Hugo con una sonrisa maliciosa que se borró en el mismo instante en el que Julia se paró de la silla acercándose a la cama y gateó sobre ella hasta llegar él.
Hugo estaba completamente desnudo tal y cómo se había acostado con Julia en la noche anterior. Ella se puso de pie encima de la cama con las piernas abiertas con Hugo entre ellas. Él observaba cada uno de sus movimientos mientras que Julia se desnudaba con toda la calma para él. Ella se giró sentándose sobre él, dándole espalda y se inclinó hacia adelante para llevar su boca hasta su miembro que ya estaba erecto y le avisó.
–Hoy serás mi juguete sexual, y haré contigo todo lo que quiera.
–Puedes hacer lo que quieras mientras que lo hagas con esa boquita. –Murmuró Hugo con la voz ronca admirando la hermosa visión de su sexo tan cerca de su cara, completamente expuesto para él.
Julia lo lamió, chupó y succionó sin piedad, mientras que él se retorcía debajo de ella, loco por liberarse y poseerla salvajemente como tanto le gustaba, pero no podía hacerlo en aquel momento estaba completamente dominado por ella y por su boca que parecía la entrada del infierno.
–Dios amor si sigues haciéndome esto no voy a tardar en correrme en tu boca…!!AAAh POR EL AMOR DE DIOS, BEBÉ!! Me encanta como sentir como tragas todo. –Hugo gemía levantando sus caderas para entrar todavía más en aquella garganta que lo devoraba como si fuera un manjar. La presión de su boca le provocaba tanto placer que no tardó en sentir la presión que subía por su miembro loca por liberarse, pero la aguantó como un campeón porque necesitaba algo más antes de correrse para ella. –Bebé ven aquí, quiero esa “puertita de la felicidad” en mi boca. –Suplicó Hugo y ante un pedido como ese Julia no dudó en darle lo que pedía.
Se sentó sobre el rostro de Hugo posicionando su sexo en aquella boca hambrienta y se estremeció al sentir sus labios en su intimidad. Después se inclinó otra vez sobre su cuerpo para darle a su miembro toda la atención que se merecía.
Julia gemía y lloraba con la enorme extensión de Hugo en su boca mientras que sentía como él se deleitaba con su húmeda intimidad. La hombría de Hugo se tensó dentro de la boca juguetona que lo succionaba como si quisieras alimentarse de su alma. Julia succionó con más fuerza y cuando él estaba a punto de terminar lo tragó entero, haciéndolo gruñir de placer mientras se corría en su garganta.
Ella se sentó sobre el rostro de Hugo moviendo sus caderas frenéticamente con movimientos circulares mientras que él jugaba con la lengua en su sexo con maestría. Julia gemía con las manos apoyada sobre el pecho musculoso de su hombre, mojando cada vez más su boca.
Hugo no se perdía una sola gota de ella y cuanto más fuerte gemía Julia más él la lamía y chupaba con deseo. Hasta que ella se tensó explotando un fuerte orgasmo en su boca.
Julia se tomó apenas un par de minutos para recuperarse antes de levantarse y mirarlo con picardía, viendo lo extasiado que estaba por el sexo oral que habían acabado de disfrutar los dos.
–¡¡Eres una diosa bebé!! ¡¡Pienso rezarte todos los días de mi vida a partir de ahora!!–Aseguró Hugo con la respiración todavía acelerada por su reciente orgasmo. – Ven aqui y suéltame para que pueda castigarte como tanto te gusta. –Pidió viendo como ella sonreía con malicia.
–Mmmm no quiero, me gusta verte así. –Respondió Julia poniendo un puchero volviendo al sillón sentándose en el con las piernas abiertas y comenzó a masturbarse para él, provocando en Hugo otra erección atroz.
Ellos no apartaban la mirada el uno del otro y Hugo estaba loco por liberarse de sus ataduras y hacerla suya de una buena vez. Cada gemido de Julia en el sillón, cada vez que introducía los dedos en su sexo lo excitaba más. Hugo necesitaba hundirse dentro de ella con desesperación.
–¡¡Suéltame!!–No pidió, ordenó sintiendo como cada una de sus venas parecía estar a punto de explotar por la excitación que sentía. –Es mejor que me sueltes ahora, o te juro que cuando lo hagas te voy a castigar por esto. Te voy a follar tan duro que no podrás salir de la cama durante días. –Hugo habló con tanta vehemencia que Julia se estremeció. Amaba verlo tan autoritario, como el macho alfa que era.
Julia se levantó del sillón y caminó hasta la cama con parsimonia, completamente desnuda y determinada a dominar a la bestia que estaba atada devorándola con su mirada de depredador.
Se subió a la cama y lo montó restregándose en su miembro para mojarlo con sus flujos mientras que Hugo gemía sintiendo lo empapada que estaba y levantada sus caderas inconscientemente deseando enterrarse por completo dentro de ella.
–¡¡Tranquilo semental!!Ya estás listo para que pueda montarte. – Respondió Julia agarrando su p**a con la mano sentándose sobre él y gimió cuando los primeros centímetros se deslizaron en su interior.
Hugo la vio morderse los labios con fuerza cuando su sexo tragó más de la mitad de su miembro y gruñó de placer. Julia gritó cuando sintió aquel enorme trozo de carne completamente enterrado dentro de su estrecho y húmedo agujero.
Hugo gemía disfrutando de la forma tan deliciiosa como su sexo lo apretaba y mojaba. Después de adaptarse a su tamaño Julia comenzó a montarlo despacio y Hugo sentía que aquello era como una tortura, porque él necesitaba mucho más.
Julia se movía haciendo círculos con sus caderas y Hugo la miraba embelesado viendo como sus senos se movían, como su piel brillaba por el sudor y su cara que revelaba el enorme placer que estaba sintiendo. Eso fue más que suficiente para despertar a la bestia que había dentro de él y tiró de las ataduras de sus manos con toda su fuerza rompiéndolas de un solo tirón. Julia lo miró asombrada sabiendo que no había escapatoria, estaba a punto de ser sometida por su alfa en celo.
Hugo se sentó y lo primero que hizo fue besarla con posesividad explorando cada rincón de su boca con la lengua. Después devoró sus senos chupando sin piedad cada uno de los rosados pezones de Julia hasta verlos rojos y hinchados mientras que ella gemía con su miembro extremadamente duro pulsando en su interior.
Hugo la abrazó y se acostó con Julia sobre él para tener más acceso a ella y enterrarse en su sexo como tanto deseaba. Los dos gemían como locos con cada embestida. El sonido de sus cuerpos chocándose retumbaba por toda la suite.
Hugo acarició el rostro de Julia mirándola fijamente a los ojos viendo en su mirada todo lo que ella estaba sintiendo, la mezcla perfecta entre placer y dolor que la dominaba en aquel momento y la vio hermosa y estaba seguro de que era suya.
–¡Ya no puedo vivir sin ti! –Murmuró Hugo embistiéndola con fuerza mientras que Julia gritaba de placer sin dejar de mirarlo. – ¡¡Eres mía, eres solo mía!!–Hugo gimió cuando la sintió correrse sobre él y la siguió derramándose dentro de ella.
Julia se acostó exhausta a su lado casi sin aire y Hugo la pegó a su cuerpo para abrazarla. Dejó varios besos en su boca y por su rostro con ternura haciéndola sonreír. Después se incorporó para desatar sus pies y se paró de la cama para ir directo al baño y preparar en la enorme bañera que había en su suite, los dos necesitaban un baño relajante.
Hugo regresó a la habitación después de llenar la bañera y se encontró a Julia casi dormida en la cama. Seguía en la misma postura en que Hugo la había dejado, tumbada boca abajo abrazada a una almohada. Él se acercó a la cama y la levantó en sus brazos para llevarla al baño. La metió en la bañera y en seguida se acomodó detrás de ella.
Julia sentía las manos de Hugo por todo su cuerpo bañándola y cerró los ojos disfrutar de la maravillosa sensación de ser cuidada por él con tanto cariño. Después de terminar de bañarla él apoyó su espalda en la bañera relajado y Julia se recostó en su pecho.
–Yo tampoco puedo estar sin ti y eso me da miedo. –Murmuró Julia recordando sus palabras en la habitación y Hugo pasó las manos por sus brazos con cariño.
–Yo también tengo miedo Julia, es la primera vez que me siento tan vulnerable y dispuesto a hacer lo que sea por alguien. –Respondió y ella se incorporó girándose para mirarlo a los ojos. –Prométeme que jamás me vas a abandonar. –Pidió Hugo y Julia tocó su rostro con suavidad deslizando el dedo pulgar por su labio inferior.
–Puedo prometerte lo que quieras amor, pero para mí solo las palabras no bastan. Estoy dispuesta a arriesgar mi corazón y entregarme a esto que estoy sintiendo por ti. Lo único que te pido es que no me hagas daño. – Susurró Julia con la voz rota y Hugo agarró su rostro con las manos para mirarla fijamente a los ojos.
–Nunca imaginé que algún día llegaría a decir esto, pero prefiero perder mi carrera que perderte a ti, no pienso cometer la estupidez de herir tu hermoso corazón, bebé. –Contestó y la besó con devoción, intentando transmitir en aquel beso todo lo que estaba sintiendo por ella.