Con cada gemido de Julia una vena del miembro de Hugo se hinchaba provocando una erección bestial en él. Él se acercó a ella intentando controlar su excitación y rozó la nariz en la mejilla de Julia.
–Avisé que te ayudaría a terminar si esto volvía a pasar y pienso cumplir con mi palabra. –Susurró Hugo en el oído de Julia mientras deslizaba el brazo por debajo de ella para abrazarla pegando su espalda contra su pecho y ella se despertó.
–Hugo…–Gimió Julia abriendo mucho los ojos mirándolo asustada.
–Déjame ayudarte, necesitas terminar y yo necesito sentir como te corres. –Murmuró Hugo con la voz ronca agarrando su rostro con la mano que tenía libre para lamer sus labios.
–No…no podemos…–Balbuceó la chica nerviosa intentando apartarse de él, pero Hugo la tenía aprisionada. –No quiero esto, no es lo correcto. –Murmuró respirando su olor que la hacía enloquecer.
–Puede que no sea lo correcto, pero sí que lo quieres, lo estás deseando Julia. –Gimió Hugo enterrando su cara en el cuello de la chica. –¡Hasta que no termines, no tendrás paz! Sí quieres huir de mí después hazlo, pero primero permíteme darte esa liberación que tu cuerpo necesita. – Habló Hugo con la voz ronca y ella se derritió contra él porque era cierto, lo necesitaba.
Hugo subió una de sus manos hasta su seno y lo acarició arrancando un gemido de Julia, lamió su cuello y empezó a jugar con su pezón mientras que ella restregaba su trasero en la erección de Hugo.
Hugo bajó la mano hasta la intimidad de Julia y tocó su pequeño clítoris por encima de le impedía de llegar al paraíso y sintió lo mojada que estaba. Agarró la pequeña braga y tiró de ella para romperla, había demasiada necesidad entre ellos como para perder el tiempo con delicadezas.
Julia sentía como las manos de Hugo recorrían su cuerpo y sus besos llenos de lujuria en su cuello la sometían a su voluntad, sus dedos la masturbaban con maestría tocando su clítoris que estaba hinchado por la enorme excitación que sentía.
Hugo disfrutó de la sensación de tocar el sexo empapado de la mujer que deseaba. Levantó la pierna de Julia para echarla por encima de su cadera para darle más acceso a ella. Sacó su miembro del bóxer y lo colocó entre las piernas de Julia, y su p***a pulsaba contra su sexo húmedo desesperándolo.
No iba penetrarla, pero quería rozar su humedad sentir su piel caliente y mojada. Introdujo dos dedos dentro de ella sintiendo como los apretaba y después los sacó para llevárselos a su boca para saborearla.
Hugo disfrutó del sabor de Julia en sus labios y bajó otra vez la mano a su sexo y penetrando sus dedos dentro de ella.
–Eres deliciosa bebé, podría pasarme toda la noche probando ese c****o tan rico que tienes. –Gruñó Hugo y ella lo miró con deseo moviéndose contra su miembro, esa carne dura caliente y pesada que tenía que ella deseaba con locura.
Hugo empezó a mover el dedo índice y el corazón dentro de ella con agilidad mientras que con el pulgar tocaba su clítoris. Aceleró sus movimientos siguiendo el ritmo de los gemidos de Julia que eran cada vez más fuertes.
–Hugo…Hugoo me voy a…Aaaah me voy a…–Julia jadeaba sintiendo la presión que se forma en su vientre y estaba punto de explotar en los dedos de Hugo.
–Sí córrete bebé, córrete para mí. –Gimió sintiendo como Julia el cuerpo de Julia se tensó y el fuerte orgasmo que no tardó en dominarla.
Julia se derritió por completo en los brazos de Hugo mientras que él movía su grueso miembro entre sus pliegues mojados deseando penetrarla.
Cuando Julia volvió a respirar con normalidad recuperando el control de su cuerpo otra vez, se levantó y abandonó la habitación dejando a Hugo solo en la cama, con la respiración acelerada y un deseo insoportable de poseerla.
Julia entró a la habitación que era suya y se fue directo al baño para para meterse bajo la ducha. Apoyó la cabeza en la pared de azulejo sintiendo el agua caer por su cuerpo, llevándose todo lo que Hugo había provocado en ella, pero sabía que no sería suficiente para borrar lo que su corazón empezaba a sentir por él.
Hugo se sentó en la cama con los ojos cerrados, respirando con dificultad intentando controlar su excitación, pero sabía que era imposible. Su miembro estaba muy duro, pulsando sin control, deseando estar dentro de Julia.
Hugo bajó la mirada y vio entre las sabanas las bragas de Julia que había roto, las agarró mientras tocaba su miembro que estaba mojado por los fluidos de Julia. Empezó a masturbarse mientras sentía el olor embriagador que desprendía de la ropa íntima de la chica hasta que explotó con frustración por no poder hacerlo dentro de ella.
Julia se acostó en su cama sabiendo que lo que había pasado cambiaba todo entre ellos dos, y sabía que Hugo no iba a parar hasta tenerla. Ella tenía miedo de entregarse a él y a su voluntad, porque estaba segura de que tarde o temprano la haría sufrir.
Al día siguiente Julia decidió visitar a Aurora y así evitar estar cerca de Hugo. No tenía valor para mirarlo a los ojos después de lo que había pasado entre ellos. Entonces buscó cualquiera cosa para estar entretenida para no pensar en él.
Los días que siguieron fueron iguales, y esos días se conviertieron en semanas. Hugo ya había dejado las muletas y podía apoyar el pie en el suelo, pero caminaba con la ayuda de un bastón. Él echaba de menos tener a Julia a su lado, pero no quería presionarla a estar cerca de él, estaba dispuesto a respetar su decisión.
Julia había dejado de acompañarlo a la rehabilitación y a Hugo le hacía falta su apoyo, su compañía, su risa, todo de ella. Ya no servía de nada negar que empezaba a sentir algo por ella, era evidente que Julia era especial para él y ya no quería seguir luchando contra ese sentimiento.
Mercedes estaba cansada de hacer de intermediaria entre ellos. Julia todos los días preguntaba por Hugo y él hacía mismo preguntando por ella. Algunas veces cuando Julia estaba sentaba en el jardín Hugo se encerraba en su despacho y se sentaba en su ventana para observarla de lejos.
Julia ya llevaba varias noches sin poder conciliar el sueño, sentía un enorme vacío porque ya se había acostumbrado a dormir con Hugo, estar entre sus brazos sintiendo su calor, sintiéndose protegida por él. Pensó que a lo mejor estaba actuando como una cobarde, intentando huir de algo que tarde o temprano llegaría a pasar si seguían viviendo bajo el mismo techo.
Salió de su habitación porque necesitaba respirar, ya empezaba a hacer frío y salir no sería una buena idea, así que pensó en la piscina cubierta. Julia consideraba que era el lugar más bonito de la casa, la piscina era climatizada y tenía sobre ella un enorme techo de cristal. Se dirigió hasta allí y cuando llegó el ruido del agua la sorprendió, alguien estaba en la piscina y sabía bien quien podía ser, pensó en darse la vuelta y regresar a su habitación, pero no podía pasar todo el tiempo escondida.
Hugo estaba dentro de la piscina practicando los ejercicios que le había enseñado su fisioterapeuta, y su cara tenía una expresión de dolor, entonces ella se preocupó y se acercó para ver si estaba bien.
–Hugo. –Habló Julia para llamar su atención y él se sorprendió girando la cabeza con brusquedad para mirarla. Estaba preciosa vestida con una bata blanca y los cabellos sueltos. –¿Te encuentras bien?
–Sí me encuentro perfectamente Julia, el agua ayuda a aliviar el dolor. ¿Tú que estás haciendo aquí? –Preguntó Hugo con nerviosismo porque llevaban un par de semanas sin hablar después de lo que había pasado en su habitación.
–Me gusta este lugar me parece bonito, pero creo que es mejor que regrese a mi habitación. ¡Qué tengas una buena noche! –Murmuró ella ansiosa dándose la vuelta para marcharse.
–¡No te vayas por favor! –Exclamó Hugo y ella giró en su dirección. –Echo de menos hablar contigo, quedáte un rato. –Pidio y la vio sonreír con timidez. Julia accedió a su pedido y sentó en una hamaca que había delante de la piscina. –¿Por qué no te sientas aquí en el borde de la piscina? –Hugo preguntó simplemente porque quería tenerla más cerca y Julia dudó unos segundos, pero hacía algo de frío y el agua de la piscina estaba caliente.Julia se acercó y se sentó en el borde colocando sus piernas dentro del agua y levantó la mirada para verlo.
–Por favor no vuelvas a alejarte de mí. –Suplicó Hugo con la voz rota y ella sintió su corazón encogerse. –Me hiciste mucha falta en estos días. –Confesó y la vio bajar la cabeza y Hugo aprovechó su momento de distracción para acercarse a ella colocando las manos sobre sus muslos.
–Lo que pasó aquella noche Hugo…Lo que está pasando entre nosotros no es correcto, yo no quiero una noche loca contigo, para despertar al día siguiente sabiendo que soy una más en tu lista. –Murmuró Julia con los ojos acristalados porque ya no podía controlar sus sentimientos y Hugo se colocó entre sus piernas y la sintió tensarse.
–La última vez que estuvimos en una piscina, te dejé ir porque sabía que tenías razón, que aquello no pasaría de una noche, pero ahora no. Mis sentimientos ahora son diferentes, no te quiero solo para una noche. Jamás en mi vida había sentido esa necesidad de estar con alguien, es algo nuevo para mí y tenía miedo a encontrar una persona que despertará ese deseo en mi corazón, pero ahora que lo tengo quiero vivirlo Julia. Vamos a vivir esto juntos.