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Amor en juego 2

Epílogo: Parte 2

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Felipe agarraba la mano de su padre con fuerza mientras que lo miraba a los ojos, olvidándose de todo lo malo que había pasado entre ellos, porque aquel no era el momento para reproches, ni discusiones, solo era un momento de sinceridad entre padre e hijo, una oportunidad que la vida le estaba ofreciendo para sanar viejas heridas, aunque fuese tarde par uno de ellos.

–Eres mi niño y debí protegerte de ella, del daño que te hizo. – Murmuró Amancio con tristeza. 

–Pilar ha destrozado nuestras vidas. – Murmuró Felipe asqueado solo de recordar el rostro de su madrastra.

–No hijo, lo hice yo, pero me alegro de saber que tú vida no ha terminado destrozada. – Contestó Amancio. – Sé que te has casado y estás formando una familia con la mujer que amas y no sabes lo feliz que esto me hace. Porque quién se merece pagar por sus pecados aquí, soy yo, tú eras inocente en toda esa historia. Te mereces ser inmensamente feliz mi chico.

–Pero no es justo que acabes así papá, sin derecho a una segunda oportunidad. – Murmuró Felipe sin pode soportar las ganas de llorar. 

–Fue mi culpa hijo, me merezco esto por haber creído en una mujer antes que en mi niño. – Habló Amancio con la voz rota. – No te merecías lo que te hice y cuando te quedaste con mi puesto en las empresas descubrí quien era ella y aún así no fui hombre suficiente para asumir mi error y buscarte para pedir tu perdón. Decidí cerrar los ojos hijo, porque no tenía valor para afrontar la mala decisión que había tomado y el daño tan grande que te hice, porque nadie es capaz de hacer más daño a una persona que sus progenitores, por eso debemos tener mucho cuidado con cada decisión que tomamos a la hora de educar y proteger a nuestros hijos.

–Tu desprecio fue lo que más me dolió papá, porque eras un ejemplo para mí. – Confesó Felipe mientras lloraba. – Eras mi héroe y cuando me encerraste en aquel lugar me rompiste el corazón. Cuando me encerraban en un agujero para castigarme, me quedaba dormido allí y en mis sueños escuchaba tu voz, cuando venías a mi habitación en las noches de tormenta y cantabas para calmarme. Para mí tu palabra valía oro, entonces cuando me dijiste que era un monstruo me lo creí y eso me ha atormentado durante años.

–No lo eres hijo, los monstruos fuimos nosotros, Pilar, tu madre y yo. – Contestó Amancio con el corazón en la mano por haber hecho tanto daño a su hijo mayor. – Tienes un corazón muy bueno hijo, pero también eres fuerte y a veces esa fuerza es confundida con frialdad o maldad, pero no eres malo Felipe, eres un gran hombre y jamás dejes de utilizar esa fuerza que tienes. – Habló Amancio recordando todo lo que había escuchado sobre su hijo en los últimos años y en cómo la gente decía que era un empresario muy frío, lo que le convertía en un tiburón en los negocios, pero Amancio insistía en no ver esa virtud como algo malo. –Así que perdona a tu padre por haber permitido que una mujer acabase con nuestra relación, por apartarme de ti por ella y por haber sido tan cobarde, algo que tú jamás serás.

–No tienes que pedirme más perdón, porque ya lo tienes, vamos a dejar esto en el pasado y aprovechar el tiempo que nos queda para volver a ser padre e hijo. – Habló Felipe con firmeza porque hace mucho había decidido sanar sus heridas del pasado y hacer con su padre era una oportunidad que no se quería perder. 

–Gracias hijo, espero que seas muy feliz y que puedas seguir con tu vida sin que el pasado vuelva a afectar tus decisiones. –Murmuró Amancio respirando con dificultad y Felipe se sentó a su lado sacando su teléfono móvil.

–No volverán afectarme papá, porque ahora tengo algo en mi vida que me da fuerzas para enfrentar cualquier cosa. – Felipe habló desbloqueando la pantalla de su teléfono móvil y puso una foto de hija. – Ella es mi fuerza, es tu nieta, Zoe.

Felipe entregó el teléfono a su padre y Amancio comenzó a llorar emocionado mirando a la niña que era una copia de su hijo y de él.

–Es igualita a ti Lipe. – Murmuró Amancio sonriendo y Felipe asintió. – Es hermosa, es una niña preciosa. 

–Así es papá, es preciosa y es tu nieta. – Murmuró Felipe acercándose más a su padre para apoyar su cabeza en la suya y cuando Beatriz entró, los encontró sonriendo emocionados viendo videos de Zoe y se unió a ellos.

Felipe miró a su padre y sintió una enorme tristeza por él, entonces supo de inmediato que no sería capaz de dejar aquel asunto de Pilar morir y mucho menos cuando Amancio le contó que ella llevaba seis años enferma sin decirle nada. Felipe sabía con qué intención Pilar se había callado aquella verdad, que podía haber cambiado el destino de su padre y pensaba cobrarle todo el daño que había hecho a su familia, pero en aquel momento pensó que solo quería darle a su padre paz en este mundo antes de morir.

Al día siguiente todos estaban como locos preparándose para la gran final de la Champions, donde el Real Madrid jugaba en casa, en el Santiago Bernabéu. Julia estaba en el palco vip con toda la familia y sus amigos.

Julia recordó la primera vez que había pisado aquel palco cuando su relación con Hugo no pasaba de un teatro y acarició su vientre pensando en lo que se había convertido aquel acuerdo entre ellos. Entonces lo vio entrar al campo, ocupando su lugar como capitán del equipo otra vez y volvió a sentir aquellas mariposas en su estómago.

Para Julia era emocionante recordar su historia, en todo el amor que se tenían y en sus hijos, el pequeño Iker que llevaba la camiseta con el número ocho de su padre escrito “PAPI” en la parte de atrás de la camiseta, se veía hermoso y parecía ser el que estaba más animado para el partido de Hugo.

Después de unos minutos de partido Hugo marcó el primer gol, Julia comenzó a llorar con Iker en sus brazos cuando Hugo hizo una ”J” con una de las manos y la besó dedicándole aquel gol. Estaba orgullosa de su hombre, de quien era Hugo Torres, de su fuerza, de su determinación y sobre todo de lo apasionado que era en todos los ámbitos de su vida. Para Julia no habían dudas de que aquel era el hombre de su vida.

Cuando el marcador mostró en pantalla los minutos que faltaban para terminar el partido, estaban todos comiéndose las uñas, porque iban empatados los dos equipos y faltaban a penas tres minutos para el final, entonces Hugo demostró que seguía siendo el mejor haciendo un lanzamiento aéreo, marcando un gol de chilena que llevó la afición a la locura. Una vez más Hugo demostraba con su equipo que eran verdaderos campeones.

Cuando recibieron el trofeo de la Champions, Hugo la levantó en alto como buen capitán del equipo que era y mirando aquel campo llegaron a su cabeza todos los recuerdos de lo que había vivido allí. Que no solamente había encontrado en aquel césped su objetivo en la vida, sino que también su gran amor. En aquel campo se había entregado a la mujer que amaba y allí mismo también había gritado al mundo lo mucho que la amaba, pero lo más bonito era verla caminar sobre aquel césped agarrada de la mano de su pequeño campeón y esperando otro que estaba a punto de nacer.

Hugo entregó el trofeo a uno de sus compañeros y salió corriendo en la dirección de su mujer y su hijo. Iker corrió hacia su padre cuando lo vio y cuando Hugo lo agarró levantándolo en alto porque para Hugo su hijo era la mayor de sus victorias. 

Julia se acercó a él caminando despacio porque su pancita la pesaba cada vez más y la tenía extremadamente baja, un presagio de que el nuevo miembro de la familia estaba muy cerca de conocer aquel mundo. Entonces Hugo la besó con devoción con sus dos hijos entre ellos, uno en el vientre de su madre y el otro en los brazos de su padre.

–Te dije que eras un campeón mi amor, acabas de sumar una victoria más a tu historia. – Habló Julia mirándolo a los ojos y Hugo la miró embelesado revelando en su mirada todo el amor que sentía por ella.

–La victoria ha sido tuya, mi niña, porque le marcaste un penalti a mi corazón y me tienes completamente enamorado de ti. – Habló con seguridad y Julia volvió a besarlo mientras sonreía. – Ha sido el mejor partido de nuestras vidas.

–Tenía que hacerlo, porque el amor estaba en juego. – Contestó Julia sonriendo. – Ha sido el mejor partido y el más importante porque hemos ganado los dos. – Contestó Julia señalando con la mirada a Iker y a su pancita.

Hugo tuvo que separarse de ellos, porque tenía que celebrar con su equipo, entonces dejó a su mujer y a su hijo con la familia y se fue con sus compañeros. 

Todo el equipo se subió al autobús del Real Madrid después de celebrar la victoria en el campo, porque aquel era el momento de celebrar con los aficionados y después presentar aquel trofeo a la diosa del equipo. Entonces el autobús con todo el equipo arriba festejando se dirigió a la Plaza Cibeles mientras que las familias los iban siguiendo de cerca en los coches.

Julia e Iker iban en el mismo coche que Aurora y Diego con María Eugenia a su lado, porque su abuela se negaba a apartarse de ella en aquel momento cuando ya estaba en los últimos días de su gestación. Entonces de repente mientras celebraban Julia sintió la parte donde estaba sentada mojada y miró a su hijo para ver si había derramado el zumo que se estaba tomando, pero al ver que no, se dio cuenta de que solo podía ser una cosa.

–¡Ah, otra vez no! – Habló Julia respirando profundamente pensando en otro parto natural en el lugar menos apropiado, entonces todo se giraron para verla.

–Hija, no me digas…

–¡Sí Diego sí, ya viene el conejito! – Exclamó Julia y Iker comenzó a palmear las manitas.

–¡¡Nanito, nanito, nanito!! – Repetía Iker con entusiasmo refiriéndose a su hermanito.

Todos los que iban en el coche de Diego se volvieron locos en apenas unos segundos por la llegada imprevista del bebé, porque el pequeño de la familia Torres había decidido nacer justamente en una noche de final de la Champions. 

Las calles estaban hechas un verdadero caos aquel día por el partido, entonces Diego llamó a Felipe para avisarle que se llevaban a Julia directo al hospital, porque su nieto estaba en camino.

Kelly y Felipe iban en el Ferrari siguiendo el coche de Diego y los dos se quedaron muy boquiabiertos después de escuchar que Julia había roto aguas.

 Felipe vio cuando Diego giró el coche para ir al hospital y pensó en seguirlo, pero se quedó pensativo mirando el autobús donde iba Hugo con el equipo, porque no había forma de avisarlo, entonces Felipe decidió hacer una locura.

–¿Lipe que es lo que vas a hacer? – Preguntó Kelly con ansiedad al ver que Felipe no seguía el coche de Diego, donde estaba Julia. 

–Tengo que avisar a Hugo, él no puede perderse el nacimiento de su hijo. –Respondió Felipe apretando el claxon de su coche frenéticamente, para que los aficionados se apararán del camino y cuando encontró una brecha en la carretera adelantó el autobús del equipo.

Felipe hizo una maniobra aprovechando que el autobús iba lento y paró su Ferrari delante del autobús para detener su paso. 

Todos los jugadores se quedaron estupefactos viendo la maniobra que había hecho el dueño del Ferrari y hasta Hugo lo miraba intrigado, porque sabía de quien era aquel coche. Entonces Felipe se quitó el cinturón y sacó la mitad de su cuerpo por la ventana.

–¡¿TE HAS VUELTO LOCO LIPE?! – Gritó Hugo con expectación viendo a su mejor en medio de aquella calle repleta de aficionados.

–¡EL QUE ESTÁ A PUNTO DE VOLVERSE LOCO ERES TÚ, PORQUE TU HIJO VA A NACER, TU

MUJER VA DE CAMINO AL HOSPITAL, ¡ASÍ QUE BAJA DE UNA VEZ SI NO QUIERES PERDER EL NACIMIENTO DE ESTE TAMBIÉN! – Gritó Felipe riéndose al ver como su mejor amigo perdía el color, quedándose en estado de shock hasta que Sergio le dio un manotazo en la cabeza para sacarlo de su aturdimiento.

–Mi hijo…mi hijo… ¡¡¡mi hijo va a nacer!!! – Exclamó Hugo saliendo a prisas del autobús para montarse en el Ferrari de Felipe.

Felipe manejó a toda velocidad por la misma carretera en la que se había ido Diego y no tardaron en alcanzarlos.

 Hugo tenía su corazón apretado por la ansiedad y las ganas de estar con Julia en el aquel momento. Cuando Felipe se acercó con seguridad al coche de Diego, María Eugenia bajó la ventana para que Julia pudiese ver a Hugo mientras que comenzaba a sentir las contracciones.

–¡¡¡TE AAAAAAMO!!! – Gritó Hugo al ver a Julia y ella comenzó a sonreír respirando profundamente. – ¡¡ERES MARAVILLOSA MI AMOR, VERÁS QUE TODO SALDRÁ BIEN!!! – Hugo gritaba para darle apoyó hasta que Felipe aceleró el coche para llegar antes que ellos y así tener todo preparado para Julia.

Cuando Julia llegó al hospital Hugo estaba allí para recibirla, todavía iba vestido con el uniforme de su equipo, pero no le importaba nada más que no fuese su mujer y el pequeño que estaba a punto de nacer.

Hugo entró con Julia al paritorio mientras que los demás se quedaron en la sala de espera para aguardar la llegada del pequeño de los Torres. Después de un rato apareció Abraham, ya que le habían informado de la situación, pero había llegado tarde porque Kelly le había pedido que la llevase algo de comer. 

Cuando Abraham llegó al hospital le entregó a Kelly lo que le había pedido, pero cuando la chica abrió el bocadillo que Abraham la había comprado sintió su estómago revolverse a penas con el olor, entonces corrió a la basurera que tenía más cerca y Felipe la siguió asustado, poniéndose detrás de su esposa para sujétale el cabello mientras que los demás miraban aquella escena estupefactos. 

Aurora inmediatamente se fue a buscar una botellita de agua para Kelly mientras que Felipe pasaba la mano por su frente preocupado, preguntándose que le había pasado.

–¿Estás bien amor? – Preguntó Felipe angustiado y Kelly asintió mientras que agarraba la botella de agua que le estaba entregando su madre.

–Sí, creo que comí algo que no me ha sentado bien. – Contestó Kelly un poco mareada y Felipe la envolvió en sus brazos.

–¡No cariño, eso que has comido te ha sentado muy bien! – Exclamó Aurora mirando a su hija y María Eugenia que se acercó a ellas.

–¡Qué alguien avise al doctor porque en unos meses volveremos a estar aquí! – Exclamó Mercedes riéndose y Felipe miró a Kelly con expectación.

–¿Es posible nena, estás embarazada? – Preguntó Felipe con ansiedad y Kelly se mordió los labios mirándolo.–Pero, ¿Cómo es posible si llevabas un DIU puesto?

–Pues porque eres un animal y creo que tantas posturas raras el DIU se ha movido, así que en la última revisión decidí quitármelo. – Contestó Kelly haciendo un puchero.– Pero no imaginé que me quedaría embarazada tan rápido. – Murmuró pensando que tenía todos los síntomas, eso sin contar el retraso que tenía, pero Kelly había decidido esperar un poco más antes de hacerse una prueba.

–¿Tan poca fe tienes en mi mujer? – Preguntó Felipe fingiendo estar ofendido, después abrazó a su esposa, deseando que fuera cierto y la confirmación llegó una hora más tarde después de tres test de embarazo. 

Todos estaban celebrando la noticia del nuevo bebé en camino cuando una enfermera informó que Julia ya había dado a luz, entonces la felicidad se multiplicó para todos e incluso Iker saltaba de alegría por el nacimiento de su hermanito.

Hugo no dejaba de dejar varios besos en la cabeza de su esposa que estaba exhausta después de haber enfrentado otro parto natural. 

–Eres la mujer más valiente del mundo, eres increíble bebé y has hecho un gran trabajo. – Murmuró Hugo acariciando el rostro de su esposa mientras que el pequeño bebecito berreaba en los brazos de su madre y Hugo comenzó a llorar mirándolo.

–Es precioso Hugo, nuestro bebé es una cosita arrugada muy hermosa. – Habló Julia entre lágrimas viendo como su bebé agarraba su dedo con fuerza. – ¡Tremendo golazo metiste en esta portería Hugo Torres!

–Nuestro pequeño Kai, Kai Torres. Mi hijo que ha decidido darnos la alegría de nacer en la final de una Champions. – Habló Hugo orgulloso dando un beso en la cabecita de su bebé.

–Es el nacimiento digno de una futura estrella del fútbol. – Contestó Julia delineando la carita de Kai mientras que Hugo limpiaba el sudor de su frente con una toalla que le había entregado una enfermera.

–Dos posibles grandes estrellas del fútbol. – Habló Hugo sin poder dejar de sonreír. 

–Recuerda que uno de ellos puede decidir seguir el camino de su abuela y ser el nuevo Duque de Lugo. – Aclaró Julia y Hugo asintió, recordando las obligaciones que tenía su hijo, por ser el primogénito de Julia.

– Independiente de lo que elijan ser nuestros hijos, creo que el futuro nos reserva grandes aventuras bebé. – Murmuró Hugo y Julia miró directamente a los ojos del hombre que tanto amaba.

–Todo es una aventura cuando se trata de nosotros Torres, y estoy loca por vivir todo lo que la vida tiene reservado para nosotros.

–¿Juntos siempre? – Preguntó Hugo recogiendo una lágrima de la mejilla de su esposa.

–Juntos siempre mi campeón.

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