Kelly y Julia estaban pasando una mañana maravillosa haciendo el recorrido por la bodega con los niños mientras que las abuelas estaban en la piscina del hotel intentando consumir toda la reserva de vino que había en la Bodega El Esteco, localizada en el pequeño pueblo de Cafayate al norte de Argentina.
–¡Después de conocer este lugar tengo algo muy claro en mi vida, quiero un viñedo! – Exclamó Kelly mirando alrededor y Julia comenzó a reírse mirándola.
–Pues no lo digas cerca de Felipe, porque estoy segura de que si él llegar a enterarse de este deseo tuyo, no tardará en concedértelo. – Contestó Julia girando la cabeza para ver a los niños que iban caminando delante de ellas dados de la mano. – Hablando de Felipe, ¿Cómo lo lleváis? – Preguntó con curiosidad y Kelly se encogió de hombros con una sonrisa tímida.
–Nos amamos y jamás dejaremos de hacerlo y esto es algo que tenemos muy claro, pero de momento nos estamos dedicando a penas a disfrutar juntos de nuestra ZoZo. – Contestó Kelly mirando a su hija con ternura. – Algunas veces hasta dormimos en la misma cama, pero con la princesa entre nosotros. – Habló sonriendo, pensando en cómo Zoe se queda dormida con facilidad en los brazos de su padre. – Felipe se está tomando muy enserio su recuperación y no quiere dar el siguiente paso hasta no estar seguro de que seremos capaces de amarnos de la manera más sana posible.
–¿Pero no menos loca, no? – Preguntó Julia y Kelly se agarró del brazo de amiga sonriendo con malicia.
–Eso jamás, lo más emocionante de nuestras historias es todo el amor y la locura que existe en ellas. – Murmuró Kelly mientras que las dos se miraban y cuando miraron hacia adelante los niños no estaban. –¿Julia dónde están los niños? – Preguntó Kelly asustada mirando de un lado a otro, entonces las dos amigas comenzaron a buscarlos por el viñedo asustadas.
–¡¡IKER, IKER, ¿CARIÑO DONDE ESTÁS?!!– Gritó Julia angustiada corriendo por el viñedo al lado de Kelly que hacía lo mismo que ella, llamando a Zoe.
–¡¡¡Zozo mi vida, ven aquí tengo tu PIU, PIU, PIU!!! – Gritó Kelly refiriéndose a la pistolita de agua de su hija. –¡¡ZOEEE!! – Gritó desesperada cuando de repente comenzaron a escuchar la risa de los niños y la vocecita de Iker que parecía estar contento mientras que decía.
–¡¡PAPI, PAPI, PAPI!! – Repetía Iker una y otra vez con alegría, entonces las dos siguieron la voz del niño y los encontraron en medio del viñedo en los brazos de sus padres que se giraron para mirarlas mientras sonreían.
–¡Hugo!
–¡Lipe! – Exclamó Kelly acercándose a ellos y Felipe la miró haciendo un puchero mientras que Zoe saltaba en los brazos de su padre muy contenta.
–¿Se puede saber que están haciendo aquí? – Preguntó Julia sorprendida mirando a los dos que se miraron compartiendo una sonrisa traviesa.
–No existe inauguración o temporada de fútbol capaz de mantenernos alejados de nuestras familias. – Respondió Felipe con seguridad y las dos chicas los miraron con las manos en las cinturas.
–Así es, aunque debo regresar a en una semana para el primer partido de la selección este año. – Avisó Hugo y Julia se acercó a él sonriendo con condescendencia, porque en el fondo estaba muy feliz de tenerlo allí con ellos.
–Además, que no conocemos casi nada en Argentina. – Murmuró Felipe mirando a Kelly poniendo ojitos y ella lo miró con ternura.
–Pues entonces haremos un pequeño tour para que puedan ver lo maravilloso que es nuestro país. – Habló Julia con entusiasmo mirando a su mejor amiga con curiosidad, y los niños gritaban animados agarrados del cuello de sus padres.
Todos habían pasado un día maravilloso visitando el pueblo de Cafayate con los pequeños, disfrutando de aquel precioso momento en familia. Algunas veces Kelly y Julia veían como Hugo y Felipe las miraban embelesados, porque ninguno de los dos se podía creer que después de tanto sufrimiento, malentendidos y desencuentros, por fin estaban juntos siguiendo el camino hacia la felicidad.
Durante la noche las abuelas se habían ofrecido a cuidar a los niños para que las parejas tuviesen algo de tiempo de estar a solas. Hugo se llevó a Julia directo a la habitación con la excusa de que no debían desaprovechar la oportunidad de fabricar otro conejito en Argentina, ya Felipe y Kelly habían decidido aprovechar el tiempo para pasear por el viñedo de noche mientras que se tomaban una copa de vino, para hablar un poco sobre ellos.
Cuando estaba muy lejos de todo, perdidos en alguna parte del viñedo, Kelly tropezó y su copa de vino se derramó en la camiseta blanca que llevaba puesta.
Felipe realmente quería ir con calma y hacer las cosas bien, pero aquella camiseta que se había transparentado con el vino no le ayudó a mantener su autocontrol, así que Felipe no se resistió a chupar los pezones de Kelly sintiendo el sabor del vino que había en ellos.
Felipe sabía que estaban solos así que decidió utilizar lo que quedaba de su copa de vino para hacer algo de provecho con ella.
Felipe le quitó el pantalón y las bragas que Kelly llevaba puestas y mojó su sexo con la copa de vino para deleitarse con sus mojados y deliciosos pliegues, llevándola al delirio.
La pareja aprovechó la oscuridad de la noche para hacer el amor en medio del viñedo a escondidas, como si fuesen dos adolescentes sin importarse con nada.
Entonces en aquel momento Felipe decidió que ella era la mujer de su vida y que quería que lo fuese de forma oficial, porque sabía que de nada le serviría curarse si no pudiera tener a su mujer en su vida.
Ya en la habitación del hotel, Hugo estaba acostado en su cama completamente desnudo y exhausto después de la intensa “fabricación” a la que se habían entregado Julia y él.
Hugo estiró la mano buscando a Julia y levantó la cabeza abriendo los ojos al sentir que estaba solo en la cama y cuando se giró para buscarla, la encontró cerca de la ventana completamente desnuda mientras que la luz de la luna iluminaba todo su cuerpo, entonces Hugo suspiró viendo lo hermosa que era su mujer.
–Deja de mirarla o terminarás muerta de la envidia. – Susurró Hugo y Julia giró la cabeza para verlo.
–¿Estás diciendo que envidio a la Luna, Torres? – Preguntó Julia mirándolo con curiosidad.
–No, se lo digo a la Luna, porque debe ser difícil para ella ver como una mujer tan bella como tú es capaz de acaparar todo su brillo. – Murmuró Hugo y después se levantó de la cama desnudo para abrazarla por detrás y apoyó la barbilla sobre el hombro de Julia que llevó una mano a su rostro para acariciarlo.
–Me siento completa ahora. – Suspiró Julia haciendo sonreír a Hugo, porque él se sentía igual. – Estoy con el amor de mi vida, tenemos un niño hermoso y…–Julia agarró la mano de Hugo y la deslizó por su vientre, dejándolo desconcertado. – Ahora estamos esperando a otro lindo conejito. – Habló mordiéndose el labio inferior y Hugo la giró para mirarla con un brillo en sus ojos.
–Amor crees que ya te has quedado embarazada con lo que acabamos de hacer, ¿no es necesario esperar un poco más para estar seguros? – Preguntó Hugo con expectación y Julia lo miró con ternura.
–Este conejito lleva en su hornito. – Acarició su vientre mirando a Hugo. – Desde que fuimos a Portugal.
–Pero ¿y las pastillas bebé? – Preguntó Hugo emocionado y Julia se llevó una mano a la boca para callar una risita traviesa.
–Las tiré al mar en Algarve. – Contestó Julia y Hugo empezó a llenarla de besos, después la levantó en sus brazos para llevarla de vuelta a la cama, donde repartió varios besos por su vientre y fue subiendo hasta llegar a boca para besarla. –¡Cásate conmigo Julia!
–¿Hugo me estás pidiendo que me case contigo aquí, desnudos en esta cama? – Preguntó Julia impresionada por aquel sorprendente pedido.
–Una vez te pedí que te casarás conmigo y grité mi amor por ti en medio de uno de los estadios de fútbol más conocidos del mundo, delante de millones de personas, pero cuando más me necesitaste no estuve ahí para apoyarte, para demostrarte a ti, lo mucho que te amaba, así que ahora solo me importas tú, y hacerte saber cada día lo mucho que te amo y que eres la única mujer para mí en este mundo. – Habló con tanta seguridad que Julia comenzó a llorar por la emoción. – ¿Quieres casarte conmigo, aguantar mis locuras y lo impulsivo que soy por el resto de tu vida? – Preguntó esperanzado, mirándola directamente a los ojos con una mano sobre su vientre.
–Sí, acepto porque amo cada una de tus locuras, Hugo Torres, ¡¡y porque no soy capaz de imaginar mi vida sin ti!!
Julia aceptó aquella propuesta de matrimonio sin imaginarse que en la habitación del al lado los gritos de su mejor amiga retumbaban entre las cuatro paredes volviendo loco a Felipe, de placer y de felicidad por contestar a la misma pregunta.
–¡¡SÍ…¡¡OH SÍ¡¡SÍ, SÍ Y SÍ MIL VECES SÍ!! – Gritó Kelly mientras que montaba a Felipe con ímpetu disfrutando de estar completamente unida a él.
–Ahhh, ¿Sí que está muy bueno …Ohh… o sí que aceptas casarte conmigo? – Preguntó Felipe dándose cuenta de que no había remedio para la intensidad de aquel amor y Kelly agarró el rostro de Felipe entre sus manos viendo lo bañado que estaba en sudor.
–¡¡¡Los dos, que esto está increíble y que acepto casarme contigo!!! – Contestó Kelly con vehemencia jadeando y Felipe sonrió mirándola. –Te amo Felipe, cada pedacito de mí se muere de amor y deseo por ti.
–Te amo Kelly, te amo, te amo, te amo…Dios no sabes cuanto te amo Kelly Dumas, me tienes completamente rendido a tus pies. – Contestó mientras que llenaba la boca de su mujer de besos. – Estas hecha para mí, nena. – Entonces la levantó para ponerla en cuatro volviendo a penetrarla.
–¡Eres mi maldit* alma gemela Felipe De Oliveira! – Murmuró Kelly gimiendo de placer y los dos se entregaron a las llamas de su tan adorado infierno, dispuestos a vivir ardiendo en ellas por el resto de sus vidas.
Durante la mañana siguiente Hugo y Felipe se encontraron en el restaurante del hotel, porque ambos habían enviado un mensaje el uno al otro, diciendo que necesitaban hablar sobre algo importante.
–¡Habla tú primero Lipe! – Pidió Hugo tomando un sorbo de su café y Felipe negó.
–No hermano, él que tiene el corazón débil aquí eres tú, así que habla tú primero. – Lo animó Felipe y se ganó una mirada de reproche cuando mencionó lo del corazón de Hugo y comenzó a reírse.
–Insisto…
–No, de ninguna manera Hugo, tú primero.
–Qué no, hombre, que cuentes lo tuyo primero.
Los dos se miraron dándose cuenta de que ninguno cedería, entonces decidieron soltar a la vez.
–¡¡ME CASO!! – Exclamaron Hugo y Felipe a unísono y después se quedaron boquiabiertos.
–¡¡Es oficial, estas dos nos tienen cogidos por los huevos, estamos enamorados perdidos por ellas!! – Bromeó Hugo y los dos empezaron a reírse
–No me lo puedo creer, hermano, vamos a casarnos con las mujeres de nuestras vidas. – Habló Felipe maravillado por saber que tanto él como su mejor amigo estaban realizando el mismo sueño, entonces se abrazaron emocionados.
–Deben estar muy locas para que aceptar casarse con dos locos como nosotros dos y tan brutos. – Habló Hugo riéndose con Felipe, pero después de unos segundos la sonrisa de los dos se borró.
–Hugo, ¿y si deciden cambiar de idea? – Preguntó Felipe pensativo y Hugo se preocupó, porque por miedo a que las chicas decidieran entrar en razón.
–Si no les damos tiempo para pensar, no cambiarán de opinión. – Se aventuró Hugo y los dos sonriendo con malicia mirándose, después se salieron corriendo casi tropezándose por donde pasaban por0que tenían apenas unas horas para hacer un par de llamadas y organizar el día más feliz de sus vidas.